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Una primera aclaración, muy necesaria: el boldo, la planta del acetaminofén no está relacionada con este analgésico, que se usa ampliamente en todo el mundo para tratar dolores menores y manejar la fiebre, cuya sustancia activa es el paracetamol.
De hecho, el paracetamol es un compuesto sintetizado artificialmente, sin la intervención de la planta de boldo.
Entonces, ¿por qué el boldo es conocido como la planta de acetaminofén? Porque, a pesar de no tener nada que ver con este analgésico, que es uno de los más usados en todo el planeta, sí posee algunas propiedades para tratar males menores.
Como con cualquier planta medicinal, vale aclarar primero que, si bien muchas plantas poseen propiedades para aliviar algunas molestias, la ingesta continua de algunas de éstas puede ser dañina, en primer lugar. Y, en segundo, no reemplaza un tratamiento médico ni la consulta con un especialista de la salud.
Dicho esto, el boldo ha sido usado tradicionalmente para aliviar afecciones como la dispepsia (malestares estomacales) o problemas hepáticos, como la ictericia. Esto según el “Vademécum colombiano de plantas medicinales”, publicado por el entonces Ministerio de la Protección Social.
De acuerdo con el Instituto Nacional de los Pueblos Indígenas de México (INPI), el uso tradicional aprovecha las hojas, mediante infusiones.
Típicamente sugiere agregar unos ocho gramos de las hojas a un litro de agua hirviendo. El líquido se debe dejar reposar unos cinco minutos. Después de esto se filtro y está listo para el consumo.
Si bien no hay toxicidades reportadas para la ingesta de esta planta, el INPI no recomienda un consumo prolongado de esta planta, pues puede generar irritaciones en la mucosa gástrica.
Cuidados del boldo
El boldo es una planta típica de las regiones secas de Chile. Por lo general, su desarrollo óptimo se da en alturas por debajo de los 1.000 metros sobre el nivel del mar.
Aunque crece lentamente, esta planta puede llegar a tener entre 7 y 10 metros de altura, típicamente.
Al ser una especie de clima seco, está acostumbrada a recibir una cantidad continua y amplia de luz, sin importar si esta es directa. En suelo abierto, el boldo también se puede plantar en semisombra, siempre y cuando reciba luz de forma constante.
El riego de esta planta debe hacerse con cuidado, pues el exceso de humedad daña por completo el crecimiento óptimo de la planta. Dependiendo de las condiciones climáticas, puede necesitar agua entre una y dos veces por semana, pero siempre cuidando que no haya encharcamientos.
Es clave tener un suelo con buen drenaje para proteger la salud de las raíces.
Una de las señales clásicas de estrés en esta planta es un leve enrollamiento en las puntas de las hojas, que suele ser señal de exceso de agua.
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