Descubrimientos y conservación: la misión del Jardín Botánico del Magdalena
Para Daniel Jaramillo, director del Jardín Botánico del Magdalena, ese departamento tiene muchas especies de plantas por descubrir, lo cual pueden lograr trabajando junto a la comunidad. Conozca cómo lo han logrado y los obstáculos que han superado para ello.
Diego Suárez
Ubicado en la zona rural de La Dorada, Caldas, el Jardín Botánico del Magdalena Centro se alza como un espacio para la conservación y estudio de una de las regiones más biodiversas de Colombia. Este jardín busca salvaguardar y explorar la rica naturaleza de la cuenca del río Magdalena, un corredor biológico de enorme importancia a nivel mundial. A pesar de su reciente creación hace tres años, el proyecto ha sido impulsado por un grupo multidisciplinario de jóvenes profesionales, quienes llevan más de una década dedicados a la investigación de esta zona única.
La cuenca del río Magdalena no solo es crucial para la biodiversidad, sino también para la seguridad alimentaria de Colombia, pues allí se producen grandes cantidades de alimentos. No obstante, la región ha sufrido fragmentaciones ecológicas debido a la expansión agrícola y la falta de áreas protegidas por el Estado. En respuesta a esta situación, el Jardín Botánico del Magdalena se ha propuesto investigar y preservar los pequeños fragmentos de bosque que aún subsisten, actuando como refugios de vida silvestre. En tres años, el jardín ha logrado descubrir especies nuevas, incluyendo una Zamia, planta considerada un fósil viviente, lo que resalta la importancia de la investigación y conservación en esta área.
Más allá de su labor investigativa, el jardín botánico busca ser un espacio de participación comunitaria, involucrando activamente a la población local en el proceso de gestión ambiental. Desde programas de educación ambiental hasta la creación de reservas naturales, el objetivo principal es recuperar y preservar el conocimiento ancestral sobre la biodiversidad de la región. Con el apoyo de la comunidad y algunas instituciones, el proyecto continúa creciendo, en un esfuerzo por proteger esta joya natural que, a pesar de estar en una de las zonas más habitadas del país, sigue siendo un tesoro desconocido para muchos.
El Espectador habló con Daniel Jaramillo, geólogo especialista en paleo-ecología y director del Jardín Botánico del Magdalena Centro, para conocer más acerca de esta entidad botánica.
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¿Qué importancia tiene esta región en términos de biodiversidad y qué investigaciones han estado realizando en esa zona?
Esta es una región muy importante a nivel mundial en términos de biodiversidad, pero también es una zona muy fragmentada. Es una área agrícola clave de Colombia, donde se produce la mayor cantidad de comida para los colombianos. Debido a esto, los bosques han disminuido considerablemente, quedando solo algunos fragmentos aislados entre sí.
Nos hemos dedicado a estudiar estos fragmentos, que actúan como refugios para la biodiversidad de la región. En este proceso, hemos hecho descubrimientos interesantes, incluyendo especies nuevas para la ciencia. En el jardín hemos registrado tres nuevas especies gracias al trabajo de investigadores que han estado en la zona. Una de ellas es una especie de Zamia, plantas que son como fósiles vivientes, ya que pertenecen a linajes muy antiguos. Esta especie es exclusiva de esta zona del jardín y se ha convertido en nuestra planta insignia.
Además, hemos encontrado un nuevo registro para Colombia de un árbol de la familia de los cítricos, similar a la naranja, conocido como Ruta. Este árbol grande también lo encontramos en el jardín. En general, estamos investigando otras especies que aún estamos estudiando.
A pesar de que esta es una de las zonas más habitadas de Colombia, sigue siendo muy desconocida en términos de biodiversidad, por lo que estamos en un proceso de entender mejor y conocer más a fondo este territorio.
¿Cuál es el objetivo principal del jardín?
El objetivo principal del jardín es generar un espacio de investigación participativa. Creemos que no solo los científicos deben crear el conocimiento sobre la cuenca, sino que toda la población debe apropiarse de ella.
El jardín está diseñado como un lugar para reunirnos y dialogar sobre las cuestiones ambientales de la cuenca, identificando lo que se necesita para gestionar de manera correcta y sostenible los recursos naturales. Además, buscamos mejorar las condiciones ecológicas, que actualmente están en un estado muy deplorable. Queremos que este espacio sea un punto de encuentro donde se discutan soluciones para la conservación y el manejo responsable del entorno.
¿Cómo ha sido el proceso de involucrar a la comunidad en la investigación participativa?
En cuanto a la investigación participativa, hemos tenido el placer de reunir a la comunidad en torno a este conocimiento. Evidentemente, los procesos que conlleva un jardín botánico son muy lentos y toman mucho tiempo. Sin embargo, hemos logrado obtener resultados muy positivos, y la gente nos ha recibido con mucho cariño.
Creo que ha habido muchas cosas positivas al establecer el jardín en esta región. A pesar de que es un trabajo que requiere paciencia, la participación de la comunidad ha sido muy enriquecedora, y estamos viendo avances significativos.
¿Cómo ha sido el trabajo con la Universidad de Caldas y las comunidades locales para la difusión del conocimiento, y qué avances han tenido en la creación de reservas naturales en la región?
Hemos trabajado mucho con la Universidad de Caldas, que nos ha brindado un gran apoyo en la difusión y el entendimiento del territorio. Nos hemos reunido con las juntas de acción comunal y hemos identificado a los actores sociales que tienen influencia en la región. Esto nos ha permitido avanzar en estrategias de divulgación hacia la población en general, para que se apropien del conocimiento sobre la cuenca y lo hagan suyo, con el objetivo de que puedan gestionar este conocimiento para conservar la riqueza natural de estos lugares.
Además, hemos implementado programas con diferentes propietarios de fincas en la región, quienes están interesados en cambiar sus ciclos productivos y generar reservas naturales. Hemos promovido la creación de reservas, y en este momento estamos gestionando varias en colaboración con otras fundaciones. Actualmente, contamos con cuatro reservas: una llamada Bosques de Rayeros, ubicada en el río Furnio; otra en el río La Miel, llamada Los Chiles; y otra más en Norcasia, llamada La Taira.
La creación de estas reservas es fundamental para la conectividad biológica en esta región, que ha sido tan fragmentada. Por eso, impulsar la creación de reservas ha sido un componente clave de nuestro trabajo.
¿Cómo están avanzando en las áreas de conservación, educación e investigación en el jardín, y qué resultados han obtenido hasta ahora?
En términos de conservación, estamos avanzando en las colecciones botánicas. Tenemos una zona muy hermosa cerca del río La Miel, cerca de su desembocadura en el río Magdalena, donde estamos recopilando plantas de diferentes tipos, especialmente aquellas en peligro de extinción. Este espacio nos permite preservar la biodiversidad de la región.
En cuanto a la educación, hemos estado trabajando con los Páez y creemos que es fundamental educar a los niños y jóvenes en temas ambientales. Por ello, hemos implementado programas escolares ambientales para fortalecer el conocimiento sobre la biodiversidad.
En lo que respecta a la investigación, hemos estado invitando a numerosos investigadores a la zona. Andrea ha traído información muy valiosa, y las universidades también se han involucrado. Esta interacción entre la comunidad, las universidades y los colegios es muy positiva, ya que genera un intercambio de saberes.
Creo que en estas tres líneas de acción —conservación, educación e investigación— hemos logrado cosas muy positivas en el poco tiempo que llevamos desde la creación del jardín.
¿Cómo los han afectado los problemas de seguridad o conflicto armado?
En la región, el problema más grande es la minería. La minería tiene un impacto muy negativo en todo el tema ambiental y es una actividad que tiene poco control. Esta es una de las problemáticas más grandes con las que tenemos que lidiar.
Otro problema importante es la cacería, que también ha afectado a la región en cierta medida. Ambos factores, la minería y la cacería, representan grandes retos para nuestros esfuerzos de conservación.
El Gobierno nacional no solamente para superar esas obstáculos, sino en estos 3 años que apoyan, recibió de pronto del ministerio o si trabajan de alguna forma mancomunada con la gobernación, alcaldía distrital.
¿Qué tipo de apoyo han recibido del Gobierno Nacional para el desarrollo del jardín?
Hemos recibido apoyo de la Corporación Autónoma Regional de Caldas, Cuerpo Caldas, especialmente en programas de educación ambiental, lo cual ha sido de gran ayuda. Como mencionaba antes, también hemos tenido una excelente relación con algunas universidades en términos de investigación, lo que nos ha permitido avanzar mucho en ese aspecto.
Sin embargo, otras entidades del Estado no han hecho presencia en la región. Hemos trabajado principalmente con entidades privadas, que nos han brindado apoyo, incluyendo algunas empresas y personas naturales que han hecho donaciones porque están interesadas en el proyecto. La comunidad local también ha mostrado mucho interés y nos ha apoyado.
A pesar de esto, sentimos que la falta de presencia de instituciones gubernamentales es una gran falencia. El Estado no tiene suficiente presencia en estas zonas rurales, y eso es algo que realmente se necesita.
¿Cuál es la importancia cultural del jardín botánico para el departamento del Magdalena?
Esta es una región importantísima para Colombia, ya que históricamente ha sido una vía de acceso clave al interior de los Andes, con el río Magdalena como la principal ruta desde el mar Caribe hacia el interior. Además, posee una riqueza cultural muy fuerte.
Uno de los objetivos del jardín botánico es recuperar el conocimiento ancestral que se ha perdido, especialmente en relación con las plantas y la biodiversidad. Hemos recibido mucho apoyo de la comunidad en este sentido, ya que existe un gran interés en rescatar este conocimiento que, en muchos casos, se ha perdido debido a la falta de educación.
Queremos recuperar todo este saber y llevarlo nuevamente a las comunidades para que lo hagan suyo y lo transmitan a futuras generaciones
¿Qué es lo más especial del jardín botánico del Magdalena?
Estamos ubicados en una región de una biodiversidad asombrosa, lo cual es algo fundamental. La cantidad de especies biológicas es abrumadora; a veces, es tan impresionante que nos sobrepasa. Hay una enorme variedad de aves, mamíferos y plantas. Esta es una zona que está prácticamente por descubrir.
En términos de investigación, hemos visto que, por más que uno explore los bosques, siempre se siguen encontrando nuevas especies. Existen muchas cosas que aún no hemos visto y que estamos descubrir.
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Ubicado en la zona rural de La Dorada, Caldas, el Jardín Botánico del Magdalena Centro se alza como un espacio para la conservación y estudio de una de las regiones más biodiversas de Colombia. Este jardín busca salvaguardar y explorar la rica naturaleza de la cuenca del río Magdalena, un corredor biológico de enorme importancia a nivel mundial. A pesar de su reciente creación hace tres años, el proyecto ha sido impulsado por un grupo multidisciplinario de jóvenes profesionales, quienes llevan más de una década dedicados a la investigación de esta zona única.
La cuenca del río Magdalena no solo es crucial para la biodiversidad, sino también para la seguridad alimentaria de Colombia, pues allí se producen grandes cantidades de alimentos. No obstante, la región ha sufrido fragmentaciones ecológicas debido a la expansión agrícola y la falta de áreas protegidas por el Estado. En respuesta a esta situación, el Jardín Botánico del Magdalena se ha propuesto investigar y preservar los pequeños fragmentos de bosque que aún subsisten, actuando como refugios de vida silvestre. En tres años, el jardín ha logrado descubrir especies nuevas, incluyendo una Zamia, planta considerada un fósil viviente, lo que resalta la importancia de la investigación y conservación en esta área.
Más allá de su labor investigativa, el jardín botánico busca ser un espacio de participación comunitaria, involucrando activamente a la población local en el proceso de gestión ambiental. Desde programas de educación ambiental hasta la creación de reservas naturales, el objetivo principal es recuperar y preservar el conocimiento ancestral sobre la biodiversidad de la región. Con el apoyo de la comunidad y algunas instituciones, el proyecto continúa creciendo, en un esfuerzo por proteger esta joya natural que, a pesar de estar en una de las zonas más habitadas del país, sigue siendo un tesoro desconocido para muchos.
El Espectador habló con Daniel Jaramillo, geólogo especialista en paleo-ecología y director del Jardín Botánico del Magdalena Centro, para conocer más acerca de esta entidad botánica.
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¿Qué importancia tiene esta región en términos de biodiversidad y qué investigaciones han estado realizando en esa zona?
Esta es una región muy importante a nivel mundial en términos de biodiversidad, pero también es una zona muy fragmentada. Es una área agrícola clave de Colombia, donde se produce la mayor cantidad de comida para los colombianos. Debido a esto, los bosques han disminuido considerablemente, quedando solo algunos fragmentos aislados entre sí.
Nos hemos dedicado a estudiar estos fragmentos, que actúan como refugios para la biodiversidad de la región. En este proceso, hemos hecho descubrimientos interesantes, incluyendo especies nuevas para la ciencia. En el jardín hemos registrado tres nuevas especies gracias al trabajo de investigadores que han estado en la zona. Una de ellas es una especie de Zamia, plantas que son como fósiles vivientes, ya que pertenecen a linajes muy antiguos. Esta especie es exclusiva de esta zona del jardín y se ha convertido en nuestra planta insignia.
Además, hemos encontrado un nuevo registro para Colombia de un árbol de la familia de los cítricos, similar a la naranja, conocido como Ruta. Este árbol grande también lo encontramos en el jardín. En general, estamos investigando otras especies que aún estamos estudiando.
A pesar de que esta es una de las zonas más habitadas de Colombia, sigue siendo muy desconocida en términos de biodiversidad, por lo que estamos en un proceso de entender mejor y conocer más a fondo este territorio.
¿Cuál es el objetivo principal del jardín?
El objetivo principal del jardín es generar un espacio de investigación participativa. Creemos que no solo los científicos deben crear el conocimiento sobre la cuenca, sino que toda la población debe apropiarse de ella.
El jardín está diseñado como un lugar para reunirnos y dialogar sobre las cuestiones ambientales de la cuenca, identificando lo que se necesita para gestionar de manera correcta y sostenible los recursos naturales. Además, buscamos mejorar las condiciones ecológicas, que actualmente están en un estado muy deplorable. Queremos que este espacio sea un punto de encuentro donde se discutan soluciones para la conservación y el manejo responsable del entorno.
¿Cómo ha sido el proceso de involucrar a la comunidad en la investigación participativa?
En cuanto a la investigación participativa, hemos tenido el placer de reunir a la comunidad en torno a este conocimiento. Evidentemente, los procesos que conlleva un jardín botánico son muy lentos y toman mucho tiempo. Sin embargo, hemos logrado obtener resultados muy positivos, y la gente nos ha recibido con mucho cariño.
Creo que ha habido muchas cosas positivas al establecer el jardín en esta región. A pesar de que es un trabajo que requiere paciencia, la participación de la comunidad ha sido muy enriquecedora, y estamos viendo avances significativos.
¿Cómo ha sido el trabajo con la Universidad de Caldas y las comunidades locales para la difusión del conocimiento, y qué avances han tenido en la creación de reservas naturales en la región?
Hemos trabajado mucho con la Universidad de Caldas, que nos ha brindado un gran apoyo en la difusión y el entendimiento del territorio. Nos hemos reunido con las juntas de acción comunal y hemos identificado a los actores sociales que tienen influencia en la región. Esto nos ha permitido avanzar en estrategias de divulgación hacia la población en general, para que se apropien del conocimiento sobre la cuenca y lo hagan suyo, con el objetivo de que puedan gestionar este conocimiento para conservar la riqueza natural de estos lugares.
Además, hemos implementado programas con diferentes propietarios de fincas en la región, quienes están interesados en cambiar sus ciclos productivos y generar reservas naturales. Hemos promovido la creación de reservas, y en este momento estamos gestionando varias en colaboración con otras fundaciones. Actualmente, contamos con cuatro reservas: una llamada Bosques de Rayeros, ubicada en el río Furnio; otra en el río La Miel, llamada Los Chiles; y otra más en Norcasia, llamada La Taira.
La creación de estas reservas es fundamental para la conectividad biológica en esta región, que ha sido tan fragmentada. Por eso, impulsar la creación de reservas ha sido un componente clave de nuestro trabajo.
¿Cómo están avanzando en las áreas de conservación, educación e investigación en el jardín, y qué resultados han obtenido hasta ahora?
En términos de conservación, estamos avanzando en las colecciones botánicas. Tenemos una zona muy hermosa cerca del río La Miel, cerca de su desembocadura en el río Magdalena, donde estamos recopilando plantas de diferentes tipos, especialmente aquellas en peligro de extinción. Este espacio nos permite preservar la biodiversidad de la región.
En cuanto a la educación, hemos estado trabajando con los Páez y creemos que es fundamental educar a los niños y jóvenes en temas ambientales. Por ello, hemos implementado programas escolares ambientales para fortalecer el conocimiento sobre la biodiversidad.
En lo que respecta a la investigación, hemos estado invitando a numerosos investigadores a la zona. Andrea ha traído información muy valiosa, y las universidades también se han involucrado. Esta interacción entre la comunidad, las universidades y los colegios es muy positiva, ya que genera un intercambio de saberes.
Creo que en estas tres líneas de acción —conservación, educación e investigación— hemos logrado cosas muy positivas en el poco tiempo que llevamos desde la creación del jardín.
¿Cómo los han afectado los problemas de seguridad o conflicto armado?
En la región, el problema más grande es la minería. La minería tiene un impacto muy negativo en todo el tema ambiental y es una actividad que tiene poco control. Esta es una de las problemáticas más grandes con las que tenemos que lidiar.
Otro problema importante es la cacería, que también ha afectado a la región en cierta medida. Ambos factores, la minería y la cacería, representan grandes retos para nuestros esfuerzos de conservación.
El Gobierno nacional no solamente para superar esas obstáculos, sino en estos 3 años que apoyan, recibió de pronto del ministerio o si trabajan de alguna forma mancomunada con la gobernación, alcaldía distrital.
¿Qué tipo de apoyo han recibido del Gobierno Nacional para el desarrollo del jardín?
Hemos recibido apoyo de la Corporación Autónoma Regional de Caldas, Cuerpo Caldas, especialmente en programas de educación ambiental, lo cual ha sido de gran ayuda. Como mencionaba antes, también hemos tenido una excelente relación con algunas universidades en términos de investigación, lo que nos ha permitido avanzar mucho en ese aspecto.
Sin embargo, otras entidades del Estado no han hecho presencia en la región. Hemos trabajado principalmente con entidades privadas, que nos han brindado apoyo, incluyendo algunas empresas y personas naturales que han hecho donaciones porque están interesadas en el proyecto. La comunidad local también ha mostrado mucho interés y nos ha apoyado.
A pesar de esto, sentimos que la falta de presencia de instituciones gubernamentales es una gran falencia. El Estado no tiene suficiente presencia en estas zonas rurales, y eso es algo que realmente se necesita.
¿Cuál es la importancia cultural del jardín botánico para el departamento del Magdalena?
Esta es una región importantísima para Colombia, ya que históricamente ha sido una vía de acceso clave al interior de los Andes, con el río Magdalena como la principal ruta desde el mar Caribe hacia el interior. Además, posee una riqueza cultural muy fuerte.
Uno de los objetivos del jardín botánico es recuperar el conocimiento ancestral que se ha perdido, especialmente en relación con las plantas y la biodiversidad. Hemos recibido mucho apoyo de la comunidad en este sentido, ya que existe un gran interés en rescatar este conocimiento que, en muchos casos, se ha perdido debido a la falta de educación.
Queremos recuperar todo este saber y llevarlo nuevamente a las comunidades para que lo hagan suyo y lo transmitan a futuras generaciones
¿Qué es lo más especial del jardín botánico del Magdalena?
Estamos ubicados en una región de una biodiversidad asombrosa, lo cual es algo fundamental. La cantidad de especies biológicas es abrumadora; a veces, es tan impresionante que nos sobrepasa. Hay una enorme variedad de aves, mamíferos y plantas. Esta es una zona que está prácticamente por descubrir.
En términos de investigación, hemos visto que, por más que uno explore los bosques, siempre se siguen encontrando nuevas especies. Existen muchas cosas que aún no hemos visto y que estamos descubrir.
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