Día de la madre: así se preparan los viveros para la festividad
El 90% de la producción viverista del país está en manos de un segmento de la Economía Popular Campesina, por lo que el día de las madres es una época crucial para ellos.
El Día de la Madre, más allá de tratarse de una celebración tradicional en Colombia y varios países del mundo, también se ha convertido en una fecha clave para la economía de nuestro país. Solo en el ámbito de las flores, por ejemplo, el país ha ganado reconocimiento a nivel mundial como uno de los principales exportadores gracias a la destacada calidad y diversidad de cerca de 10.000 hectáreas dedicadas a la producción floral.
Según la Asociación Colombiana de Exportadores de Flores (Asocolflores), el año pasado Colombia registró el envío de 310,000 toneladas de flores frescas cortadas a varios destinos internacionales. Además, esta masiva producción genera anualmente 200 mil empleos formales, tanto directos como indirectos en el país.
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Pero, ¿qué ocurre con las plantas vivas? Aunque no se exportan a la magnitud de las flores cortadas, también tienen un impacto en el mercado debido a que, en Colombia, al igual que en muchas partes del mundo, el interés por la jardinería y el cultivo de plantas está en aumento. Esto ha generado una mayor demanda de plantas vivas en macetas, tanto ornamentales como funcionales, como las plantas de interior, de jardín y de exterior.
La Huerta conversó con Jairo Cadavid, presidente de Colviveros, para conocer sus expectativas sobre el sector y especialmente sobre el Día de la Madre. Según sus palabras, lo más relevante es destacar que la producción en viveros involucra a un segmento importante de la Economía Familiar Campesina, pues “hablamos de unas 35.000 familias que dependen principalmente de la producción y comercialización de plantas vivas en el país”.
Cadavid explica que esta es una de las fechas más significativas, luego de la Semana Santa, ya que la producción y comercialización de plantas de flor, principalmente orquídeas, anturios y bromelias, puede representar hasta un 15% de las ventas anuales de los productores rurales del viverismo. Además, en términos de ventas y preparativos, la rapidez con la que los productos llegan al mercado varía según el tipo de planta. Por ejemplo, en el caso de las orquídeas, la producción que se está comercializando actualmente puede haber estado en un vivero entre 12 y 18 meses, dependiendo del tipo de orquídea, el tamaño de las varas, entre otros factores.
“Algunos productores trabajan con especies como las Cattleyas, orquídeas nativas que pueden tardar entre 6 y 8 años en estar listas para la venta en esta temporada. Estos productos son seleccionados con mayor cuidado y requieren una preparación más especializada por parte del viverista”, dice Cadavid al agregar que “por eso estas fechas son tan importantes para algunos, pues se vienen años preparando para comercializar en esta temporada, pensando principalmente en plantas de flor”.
Algo que destaca es que el mercado internacional se está convirtiendo en uno de los más importantes, ya que una tendencia actual es la del extranjero comprando hasta cuatro veces más plantas vivas que flores frescas cortadas: “Estamos trabajando con el ICA, los entes regulatorios y el Ministerio de Agricultura para preparar a los viveristas para que puedan empezar a exportar. Es gratificante ver cómo en los últimos cinco o seis años hemos alcanzado unos 20 millones de dólares en exportaciones y cómo los viveristas están descubriendo estas nuevas oportunidades en el ámbito internacional”.
Las reinas de la temporada, las plantas con flores
Las plantas están experimentando una creciente demanda debido a su delicadeza y valor decorativo. Según el gremio, históricamente las mujeres han sido las principales compradoras de plantas, representando un 70% de las adquisiciones, mientras que los hombres constituyen el 30% restante. Además, tras la pandemia los jóvenes también han mostrado un creciente interés en otros productos del viverismo, como las plantas carnívoras, los cactus y las suculentas, aunque las flores siguen siendo las que más atención acaparan.
Un ejemplo notable es la orquídea Phalaenopsis, que es la especie más comercializada anualmente en el país. Se estima que para el cierre de 2022 se produjeron más de 360 mil plantas, con una proyección de expansión del 20% para el 2023.
Aunque algo que afecta al sector de las plantas vivas es que no hay una gran caracterización de su mercado, pues sigue siendo en cierta medida aún muy joven y no se tienen datos claros de proyecciones para temporadas clave como esta, el gremio cuenta con algunas estimaciones generales propias. Por ejemplo, se estima que las ventas en el mercado nacional podrían superar los $200.000 millones este año.
“Se nota el cambio significativo que hemos tenido en los últimos 7 años, durante los cuales el gremio ha liderado procesos más amplios. Nuestra visión es que las nuevas generaciones de viveristas también aprovechen las oportunidades internacionales y descubran las posibilidades que ofrecen los mercados globales, que vean que esta época puede ser beneficiosas para ellos mientras se profesionalizan el sector”, dice Cadavid.
Este mercado al que apuntan no es pequeño. Según Asocolflores, el año pasado se registró un récord en las exportaciones de flores, alcanzando ventas por un total de US$2.080 millones, lo que representa un aumento con respecto al año 2022. Además, el mismo gremio señala que los principales mercados receptores de las exportaciones durante el Día de la Madre en 2023 fueron Estados Unidos, que representó el 77% del total, seguido por el Reino Unido con el 3,6%, Canadá y Japón con el 3%, Países Bajos con el 2%, y otros destinos que constituyeron el 12% restante, entre los cuales se incluyen al menos 90 destinos adicionales.
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Finalmente, el presidente de Colviveros resalta que: “al comprar plantas se está contribuyendo a construir y fortalecer la ruralidad, ya que les compran a campesinos como tal, pues el mercado del viverismo es casi el 90% rural. Esto significa que cuando ustedes compran, generan ingresos y recursos para que los campesinos no tengan que migrar a las ciudades en busca de oportunidades, cuando en el campo hay tantas posibilidades de generar ingresos y mejorar la calidad de vida”.
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El Día de la Madre, más allá de tratarse de una celebración tradicional en Colombia y varios países del mundo, también se ha convertido en una fecha clave para la economía de nuestro país. Solo en el ámbito de las flores, por ejemplo, el país ha ganado reconocimiento a nivel mundial como uno de los principales exportadores gracias a la destacada calidad y diversidad de cerca de 10.000 hectáreas dedicadas a la producción floral.
Según la Asociación Colombiana de Exportadores de Flores (Asocolflores), el año pasado Colombia registró el envío de 310,000 toneladas de flores frescas cortadas a varios destinos internacionales. Además, esta masiva producción genera anualmente 200 mil empleos formales, tanto directos como indirectos en el país.
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Pero, ¿qué ocurre con las plantas vivas? Aunque no se exportan a la magnitud de las flores cortadas, también tienen un impacto en el mercado debido a que, en Colombia, al igual que en muchas partes del mundo, el interés por la jardinería y el cultivo de plantas está en aumento. Esto ha generado una mayor demanda de plantas vivas en macetas, tanto ornamentales como funcionales, como las plantas de interior, de jardín y de exterior.
La Huerta conversó con Jairo Cadavid, presidente de Colviveros, para conocer sus expectativas sobre el sector y especialmente sobre el Día de la Madre. Según sus palabras, lo más relevante es destacar que la producción en viveros involucra a un segmento importante de la Economía Familiar Campesina, pues “hablamos de unas 35.000 familias que dependen principalmente de la producción y comercialización de plantas vivas en el país”.
Cadavid explica que esta es una de las fechas más significativas, luego de la Semana Santa, ya que la producción y comercialización de plantas de flor, principalmente orquídeas, anturios y bromelias, puede representar hasta un 15% de las ventas anuales de los productores rurales del viverismo. Además, en términos de ventas y preparativos, la rapidez con la que los productos llegan al mercado varía según el tipo de planta. Por ejemplo, en el caso de las orquídeas, la producción que se está comercializando actualmente puede haber estado en un vivero entre 12 y 18 meses, dependiendo del tipo de orquídea, el tamaño de las varas, entre otros factores.
“Algunos productores trabajan con especies como las Cattleyas, orquídeas nativas que pueden tardar entre 6 y 8 años en estar listas para la venta en esta temporada. Estos productos son seleccionados con mayor cuidado y requieren una preparación más especializada por parte del viverista”, dice Cadavid al agregar que “por eso estas fechas son tan importantes para algunos, pues se vienen años preparando para comercializar en esta temporada, pensando principalmente en plantas de flor”.
Algo que destaca es que el mercado internacional se está convirtiendo en uno de los más importantes, ya que una tendencia actual es la del extranjero comprando hasta cuatro veces más plantas vivas que flores frescas cortadas: “Estamos trabajando con el ICA, los entes regulatorios y el Ministerio de Agricultura para preparar a los viveristas para que puedan empezar a exportar. Es gratificante ver cómo en los últimos cinco o seis años hemos alcanzado unos 20 millones de dólares en exportaciones y cómo los viveristas están descubriendo estas nuevas oportunidades en el ámbito internacional”.
Las reinas de la temporada, las plantas con flores
Las plantas están experimentando una creciente demanda debido a su delicadeza y valor decorativo. Según el gremio, históricamente las mujeres han sido las principales compradoras de plantas, representando un 70% de las adquisiciones, mientras que los hombres constituyen el 30% restante. Además, tras la pandemia los jóvenes también han mostrado un creciente interés en otros productos del viverismo, como las plantas carnívoras, los cactus y las suculentas, aunque las flores siguen siendo las que más atención acaparan.
Un ejemplo notable es la orquídea Phalaenopsis, que es la especie más comercializada anualmente en el país. Se estima que para el cierre de 2022 se produjeron más de 360 mil plantas, con una proyección de expansión del 20% para el 2023.
Aunque algo que afecta al sector de las plantas vivas es que no hay una gran caracterización de su mercado, pues sigue siendo en cierta medida aún muy joven y no se tienen datos claros de proyecciones para temporadas clave como esta, el gremio cuenta con algunas estimaciones generales propias. Por ejemplo, se estima que las ventas en el mercado nacional podrían superar los $200.000 millones este año.
“Se nota el cambio significativo que hemos tenido en los últimos 7 años, durante los cuales el gremio ha liderado procesos más amplios. Nuestra visión es que las nuevas generaciones de viveristas también aprovechen las oportunidades internacionales y descubran las posibilidades que ofrecen los mercados globales, que vean que esta época puede ser beneficiosas para ellos mientras se profesionalizan el sector”, dice Cadavid.
Este mercado al que apuntan no es pequeño. Según Asocolflores, el año pasado se registró un récord en las exportaciones de flores, alcanzando ventas por un total de US$2.080 millones, lo que representa un aumento con respecto al año 2022. Además, el mismo gremio señala que los principales mercados receptores de las exportaciones durante el Día de la Madre en 2023 fueron Estados Unidos, que representó el 77% del total, seguido por el Reino Unido con el 3,6%, Canadá y Japón con el 3%, Países Bajos con el 2%, y otros destinos que constituyeron el 12% restante, entre los cuales se incluyen al menos 90 destinos adicionales.
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Finalmente, el presidente de Colviveros resalta que: “al comprar plantas se está contribuyendo a construir y fortalecer la ruralidad, ya que les compran a campesinos como tal, pues el mercado del viverismo es casi el 90% rural. Esto significa que cuando ustedes compran, generan ingresos y recursos para que los campesinos no tengan que migrar a las ciudades en busca de oportunidades, cuando en el campo hay tantas posibilidades de generar ingresos y mejorar la calidad de vida”.
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