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¿Cómo proteger su cultivo del frío?

Los signos tempranos de daño por frío pueden variar dependiendo del tipo de planta y la intensidad de la exposición a las bajas temperaturas. Sin embargo aquí le decimos como cuidar su cultivo o huerta con diferentes técnicas.

La  Huerta
31 de mayo de 2024 - 11:53 p. m.
El cambio climático genera fluctuaciones más extremas de temperatura, incluyendo olas de frío intensas y heladas más recurrentes.
El cambio climático genera fluctuaciones más extremas de temperatura, incluyendo olas de frío intensas y heladas más recurrentes.
Foto: Freepick - wirestock

Durante las épocas de frío, los cultivos y huertas se enfrentan a condiciones adversas que pueden comprometer su rendimiento e incluso generar pérdidas significativas. Las bajas temperaturas, las heladas y las fuertes nevadas pueden dañar las plantas, retrasar su crecimiento y, en casos extremos, provocar su muerte.

Sin embargo, existen diversas estrategias y técnicas que los agricultores pueden implementar para proteger sus plantaciones y garantizar una cosecha abundante durante estos períodos desafiantes. Por esta razón, en La Huerta nos hemos encargado de simplificar esta tarea para usted, al consultar con un ingeniero ambiental sobre las mejores maneras de cuidar su cultivo.

¿Qué debe tener en cuenta?

Antes de abordar cómo proteger un cultivo de una helada, es crucial comprender que hay diferentes tipos de ella:

  • Las heladas de radiación: son más comunes y ocurren en noches despejadas, calmadas y con inversión de temperatura (aumenta con la altura). Se producen por la pérdida neta de energía por radiación desde la superficie hacia el cielo durante la noche. Pueden ser “heladas blancas” si se deposita escarcha o “negras”, que se caracterizan por la ausencia de humedad, lo que permite que la temperatura descienda por debajo de los 0°C sin formación de hielo visible, desencadenando respuestas más dramáticas y dañinas en los cultivos. La Sabana de Bogotá es una región propensa a experimentar este tipo de heladas por radiación con relativa frecuencia.
  • Las heladas de advección: están asociadas a la llegada de masas de aire frío que desplazan al aire más cálido presente en un área determinada. Estas heladas son usuales en la sabana cundiboyacense y se caracterizan por presentar condiciones de nubosidad, vientos de moderados a fuertes, ausencia de inversión de temperatura y baja humedad atmosférica. A diferencia de las heladas de radiación, las temperaturas tienden a descender por debajo de los 0°C y permanecer así durante todo el día. Estas heladas advectivas ocurren con mayor frecuencia durante los períodos de diciembre a marzo y de junio a agosto en la región.

Germán Alfonso Castro Pinto, docente de Ingeniería Ambiental de la universidad ECCI dice que “Los signos tempranos de daño por frío en las plantas pueden variar según el tipo de planta y la intensidad de la exposición al frío, pero generalmente incluyen decoloración de las hojas (volviéndose amarillas, pálidas o blancas en los bordes debido al estrés por frío), marchitamiento de las hojas (enrollándose como medida de protección), necrosis (manchas negras en hojas o tallos indicando muerte del tejido), retraso en el crecimiento (crecimiento lento o detenido temporalmente), y daños en brotes y yemas (viéndose blandos y marchitos si están expuestos a temperaturas extremas).”

Por ello aclara que los cultivos más susceptibles a daños por heladas son generalmente aquellos propios de climas cálidos y hay que estar pendientes de ellos, ya que no han desarrollado mecanismos de adaptación a las bajas temperaturas. Entre estos se encuentran los cítricos, las frutas tropicales, hortalizas como tomates, pimientos, pepinos, cultivos de hojas, así como flores delicadas como rosas y tulipanes, ampliamente cultivadas en la Sabana de Bogotá.

Por otro lado, los cultivos más resistentes a las heladas son aquellos que han evolucionado adaptaciones para tolerar el frío, o que son típicos de climas más fríos. Algunos ejemplos son los cereales de invierno como trigo, cebada y centeno; legumbres, crucíferas como coles, tubérculos como papas y hierbas perennes resistentes como romero, tomillo y sábila.

Sin embargo, destaca que: “Se debe tener en cuenta que el nivel de resistencia a las heladas puede variar dentro de un mismo cultivo, dependiendo de factores específicos como la variedad, las condiciones ambientales locales y el momento del año en que se produzca la helada. Algunas etapas fenológicas, como la floración o la fructificación, pueden ser particularmente sensibles al frío”

Entonces, ¿cómo cuido los cultivos?

Dependerá de ciertos factores. Sin embargo, el docente Germán Castro da diferentes técnicas para que pueda cuidarlos.

Coberturas plásticas: Las coberturas plásticas y los túneles bajos son herramientas muy útiles en la agricultura, ya que ofrecen diferentes beneficios:

  • Protección contra heladas: Al cubrir los cultivos durante las noches frías, el plástico retiene el calor del suelo y crea un microclima cálido alrededor de las plantas, evitando daños por heladas.
  • Barrera contra insectos y plagas: Estas coberturas actúan como una barrera física que dificulta el acceso de insectos y plagas a los cultivos, protegiéndolos de manera efectiva.
  • Extensión de la temporada de cultivo: Al proporcionar un ambiente más cálido y protegido, permiten a los agricultores extender la temporada de cultivo, alargando el período en el que las plantas pueden sobrevivir a temperaturas frías.
  • Reducción de la evaporación del agua: Durante períodos secos, las coberturas plásticas reducen la evaporación del agua en el suelo, actuando como una barrera que disminuye la exposición al viento y al sol directo. Además de la protección contra las inclemencias del tiempo, como el viento y las lluvias intensas, estas coberturas brindan múltiples beneficios que contribuyen a un cultivo más productivo y rentable.

Manejo del suelo

  • Labranza: El laboreo del suelo puede ayudar a romper la capa superficial compactada y promover una mejor circulación de aire y agua dentro del suelo, contribuyendo a mantener temperaturas más estables y reducir el riesgo de heladas.
  • Rotación de cultivos: La rotación de cultivos de temporada cálida con cultivos de temporada fría puede ayudar a diversificar el sistema de cultivo y reducir la exposición de los cultivos sensibles al frío durante períodos de temperaturas bajas.
  • Cobertura vegetal: Mantener una cobertura vegetal en el suelo durante todo el año puede ayudar a protegerlo contra la erosión, la compactación y a mantener una temperatura más estable, aislando el suelo y reduciendo la pérdida de calor.
  • Mejora de la estructura del suelo: Adicionar materia orgánica, como compost o estiércol, puede ayudar a mejorar la estructura del suelo y su capacidad de retener el calor, manteniendo temperaturas más estables y reduciendo el riesgo de daños por heladas.
  • Drenaje adecuado: Garantizar un buen drenaje puede ayudar a evitar la acumulación de agua en el suelo, lo que puede aumentar el riesgo de daños por heladas. La instalación de sistemas de drenaje o la selección de sitios de cultivo con un buen drenaje natural puede ser beneficioso.

Elección adecuada del sitio o cultivo: El docente aclara que se debe tener en cuenta el sitio donde se va a poner, es decir, una planificación ya realizada antes de cultivar, porque ello puede influir significativamente en la protección contra las heladas.

  • Topografía: Los campos de cultivo ubicados en áreas bajas como valles o depresiones tienden a ser propensos a las heladas debido a la acumulación de aire frío. Por otro lado, los campos en áreas más elevadas como laderas o mesetas pueden experimentar un flujo de aire más constante que reduce el riesgo de heladas.
  • Orientación: La orientación del campo de cultivo en relación con la trayectoria del sol y los vientos predominantes puede influir en la susceptibilidad a las heladas. Por ejemplo, los campos orientados al sur pueden recibir más luz solar durante el día y retener más calor, lo que ayuda a mitigar el riesgo de heladas durante la noche.
  • Proximidad a cuerpos de agua: Los cuerpos de agua como lagos, ríos y estanques tienen una mayor capacidad térmica que el suelo circundante, lo que significa que pueden retener el calor y moderar las temperaturas del aire cercano. Los campos de cultivo ubicados cerca de cuerpos de agua pueden beneficiarse de esta moderación térmica y experimentar menos heladas.
  • Sistemas de drenaje: Los campos de cultivo con un buen sistema de drenaje tienden a ser menos susceptibles a las heladas, ya que el agua estancada en el suelo puede enfriarse más rápidamente y aumentar los riesgos. Un buen drenaje permite que el agua se escurra rápidamente, lo que ayuda a mantener una temperatura más estable en el suelo.

Cobertores térmicos o mantas agrícolas:

“Estos son materiales ligeros y permeables que se colocan sobre los cultivos para protegerlos del frío. Están hechos de un material polimérico como polipropileno o poliéster no tejido, lo cual los hace lo suficientemente livianos para no dañar las plantas y, al mismo tiempo, proporciona un aislamiento térmico. Además, ofrecen protección contra el viento, al conformar una barrera física que reduce la pérdida de calor por convección. Asimismo, crean microclimas favorables alrededor de las plantas, donde la temperatura y la humedad son más estables, protegiéndolas de las heladas y bajas temperaturas nocturnas” aclara el experto.

Invernadero: Los invernaderos deben estar diseñados para minimizar la pérdida de calor y maximizar la retención de calor, con el fin de proteger las plantas. Algunas alternativas adecuadas son:

  • Invernaderos de policarbonato: El policarbonato es un material plástico con excelentes propiedades aislantes y resistente a impactos. Presenta buena retención de calor, protección contra el frío extremo, durabilidad, resistencia a la intemperie y transmisión de luz difusa que evita quemaduras solares en las plantas.
  • Invernaderos de vidrio doble o triple: Proporcionan un excelente aislamiento térmico, alta retención de calor, gran durabilidad, longevidad y excelente transmisión de luz. Además, son estéticamente atractivos.
  • Invernaderos de polietileno inflable: El polietileno ofrece buena retención de calor debido a la capa de aire que actúa como aislante. Es relativamente económico, fácil de instalar y mantener, con buena flexibilidad en tamaños y formas.
  • Invernaderos de madera con revestimiento plástico: La madera es un buen aislante natural, y el revestimiento plástico puede ayudar a retener el calor. Son relativamente económicos, fáciles de construir y adaptables a diferentes tamaños y formas.
  • Invernaderos de aluminio con revestimiento de policarbonato o vidrio: La combinación de aluminio y policarbonato o vidrio proporciona excelente retención de calor, durabilidad, resistencia a la corrosión, buena transmisión de luz y estabilidad estructural.

Castro finaliza con algo fundamental y es que la variabilidad climática tendrá un impacto aún mayor en el futuro por el cambio climático, por lo que menciona: “Para adaptarse a estos cambios y mitigar los impactos negativos de las heladas asociadas al cambio climático, existen algunas estrategias a largo plazo que se pueden considerar como la diversificación de cultivos con variedades resistentes al frío, la mejora de la infraestructura de protección (sistemas de riego por aspersión, túneles de cobertura), la implementación de prácticas de manejo del suelo para retener humedad y calor, el monitoreo regular del clima y el uso de pronósticos precisos, así como la investigación y desarrollo de nuevas tecnologías y prácticas agrícolas adaptadas a las nuevas condiciones climáticas. Estamos a tiempo de aprovechar nuestros recursos y nuestra innovación para que el futuro no nos pegue tan duro”.

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