¿Cómo respiran las plantas?
Además de fotosíntesis, otro de los procesos cruciales en las plantas es la respiración. Conozca cómo se realiza y qué implica en términos de cuidados para ellas.
Cuando hablamos del funcionamiento de las plantas, es probable que la palabra fotosíntesis sea el término más mencionado o reconocido de forma general.
No es para menos, pues además de ser una respuesta clásica de crucigrama, este proceso permite que una planta sobreviva y, de forma indirecta si se quiere, que lo haga toda nuestra especie.
Pero, a la vez de hacer fotosíntesis, las plantas también llevan a cabo un proceso de respiración que no debe confundirse con el primero.
Puede que suena algo obvio o incluso puede que nunca haya pensado en eso, pero sí, las plantas respiran. Lo hacen a través de varias estructuras e incluso usando diferentes partes, como hojas y tallos.
¿Cómo respiran las plantas?
El principal intercambio gaseoso de las plantas se realiza a través de los estomas, que son una especie de poros que permiten intercambiar gases (oxígeno, dióxido de carbono y vapor de agua, principalmente).
Se encuentran en las hojas, uniformemente distanciados entre sí para maximizar la capacidad respiratoria de cada planta y se ubican, principalmente, en el revés de las hojas para que reciban protección de la parte más dura de la radiación solar.
Se estima que los estomas evolucionaron en las plantas hace unos 400 millones de años y, además de regular el intercambio gaseoso, también pueden cerrarse para regular la pérdida de agua durante un tiempo de sequía, por ejemplo.
Si bien los estomas son los encargados de la mayor parte del proceso respiratorio de una planta, no son la única estructura dedicada a esta función vital. En este esfuerzo colectivo se encuentran también las lenticelas, que, a diferencia de los estomas, no se desarrollan sobre las hojas, sino principalmente sobre zonas como tallos o raíces (entre otras varias razones, por esto es importante no encharcar las raíces de nuestras plantas).
También es importante saber que las plantas respiran tanto de día, como de noche.
Esto ha generado una creencia popular que dormir con plantas es nocivo para la salud debido a la liberación de gases como dióxido de carbono.
Lea también: Dormir con plantas en la habitación: ¿beneficioso o riesgoso?
De acuerdo con el biólogo Fernando Dueñas Valderrama, en este caso la respuesta está en la cantidad: “No es recomendable dormir con exceso de plantas en la habitación porque sí es evidente que el ciclo inverso de la fotosíntesis puede generar monóxido de carbono. Tiene que existir una corriente de aire que libere y deje circular ese aire. Cuando tú te encierras en la habitación, estás cambiando las condiciones naturales y eso tiene sus consecuencias”, explica.
“Una planta vale, pero si vas a dormir en un invernadero y no hay buena circulación de aire te puede afectar la salud, obviamente”, finaliza Dueñas.
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Cuando hablamos del funcionamiento de las plantas, es probable que la palabra fotosíntesis sea el término más mencionado o reconocido de forma general.
No es para menos, pues además de ser una respuesta clásica de crucigrama, este proceso permite que una planta sobreviva y, de forma indirecta si se quiere, que lo haga toda nuestra especie.
Pero, a la vez de hacer fotosíntesis, las plantas también llevan a cabo un proceso de respiración que no debe confundirse con el primero.
Puede que suena algo obvio o incluso puede que nunca haya pensado en eso, pero sí, las plantas respiran. Lo hacen a través de varias estructuras e incluso usando diferentes partes, como hojas y tallos.
¿Cómo respiran las plantas?
El principal intercambio gaseoso de las plantas se realiza a través de los estomas, que son una especie de poros que permiten intercambiar gases (oxígeno, dióxido de carbono y vapor de agua, principalmente).
Se encuentran en las hojas, uniformemente distanciados entre sí para maximizar la capacidad respiratoria de cada planta y se ubican, principalmente, en el revés de las hojas para que reciban protección de la parte más dura de la radiación solar.
Se estima que los estomas evolucionaron en las plantas hace unos 400 millones de años y, además de regular el intercambio gaseoso, también pueden cerrarse para regular la pérdida de agua durante un tiempo de sequía, por ejemplo.
Si bien los estomas son los encargados de la mayor parte del proceso respiratorio de una planta, no son la única estructura dedicada a esta función vital. En este esfuerzo colectivo se encuentran también las lenticelas, que, a diferencia de los estomas, no se desarrollan sobre las hojas, sino principalmente sobre zonas como tallos o raíces (entre otras varias razones, por esto es importante no encharcar las raíces de nuestras plantas).
También es importante saber que las plantas respiran tanto de día, como de noche.
Esto ha generado una creencia popular que dormir con plantas es nocivo para la salud debido a la liberación de gases como dióxido de carbono.
Lea también: Dormir con plantas en la habitación: ¿beneficioso o riesgoso?
De acuerdo con el biólogo Fernando Dueñas Valderrama, en este caso la respuesta está en la cantidad: “No es recomendable dormir con exceso de plantas en la habitación porque sí es evidente que el ciclo inverso de la fotosíntesis puede generar monóxido de carbono. Tiene que existir una corriente de aire que libere y deje circular ese aire. Cuando tú te encierras en la habitación, estás cambiando las condiciones naturales y eso tiene sus consecuencias”, explica.
“Una planta vale, pero si vas a dormir en un invernadero y no hay buena circulación de aire te puede afectar la salud, obviamente”, finaliza Dueñas.
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