El árbol de ocobo: un espectáculo rosado que es símbolo de Ibagué
El ocobo, árbol emblemático de Ibagué y el Tolima, es celebrado el 16 de marzo y el 17 de septiembre, y su floración transforma la ciudad en un vibrante espectáculo de colores.
El 17 de septiembre, Ibagué se vistió de gala para celebrar el Día del Ocobo, conmemorando la deslumbrante floración de este majestuoso árbol que transforma la ciudad en un lienzo de colores. Y es que los ocobos, símbolos icónicos de la región, despliegan una paleta de colores que abarca desde blancos, lilas y morados, hasta su característico rosado, el mayor protagonista.
El ocobo, científicamente conocido como Tabebuia rosea, es famoso por su espectacular floración, que ocurre dos veces al año, cuando las aceras y avenidas se cubren de pétalos, formando tapices florales que transforman el gris del asfalto en un espectáculo visual. Según Santiago García, director de Asuntos Ambientales de la Secretaria de Ambiente y Gestión del Riesgo de Tolima, “la primera floración se da entre marzo y abril, mientras que la segunda ocurre entre agosto y septiembre. En estos periodos, Ibagué se convierte en un lienzo de colores, predominantemente rosados, aunque también es posible apreciar otras tonalidades como el amarillo”.
Según el último censo de la Corporación Autónoma Regional del Tolima, Ibagué alberga aproximadamente 10,525 ocobos. Esta abundancia se debe a que el árbol prospera en altitudes que oscilan entre los 1.000 y 2.600 metros sobre el nivel del mar, un rango que Ibagué ofrece de manera óptima.
Su importancia ha sido tan significativa que en 2005, mediante el Acuerdo Municipal 033, se estableció oficialmente la celebración del Día del Ocobo el 17 de septiembre y el 16 de marzo, coincidiendo con sus periodos de floración. Esta iniciativa busca proteger y resaltar la relevancia de esta especie para el municipio, destacando su valor tanto ecológica como cultural.
En los días de la celebración, la jornada incluye actividades como:
- Jornadas de siembra de ocobos en parques y avenidas.
- Concursos de fotografía que capturan la belleza de los ocobos.
- Exposiciones de arte inspiradas en estos árboles.
- Charlas educativas sobre la importancia ecológica del ocobo.
“Desde la Secretaría de Ambiente y Gestión del Riesgo, estamos comprometidos con la preservación y promoción del ocobo. De hecho, este año hemos distribuido ejemplares no solo en Ibagué, sino también en otros municipios del departamento en donde se pueden dar bien. Esto se debe a que el ocobo desempeña un papel multifacético en el ecosistema urbano de Ibagué, sin crear una dependencia exclusiva para otras especies. Su presencia beneficia a aves y diversa fauna urbana, cumpliendo simultáneamente una doble función: preservar el ambiente y otorgar a la ciudad un distintivo único”, puntualiza el experto.
Originario de México, Centroamérica y partes de Sudamérica, el ocobo puede alcanzar alturas de entre 6 y 30 metros, dependiendo de su hábitat, y se distingue por sus hojas palmadas y sus llamativas flores en tonos rosa, lavanda o magenta. Su historia en Ibagué se remonta a 1940, cuando Ester Castilla Melendro, esposa del entonces gobernador del Tolima, Mariano Melendro, trajo los primeros ejemplares desde el municipio de Armero. La siembra inicial se realizó en el parque Andrés López Garza (anteriormente conocido como parque Diego Fala), y desde allí se expandió por toda la ciudad debido a la admiración que despertó entre los ibaguereños por el llamativo color de sus flores
“A diferencia de muchas especies nativas, el ocobo no se encuentra en zonas boscosas o áreas de protección natural, sino que ha prosperado en el paisaje urbano, lo que elimina en gran medida cualquier riesgo biológico asociado. De hecho, ofrece múltiples beneficios: no solo embellece el entorno con su esplendor ornamental, sino que también contribuye a la creación de microhábitats urbanos que enriquecen la biodiversidad local”, menciona García.
Según el secretario, una de las características más fascinantes de este árbol es su ciclo de renovación, pues tras cada período de floración, el árbol experimenta una transformación notable: pierde por completo su follaje y flores, quedando temporalmente desnudo, similar a un árbol en invierno. Este proceso de despojo señala el inicio de un nuevo ciclo de crecimiento. Durante los cerca de cinco meses entre cada floración, el ocobo se somete a una regeneración total, desarrollando nuevo follaje y preparándose para su próxima floración. Este ciclo no solo renueva la belleza del árbol, sino que también permite la creación de nuevos espacios en su estructura, facilitando su crecimiento y expansión.
“El árbol ocobo es tan representativo que la Gobernación del Tolima, a través de la Fábrica de Licores del Tolima, ha lanzado un aguardiente en su honor: el “Tapa Roja Rosada.” Este producto celebra la importancia del ocobo en la identidad cultural y natural del departamento, de hecho, si lo ven, la botella presenta una elegante ilustración del árbol en flor”, comento García.
Cuidados
Según el experto, el ocobo rosado demuestra una notable adaptabilidad a diversas condiciones ambientales, lo que explica su éxito en Ibagué. Sin embargo, las condiciones óptimas para su crecimiento incluyen:
- Temperatura: El árbol prospera en un rango de temperatura entre 20 y 25 grados Celsius, lo cual coincide perfectamente con el clima de Ibagué, que mantiene una temperatura promedio entre 21 y 24 grados.
- Humedad: “El ocobo se adapta bien a regímenes de precipitación moderados, lo cual coincide con el clima de Ibagué, ya que la ciudad experimenta una temporada de lluvias bien definida, pero sin llegar a los extremos de un bosque lluvioso tropical”, dice el experto. Sin embargo, agrega que este se adapta bien a zonas con niveles de humedad moderados y precipitaciones regulares, sin ser excesivas.
- Luz: “El ocobo rosado es un árbol amante del sol, requiriendo una exposición solar directa para alcanzar su máximo potencial. Ibagué, situada en una latitud tropical, recibe una cantidad significativa de luz solar a lo largo del año. Esta abundante luz estimula la fotosíntesis, promoviendo un crecimiento vigoroso y una floración espectacular”, recalca García.
- Suelo: El suelo ideal para el ocobo rosado debe equilibrar drenaje y retención de humedad. Los suelos bien drenados previenen el encharcamiento, crucial para evitar la pudrición de raíces, mientras que la capacidad de retener cierta humedad asegura que el árbol tenga acceso a agua durante los períodos más secos.
- Reproducción y propagación: Su reproducción es por semillas, lo que implica que el ocobo necesita polinización para producir cápsulas que contienen semillas aladas. Estas semillas se dispersan por el viento, germinan en suelos adecuados y continúan el ciclo de vida del árbol.
- Resistencia a enfermedades y plagas: “Aunque el ocobo es susceptible a ciertas plagas como minadores de hojas y hongos, ha demostrado una notable resistencia. Hasta ahora, no se han reportado ataques fatales de estas plagas en Ibagué, lo que sugiere un equilibrio ecológico entre el árbol y sus potenciales amenazas. Esta resistencia natural reduce la necesidad de intervenciones químicas agresivas, favoreciendo un manejo más sostenible en el entorno urbano”, declaró el experto.
Desafíos en su mantenimiento
“Ibagué ha experimentado temperaturas superiores a los 25 grados centígrados, lo cual está en el límite superior del rango óptimo para el ocobo. Este aumento de temperatura, posiblemente relacionado con el cambio climático y la intensificación de la radiación solar, presenta un desafío para la especie. Sin embargo, esperamos que la resistencia y adaptabilidad del ocobo le permiten tolerar estos cambios, aunque podrían afectar a largo plazo su floración y crecimiento si la tendencia continúa”, puntualiza García.
Otros desafíos que el secretario resalta son:
- Desarrollo urbano: El crecimiento de Ibagué, especialmente visible en áreas como la Carrera Quinta, presenta tanto oportunidades como desafíos para el ocobo. La expansión urbana puede limitar los espacios disponibles para nuevos árboles, pero también ha permitido la creación de corredores verdes urbanos donde el ocobo es protagonista.
- Interacción con la fauna local: Un aspecto fascinante de la presencia del ocobo en Ibagué es su relación con las chicharras. Estas criaturas se encuentran en el ocobo un hábitat ideal, creando un paisaje sonoro característico, especialmente notable alrededor de las 5 de la tarde. Sin embargo, si no se tiene cuidado con ellas, pueden llegar a convertirse en una plaga para el árbol.
- Manejo de residuos orgánicos: La caída de flores durante la época de floración del ocobo genera una cantidad significativa de residuos orgánicos. “Aunque hermoso, este fenómeno puede causar problemas en áreas urbanas, como el taponamiento de desagües. Esto requiere una gestión activa por parte de las autoridades locales y la empresa de aseo para mantener las calles limpias y prevenir problemas de drenaje”, menciona García.
“El ocobo es un árbol emblemático para Ibagué y el Tolima, esencial para la biodiversidad local y la belleza de la ciudad. Durante su floración, Ibagué se transforma en un espectáculo único. Invitamos a todos a colaborar en su protección y a visitar la ciudad para disfrutar de su esplendor. Estos árboles son prominentes en zonas como la Carrera Quinta, Belén y La Pola”, finalizó el secretario.
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El 17 de septiembre, Ibagué se vistió de gala para celebrar el Día del Ocobo, conmemorando la deslumbrante floración de este majestuoso árbol que transforma la ciudad en un lienzo de colores. Y es que los ocobos, símbolos icónicos de la región, despliegan una paleta de colores que abarca desde blancos, lilas y morados, hasta su característico rosado, el mayor protagonista.
El ocobo, científicamente conocido como Tabebuia rosea, es famoso por su espectacular floración, que ocurre dos veces al año, cuando las aceras y avenidas se cubren de pétalos, formando tapices florales que transforman el gris del asfalto en un espectáculo visual. Según Santiago García, director de Asuntos Ambientales de la Secretaria de Ambiente y Gestión del Riesgo de Tolima, “la primera floración se da entre marzo y abril, mientras que la segunda ocurre entre agosto y septiembre. En estos periodos, Ibagué se convierte en un lienzo de colores, predominantemente rosados, aunque también es posible apreciar otras tonalidades como el amarillo”.
Según el último censo de la Corporación Autónoma Regional del Tolima, Ibagué alberga aproximadamente 10,525 ocobos. Esta abundancia se debe a que el árbol prospera en altitudes que oscilan entre los 1.000 y 2.600 metros sobre el nivel del mar, un rango que Ibagué ofrece de manera óptima.
Su importancia ha sido tan significativa que en 2005, mediante el Acuerdo Municipal 033, se estableció oficialmente la celebración del Día del Ocobo el 17 de septiembre y el 16 de marzo, coincidiendo con sus periodos de floración. Esta iniciativa busca proteger y resaltar la relevancia de esta especie para el municipio, destacando su valor tanto ecológica como cultural.
En los días de la celebración, la jornada incluye actividades como:
- Jornadas de siembra de ocobos en parques y avenidas.
- Concursos de fotografía que capturan la belleza de los ocobos.
- Exposiciones de arte inspiradas en estos árboles.
- Charlas educativas sobre la importancia ecológica del ocobo.
“Desde la Secretaría de Ambiente y Gestión del Riesgo, estamos comprometidos con la preservación y promoción del ocobo. De hecho, este año hemos distribuido ejemplares no solo en Ibagué, sino también en otros municipios del departamento en donde se pueden dar bien. Esto se debe a que el ocobo desempeña un papel multifacético en el ecosistema urbano de Ibagué, sin crear una dependencia exclusiva para otras especies. Su presencia beneficia a aves y diversa fauna urbana, cumpliendo simultáneamente una doble función: preservar el ambiente y otorgar a la ciudad un distintivo único”, puntualiza el experto.
Originario de México, Centroamérica y partes de Sudamérica, el ocobo puede alcanzar alturas de entre 6 y 30 metros, dependiendo de su hábitat, y se distingue por sus hojas palmadas y sus llamativas flores en tonos rosa, lavanda o magenta. Su historia en Ibagué se remonta a 1940, cuando Ester Castilla Melendro, esposa del entonces gobernador del Tolima, Mariano Melendro, trajo los primeros ejemplares desde el municipio de Armero. La siembra inicial se realizó en el parque Andrés López Garza (anteriormente conocido como parque Diego Fala), y desde allí se expandió por toda la ciudad debido a la admiración que despertó entre los ibaguereños por el llamativo color de sus flores
“A diferencia de muchas especies nativas, el ocobo no se encuentra en zonas boscosas o áreas de protección natural, sino que ha prosperado en el paisaje urbano, lo que elimina en gran medida cualquier riesgo biológico asociado. De hecho, ofrece múltiples beneficios: no solo embellece el entorno con su esplendor ornamental, sino que también contribuye a la creación de microhábitats urbanos que enriquecen la biodiversidad local”, menciona García.
Según el secretario, una de las características más fascinantes de este árbol es su ciclo de renovación, pues tras cada período de floración, el árbol experimenta una transformación notable: pierde por completo su follaje y flores, quedando temporalmente desnudo, similar a un árbol en invierno. Este proceso de despojo señala el inicio de un nuevo ciclo de crecimiento. Durante los cerca de cinco meses entre cada floración, el ocobo se somete a una regeneración total, desarrollando nuevo follaje y preparándose para su próxima floración. Este ciclo no solo renueva la belleza del árbol, sino que también permite la creación de nuevos espacios en su estructura, facilitando su crecimiento y expansión.
“El árbol ocobo es tan representativo que la Gobernación del Tolima, a través de la Fábrica de Licores del Tolima, ha lanzado un aguardiente en su honor: el “Tapa Roja Rosada.” Este producto celebra la importancia del ocobo en la identidad cultural y natural del departamento, de hecho, si lo ven, la botella presenta una elegante ilustración del árbol en flor”, comento García.
Cuidados
Según el experto, el ocobo rosado demuestra una notable adaptabilidad a diversas condiciones ambientales, lo que explica su éxito en Ibagué. Sin embargo, las condiciones óptimas para su crecimiento incluyen:
- Temperatura: El árbol prospera en un rango de temperatura entre 20 y 25 grados Celsius, lo cual coincide perfectamente con el clima de Ibagué, que mantiene una temperatura promedio entre 21 y 24 grados.
- Humedad: “El ocobo se adapta bien a regímenes de precipitación moderados, lo cual coincide con el clima de Ibagué, ya que la ciudad experimenta una temporada de lluvias bien definida, pero sin llegar a los extremos de un bosque lluvioso tropical”, dice el experto. Sin embargo, agrega que este se adapta bien a zonas con niveles de humedad moderados y precipitaciones regulares, sin ser excesivas.
- Luz: “El ocobo rosado es un árbol amante del sol, requiriendo una exposición solar directa para alcanzar su máximo potencial. Ibagué, situada en una latitud tropical, recibe una cantidad significativa de luz solar a lo largo del año. Esta abundante luz estimula la fotosíntesis, promoviendo un crecimiento vigoroso y una floración espectacular”, recalca García.
- Suelo: El suelo ideal para el ocobo rosado debe equilibrar drenaje y retención de humedad. Los suelos bien drenados previenen el encharcamiento, crucial para evitar la pudrición de raíces, mientras que la capacidad de retener cierta humedad asegura que el árbol tenga acceso a agua durante los períodos más secos.
- Reproducción y propagación: Su reproducción es por semillas, lo que implica que el ocobo necesita polinización para producir cápsulas que contienen semillas aladas. Estas semillas se dispersan por el viento, germinan en suelos adecuados y continúan el ciclo de vida del árbol.
- Resistencia a enfermedades y plagas: “Aunque el ocobo es susceptible a ciertas plagas como minadores de hojas y hongos, ha demostrado una notable resistencia. Hasta ahora, no se han reportado ataques fatales de estas plagas en Ibagué, lo que sugiere un equilibrio ecológico entre el árbol y sus potenciales amenazas. Esta resistencia natural reduce la necesidad de intervenciones químicas agresivas, favoreciendo un manejo más sostenible en el entorno urbano”, declaró el experto.
Desafíos en su mantenimiento
“Ibagué ha experimentado temperaturas superiores a los 25 grados centígrados, lo cual está en el límite superior del rango óptimo para el ocobo. Este aumento de temperatura, posiblemente relacionado con el cambio climático y la intensificación de la radiación solar, presenta un desafío para la especie. Sin embargo, esperamos que la resistencia y adaptabilidad del ocobo le permiten tolerar estos cambios, aunque podrían afectar a largo plazo su floración y crecimiento si la tendencia continúa”, puntualiza García.
Otros desafíos que el secretario resalta son:
- Desarrollo urbano: El crecimiento de Ibagué, especialmente visible en áreas como la Carrera Quinta, presenta tanto oportunidades como desafíos para el ocobo. La expansión urbana puede limitar los espacios disponibles para nuevos árboles, pero también ha permitido la creación de corredores verdes urbanos donde el ocobo es protagonista.
- Interacción con la fauna local: Un aspecto fascinante de la presencia del ocobo en Ibagué es su relación con las chicharras. Estas criaturas se encuentran en el ocobo un hábitat ideal, creando un paisaje sonoro característico, especialmente notable alrededor de las 5 de la tarde. Sin embargo, si no se tiene cuidado con ellas, pueden llegar a convertirse en una plaga para el árbol.
- Manejo de residuos orgánicos: La caída de flores durante la época de floración del ocobo genera una cantidad significativa de residuos orgánicos. “Aunque hermoso, este fenómeno puede causar problemas en áreas urbanas, como el taponamiento de desagües. Esto requiere una gestión activa por parte de las autoridades locales y la empresa de aseo para mantener las calles limpias y prevenir problemas de drenaje”, menciona García.
“El ocobo es un árbol emblemático para Ibagué y el Tolima, esencial para la biodiversidad local y la belleza de la ciudad. Durante su floración, Ibagué se transforma en un espectáculo único. Invitamos a todos a colaborar en su protección y a visitar la ciudad para disfrutar de su esplendor. Estos árboles son prominentes en zonas como la Carrera Quinta, Belén y La Pola”, finalizó el secretario.
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