Escucha este artículo
Audio generado con IA de Google
0:00
/
0:00
Esta es una pregunta que, si bien puede no ser complejo responder, tiene respuestas tan múltiples, como subjetivas.
Para resolverla hay que comenzar por otra pregunta, parafraseando a Raymond Carver: ¿de qué hablamos cuando hablamos de plantas del amor?
Si es por sus usos comerciales, tendríamos en los primeros lugares de la lista a las rosas (producto estrella de exportación de Colombia, por ejemplo) o los tulipanes, que suelen entregarse para fechas especiales.
Pero lo cierto es que esta ecuación escapa las arenas del comercio y la economía hacia terrenos algo más amplios, pero también más vagos.
Al final, hay una serie de construcciones sociales alrededor del por qué una planta es considerada como “planta del amor”. Hay acá simbolismos, tradiciones, creencias populares, entre otros aspectos.
Todo esto para decir que la definición termina por ser un asunto tan volátil, como cambiante: la que puede ser una planta vinculada al amor en Colombia puede no significar nada (o algo enteramente distinto) en Indonesia, por ejemplo.
Antes de seguir, vale aclarar que ninguna de estas plantas tiene poderes o propiedades vinculadas al amor o a las interacciones sociales de tipo romántico. Son más símbolos y representaciones de sentimientos (hábilmente aprovechados por una industria u otra, en algunos casos). Esto, a pesar de lo que puedan decir sistemas de creencias como el Feng Shui u otras construcciones similares.
Rosas
Las rosas son una de las insignias de la agricultura en Colombia. Actualmente, en el país hay 10.000 hectáreas dedicadas a la producción, según las cifras de la Asociación Colombiana de Exportadores de Flores (Asocolflores).
Y buena parte de la producción nacional está asociada a celebraciones como San Valentín, en Estados Unidos, o el día del amor y la amistad en Colombia.
Sólo para San Valentín, se realizan cerca del 15 % del total de exportaciones del año y para atender la demanda se crean unos 27.000 empleos más.
Los rosales requieren de algunos cuidados especializados en términos de poda, especialmente, para lograr que no sólo crezcan sanos, sino que florezcan a toda potencia.
En términos de luz, las rosas necesitan un mínimo de seis horas de radiación directa al día. Son un cultivo muy susceptible a las bajas temperaturas y, en especial, a las heladas. Así que, si están sembradas en exterior, hay que cuidar mucho este aspecto (por eso son tan comunes en invernaderos).
El riego debe ser abundante, aunque no con una gran frecuencia. Pero hay que tener cuidado con los encharcamientos, por lo que el suelo debe ser ligero para facilitar la absorción del agua y la matera debe tener un drenaje adecuado.
Tulipanes
Los tulipanes son a los Países Bajos lo que las rosas a Colombia, de cierta forma: una suerte de estandarte vegetal nacional (con todo y que la flor nacional de Colombia no es la rosa, hay que aclarar).
Los tulipanes son plantas que soportan muy bien el frío y no gustan mucho el calor. Se recomienda plantarlos en lugares que tiran más bien hacia lo frío y, en Colombia, en alturas que oscilan entre los 2.000 y 3.000 metros sobre el nivel del mar.
A pesar de esto, son plantas de luz constante, sin importar si es de forma directa. Entre más sol, mejor.
La clave en términos de riego es mantener húmedo el sustrato, pero sin generar encharcamientos. Revisar las capas más profundas con un palo de madera (puede ser un palito de comida china) es la mejor técnica para comprobar la humedad general de esta planta.
Tradescantia o planta del amor de hombre
Es un nombre popular, que nada tiene que ver con su importancia comercial o su uso en fechas especiales.
De tallos carnosos y con raíces tuberosas o fibrosas, la tradescantia funciona tanto para interiores como exteriores pues no solo es resistente sino que se adapta fácilmente a distintas condiciones. Son plantas que disfrutan de las temperaturas cálidas (entre los 18 y 24 grados, preferiblemente) y no se la llevan muy bien con las temperaturas muy bajas. También hay que resguardarlas de las corrientes frías, algo para tener en cuenta si piensa ponerla en una terraza en un piso alto de una ciudad como Bogotá, por ejemplo.
Hay que tener cuidado, eso sí, con el manejo de la luz. Esta es una planta que, si bien se beneficia de recibir sol constantemente, no se acopla a la radiación directa. Si la va a mantener en exteriores, tiene que ser en un lugar de semisombra. En interiores, su ubicación ideal será cerca a una ventana, pero sin que reciba directamente los rayos del sol. Si las puntas de las hojas comienzan a tomar un color marrón , es posible que la planta esté recibiendo sol directo, así que pruebe moviéndola hacia otro lugar.
Anturio
Se le conoce popularmente como la flor del amor por la forma de corazón que presentan sus flores.
Los anturios son una planta engañosa: son demasiado bellos para ser tan sencillos en su cuidado. Son compañeros perfectos para interiores de todo tipo, siempre y cuando se cumpla con algunas condiciones básicas de las que ya hablaremos.
Aunque la variedad más común de anturio es de hojas verdes y flores de un rojo intenso, también los hay con floraciones blancas, rosadas y hasta amarillas.
Lea también: Anturio: cuidados, propiedades y características de esta planta
Lo primero que hay que aclarar acá es que los anturios son plantas de interiores: no la van bien con cambios bruscos de temperatura, no son muy amigas de las corrientes intensas de aire (adiós terrazas, especialmente si son de altura) y, aunque necesitan toda la luz posible, los rayos directos del sol queman sus hojas.
En términos de riego, el anturio es una planta delicada (aunque no frágil). En una temperatura promedio de 20 grados requerirá agua una vez por semana y en pocas cantidades. Acá la clave es mantener húmedas las raíces pero no encharcarlas, pues esto expone la planta a hongos o a que las raíces se vayan pudriendo.
Claveles
Además de ser la flor nacional de España, y todo un símbolo del flamenco y la región de Andalucía, el clavel es usado ampliamente en ramos y regalos para seres amados.
El clavel es, quizá, uno de los principales iconos de la jardinería, junto con las rosas, por ejemplo.
Esta es una planta de origen mediterráneo, por lo que su crecimiento óptimo se da en un rango de temperatura que no suele superar los 25 grados y que, en la noche, no debe bajar de los 12 o 10 grados centígrados, como mucho (o muy poco, como se quiera ver).
Lea también: Clavel: todo un clásico de la jardinería que siempre aporta color y vida
Preferiblemente, los claveles es mejor tenerlos en exteriores, pues necesitan toda la luz del sol que se les pueda brindar, sin importar si les cae de forma directa. Eso sí, es mejor tener cuidado con las corrientes fuertes de aire, por lo que si se trata de ponerlos en un balcón o terraza en altura hay que vigilar que el viento no dañe sus flores (que son en gran medida el atractivo principal de esta planta).
En términos de agua, el clavel podría necesitar un riego dos veces por semana, pues es una especie que agradece el agua con frecuencia. Sin embargo, como ya se dijo, hay que tener cuidado con los excesos de humedad.
🌳 ☘️ 🌿 Encuentre en La Huerta toda la información sobre plantas, jardinería, cultivos y siembra. 🍂🌺 🌼