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¿Cómo cultivar hierbas aromáticas?

Las hierbas aromáticas son plantas versátiles y beneficiosas que enriquecen la cocina y se adaptan bien a diversos entornos de cultivo. Tenga en cuenta estos consejos.

La  Huerta
29 de agosto de 2024 - 01:00 a. m.
Imagen de referencia.
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Foto: Pixabay

El cultivo de hierbas aromáticas en casa es una opción accesible y gratificante, incluso para aquellos con espacio limitado, pues son plantas versátiles que se adaptan fácilmente a diversos entornos, ya sea en macetas en un balcón, jardineras en la ventana o en un pequeño rincón del jardín. Además, son relativamente resistentes a enfermedades, requieren pocos cuidados y no necesitan pesticidas, lo que las convierte en una opción ideal para principiantes.

Se trata de plantas cuyas hojas, tallos, flores o semillas que contienen aceites esenciales que les confieren aromas y sabores característicos. Estas plantas se utilizan principalmente en la cocina para realzar el sabor de los alimentos y bebidas, pero también tienen aplicaciones en medicina tradicional, cosmética y aromaterapia.

Se agrupan principalmente en tres familias botánicas:

  • Aliáceas: Esta familia abarca alrededor de 800 especies en 15 géneros, siendo el género Allium el más destacado y de mayor importancia económica al ser usado en la cocina y en la medicina. Y es que especies como el cebollín contienen compuestos orgánicos de azufre, que les otorgan sus aromas y sabores y propiedades características.
  • Apiáceas: Esta familia de plantas incluye alrededor de 3.700 especies repartidas en 434 géneros. Predominantemente herbáceas, muchas destacan por sus aceites esenciales, que les confieren un aroma especial, siendo valiosas en la cocina. Entre las más conocidas están la zanahoria, el apio, el hinojo, el perejil, el cilantro y el eneldo.
  • Lamiáceas: esta familia de plantas incluye unas 7.000 especies repartidas en 230 géneros, muchas de las cuales son aromáticas gracias a sus glándulas productoras de aceites esenciales. Además de hierbas culinarias como la menta, el orégano, el tomillo, el romero, la albahaca y la salvia, también comprende plantas ornamentales y algunas especies utilizadas para madera.

La Huerta consultó a Frank García, docente de ingeniería ambiental en la Universidad ECCI, para explicar cuál es la mejor forma de cultivar hierbas aromáticas. Estos son sus consejos:

Cuidados

Luz y humedad, un factor importante

La luz es el factor más crítico para el crecimiento saludable de las hierbas aromáticas, puesto que la mayoría de estas plantas requieren una exposición abundante al sol, idealmente entre 6 y 8 horas de luz solar directa al día para su desarrollo óptimo. Esta necesidad de luz intensa se debe a que muchas hierbas aromáticas evolucionaron en regiones mediterráneas y tropicales, donde la luz solar es abundante. Sin embargo, algunas variedades como la menta o el cilantro pueden tolerar sombra parcial.

Según el docente, la temperatura óptima varía según la especie, lo que permite cultivar una amplia gama de hierbas en diferentes climas. Algunos ejemplos son:

  • La albahaca, originaria de regiones cálidas, prospera en temperaturas entre 18°C y 30°C. Su preferencia por el calor se evidencia en su rápido crecimiento durante los meses de verano y su susceptibilidad a las heladas.
  • Hierbas como el romero y la menta muestran mayor tolerancia a temperaturas más frescas, aunque se desarrollan mejor en un rango de 15°C a 25°C. El romero, nativo de la región mediterránea, puede soportar breves períodos de frío e incluso ligeras heladas, lo que lo hace ideal para jardines en climas templados. Por otro lado, a menta, con su versatilidad climática, puede adaptarse a temperaturas más bajas, pero crece con mayor vigor en condiciones moderadas.
  • Otras hierbas como el tomillo y el orégano son conocidas por su resistencia y pueden tolerar un rango más amplio de temperaturas, desde 10°C hasta 30°C.

La humedad es otro factor crucial, pero requiere un equilibrio delicado. Las hierbas aromáticas generalmente prefieren un ambiente con humedad moderada. “Es importante evitar tanto la sequedad extrema como el exceso de agua. Un suelo bien drenado y un riego consistente, pero no excesivo son claves para mantener este equilibrio”, afirma el docente.

Suelo y riego, los mejores aliados

Para garantizar un crecimiento óptimo de las hierbas aromáticas, es fundamental proporcionar un sustrato que ofrezca tanto un buen drenaje como una retención adecuada de nutrientes. El ideal debería componerse de los siguientes elementos:

  • Base principal: Tierra para macetas de alta calidad, que sirve como fundamento nutritivo.
  • Material de drenaje: “A esta base se le añade un 20-30% de perlita o arena gruesa. Este componente adicional juega un papel significativo en la mejora del drenaje, ya que la perlita, con su estructura porosa, o la arena gruesa, con sus partículas de mayor tamaño, crean espacios de aire en el sustrato. Estos espacios permiten que el agua fluya libremente a través del medio de cultivo, evitando así el encharcamiento que podría provocar la pudrición de las raíces, un problema común y potencialmente fatal para muchas plantas herbáceas”, dice García.
  • Enriquecimiento del suelo: El compost es altamente recomendado para mejorar los nutrientes del suelo, ya que ofrece múltiples beneficios. Según el docente, este contribuye a mejorar la capacidad del suelo para retener nutrientes, asegurando un suministro constante de elementos esenciales para el crecimiento de las plantas. Además, fomenta la actividad microbiana en la rizosfera, la zona que rodea las raíces, creando un ecosistema saludable. Esta actividad microbiana no solo descompone la materia orgánica, liberando más nutrientes, sino que también fortalece la resistencia de las plantas frente a ciertas enfermedades.

En cuanto al riego, es particularmente útil es agrupar las plantas según sus exigencias de agua, pues permite adaptar el suministro de este líquido a las necesidades específicas de cada grupo, evitando el desperdicio y asegurando que todas las plantas reciban la cantidad adecuada de agua para su desarrollo óptimo.

Para lograr un uso eficiente del agua en el cultivo de hierbas aromáticas, el docente recomiendan diversas técnicas:.

  • Riego por goteo: Este destaca como uno de los más efectivas, ya que proporciona agua directamente a la zona de raíces de manera lenta y constante lo que reduce significativamente el desperdicio de agua por evaporación, asegura una distribución uniforme que previene el encharcamiento, y disminuye el riesgo de enfermedades foliares al evitar mojar las hojas.
  • Las macetas autorriego: Estas están especialmente adecuadas para balcones y terrazas urbanas, ya que están equipadas con un depósito de agua integrado, el cual ofrecen un suministro constante de agua según las necesidades específicas de cada planta. Sus beneficios incluyen la reducción de la frecuencia de riego, lo que las hace ideales para personas con poco tiempo, y la prevención del estrés hídrico en las plantas aromáticas.

“Estos métodos permiten una distribución lenta y uniforme del agua, asegurando que las plantas reciban la cantidad adecuada sin desperdiciar este valioso recurso. Además, otro método puede ser el de la recolección de agua de lluvia, pues no solo es una práctica sostenible, sino que también beneficia a las plantas debido a su baja concentración de sales, lo que favorece un crecimiento más saludable”, dice el docente

Cuide la ubicación

La calidad del aire es un factor crítico en el cultivo de hierbas aromáticas, particularmente en entornos urbanos. Esto se debe a que los contaminantes atmosféricos pueden acumularse en las hojas de las plantas, obstaculizando el proceso esencial de la fotosíntesis y comprometiendo su salud general. Por ello, según García, para mitigar estos efectos negativos, se recomienda cultivar hierbas aromáticas en espacios elevados y protegidos como balcones o terrazas, donde el aire tiende a ser más limpio y la exposición a contaminantes directos es menor.

Y es que algunas especies de hierbas aromáticas, como el romero y la lavanda, destacan por su sensibilidad a esta contaminación, ya que estas plantas pueden manifestar signos visibles de estrés, como decoloración de las hojas o crecimiento retardado, cuando están expuestas a niveles elevados de contaminantes.

“No todas las hierbas son adecuadas para el cultivo en interior, por lo que es importante enfocarse en las variedades más resistentes y adaptables. Entre las opciones más recomendadas se encuentran el cebollino, la menta y el perejil. Estas tres especies son conocidas por su capacidad de prosperar en ambientes de interior, adaptándose a condiciones de luz y humedad menos ideales que las encontradas al aire libre”, dice el docente.

Plagas, varios consejos para combatirlas.

Según García, muchas especies de hierbas aromáticas actúan como barreras naturales contra plagas, reduciendo la necesidad de pesticidas químicos. Además, su naturaleza perenne las hace altamente eficientes en el uso de recursos, requiriendo menos agua y fertilizantes a lo largo del tiempo en comparación con cultivos anuales, lo que las convierte en una opción excelente para prácticas de jardinería y agricultura más sostenibles y respetuosas con el medio ambiente.

Por ello, para controlar las posibles plagas que pueda tener en su huerta, siga estos métodos orgánicos:

  • Aceites esenciales: El aceite de neem destaca por su eficacia como insecticida natural. Rico en azadiractina, este aceite interfiere con el ciclo de vida de muchos insectos perjudiciales sin afectar a las plantas ni a los insectos beneficiosos.
  • Control biológico: La introducción de depredadores naturales, como las mariquitas, representa una estrategia eficaz para combatir plagas como los pulgones. Estos pequeños escarabajos pueden consumir grandes cantidades de insectos dañinos, manteniendo así un equilibrio ecológico en el jardín.
  • Plantas compañeras: La caléndula, conocida por sus propiedades repelentes, puede plantarse estratégicamente alrededor de las hierbas aromáticas, ya que sus flores brillantes ayudan a disuadir ciertas plagas.
  • Repelentes caseros: Un spray elaborado con ajo y chile puede ser muy efectivo. Este preparado natural actúa como un potente repelente para una variedad de insectos, sin dejar residuos químicos nocivos en las plantas.

Recomendaciones

Las hierbas aromáticas desempeñan un papel crucial en la ecología y la agricultura sostenible, pues estas plantas versátiles no solo enriquecen nuestra cocina, sino que también proporcionan beneficios ambientales significativos. Sus flores coloridas y aromáticas atraen una diversidad de polinizadores, fortaleciendo así los ecosistemas locales y a medida que sus hojas y raíces se descomponen, enriquecen el suelo con nutrientes esenciales, mejorando su estructura y fertilidad”, afirma García.

Por eso tenga en cuenta estos consejos:

  1. La poda regular es una técnica eficaz para estimular el crecimiento lateral de las hierbas aromáticas, resultando en plantas más densas y frondosas. En aromáticas anuales es fundamental al final de la temporada, justo después de la floración, además, eliminar las flores marchitas ayuda a revitalizar la planta y promueve un crecimiento más vigoroso en la siguiente temporada.
  2. Para el cultivo en interiores, el uso de luces de crecimiento LED con espectro ajustable puede compensar la falta de luz natural. Estas luces permiten simular las condiciones óptimas de iluminación, promoviendo un crecimiento saludable incluso en espacios con poca luz solar directa.
  3. La rotación de cultivos, alternando hierbas aromáticas con leguminosas como guisantes o frijoles, puede enriquecer el suelo con nitrógeno. Esta práctica no solo mejora la fertilidad del suelo, sino que también ayuda a reducir la presión de plagas y enfermedades.
  4. Para el cultivo en espacios urbanos limitados, las macetas son una excelente opción. Opte por macetas de barro, ya que facilitan la evaporación del exceso de agua, un factor crucial para la salud de las hierbas aromáticas.
  5. Cosechar regularmente pequeñas cantidades de la planta aromática no solo proporciona hierbas frescas para los platos, sino que también estimula su crecimiento. Esta práctica, realizada con moderación, fomenta la producción de nuevos brotes y mantiene la planta saludable y productiva.

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