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La gestión del abonado en la agricultura es un tema fundamental para garantizar la salud de los cultivos y optimizar su rendimiento. La hora del día en que se aplica el abono puede influir en su efectividad y en la absorción por parte de las plantas.
De acuerdo con Carlos Martínez, agrónomo de la Universidad Nacional con más de 20 años de experiencia en el sector agrícola, la aplicación de fertilizantes es crucial, pero el momento en que se realiza puede hacer una diferencia significativa. Según Martínez, hay varios factores que deben considerarse al determinar la mejor hora para abonar, incluyendo el tipo de fertilizante, las condiciones climáticas y las características del cultivo.
Uno de los puntos que menciona es la temperatura. “Durante las horas más cálidas del día, la actividad del sol puede provocar una rápida evaporación de ciertos nutrientes. Esto puede reducir la cantidad de fertilizante que las plantas pueden absorber”, explica al sugerir que las horas más frescas del día son preferibles para la aplicación de abonos.
En muchos lugares, las primeras horas de la mañana son consideradas ideales. “En la mañana, las temperaturas son más bajas y la humedad es relativamente alta. Esto permite que el fertilizante se adhiera mejor al suelo y sea más eficiente en su absorción por las raíces”, señala. Además, menciona que el rocío matutino puede ayudar a disolver los nutrientes, facilitando su disponibilidad.
Por otro lado, la tarde también puede ser un buen momento, especialmente en regiones donde las temperaturas son muy altas durante el día. “Si se espera que el calor aumente, aplicar abono en la tarde, cuando la temperatura comienza a bajar, puede ser efectivo. Sin embargo, es importante no hacerlo demasiado tarde, ya que el efecto del sol en la evaporación aún puede estar presente”, advierte el agrónomo.
Las condiciones climáticas juegan un papel importante en la elección de la hora para abonar. “La previsión de lluvia es un factor clave. Si se espera lluvia, puede ser más efectivo aplicar el abono poco antes de la precipitación. Esto ayuda a que el fertilizante se disuelva y se infiltra en el suelo más rápidamente”, comenta Martínez. Sin embargo, añade que esto debe hacerse con precaución, ya que si llueve demasiado pronto, podría arrastrar los nutrientes fuera del área de las raíces.
En cuanto a los cultivos específicos, el agrónomo señala que cada tipo puede tener sus propias necesidades. “Cultivos como el maíz, que tienen un alto requerimiento de nitrógeno, pueden beneficiarse de aplicaciones programadas en momentos específicos del ciclo de crecimiento. Esto es especialmente cierto durante las fases críticas de crecimiento, cuando la planta necesita más nutrientes”, indica.
Asimismo, los cultivos que requieren un manejo más delicado pueden requerir un enfoque diferente. “Las hortalizas de hoja, como la lechuga, son más sensibles a la salinidad. Por lo tanto, es mejor aplicar fertilizantes en horas donde la planta no sufra estrés por calor”, sugiere.
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Martínez también discute la importancia de la técnica de aplicación. “La forma en que se aplica el abono puede influir en su eficacia. Por ejemplo, el uso de sistemas de riego por goteo permite una distribución más uniforme y puede maximizar la absorción de nutrientes”, menciona. En este sentido, recomienda que se utilicen técnicas que minimicen el contacto directo del fertilizante con las hojas, ya que esto puede causar daño y reducir la capacidad de la planta para absorber los nutrientes adecuadamente.
Un aspecto adicional a considerar es el tipo de abono que se está utilizando. “Los fertilizantes de liberación controlada son menos susceptibles a la evaporación y pueden ser aplicados en momentos más flexibles. Esto permite una mayor comodidad para los agricultores, quienes pueden elegir horarios que se adapten mejor a su programación”, explica el experto.
La experiencia práctica también juega un papel crucial en la determinación de la mejor hora para abonar. “He trabajado con muchos agricultores a lo largo de los años y he visto que aquellos que toman en cuenta las características de su terreno y el comportamiento de sus cultivos obtienen mejores resultados”, asegura Martínez. El monitoreo constante del crecimiento y la salud de las plantas puede ofrecer información valiosa sobre cuándo es el momento adecuado para aplicar nutrientes.
El agrónomo concluye señalando que no hay una respuesta única para todos los casos. “Cada agricultor debe evaluar las condiciones específicas de su terreno, el clima local y las necesidades de sus cultivos. La mejor hora para abonar puede variar, pero siempre hay que priorizar la eficiencia en la absorción de nutrientes”, concluye.
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