Plantas y realidad aumentada: la apuesta del libro sobre especies nativas muiscas
El “Herbario Muysca” es una obra que celebra y preserva el conocimiento ancestral de las plantas nativas de Colombia, a través de los ojos de las comunidades indígenas muiscas.
Leidy Barbosa
En cada rincón de Colombia, desde las escarpadas montañas andinas hasta las cálidas costas caribeñas, las plantas han sido silenciosas guardianas de un conocimiento milenario. Más allá de su belleza ornamental o su uso cotidiano, estas compañeras transmiten un tesoro invaluable: la sabiduría ancestral de los pueblos indígenas sobre la naturaleza. Por ello, en un esfuerzo por preservar y honrar este patrimonio, numerosas comunidades y descendientes de estos pueblos han emprendido procesos autónomos de documentación, en donde plasman sus prácticas y enseñanzas ancestrales en papel.
Una de estas iniciativas es el libro “Herbario Muysca”, una obra que fusiona la literatura con la divulgación científica para explorar la memoria verde de los pueblos muiscas de Cundinamarca y Boyacá a través de 18 especies nativas. Se trata de plantas que están profundamente arraigadas en la historia y cultura de la región, siendo parte integral de las comunidades muiscas campesinas desde tiempos ancestrales hasta la actualidad.
“Cada planta está detallada con su nombre en lengua muisca, otros nombres comunes, y al final, su nombre científico y clasificación taxonómica, también incluye una ilustración científica, la presentación, para luego abordar la historia que cada planta tiene, en donde se explora su significado cultural y práctico”, explica Manuel Gómez Aguaquiña, indígena muisca Pachavita Boyacá y autore de esta obra.
El libro presenta una estructura innovadora e intuitiva, pues cada doble página consta de dos secciones complementarias: una muestra la ilustración de la planta, mientras que la otra contiene su historia narrada en primera persona. La magia ocurre al utilizar sobre las ilustraciones la aplicación móvil NaddieAR, que con tecnología de realidad aumentada transforma las imágenes estáticas en escenarios interactivos y dinámicos.
Al abrir la app, solo se debe apuntar la cámara del dispositivo hacia las ilustraciones del libro. La aplicación reconoce la imagen y superpone automáticamente contenido digital interactivo sobre ella, haciendo que las ilustraciones cobren vida en la pantalla del dispositivo, acompañadas de animaciones y efectos de sonido.
Las ilustraciones fueron creadas por 18 artistas de los colectivos Ágorartist y Mijans Creativo, junto con el editor de proyectos interactivos Carlos Mauricio Palacios, conocido como Karmao, los cuales buscan fusionar el arte y la tecnológica para crear el mundo físico del libro con un universo digital interactivo.
“Cuando propuse la idea a Manuel, mi intención era enfatizar y representar la imagen del mito colombiano desde sus formas ancestrales, centrándonos especialmente en las culturas Muisca, San Agustín y Tulato”, afirmó Karmao. “Nuestro objetivo es presentar nuestro patrimonio etnobotánico y las plantas de manera atractiva para niños y jóvenes, utilizando ilustraciones e interactividad”.
Menciona que el proyecto tiene sus raíces en un trabajo anterior que exploraba historias de la rica tradición oral y escrita colombiana, incluyendo figuras mitológicas como los icónicos Bochica y Bachué, así como enigmáticas entidades del período colonial. Este esfuerzo inicial sentó las bases para el actual ‘Herbario Muysca’ una evolución natural que profundiza en la riqueza etnobotánica desde una perspectiva auténticamente muisca.
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¿Qué plantas podrá encontrar aquí?
“Muchas de las plantas presentadas en el libro están en peligro de extinción, sus ecosistemas están amenazados y los saberes asociados a ellas están siendo erosionados por la industrialización, la farmacéutica y la modificación genética de semillas. Es esencial, yo quería presentar un trabajo que no solo inspire admiración por la belleza y la importancia cultural de estas plantas, sino que también genere conciencia sobre las amenazas que enfrentan y la necesidad de protegerlas”, menciona Gómez
La selección de las 18 especies se basó en criterios específicos diseñados para reflejar la diversidad de ecosistemas y climas donde habitan las comunidades muiscas. Estos criterios incluyen:
- Representatividad de pisos térmicos: desde plantas de páramo y altiplano (cubios, chuguas) hasta especies de valles y bosques secos (aguacate).
- Importancia cultural: plantas significativas en tradiciones, rituales, medicina tradicional muisca, además de uso común como la alimentación y la artesanía.
- Estado de conservación: inclusión de especies comunes y en riesgo para promover la conservación, en especial las que en este momento están en vulnerabilidad en sus territorios.
“Además de la utilidad práctica, consideré el contexto cultural e histórico de cada planta. Por ejemplo, los cactus no solo eran utilizados para la producción de tintes naturales, sino que también eran parte de las prácticas artesanales de los muiscas. También incluí plantas que tienen importancia cultural significativa, como la coca y el borrachero, que a menudo son malinterpretadas o estigmatizadas por quienes no están familiarizados con los contextos indígenas o campesinos locales”, comenta Gómez.
De hecho, menciona que una dificultad por la que tuvo que pasar fue encontrar un equilibrio entre la precisión científica y la accesibilidad del lenguaje. El objetivo era transmitir información valiosa sobre plantas como el aguacate o la chuguas de manera atractiva y comprensible para un amplio público. Esto se debe a que se le debía dar al proyecto un tratamiento respetuoso del conocimiento ancestral, por ello se buscó dar un lugar digno a los saberes tradicionales, tanto propios como de otros compañeros indígenas y campesinos.
“Un aspecto crucial de este proyecto fue asegurar que las diversas comunidades muiscas se sintieran reconocidas y que sus conocimientos fueran tratados con el debido cuidado y respeto. Este objetivo presentó un desafío significativo, dada la complejidad y diversidad dentro de la cultura muisca. Aunque existen similitudes entre las distintas comunidades que se identifican como parte de esta tradición, cada una tiene sus propias particularidades y matices”.
Otra dificultad relevante fue encontrar el equilibrio adecuado al introducir términos técnicos y conocimientos botánicos en un formato accesible para un público joven. Esto debido a que inicialmente el libro fue concebido para jóvenes y adultos, pero en la práctica se dieron cuenta de que el proyecto atrajo sorpresivamente a una audiencia más pequeña.
“Tuvimos que adaptar cuidadosamente el lenguaje, simplificando términos técnicos sin perder su esencia científica. Además, incorporamos elementos visuales y narrativos que pudieran resonar con un público más joven, sin alienar a los lectores adultos. Este proceso de adaptación fue un ejercicio continuo de creatividad y sensibilidad, buscando siempre preservar la riqueza del conocimiento botánico y cultural muisca, mientras lo hacíamos comprensible y fascinante para todos”, enfatiza Gómez.
Plantas que puede encontrar en el Herbario:
“En cuanto a la nomenclatura de las plantas en el ‘Herbario Muysca’, es importante entender la estructura utilizada. Cada planta se presenta primero con su nombre en lengua muisca y entre paréntesis, se incluyen los nombres comunes en español u otras lenguas, cuando existen” aclara.
1. Aba (Maíz, zara)
2. Chugua (Ulluco, papa lisa)
3. Chusque (Chusquejón, carrizo)
4. Cubio (Nabo, mashua)
5. Cura (Aguacate, palta)
6. Fique (Cocuiza, cabuya, motua)
7. Fuhuza (Coca, hayo)
8. Gaque (Chagualo, cucharo, cape)
9. Guaba (Maíz de perro, cargamanta, jaboncillo)
10. Guasca (Pacunga, yuyo, estrellita)
11. Hosca (Tabaco)
12. Nymsuquy (Pitahaya, cardón)
13. Quybsa (Ají, pique)
14. Quyhysa (Algodón)
15. Rorococá (Frailejón, coisa)
16. Tabia (Tuna, penca, higo)
17. Tyhyquy (Borrachero, floripondio, guamuco)
18. Uchuva (Uvilla, vejigón, topotoropo)
Gómez sostiene que un propósito fundamental del libro es invitar a los lectores a reflexionar críticamente sobre la relación entre los seres humanos, las plantas y el territorio en general. Por ello, busca fomentar una comprensión más profunda del mundo natural, reconociendo que cada elemento del paisaje tiene vida, espíritu e identidad propia. Por ello, el herbario también busca no solo decir la función de cada planta según los conocimientos tradicionales, sino que pretende crear conciencia sobre las problemáticas que enfrentan tanto las comunidades indígenas como las plantas mismas.
“Este libro no es solo un catálogo de plantas, sino una invitación a una comprensión más profunda y respetuosa de la naturaleza, las tradiciones indígenas y los desafíos ecológicos actuales, por ejemplo, de lo que se vive en los cerros con la quema de los páramos. Aspira a ser una herramienta para la educación, la conservación y el diálogo intercultural, promoviendo una visión más holística y sostenible de nuestra relación con el mundo natural”, explica.
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Dice que con el herbario busca que el conocimiento indígena sirva para aportar a la comunidad y para llegar a un público diverso, desde personas no indígenas hasta comunidades afro en Colombia, e incluso a lectores en el extranjero. Esta amplitud de audiencia no pretende reemplazar o invalidar los esfuerzos internos de las comunidades, sino complementarlos, ofreciendo una perspectiva adicional que puede enriquecer el diálogo y el conocimiento sobre la herencia botánica muisca.
“Soy consciente de que en lugares como Suba y Bosa, en el contexto de Bogotá, los cabildos han desarrollado materiales de divulgación interna sobre plantas medicinales y tradicionales. Sin embargo, estos recursos a menudo han permanecido dentro de las comunidades, con una difusión limitada. En contraste, este libro busca tener un alcance más amplio, por ello extiendo mi invitación a que lo lean y lo disfruten, teniendo en cuenta que hay un mundo entero por saber, y que esto es solo una pequeña parte de esa multiculturalidad que alberga Colombia en su conocimiento de las plantas con las que crecieron durante milenios”, puntualiza.
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En cada rincón de Colombia, desde las escarpadas montañas andinas hasta las cálidas costas caribeñas, las plantas han sido silenciosas guardianas de un conocimiento milenario. Más allá de su belleza ornamental o su uso cotidiano, estas compañeras transmiten un tesoro invaluable: la sabiduría ancestral de los pueblos indígenas sobre la naturaleza. Por ello, en un esfuerzo por preservar y honrar este patrimonio, numerosas comunidades y descendientes de estos pueblos han emprendido procesos autónomos de documentación, en donde plasman sus prácticas y enseñanzas ancestrales en papel.
Una de estas iniciativas es el libro “Herbario Muysca”, una obra que fusiona la literatura con la divulgación científica para explorar la memoria verde de los pueblos muiscas de Cundinamarca y Boyacá a través de 18 especies nativas. Se trata de plantas que están profundamente arraigadas en la historia y cultura de la región, siendo parte integral de las comunidades muiscas campesinas desde tiempos ancestrales hasta la actualidad.
“Cada planta está detallada con su nombre en lengua muisca, otros nombres comunes, y al final, su nombre científico y clasificación taxonómica, también incluye una ilustración científica, la presentación, para luego abordar la historia que cada planta tiene, en donde se explora su significado cultural y práctico”, explica Manuel Gómez Aguaquiña, indígena muisca Pachavita Boyacá y autore de esta obra.
El libro presenta una estructura innovadora e intuitiva, pues cada doble página consta de dos secciones complementarias: una muestra la ilustración de la planta, mientras que la otra contiene su historia narrada en primera persona. La magia ocurre al utilizar sobre las ilustraciones la aplicación móvil NaddieAR, que con tecnología de realidad aumentada transforma las imágenes estáticas en escenarios interactivos y dinámicos.
Al abrir la app, solo se debe apuntar la cámara del dispositivo hacia las ilustraciones del libro. La aplicación reconoce la imagen y superpone automáticamente contenido digital interactivo sobre ella, haciendo que las ilustraciones cobren vida en la pantalla del dispositivo, acompañadas de animaciones y efectos de sonido.
Las ilustraciones fueron creadas por 18 artistas de los colectivos Ágorartist y Mijans Creativo, junto con el editor de proyectos interactivos Carlos Mauricio Palacios, conocido como Karmao, los cuales buscan fusionar el arte y la tecnológica para crear el mundo físico del libro con un universo digital interactivo.
“Cuando propuse la idea a Manuel, mi intención era enfatizar y representar la imagen del mito colombiano desde sus formas ancestrales, centrándonos especialmente en las culturas Muisca, San Agustín y Tulato”, afirmó Karmao. “Nuestro objetivo es presentar nuestro patrimonio etnobotánico y las plantas de manera atractiva para niños y jóvenes, utilizando ilustraciones e interactividad”.
Menciona que el proyecto tiene sus raíces en un trabajo anterior que exploraba historias de la rica tradición oral y escrita colombiana, incluyendo figuras mitológicas como los icónicos Bochica y Bachué, así como enigmáticas entidades del período colonial. Este esfuerzo inicial sentó las bases para el actual ‘Herbario Muysca’ una evolución natural que profundiza en la riqueza etnobotánica desde una perspectiva auténticamente muisca.
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¿Qué plantas podrá encontrar aquí?
“Muchas de las plantas presentadas en el libro están en peligro de extinción, sus ecosistemas están amenazados y los saberes asociados a ellas están siendo erosionados por la industrialización, la farmacéutica y la modificación genética de semillas. Es esencial, yo quería presentar un trabajo que no solo inspire admiración por la belleza y la importancia cultural de estas plantas, sino que también genere conciencia sobre las amenazas que enfrentan y la necesidad de protegerlas”, menciona Gómez
La selección de las 18 especies se basó en criterios específicos diseñados para reflejar la diversidad de ecosistemas y climas donde habitan las comunidades muiscas. Estos criterios incluyen:
- Representatividad de pisos térmicos: desde plantas de páramo y altiplano (cubios, chuguas) hasta especies de valles y bosques secos (aguacate).
- Importancia cultural: plantas significativas en tradiciones, rituales, medicina tradicional muisca, además de uso común como la alimentación y la artesanía.
- Estado de conservación: inclusión de especies comunes y en riesgo para promover la conservación, en especial las que en este momento están en vulnerabilidad en sus territorios.
“Además de la utilidad práctica, consideré el contexto cultural e histórico de cada planta. Por ejemplo, los cactus no solo eran utilizados para la producción de tintes naturales, sino que también eran parte de las prácticas artesanales de los muiscas. También incluí plantas que tienen importancia cultural significativa, como la coca y el borrachero, que a menudo son malinterpretadas o estigmatizadas por quienes no están familiarizados con los contextos indígenas o campesinos locales”, comenta Gómez.
De hecho, menciona que una dificultad por la que tuvo que pasar fue encontrar un equilibrio entre la precisión científica y la accesibilidad del lenguaje. El objetivo era transmitir información valiosa sobre plantas como el aguacate o la chuguas de manera atractiva y comprensible para un amplio público. Esto se debe a que se le debía dar al proyecto un tratamiento respetuoso del conocimiento ancestral, por ello se buscó dar un lugar digno a los saberes tradicionales, tanto propios como de otros compañeros indígenas y campesinos.
“Un aspecto crucial de este proyecto fue asegurar que las diversas comunidades muiscas se sintieran reconocidas y que sus conocimientos fueran tratados con el debido cuidado y respeto. Este objetivo presentó un desafío significativo, dada la complejidad y diversidad dentro de la cultura muisca. Aunque existen similitudes entre las distintas comunidades que se identifican como parte de esta tradición, cada una tiene sus propias particularidades y matices”.
Otra dificultad relevante fue encontrar el equilibrio adecuado al introducir términos técnicos y conocimientos botánicos en un formato accesible para un público joven. Esto debido a que inicialmente el libro fue concebido para jóvenes y adultos, pero en la práctica se dieron cuenta de que el proyecto atrajo sorpresivamente a una audiencia más pequeña.
“Tuvimos que adaptar cuidadosamente el lenguaje, simplificando términos técnicos sin perder su esencia científica. Además, incorporamos elementos visuales y narrativos que pudieran resonar con un público más joven, sin alienar a los lectores adultos. Este proceso de adaptación fue un ejercicio continuo de creatividad y sensibilidad, buscando siempre preservar la riqueza del conocimiento botánico y cultural muisca, mientras lo hacíamos comprensible y fascinante para todos”, enfatiza Gómez.
Plantas que puede encontrar en el Herbario:
“En cuanto a la nomenclatura de las plantas en el ‘Herbario Muysca’, es importante entender la estructura utilizada. Cada planta se presenta primero con su nombre en lengua muisca y entre paréntesis, se incluyen los nombres comunes en español u otras lenguas, cuando existen” aclara.
1. Aba (Maíz, zara)
2. Chugua (Ulluco, papa lisa)
3. Chusque (Chusquejón, carrizo)
4. Cubio (Nabo, mashua)
5. Cura (Aguacate, palta)
6. Fique (Cocuiza, cabuya, motua)
7. Fuhuza (Coca, hayo)
8. Gaque (Chagualo, cucharo, cape)
9. Guaba (Maíz de perro, cargamanta, jaboncillo)
10. Guasca (Pacunga, yuyo, estrellita)
11. Hosca (Tabaco)
12. Nymsuquy (Pitahaya, cardón)
13. Quybsa (Ají, pique)
14. Quyhysa (Algodón)
15. Rorococá (Frailejón, coisa)
16. Tabia (Tuna, penca, higo)
17. Tyhyquy (Borrachero, floripondio, guamuco)
18. Uchuva (Uvilla, vejigón, topotoropo)
Gómez sostiene que un propósito fundamental del libro es invitar a los lectores a reflexionar críticamente sobre la relación entre los seres humanos, las plantas y el territorio en general. Por ello, busca fomentar una comprensión más profunda del mundo natural, reconociendo que cada elemento del paisaje tiene vida, espíritu e identidad propia. Por ello, el herbario también busca no solo decir la función de cada planta según los conocimientos tradicionales, sino que pretende crear conciencia sobre las problemáticas que enfrentan tanto las comunidades indígenas como las plantas mismas.
“Este libro no es solo un catálogo de plantas, sino una invitación a una comprensión más profunda y respetuosa de la naturaleza, las tradiciones indígenas y los desafíos ecológicos actuales, por ejemplo, de lo que se vive en los cerros con la quema de los páramos. Aspira a ser una herramienta para la educación, la conservación y el diálogo intercultural, promoviendo una visión más holística y sostenible de nuestra relación con el mundo natural”, explica.
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Dice que con el herbario busca que el conocimiento indígena sirva para aportar a la comunidad y para llegar a un público diverso, desde personas no indígenas hasta comunidades afro en Colombia, e incluso a lectores en el extranjero. Esta amplitud de audiencia no pretende reemplazar o invalidar los esfuerzos internos de las comunidades, sino complementarlos, ofreciendo una perspectiva adicional que puede enriquecer el diálogo y el conocimiento sobre la herencia botánica muisca.
“Soy consciente de que en lugares como Suba y Bosa, en el contexto de Bogotá, los cabildos han desarrollado materiales de divulgación interna sobre plantas medicinales y tradicionales. Sin embargo, estos recursos a menudo han permanecido dentro de las comunidades, con una difusión limitada. En contraste, este libro busca tener un alcance más amplio, por ello extiendo mi invitación a que lo lean y lo disfruten, teniendo en cuenta que hay un mundo entero por saber, y que esto es solo una pequeña parte de esa multiculturalidad que alberga Colombia en su conocimiento de las plantas con las que crecieron durante milenios”, puntualiza.
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