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La albahaca es una de las primera opciones al pensar en una huerta en casa por varias razones. La primera: su amplio uso en la cocina la vuelve una compañera casi que obligada a la hora de hablar de especias. Pero, a la vez, es una planta fácil de cuidar, con propiedades aromáticas y medicinales, y de una belleza simple y arrolladora. Con verdes intensos y un crecimiento continuo y sencillo engalana cualquier lugar en donde se le ponga.
A diferencia del tomillo, por ejemplo, la albahaca sí requiere una humedad constante, pero con cuidado de no encharcarla, pues esto podría llevar a una crecimiento bajo o incluso a la muerte de la planta por cuenta de raíces podridas.
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¿Cómo lograr el punto ideal de humedad? Sencillo: la primera capa debe sentirse ligeramente húmeda al tacto. También se puede enterrar un palo (una ramita o un palito chino sirve) y si este sale húmedo, bien. Si está seco, es hora de regar.
Dependiendo de las condiciones en donde se encuentre la planta (humedad y temperatura del ambiente), la albahaca puede necesitar entre dos y tres riegos moderados a la semana. Pero, de nuevo, importante ir constatando la humedad de la tierra y con el tiempo es fácil calibrar las necesidades y periodicidad de las regadas.
Como con muchas otras plantas en casa, es importante que la matera en donde se plante la albahaca tenga posibilidades de desaguar para así regular mejor los excesos de humedad y conservar una mejor salud de la planta en general.
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Por otra parte, la albahaca es una planta de sol, de mucho sol. Su verde intenso se despliega mejor cuando está expuesta a luz constante, bien sea directa en exterior o a través de una ventana. Sin embargo, es una especie sensible al frío y a las ráfagas fuertes de viento.
Por esto si su opción es una huerta exterior, pero en altura (una terraza en apartamento de piso alto), evalúe primero si el viento puede ser un factor que le juegue en contra. Si es así, también es posible que la planta crezca en interiores (con el cuidado de que reciba mucha luz, eso sí).
Hay otra razón por la que resulta clave tener albahaca en una huerta en casa (si este es su deseo puede consular esta breve guía): es una planta fuerte y resistente, pero que resulta repelente para algunos mosquito y plagas, como la llamada mosca blanca y los pulgones. Es común encontrarle sembrada al lado de tomates o pepinos porque, justamente, ofrece un grado natural de protección y control frente a este tipo de organismos.
¿Para qué es buena la albahaca?
¿Nos suena el pesto genovés? La albahaca es una presencia fuerte en una larga lista de preparaciones en la cocina mediterránea y del sudeste asiático, principalmente.
Además de su uso extensivo en cocina (pizza margarita, allá vamos), la albahaca tiene propiedades para reducir dolores estomacales y optimizar la digestión. Las infusiones con sus hojas son muy comunes al final del servicio en restaurantes de todo tipo justo por este motivo: ayuda a que, después de pantagruélicos banquetes, la cosa vaya un poco mejor.
Pero, al final, una de las razones más sencillas y poderosas es que la albahaca es una planta de una belleza esencial y simple, pero rotunda. Con un verde intenso no sólo resulta decorativa, sino casi que tranquilizante: algo con esos colores sólo lleva a cosas buenas y deliciosas; la felicidad entre tallos y ramas.