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De la selva a su casa: secretos de la planta uña de gato

La planta uña de gato, originaria de la Amazonía y ha sido ampliamente utilizada en medicina tradicional. Sepa cómo cultivarla y usarla.

Diego Suárez
15 de octubre de 2024 - 06:00 p. m.
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La planta uña de gato (Uncaria tomentosa) es una especie trepadora que ha sido utilizada por siglos en la medicina tradicional de las comunidades indígenas de América del Sur. Sus características botánicas la hacen fácilmente identificable, destacando por sus espinas en forma de garra que le permiten escalar. Resalta por su potencial terapéutico en el tratamiento de afecciones inflamatorias, digestivas y el apoyo a la salud del sistema inmunológico.

Esta planta puede crecer hasta 30 metros de longitud en su hábitat natural, las selvas tropicales de América del Sur. Su tallo es delgado, de color marrón claro y tiene espinas en forma de ganchos curvados, similares a una garra de gato, que miden entre 0,5 y 1 cm de largo, lo que le permite trepar sobre otras plantas y árboles. Las hojas son perennes, opuestas, de forma elíptica u ovalada, de entre 10 a 15 cm de largo y 4 a 8 cm de ancho, con bordes lisos y una superficie brillante en la parte superior, mientras que la inferior es ligeramente pubescente, es decir, cubierta de finos pelillos.

Las flores son pequeñas, de aproximadamente 2 a 3 milímetros de diámetro, con pétalos de color blanco o amarillo pálido, dispuestas en inflorescencias globulares que se agrupan en racimos terminales. El fruto es una cápsula de aproximadamente 5 a 7 cm de largo, que contiene numerosas semillas aladas y planas, de alrededor de 1 a 2 cm de longitud, lo que facilita su dispersión con el viento. La corteza, de color marrón rojizo, y las raíces son gruesas y fibrosas, y son las partes que concentran los compuestos bioactivos utilizados con fines medicinales.

Propiedades

La planta uña de gato posee diversas propiedades botánicas que la convierten en una de las especies más valoradas en la medicina natural, según David Velázquez, bioquímico de la Universidad Antonio Nariño. “Uno de sus componentes clave son los alcaloides oxindólicos, que están presentes principalmente en la corteza y las raíces de la planta. Estos alcaloides han demostrado tener efectos sobre el sistema inmunológico, potenciando la capacidad del organismo para defenderse ante infecciones y enfermedades. Además de los alcaloides, la planta contiene glicósidos, triterpenos y flavonoides, compuestos con propiedades antiinflamatorias y antioxidantes, que ayudan a combatir el daño causado por los radicales libres y reducen la inflamación en el cuerpo” expuso Velázquez en entrevista con El Espectador.

Otra propiedad importante de esta especie es su capacidad de inhibir la proliferación de células anormales, lo que ha generado interés en su uso complementario en tratamientos para ciertos tipos de cáncer, explica el experto. También se le atribuyen efectos sobre el sistema digestivo, pues algunos de sus compuestos contribuyen a la cicatrización de úlceras gástricas y la protección de las mucosas intestinales, lo que la convierte en un recurso valioso para el tratamiento de trastornos digestivos.

Las propiedades antioxidantes de la uña de gato ayudan a neutralizar el estrés oxidativo en el cuerpo, lo que puede ayudar en el manejo del envejecimiento prematuro y el deterioro celular. “Esta planta también ha sido utilizada tradicionalmente para tratar afecciones reumáticas y artritis debido a sus efectos analgésicos y antiinflamatorios, lo que la convierte en un remedio natural para aliviar el dolor y mejorar la movilidad articular. Además de su capacidad para mejorar la circulación sanguínea y reducir la hipertensión, lo que añade un beneficio cardiovascular entre sus múltiples aplicaciones botánicas” añadió Velázquez.

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Guía para sembrarla en casa

Elección del lugar adecuado: la uña de gato es una planta tropical que crece mejor en climas cálidos y húmedos. Velázquez explica que si vive en un lugar con clima templado o frío, es recomendable sembrarla en un invernadero o en un lugar donde pueda recibir calor y humedad controlada. En climas tropicales, puede sembrarse directamente en el exterior. Necesita un lugar soleado o con semisombra, evite que reciba luz directa e intensa por muchas horas, ya que prefiere algo de sombra, como en su entorno natural en las selvas. Es una enredadera que puede alcanzar hasta 30 metros de longitud, por lo que necesitará un soporte para trepar, como una pérgola, cerca o un árbol robusto.

Preparación del suelo: prefiere suelos bien drenados y ricos en materia orgánica. Debe ser un suelo fértil, suelto y ligeramente ácido (pH entre 5.5 y 6.5). Puede enriquecerlo con compost o humus de lombriz. Es importante evitar encharcamientos. Si el suelo tiende a retener agua, mejore el drenaje añadiendo arena o perlita.

Siembra: puede sembrarla a partir de semillas o esquejes. Para la primera plante las semillas en semilleros a unos 0,5-1 cm de profundidad. Mantenga el sustrato húmedo, pero no empapado. La germinación puede tardar entre 20 y 30 días. Para la segunda corte un esqueje de unos 20-30 cm de una planta madura, quite las hojas de la parte inferior y plante el esqueje directamente en el suelo o en una maceta con tierra húmeda y bien drenada. Los esquejes suelen enraizar en unas cuatro a seis semanas.

Riego: necesita humedad constante, pero no soporta el encharcamiento. Riegue regularmente, asegurándose que el suelo se mantenga húmedo, pero no saturado. En climas más secos, riegue cada 2-3 días. En climas húmedos, ajuste la frecuencia según la humedad natural del ambiente.

Fertilización: se beneficia de un suelo rico en nutrientes, pero no necesita fertilizaciones frecuentes. Aplique compostaje o fertilizante orgánico (como humus de lombriz) cada tres meses, y evite el uso de fertilizantes químicos fuertes, ya que puede dañar la planta. La planta responderá bien si le proporciona suplementos de micronutrientes como magnesio y potasio.

Soporte para el crecimiento: dado que es una enredadera necesitará apoyo para trepar, puede usar pérgolas, mallas, cercas o guías colocadas en muros o troncos de árboles.

Cosecha: la corteza y las raíces son las partes medicinales de la planta. Puede cosechar pequeñas cantidades de corteza sin dañar el tallo principal. Corte porciones de la corteza, evitando que la planta sufra daños significativos. Las raíces se pueden cosechar de plantas que tengan al menos tres a cinco años de edad. Extraiga una parte de las raíces, asegurándose de dejar suficiente para que la planta siga creciendo.

Velázquez concluye con estos consejos adicionales: “Si vive en zonas frías, cultívela en macetas grandes que puedan ser trasladadas al interior o al invernadero durante el invierno. Si desea reproducir la planta, utilice esquejes o semillas de plantas maduras”, explica.

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Por Diego Suárez

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