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Las lombrices de tierra son consideradas ingenieras del ecosistema por su capacidad de transformar y mejorar la calidad del suelo. Este papel esencial en la agricultura y la naturaleza se debe a su actividad biológica, que influye directamente en los nutrientes, la estructura y la fertilidad del suelo.
El biólogo y especialista en edafología de la Universidad Nacional, Rafael Guzmán, explica que las lombrices cumplen una función clave en la regeneración de los suelos. “Cada vez que una lombriz excava túneles en la tierra, facilita la aireación y el drenaje, lo que beneficia tanto a las raíces como a los microorganismos del suelo”. Según Guzmán, esta acción mejora la estructura del suelo al crear una red de canales por donde puede circular el oxígeno y el agua, elementos esenciales para el crecimiento de las plantas.
Las lombrices también son responsables de un proceso conocido como bioturbación, que consiste en mezclar las capas del suelo. “Cuando las lombrices se alimentan, ingieren materia orgánica de la superficie y la mezclan con minerales presentes en capas más profundas. Este proceso enriquece el suelo con nutrientes esenciales como nitrógeno, fósforo y potasio”, detalla Guzmán.
El papel de las lombrices va más allá de la simple mezcla de materia orgánica. Durante su digestión, las lombrices transforman los residuos en humus, un material rico en nutrientes que mejora la capacidad del suelo para retener agua y favorece el crecimiento saludable de las plantas. “El humus generado por las lombrices actúa como un fertilizante natural que incrementa la disponibilidad de nutrientes para las plantas de manera gradual y sostenida”, señala el experto.
Las lombrices no solo aportan nutrientes, sino que también tienen un efecto positivo en la microbiología del suelo. Guzmán explica que los excrementos de las lombrices, conocidos como turrículos, contienen una alta concentración de microorganismos beneficiosos. “Estos microorganismos descomponen aún más la materia orgánica y generan compuestos que las plantas pueden absorber fácilmente”.
El impacto de las lombrices no se limita a suelos agrícolas. En huertas urbanas y jardines domésticos, su presencia es igual de significativa. “Las lombrices pueden adaptarse a pequeños espacios y reciclar restos de comida, transformándolos en un recurso útil para mantener la salud del suelo”, asegura Guzmán. Esta capacidad de reciclaje también contribuye a la reducción de residuos orgánicos, convirtiendo a las lombrices en aliadas de la sostenibilidad.
Sin embargo, la actividad de las lombrices puede verse afectada por prácticas agrícolas intensivas, como el uso excesivo de fertilizantes químicos y pesticidas. Según Guzmán, estas sustancias alteran la composición del suelo y disminuyen las poblaciones de lombrices. “Es fundamental adoptar prácticas más amigables con el medio ambiente, como el uso de abonos orgánicos y la implementación de cultivos de cobertura, para proteger y fomentar la actividad de las lombrices”.
El estudio “Evaluación de la Influencia de las Lombrices de Tierra en la Retención de Agua y la Fertilidad de Suelos Agrícolas y Urbanos”, desarrollado por la Facultad de Ciencias Agrarias de la Universidad Nacional, encontró que los suelos con alta densidad de lombrices presentaban un 30 % más de retención de agua y un 25 % más de nutrientes disponibles en comparación con suelos donde estas estaban ausentes. “Estos datos subrayan la importancia de preservar estos organismos y promover su presencia en todo tipo de suelos”, concluye Guzmán.
El impacto de las lombrices no se limita al suelo. Su actividad también contribuye a mitigar los efectos del cambio climático. “La materia orgánica que procesan las lombrices captura carbono en el suelo, ayudando a reducir las emisiones de gases de efecto invernadero”, menciona Guzmán, quien enfatiza que este es un beneficio adicional que muchas veces pasa desapercibido.
Los agricultores y jardineros que deseen fomentar la presencia de lombrices pueden hacerlo de manera sencilla. Guzmán recomienda agregar materia orgánica al suelo, como restos de frutas y vegetales, y evitar prácticas que compacten la tierra. También señala que la implementación de lombricompostas puede ser una herramienta efectiva para aprovechar al máximo los beneficios de estos organismos.
El trabajo silencioso y constante de las lombrices enriquece el suelo y asegura el crecimiento de cultivos saludables. Preservarlas y promover su actividad es clave para garantizar la sostenibilidad de los ecosistemas agrícolas y urbanos. Como señala el Guzmán, “el suelo vivo es la base de cualquier sistema productivo, y las lombrices son sus principales arquitectas”.
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