Consejos para regar sus plantas sin desperdiciar agua
El cuidado responsable del agua y de las coberturas vegetales es crucial para preservar el medio ambiente y fomentar una convivencia armoniosa entre todas las formas de vida.
El agua ha sido el motor de la vida, ofreciendo esperanza, sustento y nutriendo culturas. Al igual que no podemos concebir la existencia sin la tierra, tampoco podemos imaginar el florecimiento y la prosperidad sin el agua. No obstante, la situación actual en Bogotá y sus alrededores ha despertado preguntas sobre qué acciones podemos emprender para contribuir al ahorro y la conservación de este recurso vital.
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Estas preocupaciones no han pasado desapercibidas para diversos sectores, especialmente para aquellos vinculados a la horticultura y la agricultura. Ahora nos enfrentamos al desafío de mantener nuestras cosechas vivas sin desperdiciar agua y surge la pregunta:
¿Qué podemos hacer para recolectar y rehusar el agua?
Wilson Rodríguez, coordinador de agricultura urbana del Jardín Botánico de Bogotá, habló para el Espectador. “Se sugiere recolectar el agua residual de actividades cotidianas como el aseo personal, lavado de vajilla y cocina. Esta agua puede ser almacenada en baldes o recipientes y utilizada para el riego de jardines y árboles jóvenes en parques o zonas verdes cercanas a su hogar”.
Explica que lo ideal es aprovechar el agua del último enjuague de la lavadora, ya que en los primeros ciclos se eliminan residuos de jabón y suavizante, dejando el agua más limpia en el último ciclo. La misma recomendación se aplica para el lavado de los platos: mientras que el primer enjuague puede desecharse debido a la presencia de jabón, los enjuagues finales contienen agua más limpia y pueden ser reutilizados para el riego. Lo mismo ocurre al trapear: el primer balde de agua puede estar muy sucio, pero en los enjuagues posteriores el agua suele estar más limpia y puede ser utilizada para el riego de plantas.
Es crucial entender la importancia de aplicar la cantidad adecuada de agua al regar nuestras plantas, no solo porque estamos en momentos de ahorrar, sino porque el exceso de este líquido puede tener consecuencias negativas para la salud de ellas y para la calidad del suelo. Cuando el riego es excesivo, el agua puede filtrarse rápidamente a través de la tierra, arrastrando consigo valiosos nutrientes hacia capas más profundas, fuera del alcance de las raíces de las plantas. Este desperdicio de nutrientes puede privarla de los elementos esenciales que necesitan para crecer y prosperar.
Además, el exceso de agua en el suelo puede crear un ambiente propicio para el desarrollo de enfermedades, ya que el exceso de humedad puede favorecer la proliferación de patógenos como hongos y bacterias que pueden dañar las raíces y las hojas de las plantas. Como resultado, las plantas pueden volverse más susceptibles a enfermedades y tener un crecimiento deficiente.
Rodríguez sugiere aplicar la dosis exacta de agua a cada planta sin desperdiciar, y propone un truco sencillo: utilizar una cantidad que no haga que el agua se desborde por fuera de la maceta o contenedor.
Sin embargo, hay otros métodos que se sugiere aplicar:
- Riego desde arriba: Es el método más común donde se aplica agua directamente sobre el sustrato desde arriba, usando una regadera, un vaso o un aspersor. Pero debe tener mucho cuidado con este método, pues debe evitar mojar las hojas en lo más mínimo para prevenir daños o la proliferación de hongos.
- Por inmersión: Consiste en sumergir la maceta en un balde de agua y esperar a que el sustrato absorba la cantidad necesaria. Luego se retira y se deja escurrir en un plato para eliminar el exceso de agua, pero que pueda usarla con otra planta en el mismo proceso.
- A través de un plato: Se vierte agua directamente sobre el plato de la maceta, permitiendo que la planta absorba la cantidad necesaria a través de sus raíces. Después de unos minutos, retirarlo para no encharcar las raíces.
Si tiene una huerta más grande, se sugiere lo siguiente:
- Riego por aspersión: El agua se dispersa en forma de gotas finas sobre la superficie de las plantas y el suelo mediante un sistema de aspersores. Se debe tener cuidado de evitar que el agua moje directamente las hojas para prevenir enfermedades, por lo que se recomienda regar en las mañanas.
- Riego por goteo: Se suministra agua directamente a las raíces de las plantas a través de pequeños dispositivos llamados goteros. Este método es eficiente y preciso, reduciendo las pérdidas por evaporación y ayudando a prevenir enfermedades al mantener el follaje seco.
El Jardín Botánico de Bogotá, comprometido con la recolección y uso responsable del agua, ha implementado un sistema de pozos profundos y reutilización de agua lluvia en sus instalaciones para reducir el consumo y la demanda de agua de las redes de acueducto. Sin embargo, Rodríguez comenta que las áreas verdes del espacio público albergan seres vivos que necesitan agua para sobrevivir. Por ello, están optimizando las dosis de agua aplicadas. En sectores periféricos de la ciudad, como Torca en Usaquén o el Mochuelo en Ciudad Bolívar, están instalando tanques colectores de aguas lluvias para reutilizar esta agua en el riego de las áreas verdes.
Algo parecido puede hacer en casa, pues el coordinador sugiere que: “La gente puede consultar en la web, en textos o bibliografía qué tipo de plantas tiene en su casa. La necesidad de agua difiere según la especie o tipo de planta; algunas requieren riego con más frecuencia que otras. Por ejemplo, las orquídeas necesitan agua solo una vez cada 10 días, y algunas plantas de flor solo una vez a la semana. Aplicar más sería una sobredosis y un desperdicio”.
Estas son algunas recomendaciones que el Jardín Botánico brinda a los ciudadanos:
- Utilice compost o materia orgánica integrando al suelo, de tal forma que permita la retención de mayor humedad.
- Realice actividades de mantenimiento, trasplante y riego en las primeras horas de la mañana o en las últimas de la tarde, evitando la alta radiación hacia el mediodía y la desecación del material vegetal.
- Utilice geotextiles como cubiertas para evitar la radiación solar directa, en especies poco tolerantes al sol.
- Realice actividades como lavar el carro, limpiar la casa en profundidad, bañar al perrito, solo cuando sea necesario y evite el desperdicio innecesario de agua. Puede cronometrar el tiempo dedicado a estas tareas para establecer límites.
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Rodríguez hace una recomendación final y es que en este momento lo principal es instar a la ciudadanía a cuidar las coberturas vegetales de la ciudad. Estas incluyen árboles antiguos, nuevos plantados cada año, jardines establecidos, huertas urbanas y áreas verdes con pasto. Todos estos elementos desempeñan un papel crucial en la retención e infiltración de las aguas lluvias en el subsuelo, manteniendo el nivel freático y regulando los componentes climáticos.
“Actualmente, estamos reaccionando a un desequilibrio causado por el mal uso del agua. En tiempos de abundancia, tendemos a desperdiciar este recurso valioso sin ser conscientes de ello. Sin embargo, en momentos de escasez, nos vemos obligados a replantearnos nuestro consumo y la importancia de conservar estas coberturas vegetales” dice el coordinador y añade: “Es crucial controlar el manejo de estas coberturas, reutilizando el agua y haciendo que las áreas verdes sean productivas. No podemos permitirnos perder árboles, plantas o huertas debido a la deshidratación. Es una labor conjunta entre todos para generar un espacio donde especies vegetales, animales y humanos puedan convivir de manera coordinada y amigable.”
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El agua ha sido el motor de la vida, ofreciendo esperanza, sustento y nutriendo culturas. Al igual que no podemos concebir la existencia sin la tierra, tampoco podemos imaginar el florecimiento y la prosperidad sin el agua. No obstante, la situación actual en Bogotá y sus alrededores ha despertado preguntas sobre qué acciones podemos emprender para contribuir al ahorro y la conservación de este recurso vital.
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Estas preocupaciones no han pasado desapercibidas para diversos sectores, especialmente para aquellos vinculados a la horticultura y la agricultura. Ahora nos enfrentamos al desafío de mantener nuestras cosechas vivas sin desperdiciar agua y surge la pregunta:
¿Qué podemos hacer para recolectar y rehusar el agua?
Wilson Rodríguez, coordinador de agricultura urbana del Jardín Botánico de Bogotá, habló para el Espectador. “Se sugiere recolectar el agua residual de actividades cotidianas como el aseo personal, lavado de vajilla y cocina. Esta agua puede ser almacenada en baldes o recipientes y utilizada para el riego de jardines y árboles jóvenes en parques o zonas verdes cercanas a su hogar”.
Explica que lo ideal es aprovechar el agua del último enjuague de la lavadora, ya que en los primeros ciclos se eliminan residuos de jabón y suavizante, dejando el agua más limpia en el último ciclo. La misma recomendación se aplica para el lavado de los platos: mientras que el primer enjuague puede desecharse debido a la presencia de jabón, los enjuagues finales contienen agua más limpia y pueden ser reutilizados para el riego. Lo mismo ocurre al trapear: el primer balde de agua puede estar muy sucio, pero en los enjuagues posteriores el agua suele estar más limpia y puede ser utilizada para el riego de plantas.
Es crucial entender la importancia de aplicar la cantidad adecuada de agua al regar nuestras plantas, no solo porque estamos en momentos de ahorrar, sino porque el exceso de este líquido puede tener consecuencias negativas para la salud de ellas y para la calidad del suelo. Cuando el riego es excesivo, el agua puede filtrarse rápidamente a través de la tierra, arrastrando consigo valiosos nutrientes hacia capas más profundas, fuera del alcance de las raíces de las plantas. Este desperdicio de nutrientes puede privarla de los elementos esenciales que necesitan para crecer y prosperar.
Además, el exceso de agua en el suelo puede crear un ambiente propicio para el desarrollo de enfermedades, ya que el exceso de humedad puede favorecer la proliferación de patógenos como hongos y bacterias que pueden dañar las raíces y las hojas de las plantas. Como resultado, las plantas pueden volverse más susceptibles a enfermedades y tener un crecimiento deficiente.
Rodríguez sugiere aplicar la dosis exacta de agua a cada planta sin desperdiciar, y propone un truco sencillo: utilizar una cantidad que no haga que el agua se desborde por fuera de la maceta o contenedor.
Sin embargo, hay otros métodos que se sugiere aplicar:
- Riego desde arriba: Es el método más común donde se aplica agua directamente sobre el sustrato desde arriba, usando una regadera, un vaso o un aspersor. Pero debe tener mucho cuidado con este método, pues debe evitar mojar las hojas en lo más mínimo para prevenir daños o la proliferación de hongos.
- Por inmersión: Consiste en sumergir la maceta en un balde de agua y esperar a que el sustrato absorba la cantidad necesaria. Luego se retira y se deja escurrir en un plato para eliminar el exceso de agua, pero que pueda usarla con otra planta en el mismo proceso.
- A través de un plato: Se vierte agua directamente sobre el plato de la maceta, permitiendo que la planta absorba la cantidad necesaria a través de sus raíces. Después de unos minutos, retirarlo para no encharcar las raíces.
Si tiene una huerta más grande, se sugiere lo siguiente:
- Riego por aspersión: El agua se dispersa en forma de gotas finas sobre la superficie de las plantas y el suelo mediante un sistema de aspersores. Se debe tener cuidado de evitar que el agua moje directamente las hojas para prevenir enfermedades, por lo que se recomienda regar en las mañanas.
- Riego por goteo: Se suministra agua directamente a las raíces de las plantas a través de pequeños dispositivos llamados goteros. Este método es eficiente y preciso, reduciendo las pérdidas por evaporación y ayudando a prevenir enfermedades al mantener el follaje seco.
El Jardín Botánico de Bogotá, comprometido con la recolección y uso responsable del agua, ha implementado un sistema de pozos profundos y reutilización de agua lluvia en sus instalaciones para reducir el consumo y la demanda de agua de las redes de acueducto. Sin embargo, Rodríguez comenta que las áreas verdes del espacio público albergan seres vivos que necesitan agua para sobrevivir. Por ello, están optimizando las dosis de agua aplicadas. En sectores periféricos de la ciudad, como Torca en Usaquén o el Mochuelo en Ciudad Bolívar, están instalando tanques colectores de aguas lluvias para reutilizar esta agua en el riego de las áreas verdes.
Algo parecido puede hacer en casa, pues el coordinador sugiere que: “La gente puede consultar en la web, en textos o bibliografía qué tipo de plantas tiene en su casa. La necesidad de agua difiere según la especie o tipo de planta; algunas requieren riego con más frecuencia que otras. Por ejemplo, las orquídeas necesitan agua solo una vez cada 10 días, y algunas plantas de flor solo una vez a la semana. Aplicar más sería una sobredosis y un desperdicio”.
Estas son algunas recomendaciones que el Jardín Botánico brinda a los ciudadanos:
- Utilice compost o materia orgánica integrando al suelo, de tal forma que permita la retención de mayor humedad.
- Realice actividades de mantenimiento, trasplante y riego en las primeras horas de la mañana o en las últimas de la tarde, evitando la alta radiación hacia el mediodía y la desecación del material vegetal.
- Utilice geotextiles como cubiertas para evitar la radiación solar directa, en especies poco tolerantes al sol.
- Realice actividades como lavar el carro, limpiar la casa en profundidad, bañar al perrito, solo cuando sea necesario y evite el desperdicio innecesario de agua. Puede cronometrar el tiempo dedicado a estas tareas para establecer límites.
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Rodríguez hace una recomendación final y es que en este momento lo principal es instar a la ciudadanía a cuidar las coberturas vegetales de la ciudad. Estas incluyen árboles antiguos, nuevos plantados cada año, jardines establecidos, huertas urbanas y áreas verdes con pasto. Todos estos elementos desempeñan un papel crucial en la retención e infiltración de las aguas lluvias en el subsuelo, manteniendo el nivel freático y regulando los componentes climáticos.
“Actualmente, estamos reaccionando a un desequilibrio causado por el mal uso del agua. En tiempos de abundancia, tendemos a desperdiciar este recurso valioso sin ser conscientes de ello. Sin embargo, en momentos de escasez, nos vemos obligados a replantearnos nuestro consumo y la importancia de conservar estas coberturas vegetales” dice el coordinador y añade: “Es crucial controlar el manejo de estas coberturas, reutilizando el agua y haciendo que las áreas verdes sean productivas. No podemos permitirnos perder árboles, plantas o huertas debido a la deshidratación. Es una labor conjunta entre todos para generar un espacio donde especies vegetales, animales y humanos puedan convivir de manera coordinada y amigable.”
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