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Control biológico para su huerta: claves para entender cómo hacerlo

El control biológico de plagas, o biocontrol, es una estrategia sostenible que utiliza depredadores, parasitoides y patógenos naturales para regular las poblaciones de plagas en huertas.

La  Huerta
17 de octubre de 2024 - 02:52 p. m.
Hormigas obreras
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Foto: Pixabay
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Si usted ha experimentado problemas con plagas en su huerta y desea evitar el uso de químicos nocivos, el control biológico de plagas se presenta como una solución ideal. Este método, también conocido como biocontrol, aprovecha los mecanismos naturales para mantener el equilibrio en los ecosistemas agrícolas, ofreciendo una alternativa eficaz y ecológica a los pesticidas químicos tradicionales.

El biocontrol es una estrategia sostenible que se basa en el uso de mecanismos naturales para regular las poblaciones de plagas en los ecosistemas agrícolas, ayudando a mantener un equilibrio ecológico sin recurrir a métodos químicos. Este enfoque emplea depredadores, parasitoides y patógenos naturales como agentes de control biológico, que actúan de manera eficiente para reducir la presencia de plagas dañinas.

“Es fundamental comprender que el objetivo del control biológico no es eliminar por completo una plaga, sino mantener su población por debajo de lo que se conoce como el umbral de daño económico. Este umbral representa el nivel de población de la plaga en el que el daño causado comienza a superar el costo de las medidas de control. El control biológico busca, por tanto, estabilizar las poblaciones de plagas en niveles que no causen pérdidas económicas significativas, manteniendo al mismo tiempo un equilibrio ecológico en el agroecosistema”, dice Sebastián Niño, coordinador territorial de agricultura urbana del Jardín Botánico de Bogotá.

Para implementar el biocontrol de manera efectiva, es esencial identificar con precisión tanto la plaga como sus enemigos naturales, comprendiendo sus ciclos de vida y comportamientos. Esto es clave, ya que no todos los insectos funcionan de la misma manera en todos los escenarios. Por ejemplo, aunque en algunos casos las hormigas pueden ser depredadoras de plagas como pulgas o termitas, en el caso de los pulgones ocurre lo contrario. Las hormigas establecen una relación simbiótica con los pulgones, ya que se alimentan de la melaza que estos producen.

Niño menciona que para considerar esté método se deben en tener en cuenta dos factores clave: el legal y el de agriculturas alternativas. Esto es particularmente importante cuando se trata de organismos vivos como parasitoides, depredadores o entomopatógenos que se utilizan para controlar insectos plaga. Si un agricultor decide adquirir estos organismos de manera comercial, debe asegurarse de que el producto cuente con el registro ICA correspondiente, lo cual garantiza su calidad y seguridad.

Para el segundo punto, el enfoque se centra en promover la biodiversidad en el agroecosistema. Esto implica fomentar una diversidad de cultivos y la agrodiversidad en general, lo que incluye mantener o introducir especies vegetales que puedan servir como hospederas para los organismos benéficos que realizan el control biológico de manera natural. Esta estrategia busca crear un equilibrio ecológico en el que los controladores biológicos puedan establecerse y prosperar de forma autónoma, reduciendo la necesidad de intervenciones directas y costosas.

Esto es importante pues, si desea atraerlos de forma natural, la manera más sencilla es plantar flores vistosas que tengan colores llamativos como el amarillo, el naranja o el rojo, y que además desprendan aromas dulces. Estas características ayudan a atraer a los insectos que se sienten atraídos por el néctar y el polen de estas flores, asegurando así su presencia en el entorno para el control natural de plagas.

“La efectividad del control biológico depende de varios factores críticos. Uno de ellos es la especificidad del organismo controlador, ya que algunos están altamente especializados en ciertas plagas, mientras que otros pueden tener un rango más amplio de acción. También son importantes las condiciones climáticas y del cultivo, que deben ser adecuadas tanto para el organismo benéfico como para su interacción con la plaga. Otro factor crucial es el momento de la liberación de los controladores biológicos, que debe coincidir con la etapa vulnerable de la plaga, es decir cuando son larvas, debido a que por ejemplo, liberar parasitoides cuando la plaga ya está en su etapa adulta puede ser ineficaz”, puntualiza el experto.

Niño explica que hay dos tipos de enfoque para la liberación de organismos beneficiosos:

  • Control biológico inundativo: Implica la liberación masiva de controladores biológicos, funcionando como un “control de choque”. Es una intervención rápida y a gran escala.
  • Control biológico inoculativo: Consiste en liberaciones graduales y continuas de organismos beneficiosos, promoviendo su establecimiento y estabilidad en el ecosistema a largo plazo.

La determinación de cantidades para controlar una plaga específica varía significativamente según diversos factores, pero Niño hace énfasis en dos cosas:

  • Para productos biológicos comerciales (como entomopatógenos Beauveria o Metarhizium), las formulaciones suelen indicar dosis específicas (gramos por litro). Si usted va a una tienda especializada puede pedir asesoría de uso ahí mismo.
  • Para depredadores naturales (como mariquitas), no existe una estandarización precisa. Se utiliza el concepto de “respuesta funcional”, que mide cuántas presas puede consumir un depredador por día, algo que puede variar según la especie y las condiciones ambientales. Sin embargo, en general se trata de observar cómo el depredador responde cuando hay más o menos plagas alrededor, e ir liberando poco a poco para ver como reacciona en diferentes situaciones.

“Un aspecto importante que se debe tener en cuenta es que la eficacia depende en gran medida del tipo de organismo beneficioso utilizado y de las características específicas del cultivo. Por ejemplo, la liberación de insectos beneficiosos en un cultivo a cielo abierto difiere significativamente de su aplicación en un invernadero. Además, la fase de desarrollo del cultivo juega un papel crucial, ya que las plantas jóvenes suelen ser más susceptibles a las plagas, mientras que con el tiempo desarrollan mecanismos de resistencia naturales, como la producción de metabolitos secundarios y ahi no necesitan mucho de nuestra intervención”, explica.

Por su parte, Tatiana Montes Rodríguez, Bióloga y docente del programa de Ingeniería Ambiental de la universidad ECCI, menciona que es este cálculo debe considerar varios factores clave: el tamaño de la población de la plaga objetivo, la tasa de reproducción del controlador y las condiciones ambientales que afectan tanto al controlador como a la plaga. Esta determinación es crucial para evitar costos excesivos, tanto económicos como ecológicos, y para garantizar la eficiencia del proceso de control biológico.

Para calcular la cantidad adecuada, según la experta, se realizan diversos tipos de estudios. Estos incluyen investigaciones de campo, experimentos de laboratorio y simulaciones que permiten comprender la dinámica poblacional tanto del controlador biológico como de la plaga, tanto de manera independiente como en interacción.

Recomienda tres factores claves que debe tener en cuenta:

  1. Cuando se trata de organismos de control biológico como hongos y bacterias, las recomendaciones de aplicación son distintas. En estos casos, es preferible realizar la aplicación durante la noche para evitar la desecación causada por el calor diurno, lo que podría reducir significativamente su eficacia.
  2. Es fundamental promover el uso de controladores biológicos nativos siempre que sea posible. La importación de especies no nativas puede tener efectos negativos inesperados, como el desplazamiento de poblaciones locales beneficiosas. Un ejemplo claro de esto es el caso de ciertas especies de mariquitas importadas que han desplazado a las poblaciones nativas en algunos ecosistemas. La mejor manera de tener el control natural de insectos vivos es atraerlos con especies nativas.
  3. La siembra de plantas que atraen polinizadores y enemigos naturales de las plagas, como flores con néctar y polen abundantes, es una forma de fomentar este equilibrio biológico, ayudando a mantener a las poblaciones de plagas bajo control sin necesidad de intervenciones externas. Esto se debe a que una mayor diversidad de controladores biológicos reduce la probabilidad de ataques severos de plagas”

Por otro lado el monitoreo y evaluación de la eficacia de los organismos beneficiosos después de su liberación en el control biológico es otro proceso complejo y también algo relativo. Según Niño, esto se debe a que es importante entender que el objetivo de este método no es la erradicación total de las plagas, sino el mantenimiento de un equilibrio ecológico pues el control biológico busca aumentar la biodiversidad en el ecosistema agrícola. A mayor diversidad de organismos (tanto benéficos como potencialmente patógenos), mayor estabilidad del ecosistema.

Ambos expertos recomiendan que:

  • Carácter preventivo: La liberación de insectos controladores biológicos debe ser preventiva y bien planificada, basándose en la experiencia de cultivos anteriores y en la observación continua del ecosistema agrícola actual. Si es la primera vez, es mejor pedir asesoria de ingenieros agronomos o del mismo Jardín Botánico de Bogotá para conocer especificamente los sintomas.
  • Métodos de monitoreo: Se pueden implementar diversas técnicas de monitoreo periódico, similares a las utilizadas en la agricultura tradicional, como Trampas Jackson, Trampas de caída, Monitoreo manual por golpeo, Trampas de luz, Trampas cromáticas (que también pueden servir como método de control).
  • Evaluación de daños en el cultivo: Otra técnica, dice Montes, es analizar los síntomas de daño en el cultivo, como el amarillamiento, marchitamiento o reducción del tamaño del fruto. Al monitorear la disminución de estos daños se puede establecer una relación directa con el éxito del control biológico, ya que una reducción en los síntomas indica una disminución en la población de la plaga.
  • Consideraciones temporales y económicas: Es importante reconocer que el establecimiento de un sistema de control biológico efectivo puede ser un proceso costoso y que requiere tiempo para mostrar resultados significativos.
  • Definición previa de indicadores de eficacia: Antes de implementar el control biológico, es fundamental definir los indicadores que se monitorearán, como tasas poblacionales, daño en el cultivo, tasas de parasitismo, número de individuos, entre otros. Tener claros estos indicadores desde el principio evita improvisaciones y permite hacer un seguimiento consistente de la eficiencia del control.

Montes menciona que el impacto en el ecosistema es otro factor crucial a considerar. Los controladores biológicos, aunque específicos hasta cierto punto, pueden afectar a otros organismos no objetivo que coexisten en el mismo ecosistema. Esto hace necesario realizar estudios de riesgo, especialmente cuando se introducen especies no nativas. Además, es esencial conocer las condiciones ambientales óptimas (temperatura, humedad, disponibilidad de nutrientes) que favorecen la supervivencia y eficacia del controlador biológico.

“Como generalmente los controladores biológicos son específicos para ciertas plagas, es necesario evaluar cómo su implementación se integra con otras prácticas agrícolas, incluyendo el uso de fertilizantes, pesticidas, insecticidas y labores mecánicas como el arado. Esta evaluación es crucial para asegurar que las diferentes prácticas agrícolas no interfieran entre sí y puedan coexistir de manera efectiva en el manejo integral del cultivo”, puntualiza la experta.

Mariquitas

Las mariquitas, pertenecientes a la familia Coccinellidae, son insectos de gran importancia ecológica y económica. Conocidas por sus vistosos colores y manchas, existen alrededor de 5,000 especies registradas, en donde destacar por tener un cuerpo redondo, el cual puede ser de color rojo, amarillo o naranja, con manchas negras dependiendo de la especie.

Una de las características más valiosas de las mariquitas es su papel como depredadores naturales de plagas agrícolas. Son particularmente eficaces en el control de pulgones, ácaros y cochinillas, lo que las convierte en uno de los agentes de control biológico más importantes en la agricultura, debido a que una sola mariquita puede consumir hasta 5,000 pulgones durante su vida adulta, que dura entre tres y seis semanas. Además, depositan cientos de huevos en las colonias de estos insectos, y cuando las larvas eclosionan, comienzan a alimentarse rápidamente.

Chinches Depredadores

Las chinches depredadoras son insectos que poseen piezas bucales especializadas en forma de estiletes punzantes, las cuales les permiten capturar y alimentarse de diversas plagas agrícolas de gran impacto, como la mosca blanca, trips, orugas y larvas de minadores.

Existen diversas especies de chinches depredadoras, cada una con habilidades específicas y preferencias alimenticias que las hacen más eficaces contra ciertos tipos de plagas. Por ejemplo, Macrolophus pygmaeus es conocida por su alta efectividad en el control de la mosca blanca y las orugas, mientras que las chinches del género Orius destacan por ser especialmente eficientes en la eliminación de trips.

Mosca de las flores

Las moscas de las flores, pertenecientes a la familia Syrphidae, son insectos a menudo confundidos con abejas debido a su apariencia similar, además de que desempeñada de igual manera un papel crucial en la polinización de diversas plantas. Su ciclo de vida es particularmente interesante y beneficioso para el ecosistema: en su etapa larvaria, ayudan a descomponer la materia orgánica y se alimentan de otros insectos como los pulgones, lo que los convierte en importantes controladores biológicos.

Al alcanzar la edad adulta, las moscas de las flores cambian sus hábitos alimenticios y se convierten en polinizadoras, consumiendo exclusivamente néctar. Esta transición las hace esenciales para la reproducción de muchas plantas. Además de su papel en la polinización y el control de plagas, los sírfidos son considerados indicadores ambientales debido a su sensibilidad a diversos factores ecológicos. Su presencia en un ecosistema puede ser un signo de salud ambiental.

Mosquitos De La Agalla

Los mosquitos de la agalla, especialmente la especie Aphidoletes aphidimyza, son pequeños insectos altamente efectivos como agentes de control biológico, desempeñando un papel crucial en la lucha contra plagas como pulgones y ácaros. Este control se debe a que las hembras adultas colocan sus huevos directamente en las hojas o cerca de las colonias de pulgones y al eclosionar, las larvas, que son voraces depredadores, se alimentan activamente de los pulgones inmovilizando a sus presas y succionando sus fluidos corporales.

Además, como parte de su comportamiento natural, Aphidoletes aphidimyza se adapta bien a una variedad de cultivos y ambientes, lo que facilita su implementación en diferentes tipos de sistemas agrícolas.

Hormigas

Las hormigas son insectos pertenecientes a la familia Formicidae, dentro del orden Hymenoptera. Se caracterizan por su eusocialidad, viviendo en colonias organizadas con una clara división de labores entre castas: reinas, obreras y machos. Ecológicamente, las hormigas desempeñan un papel crucial en los ecosistemas. Contribuyen a la aireación del suelo, la incorporación de nutrientes, la dispersión de semillas, la descomposición de materia orgánica e incluso la polinización de algunas plantas.

En los huertos, la mayoría de las especies de hormigas son beneficiosas, actuando como removedores de suelo, incorporando materia orgánica y depredando plagas como el picudo y las termitas. Sin embargo, pueden convertirse en un problema en los huertos cuando establecen una relación de mutualismo con los pulgones, y es que las hormigas protegen a los pulgones de sus depredadores naturales para alimentarse de la melaza que estos producen. Por ello, si llega a tener problemas con ellas, se recomienda el uso de tratamientos ecológicos como el jabón potásico en combinación con aceite de neem, aplicados en momentos específicos del día para maximizar su eficacia y evitar daños a las plantas.

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