¿Cuál es el mejor abono casero para las plantas?
En La Huerta le damos algunas claves de abonos caseros que puede elaborar echando mano de restos de comida que probablemente tendrá en su cocina.
Para este punto seguramente habrá leído ya varias veces, incluso en estas páginas, que una de las claves para mantener la fortaleza de las plantas y garantizar que tengan un desarrollo y crecimiento óptimo es el abono. El proceso puede que suene engorroso para algunos, sobre todo para aquellos que buscan soluciones un poco más prácticas y quizás no tengan la disposición de buscar abonos ideales para cada tipo de planta que tienen en sus espacios. Por eso acá en La Huerta le damos algunas claves de abonos caseros que puede elaborar echando mano de restos de comida que probablemente tendrá en su cocina. Saque la libreta y tome nota.
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Lo primero a tener en cuenta es que el abono orgánico ofrece importantes beneficios, pues no solo permite aprovechar residuos, sino que fortalece el mecanismo de retención de nutrientes y gracias a que son ricos en carbono, permiten que los microrganismos realicen el proceso de compostaje.
Y la lista de infaltables a la hora de pensar en abono casero la lidera un producto que casi todos tenemos en el hogar: cáscaras de banano. Se trata de una fuente clave para las plantas por sus altos niveles de potasio y muy beneficiosa para procesos puntuales como la floración. El potasio resulta siendo un aliado formidable tanto en la fotosíntesis como en la formación de tejidos resistentes. Se aconseja hervirlas y utilizar el agua resultante (cuando ya se haya enfriado) para el proceso de riego.
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En el ranking casi siempre figuran también las cáscaras de huevo, muy usadas en trozos o trituradas y esparcidas en la base de las plantas. Son ricas en carbonato de calcio y sirven también como repelente de insectos.
Y si usted es de los que consume café con frecuencia, tenga en cuenta que los restos de la preparación también son una fuente abundante de nutrientes para las plantas. Contiene fósforo, potasio y nitrógeno que ayudan a optimizar la fertilidad y estructura del suelo. Sin embargo hay que tener acá en cuenta varios aspectos: su uso debe ser moderado porque por sus cantidades de nitrógeno pueden llegar a quemar las raíces de la planta, y siempre debe ser usado cuando se encuentre totalmente seco y que sea el resultado de café regular (ninguno que tenga sabores, aditivos o que sea descafeinado)
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También puede elaborar abono casero a base de lentejas, ricas en hierro, potasio, magnesio y vitaminas que ayudan al crecimiento de las plantas y la salud del sustrato. En este caso se puede hacer de dos vías: mezclando lentejas trituradas con abundante agua (una cucharada por un litro de agua) y regando las plantas con ese líquido cada dos semanas; o esparciendo el polvo de lentejas directamente sobre la tierra (una vez cada seis meses).
Otra buena, bonita y barata es utilizar el agua que sale del lavado del arroz para el riego de las plantas. El almidón del líquido tiene micronutrientes que ayudan al fortalecimiento de la tierra y son buena fuente de alimento.
Para este punto seguramente habrá leído ya varias veces, incluso en estas páginas, que una de las claves para mantener la fortaleza de las plantas y garantizar que tengan un desarrollo y crecimiento óptimo es el abono. El proceso puede que suene engorroso para algunos, sobre todo para aquellos que buscan soluciones un poco más prácticas y quizás no tengan la disposición de buscar abonos ideales para cada tipo de planta que tienen en sus espacios. Por eso acá en La Huerta le damos algunas claves de abonos caseros que puede elaborar echando mano de restos de comida que probablemente tendrá en su cocina. Saque la libreta y tome nota.
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Lo primero a tener en cuenta es que el abono orgánico ofrece importantes beneficios, pues no solo permite aprovechar residuos, sino que fortalece el mecanismo de retención de nutrientes y gracias a que son ricos en carbono, permiten que los microrganismos realicen el proceso de compostaje.
Y la lista de infaltables a la hora de pensar en abono casero la lidera un producto que casi todos tenemos en el hogar: cáscaras de banano. Se trata de una fuente clave para las plantas por sus altos niveles de potasio y muy beneficiosa para procesos puntuales como la floración. El potasio resulta siendo un aliado formidable tanto en la fotosíntesis como en la formación de tejidos resistentes. Se aconseja hervirlas y utilizar el agua resultante (cuando ya se haya enfriado) para el proceso de riego.
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En el ranking casi siempre figuran también las cáscaras de huevo, muy usadas en trozos o trituradas y esparcidas en la base de las plantas. Son ricas en carbonato de calcio y sirven también como repelente de insectos.
Y si usted es de los que consume café con frecuencia, tenga en cuenta que los restos de la preparación también son una fuente abundante de nutrientes para las plantas. Contiene fósforo, potasio y nitrógeno que ayudan a optimizar la fertilidad y estructura del suelo. Sin embargo hay que tener acá en cuenta varios aspectos: su uso debe ser moderado porque por sus cantidades de nitrógeno pueden llegar a quemar las raíces de la planta, y siempre debe ser usado cuando se encuentre totalmente seco y que sea el resultado de café regular (ninguno que tenga sabores, aditivos o que sea descafeinado)
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También puede elaborar abono casero a base de lentejas, ricas en hierro, potasio, magnesio y vitaminas que ayudan al crecimiento de las plantas y la salud del sustrato. En este caso se puede hacer de dos vías: mezclando lentejas trituradas con abundante agua (una cucharada por un litro de agua) y regando las plantas con ese líquido cada dos semanas; o esparciendo el polvo de lentejas directamente sobre la tierra (una vez cada seis meses).
Otra buena, bonita y barata es utilizar el agua que sale del lavado del arroz para el riego de las plantas. El almidón del líquido tiene micronutrientes que ayudan al fortalecimiento de la tierra y son buena fuente de alimento.