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Ubicado en la vereda Bellavista, a un kilómetro del municipio de Sibundoy de Putumayo, el Jardín Botánico Tabanok se ha consolidado como un centro de investigación y conservación de la biodiversidad. Fundado en 2012, este espacio abarca 15 hectáreas de selva y jardines cultivados, siendo hogar de más de 300 especies de flora local. Entre ellas destacan plantas como la Guayusa, famosa por sus propiedades energizantes, y la Flor de Loto Amazónica, que atrae a polinizadores vitales para el ecosistema. Tabanok refleja la rica herencia natural de la región y el compromiso de sus fundadores con la sostenibilidad.
Desde su creación, el Jardín Botánico Tabanok ha atraído a investigadores, estudiantes y amantes de la naturaleza, convirtiéndose en un punto de encuentro para el intercambio de conocimientos sobre la conservación ambiental. Sus invernaderos y senderos permiten a los visitantes explorar una amplia gama de plantas nativas, muchas de las cuales tienen propiedades medicinales y ecológicas. Este espacio no solo celebra la biodiversidad, sino que también promueve la educación ambiental, reafirmando la importancia de proteger el patrimonio natural del Putumayo.
Bryan Coral Jaramillo, director y miembro de la familia fundadora del Jardín Botánico Tabanok, habló con El Espectador sobre la historia, proyectos, líneas de trabajo, importancia cultural y más temas relacionados a esa entidad botánica.
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¿Qué significa Tabanok?
Tabanok hace referencia a un término de origen indígena que se relaciona con la cosmovisión y la conexión de las comunidades con la naturaleza. Este concepto engloba la idea de equilibrio y armonía entre los seres humanos y su entorno, reflejando prácticas ancestrales de manejo sostenible de los recursos naturales. En el contexto del Jardín Botánico Tabanok, este concepto se integra en la misión de conservar y promover la biodiversidad, al mismo tiempo que se respeta y se revitaliza el conocimiento indígena sobre la flora y la fauna de la región.
¿Qué comunidades indígenas tienen relación con el jardín y cuál es el trabajo que desempeñan?
Las comunidades indígenas son los Kichwa y los Siona, mantienen una relación colaborativa con el Jardín Botánico Tabanok que se basa en el intercambio de conocimientos ancestrales y la investigación conjunta. Aportan su saber sobre el uso de plantas y prácticas sostenibles, lo que enriquece la conservación de la biodiversidad. El jardín también ofrece espacios de educación ambiental que promueven el respeto por la cultura local y fortalecen la identidad cultural de estas comunidades. Esta sinergia no solo beneficia al jardín, sino que empodera a las comunidades, fomentando un enfoque holístico hacia la conservación y el desarrollo sostenible. Eso se realiza desde su nacimiento.
¿Cómo nació el Jardín Botánico Tabanok?
Es una iniciativa de la familia Coral Jaramillo, aquí trabajamos todos mis hermanos y mi familia, pero solamente yo estudié biología y botánica, entonces soy quien está encargado de la parte de taxonomía e identificación de especies. Nuestra idea nación de querer prestar un servicio turístico hacía el cliente, que no incluyera practicas nocivas para el medio ambiente y que estuviera relacionado con los principios del buen vivir para la naturaleza.
Lo fundamos hace 12 años, justo después de otra iniciativa que tuvimos llamada Posadas Turísticas, esa nació con la finalidad de cambiar la realidad de nuestra familia y vecinos, pues las extremas bajas temperaturas ocasionaron que en la zona invernal en la que nos encontrábamos no fuera muy apta para vivir y la única solución que nos daban las autoridades era movilizarnos. Mi mamá fue quien comenzó con la práctica de la restauración de suelos, se logró dar sustento a otras familias mediante esas podadas y ahora ya promovemos el ecoturismo, la conservación y educación en botánica.
¿En qué consistían las Posadas Turísticas?
Eran establecimientos que combinaban el alojamiento con prácticas ecológicas orientadas a la rehabilitación de tierras degradadas, especialmente aquellas afectadas por actividades humanas, como la agricultura intensiva o la contaminación. La posada ofrecía a los visitantes no solo un lugar donde hospedarse, sino también la oportunidad de participar en actividades relacionadas con la restauración ecológica, como la reforestación, la creación de jardines nativos o talleres sobre prácticas sostenibles. Además, se enfocaba en educar a los turistas sobre la importancia de conservar los ecosistemas invernales y cómo estas acciones pueden ayudar a mejorar la salud del suelo y la biodiversidad.
Este enfoque también incluía el uso de productos locales y sostenibles en la gastronomía del lugar, así como la promoción de experiencias que resaltaban la belleza natural de la zona, atrayendo a aquellos interesados en el ecoturismo y la conservación.
¿Qué los llevó a pasar de ser tener una iniciativa de posada turística a un jardín botánico?
Yo estudié botánica en Bogotá y desde allá identificamos mediante estudios que se estaban perdiendo especies de plantas en Sibundoy, lo cual era muy grave dada la importancia de estas para nuestras comunidades. El jardín botánico nos iba a permitir, como en efecto ha sido, estudiar e investigar como conservar esas especies impidiendo su extinción, por eso nació el jardín.
¿Cuáles son sus ejes de acción?
Son tres, el ambiental, cultural y social. En el ambiental están las aulas viveros y senderos interpretativos con prácticas agroecológicas, junto a todo lo que tiene que ver con horticultura y huertas. En educación tenemos un colectivo de niños que viene permanentemente al jardín a conocer sobre plantas, se llama PILAS, además difunden información sobre actividades y talleres especiales de música y arte que hacemos en el jardín. Por último, en el cultural, la relación con todas las comunidades indígenas que expliqué anteriormente.
¿Cuál es la importancia del eje cultural del Jardín Botánico Tabanok?
Tejer redes y vincularse con otras entidades que promueven las mismas practicas, como podemos ver la naturaleza desde un destino, como realmente se puede trascender mas allá de admirar las plantas y cómo se puede ayudar a la conservación.
¿Han cumplido con el objetivo que se trazaron en la creación del jardín?
Sí, pero tenemos una misión a largo plazo, pues eso hay que cumplirlo también con las nuevas generaciones, es decir, no es un trabajo ya terminado a pesar de que hasta el momento lo hemos cumplido. Cumplimos metas y otras las dejamos de lado porque no tenemos tantos recursos económicos, nuestros fondos se van en el mantenimiento del jardín, pero para promover la educación, por ejemplo que es otro de nuestros objetivos, hay que tener más economía. No hemos logrado un trabajo con la alcaldía, ni con la gobernación.
El mayor logro es el colectivo que se llama PILAS, pues hemos logrado giras, marchas y publicaciones científicas para el territorio y sus plantas en la base del jardín botánico. Siento que otro logro es tener un reconocimiento económico local importante, pues ha sido un punto de encuentro para las personas que se interesen en volver a sembrar, practicas que se han perdido por alguna u otra razón. Lo estamos cumpliendo y en futuro proyectamos que también.
Es decir que ¿nunca han recibido apoyo económico de las entidades gubernamentales?
No, nos hemos postulado a convocatorias del Ministerio de Cultura y aplicamos para algunas. Unas alianzas directas han sido con el Instituto Tecnológico del Putumayo, que es como la universidad de acá, el Sena, la Universidad Nacional y la Universidad de Nariño. Esas entidades realmente nos han brindado, desde sus ejes de acción, ayuda en lo que respecta este tipo de cosas.
¿En qué consiste el apoyo de esas instituciones?
Hemos hecho diplomados en conservación de aves con el Sena, nos apoyan con técnicos para conocer cómo trabajar el turismo rural en esta zona, promover destinos con guía turística, y con las universidades de Nariño y Putumayo, tienen una salida de campo aquí con los estudiantes de Ingeniería Agrónoma, además, algunos hacen sus practicas con nosotros.
¿Qué otros proyectos ha venido impulsando el Jardín Botánico Tabanok?
Acabamos de terminar uno grande que se enfocaba en la educación, fueron dos años promoviendo talleres al colectivo, ahí se desarrollaron tinturas naturales, jabones, tintura ancestral, jornadas de muralismo, todo centrado en la educación.
¿Qué obstáculos han tenido que superar?
Siento que ha sido la continuidad a los proyectos, pues a veces se acaban por falta de recursos, entonces toca desde nuestros bolsillos intentar financiarlos. Lo que hemos tratado es delegarle no tanto dinero a un evento, sino hacer varios eventos pequeños durante el año. Aprender a saber manejar los recursos que tenemos. Ahorita estamos en la transición de crear un laboratorio que nos sirva para dar mas empleo a las personas. En el momento estamos en eso.
¿Qué es lo más especial del Jardín Botánico Tabanok?
La cosmología de los pueblos irradia mucha magia, historia diferente de cada planta, siento que esto se conecta con algo muy particular, y ese es el plus, estar en un territorio mágico como este.
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