La pimienta es una de las especias más usadas y conocidas en todo el mundo. Resulta complejo coronarla como la reina de las especias, pero cuando menos sería la primera en línea para el trono, si se quiere.
Esta es una planta originaria de la India, cuyo uso ha sido documentado desde la antigüedad, por griegos y romanos. En algunas sociedades incluso fue moneda de cambio, como en su momento también lo fue la sal en algunas parte del mundo.
Una planta tan apreciada y usada en el mundo ha impulsado un robusto comercio global, que hoy supera los US$5.000 millones anuales, de acuerdo con datos del Observatorio de Complejidad Económica.
De hecho, entre una lista de más de 1.200 productos, la pimienta se ubica en el lugar 548 entre los más comercializados a nivel global.
Nada mal para una planta que, a pesar de todos sus beneficios agroindustriales, además de su sabrosura en la mesa, requiere de cuidados y condiciones muy específicas para prosperar.
Características y cuidados de la planta de pimienta
Cuando se habla de pimienta, por lo general, se está refiriendo a la conocida como Piper nigrum L. Claramente, hay otras variedades, que difieren en aroma y sabor, pero la planta más difundida en el mundo es la que acá se menciona.
De esta se extrae la pimienta negra y la blanca (que requiere de un proceso de fermentación para poder obtener este producto final).
La planta de pimienta es una liana trepadora, por lo que necesita tutores (apoyos para las lianas) para poderse desarrollar correctamente.
Es una planta que debe cultivarse en zonas tropicales húmedas, con un techo de 1.000 metros de altura sobre el nivel del mar. Su cultivo se desarrolla de forma óptima en lugares que se encuentren por debajo de los 600 metros. Y prefiere los lugares que no bajan de 25 grados en el termómetro, con un promedio de 28 grados centígrados.
Es una planta que no soporta periodos largos de sequía y, más bien, requiere de una humedad constante, aunque no excesiva. El agua en cantidades muy elevadas puede ayudar al debilitamiento de las raíces y, con esto, a que se pudran.
Es clave que la planta esté sembrada en suelos que tengan buen drenaje y que cuenten con un PH levemente ácido, así como con abundante material orgánico.
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