¿Cuáles son las cinco flores más caras del mundo?
Algunas de las flores más caras del mundo incluyen la Orquídea Shenzhen Nongke y la Orquídea Oro de Kinabalu, cuyos precios oscilan desde los miles hasta los millones de dólares debido a su exquisita rareza y belleza.
Las flores, con su belleza efímera y su diversidad de formas y colores, han cautivado a la humanidad desde tiempos inmemoriales. Sin embargo, algunas de estas obras maestras de la naturaleza van más allá de lo común, no solo por su apariencia deslumbrante, sino también por su exquisita rareza que hacen que su precio sea elevado.
Son tan importantes en el mercado, que de hecho en las exportaciones colombianas las flores destacan especialmente, ya que es uno de los productos más reconocidos a nivel mundial por parte del país, debido a que cuanta con una impresionante variedad que incluye 60 especies y más de 1.600 variedades aptas para exportación, según lo menciona Ceniflores en febrero del 2024.
Sin embargo, aunque las flores colombianas son codiciadas, descubra cuáles son las más caras en el mundo:
1. Orquídea Shenzhen Nongke:
La Orquídea Esmeralda, también conocida como Flor de Kadupul, es una creación sin precedentes, según se menciona en el libro “History of Orchids, rare and Exotic Orchids”, publicado en 2018 por Joel Schiff, profesor de la Universidad de Auckland. Esta flor desafía los límites entre lo natural y lo artificial, ya que fue el resultado de ocho años de ardua investigación por parte del Grupo Shenzhen Nongke en China.
Su debut en 2005 la catapultó a la fama, no solo por su belleza singular, sino también por su precio exorbitante. En una subasta, un comprador anónimo la adquirió por la cifra equivalente a 202.000 dólares estadounidenses ($779,300,000 COP aproximadamente) según cálculos hechos entonces por Schiff. Este hito la convirtió en la flor más cara jamás vendida.
2. Orquídea Oro de Kinabalu:
La Orquídea Oro de Kinabalu, científicamente conocida como Paphiopedilum rothschildianum, es una especie rara y exquisita que se encuentra en las selvas de Borneo, específicamente en el parque nacional Monte Kinabalu. Descubierta en 1987 por el botánico John S. Bates, la Orquídea Oro de Kinabalu crece en altitudes superiores a 1200 metros y puede alcanzar hasta 90 centímetros de altura, con inflorescencias de hasta 60 centímetros
Según Antony van der Ent, en el artículo “Ecología de Paphiopedilum rothschildianum, Parque Kinabalu (Sabah, Malasia)” de la revista Conservación de Biodiversidad del año 2015 esta se destaca por su larga duración en flor, que puede extenderse de 6 a 8 semanas. Sin embargo, Su reproducción y crecimiento son notablemente lentos, ya que puede tardar hasta 15 años en florecer desde que se planta. Su precio ronda los 5.000 dólares por flor (19.300.000 COP aproximadamente).
Esta orquídea juega un papel significativo en la biodiversidad debido a su estrecha relación simbiótica con un hongo particular, lo que contribuye a un fenómeno de diversidad biológica único.
3. Flor Kadupul:
El Epiphyllum oxypetalum, conocido comúnmente como flor Kadupul, reina de la noche, cactus de la pipa del holandés, galán de noche o Brahma Kamalam, es una planta que habita de forma silvestre en casi toda América Tropical. Es originaria de Sri Lanka, una región insular al sur de India, aunque en este momento se encuentra amenazada en Guatemala. Esta planta puede alcanzar alturas de hasta 3 metros, pero solo cuando puede crecer sobre otra planta o soporte, ya que su naturaleza epífita la hace dependiente de ello. Cuando no tiene este soporte, su porte es rastrero.
Su encanto radica en su fugacidad: florece solo una vez al año, en la quietud de la medianoche, para desvanecerse antes del amanecer. Sus pétalos blancos, salpicados de tonos amarillos, se despliegan de una forma delicada, emanando un perfume que impregna la noche.
A diferencia de otras flores exóticas que se subastan por sumas astronómicas, la Flor Kadapul no tiene precio. Su valor reside en su esencia efímera, en la exclusividad de su breve existencia.
4. Azafrán:
El azafrán, según el artículo de investigación “El azafrán: aspectos socioeconómicos y culturales” de Pascual Rubio Terrado, profesor de Geografía, de la Universidad de Zaragoza, es indudablemente considerado la especia más cara del mundo debido a su meticulosa y laboriosa forma de producción. Para obtener tan solo un kilogramo de los delicados hilos de estigma de color dorado, se requieren aproximadamente 150.000 flores de Crocus sativus, la planta de la que se extrae el azafrán.
La recolección es un proceso extremadamente delicado que requiere horas de trabajo minucioso por parte de los recolectores. Cada flor debe ser cuidadosamente cosechada a mano para evitar dañar los estigmas, que son los hilos rojos y naranjas dentro de la flor que contienen el azafrán. Una vez recolectados, los estigmas deben secarse y fermentarse adecuadamente para desarrollar su aroma y sabor característicos. Por ello, el precio, oscila entre 1,000 y 4,500 dólares por unidad ($3.500.000 a 17.500.000 COP aproximadamente)
5. Tulipán Semper Augustus:
En el siglo XVII, los holandeses se sintieron cautivados por las flores flameadas, especialmente el tulipán llamado “Semper Augustus”. Este tulipán era apreciado por su belleza y rareza. Sin embargo, lo que nadie sabía en ese momento era que esta variedad, que causó la primera crisis financiera (conocida como la “tulipomanía”), en realidad estaba afectado por una enfermedad, un virus llamado “rompe tulipanes” que se manifestaba cuando un tulipán blanco era cultivado durante años, lo que causaba que de repente mostrara rayas o motas en su bulbos con patrones irrepetibles.
El tulipán, originario de las cadenas montañosas entre Turquía y China, llegó a los Países Bajos en 1593. La tierra arenosa holandesa hizo que los tulipanes desarrollaran colores fascinantes, y la variedad “Semper Augustus” era especialmente codiciada debido a sus flores con destellos de color rojo sangre sobre un fondo blanco.
Según el Amsterdam Tulip Museum, se estima que en 1624 solo existían 12 ejemplares del Semper Augustus, todos en posesión de un único individuo: Adrian Pauw, un alto funcionario de la Compañía Holandesa de las Indias Orientales. Su negativa a vender los bulbos solo avivaba la llama del deseo por esta flor, elevando su precio a alturas exorbitantes.
En 1633, se dice que un solo bulbo de Semper Augustus se vendió por 5.500 florines, cuando el sueldo de un holandés promedio era de 150 florines anuales. En el apogeo de la Tulipomanía, entre 1636 y 1637, se llegó a ofrecer 10.000 florines por un solo ejemplar.
Hoy en día, el Semper Augustus está extinto, quedando solo pinturas de lo que fue su esplendor. Pero, los entusiastas de los tulipanes aún cultivan variedades rotas. Algunas, como el Habit de Noce, fueron registradas por primera vez en la década de 1790, o los variedades llamadas World Expression, Happy Generation y Sorbet.
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Las flores, con su belleza efímera y su diversidad de formas y colores, han cautivado a la humanidad desde tiempos inmemoriales. Sin embargo, algunas de estas obras maestras de la naturaleza van más allá de lo común, no solo por su apariencia deslumbrante, sino también por su exquisita rareza que hacen que su precio sea elevado.
Son tan importantes en el mercado, que de hecho en las exportaciones colombianas las flores destacan especialmente, ya que es uno de los productos más reconocidos a nivel mundial por parte del país, debido a que cuanta con una impresionante variedad que incluye 60 especies y más de 1.600 variedades aptas para exportación, según lo menciona Ceniflores en febrero del 2024.
Sin embargo, aunque las flores colombianas son codiciadas, descubra cuáles son las más caras en el mundo:
1. Orquídea Shenzhen Nongke:
La Orquídea Esmeralda, también conocida como Flor de Kadupul, es una creación sin precedentes, según se menciona en el libro “History of Orchids, rare and Exotic Orchids”, publicado en 2018 por Joel Schiff, profesor de la Universidad de Auckland. Esta flor desafía los límites entre lo natural y lo artificial, ya que fue el resultado de ocho años de ardua investigación por parte del Grupo Shenzhen Nongke en China.
Su debut en 2005 la catapultó a la fama, no solo por su belleza singular, sino también por su precio exorbitante. En una subasta, un comprador anónimo la adquirió por la cifra equivalente a 202.000 dólares estadounidenses ($779,300,000 COP aproximadamente) según cálculos hechos entonces por Schiff. Este hito la convirtió en la flor más cara jamás vendida.
2. Orquídea Oro de Kinabalu:
La Orquídea Oro de Kinabalu, científicamente conocida como Paphiopedilum rothschildianum, es una especie rara y exquisita que se encuentra en las selvas de Borneo, específicamente en el parque nacional Monte Kinabalu. Descubierta en 1987 por el botánico John S. Bates, la Orquídea Oro de Kinabalu crece en altitudes superiores a 1200 metros y puede alcanzar hasta 90 centímetros de altura, con inflorescencias de hasta 60 centímetros
Según Antony van der Ent, en el artículo “Ecología de Paphiopedilum rothschildianum, Parque Kinabalu (Sabah, Malasia)” de la revista Conservación de Biodiversidad del año 2015 esta se destaca por su larga duración en flor, que puede extenderse de 6 a 8 semanas. Sin embargo, Su reproducción y crecimiento son notablemente lentos, ya que puede tardar hasta 15 años en florecer desde que se planta. Su precio ronda los 5.000 dólares por flor (19.300.000 COP aproximadamente).
Esta orquídea juega un papel significativo en la biodiversidad debido a su estrecha relación simbiótica con un hongo particular, lo que contribuye a un fenómeno de diversidad biológica único.
3. Flor Kadupul:
El Epiphyllum oxypetalum, conocido comúnmente como flor Kadupul, reina de la noche, cactus de la pipa del holandés, galán de noche o Brahma Kamalam, es una planta que habita de forma silvestre en casi toda América Tropical. Es originaria de Sri Lanka, una región insular al sur de India, aunque en este momento se encuentra amenazada en Guatemala. Esta planta puede alcanzar alturas de hasta 3 metros, pero solo cuando puede crecer sobre otra planta o soporte, ya que su naturaleza epífita la hace dependiente de ello. Cuando no tiene este soporte, su porte es rastrero.
Su encanto radica en su fugacidad: florece solo una vez al año, en la quietud de la medianoche, para desvanecerse antes del amanecer. Sus pétalos blancos, salpicados de tonos amarillos, se despliegan de una forma delicada, emanando un perfume que impregna la noche.
A diferencia de otras flores exóticas que se subastan por sumas astronómicas, la Flor Kadapul no tiene precio. Su valor reside en su esencia efímera, en la exclusividad de su breve existencia.
4. Azafrán:
El azafrán, según el artículo de investigación “El azafrán: aspectos socioeconómicos y culturales” de Pascual Rubio Terrado, profesor de Geografía, de la Universidad de Zaragoza, es indudablemente considerado la especia más cara del mundo debido a su meticulosa y laboriosa forma de producción. Para obtener tan solo un kilogramo de los delicados hilos de estigma de color dorado, se requieren aproximadamente 150.000 flores de Crocus sativus, la planta de la que se extrae el azafrán.
La recolección es un proceso extremadamente delicado que requiere horas de trabajo minucioso por parte de los recolectores. Cada flor debe ser cuidadosamente cosechada a mano para evitar dañar los estigmas, que son los hilos rojos y naranjas dentro de la flor que contienen el azafrán. Una vez recolectados, los estigmas deben secarse y fermentarse adecuadamente para desarrollar su aroma y sabor característicos. Por ello, el precio, oscila entre 1,000 y 4,500 dólares por unidad ($3.500.000 a 17.500.000 COP aproximadamente)
5. Tulipán Semper Augustus:
En el siglo XVII, los holandeses se sintieron cautivados por las flores flameadas, especialmente el tulipán llamado “Semper Augustus”. Este tulipán era apreciado por su belleza y rareza. Sin embargo, lo que nadie sabía en ese momento era que esta variedad, que causó la primera crisis financiera (conocida como la “tulipomanía”), en realidad estaba afectado por una enfermedad, un virus llamado “rompe tulipanes” que se manifestaba cuando un tulipán blanco era cultivado durante años, lo que causaba que de repente mostrara rayas o motas en su bulbos con patrones irrepetibles.
El tulipán, originario de las cadenas montañosas entre Turquía y China, llegó a los Países Bajos en 1593. La tierra arenosa holandesa hizo que los tulipanes desarrollaran colores fascinantes, y la variedad “Semper Augustus” era especialmente codiciada debido a sus flores con destellos de color rojo sangre sobre un fondo blanco.
Según el Amsterdam Tulip Museum, se estima que en 1624 solo existían 12 ejemplares del Semper Augustus, todos en posesión de un único individuo: Adrian Pauw, un alto funcionario de la Compañía Holandesa de las Indias Orientales. Su negativa a vender los bulbos solo avivaba la llama del deseo por esta flor, elevando su precio a alturas exorbitantes.
En 1633, se dice que un solo bulbo de Semper Augustus se vendió por 5.500 florines, cuando el sueldo de un holandés promedio era de 150 florines anuales. En el apogeo de la Tulipomanía, entre 1636 y 1637, se llegó a ofrecer 10.000 florines por un solo ejemplar.
Hoy en día, el Semper Augustus está extinto, quedando solo pinturas de lo que fue su esplendor. Pero, los entusiastas de los tulipanes aún cultivan variedades rotas. Algunas, como el Habit de Noce, fueron registradas por primera vez en la década de 1790, o los variedades llamadas World Expression, Happy Generation y Sorbet.
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