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La bufera puede alcanzar entre 1 y 2 metros de altura. Sus hojas son grandes, ovaladas y de un verde intenso, con un borde ligeramente ondulado. Las hojas pueden medir hasta 30 centímetros de largo y 15 centímetros de ancho, y se agrupan en la parte inferior del tallo. Este tallo es robusto y puede ser ligeramente peludo. Durante la época de floración, la bufera produce inflorescencias en forma de espiga, con flores pequeñas y tubular, que varían en color desde el blanco hasta el amarillo pálido. Además, su sistema radicular es extenso, permitiendo una buena absorción de nutrientes y agua del suelo.
Esta especie tiene su origen en regiones tropicales de América, particularmente en Colombia y el sur de México, de acuerdo con un estudio realizado por Emmanuel García en 2021 y publicado en la Revista de Ciencias Naturales de Monterrey. Los resultados del estudio indicaron que la bufera se ha utilizado durante siglos en la medicina tradicional por diversas culturas locales, quienes la emplean para tratar afecciones digestivas y inflamatorias. Se documentó que la planta crece de manera silvestre en su hábitat natural, pero también ha comenzado a ser cultivada en huertas familiares por su accesibilidad y beneficios. Esta investigación resalta la conexión histórica entre la bufera y las prácticas culturales de las comunidades nativas, subrayando la necesidad de preservar tanto la planta como el conocimiento tradicional asociado a su uso.
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Guía para sembrar la bufera
“La bufera es más recomendable sembrarla en las regiones cálidas y húmedas de Colombia, especialmente en la zona del Caribe y en las llanuras del Orinoco, donde las condiciones climáticas son ideales para su crecimiento. Estas áreas, caracterizadas por temperaturas que oscilan entre 25 y 30 grados Celsius y precipitaciones anuales superiores a 1,500 mm, favorecen el desarrollo óptimo de la planta. Además, es importante que se siembre en suelos bien drenados y ricos en materia orgánica, lo que contribuye a maximizar su potencial medicinal y asegurar una cosecha abundante”, explica Miguel Ángel Cruz, botánico de Colviveros Medellín. De acuerdo con él, esta es la guía para sembrarla en su huerta o jardín.
Clima: Prefiere climas cálidos y húmedos, con temperaturas entre 25 y 30 °C, requiere un ambiente protegido de heladas.
Suelo: Requiere uno bien drenado y rico en materia orgánica, idealmente, un pH entre 6.0 y 7.5. Se puede enriquecer con compost o abono orgánico.
Luz: Necesita luz solar directa durante al menos 6 horas al día. Sin embargo, puede tolerar sombra parcial, especialmente en las horas más calurosas del día.
Proceso de siembra: Elija un lugar con buena exposición solar y un suelo adecuado, limpie el área de malezas y escombros, y labre el suelo para airearlo y facilitar el drenaje.
Semilla: Se puede sembrar a partir de semillas o esquejes de plantas maduras, si utiliza semillas, siémbrelas a una profundidad de 1-2 cm, si usa esquejes, seleccione segmentos de tallo que tengan al menos un par de hojas.
Espaciado: Mantenga un espacio de 60 a 80 cm entre cada planta para permitir un crecimiento adecuado.
Riego: Riegue regularmente, especialmente en períodos secos, asegurándose de que el agua penetre bien en el suelo. La frecuencia de riego dependerá del clima, pero en general, se recomienda hacerlo 2-3 veces por semana.
Fertilización: Fertilice cada 4-6 semanas con un fertilizante equilibrado o compost. Asegúrese de que el fertilizante sea rico en nitrógeno y potasio para fomentar el crecimiento.
La cosecha se realiza aproximadamente de 4 a 6 meses después de la siembra, cuando las hojas alcanzan un tamaño adecuado y la planta muestra un crecimiento robusto. De acuerdo con Cruz, “para cosechar, se recomienda utilizar tijeras de podar o un cuchillo limpio, cortando las hojas más grandes y maduras, comenzando por las inferiores, lo que permite que las hojas jóvenes continúen creciendo. Es importante no cosechar más de un tercio de la planta en una sola vez para asegurar su salud y permitir una recuperación adecuada. Las hojas pueden utilizarse frescas o secarse para su almacenamiento, asegurando así que se conserven sus propiedades medicinales. Se sugiere realizar la cosecha en las primeras horas de la mañana o al final de la tarde, cuando los niveles de humedad son más altos y las hojas contienen más nutrientes”.
Usos de la bufera
Los usos de la planta medicinal bufera se exponen en un estudio realizado por Fabricio Martínez en 2015, publicado en la revista Journal of Medicinal Plants Research. Este estudio empleó una metodología experimental en la que se analizaron las propiedades fitoquímicas de la bufera, así como sus efectos en la salud humana a través de ensayos de laboratorio y encuestas en comunidades que la utilizan tradicionalmente.
Infusiones y tés: Las hojas frescas o secas de bufera se utilizan para preparar infusiones, que son consumidas para aliviar diversas dolencias. Su contenido de compuestos fenólicos y flavonoides proporciona efectos antiinflamatorios y antioxidantes, ayudando a reducir la inflamación y mejorar la salud digestiva.
Tratamiento de problemas digestivos: Se emplea en la medicina tradicional para aliviar malestares como indigestión, flatulencia y cólicos. Los aceites esenciales presentes en las hojas ayudan a estimular la producción de jugos gástricos y a relajar los músculos del tracto gastrointestinal.
Uso tópico: Las hojas pueden ser machacadas y aplicadas sobre la piel para tratar inflamaciones, picaduras de insectos y heridas menores. Sus propiedades antiinflamatorias y antimicrobianas ayudan a reducir el enrojecimiento y la hinchazón, además de prevenir infecciones.
Condimento y Aditivo: Las hojas de bufera se pueden utilizar frescas o secas como condimento en sopas, guisos y ensaladas, aportando un sabor único. Además de su valor culinario, las hojas también contribuyen con propiedades digestivas al ser consumidas en la comida.
Usos en aromaterapia y cosmética Se extraen aceites esenciales de la bufera que se pueden utilizar en aromaterapia para promover la relajación y el bienestar.Estos aceites tienen propiedades antiinflamatorias y antioxidantes, siendo útiles en la formulación de productos cosméticos para el cuidado de la piel.
Usos en prácticas ecológicas: Al ser una planta de raíces profundas, la bufera ayuda a prevenir la erosión del suelo. Su crecimiento denso contribuye a mejorar la estructura del suelo y la retención de humedad.
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