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En el marco de la Semana Ambiental, Bogotá avanza en la resiliencia climática. La Secretaría de Ambiente realizó la socialización de las buenas prácticas que han venido implementando diferentes entidades distritales para buscar la sostenibilidad.
Liliana Vega, coordinadora de investigación del Jardín Botánico de Bogotá, fue la encargada de explicar el proceso, los resultados, la proyección y todo lo convergente al proyecto Compostaje In Situ.
Se trata de un compostaje que se realiza en el mismo lugar donde se originan los residuos, ya sea hogar, una finca, agroindustria, un centro educativo o un restaurante.
El Jardín Botánico de Bogotá, a través de su línea de Jardinería Urbana, realiza actividades de diseño, plantación y mantenimiento de jardineras en espacios públicos, generando residuos vegetales (restos de la poda de plantas como hojas y plantas) que implican costos significativos de operación para su recolección, transporte y distribución final, según lo expuso Vega, agregando que este proyecto piloto fue diseñado para evaluar la viabilidad de implementar un proceso de compostaje in situ utilizando esos residuos vegetales del mantenimiento de las jardinerías. “El lugar escogido para el piloto fue la glorieta de la calle 63 con 50″, dijo Vega.
Los objetivos de este proyecto piloto son dos:
- Estudio de factibilidad integral del proceso de producción de compost in situ para la fertilización de jardineras.
- Evaluar la respuesta de las plantas a compost contra la respuesta a la fertilización química.
De acuerdo con Vega, el primer reto al que se enfrentó fue el trabajo con la comunidad: “los habitantes de ese sector pensaban que el proyecto durante su proceso podría dañar el paisajismo. Desde luego no era así, entonces, hicimos exposiciones para explicarles cómo evitaríamos dañar ese paisaje. Además, también concientizamos a los habitantes de calle del sector para que no hicieran sus necesidades fisiológicas allí”.
Proceso del compostaje in situ
Según Vega, el primer paso es la recolección de residuos vegetales durante el mantenimiento de las jardineras para después hacer un seguimiento semanal de variables de temperatura y potencial hidrógeno y manejo correspondiente al volteo y riego. El tercer paso es el tamizado del compost para la posterior aplicación de este en parcelas.
Después nace el seguimiento de la respuesta de las plantas a ese compost in situ y la comparación con la fertilización química, para culminar en la evaluación económica del proyecto. “El tiempo de producción de cada ciclo es de 120 días, teniendo dos por año según tenemos previsto”, expuso Vega en relación a los tiempos del proyecto.
Resultados y proyección
Los resultados del proyecto Compost In Situ han sido positivos “Maravilloso cómo han implementado tecnologías agroeconómicas para la mejora del medio ambiente en Bogotá. Esas mismas que han funcionado muy bien al interior del Jardín” expuso Diego Rubio. Liliana Vega expuso los resultados y la proyección por cada aspecto del compost in situ.
Cantidad de residuos generados: 3300 kilogramos de residuos vegetales por ciclo de mantenimiento.
Proceso de compostaje in situ: se desarrolla siguiendo el comportamiento del compostaje tradicional al aire libre.
Desarrollo de plantas: No se evidencian diferencias relevantes entre fertilización química y orgánica, en esta descripción el Jardín Botánico hizo especial énfasis porque es uno de los aspectos a tener en cuenta para evaluar la viabilidad del proyecto.
Necesidades del proceso: Seguimiento superior a un año para estandarizar cantidad de compost y frecuencia de fertilización. Además de un equipo exclusivo para el montaje, operación y mantenimiento del proceso.
Impacto ambiental: Disminución del consumo de fertilizantes químicos, eliminación de la etapa de transporte y disposición final de residuos, además de la reducción de 600 bolsas plásticas al año (200 por mantenimiento), ahorrando 3.468.000 de pesos anuales.
Cantidad de compost obtenido: 2000 kilogramos.
Costos: 6.500 el bulto de compost y un costo de embolse y disposición final de 265.498 pesos por kilo de residuos.
Próxima etapa: Se implementarán tres pilotos más, en sitios localizados en la ciudad que cuentan con características similares a las de la glorieta de la calle 63 con 50. Uno es la plaza de banderas, y los otros dos están por definir.
¿Por qué el compost in situ ayuda al medio ambiente?
El compost in situ mejora el medio ambiente por varias razones:
Reducción de residuos: Al compostar residuos orgánicos en el lugar donde se generan (in situ), se disminuye la cantidad de basura que se envía a los vertederos. Esto reduce la emisión de gases de efecto invernadero, como el metano, que se producen cuando los residuos orgánicos se descomponen anaeróbicamente en los vertederos.
Mejora del suelo: El compost enriquecido se aplica directamente al suelo, mejorando su estructura, fertilidad y capacidad de retención de agua. Esto reduce la necesidad de fertilizantes químicos, que pueden ser perjudiciales para el medio ambiente.
Conservación de recursos: Compostar in situ ahorra recursos y energía que de otro modo se gastarían en la recolección, transporte y procesamiento de los residuos orgánicos en instalaciones centralizadas.
Ciclo de nutrientes cerrado: El compostaje in situ permite cerrar el ciclo de nutrientes al devolver materia orgánica y nutrientes al suelo en el mismo lugar donde se originaron, promoviendo un sistema más sostenible y natural.
Reducción de la huella de carbono: Al minimizar el transporte de residuos y la dependencia de fertilizantes químicos, se reduce la huella de carbono asociada con estas actividades.
Fomento de la biodiversidad: El compost mejora la salud del suelo, promoviendo una mayor biodiversidad de microorganismos y otros organismos del suelo, lo cual es crucial para un ecosistema saludable y resiliente.
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