El Jardín Botánico de San Andrés, situado en el Caribe colombiano, tiene una historia que refleja el esfuerzo continuo por preservar la biodiversidad única de la región. Fundado por la Fundación de Jardines Botánicos de San Andrés, el jardín fue establecido con el objetivo de conservar y promover el conocimiento de la flora local, así como de educar al público sobre la importancia de la preservación ambiental.
El jardín se desarrolló en una zona de gran valor ecológico, con el propósito de proteger una serie de hábitats naturales que albergan una diversidad de especies vegetales nativas y exóticas. Su diseño incluye una serie de senderos y áreas temáticas que permiten a los visitantes explorar la rica vegetación tropical de la isla, incluyendo una destacada colección de orquídeas, palmas y otras especies endémicas.
Además de su función como un espacio educativo y recreativo, el Jardín Botánico de San Andrés también juega un papel crucial en la investigación y conservación. A lo largo de los años, ha llevado a cabo proyectos para restaurar áreas degradadas, cultivar plantas en peligro de extinción y promover prácticas sostenibles entre los residentes y visitantes. Su historia es un testimonio del compromiso con la protección del patrimonio natural de San Andrés y el impulso hacia un futuro más sostenible para la isla y su entorno.
El Espectador habló con el director del Jardín Botánico de San Andrés, Jairo Medina, quien contó los proyectos que viene desarrollando la entidad, sus logros en ocho años dirigiéndola, los obstáculos que han atravesado y lo más especial que tiene el jardín.
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¿Cuál ha sido el mayor logro frente a la dirección del Jardín Botánico de San Andrés?
El mayor logro fue llevar 50.000 plantas desde la isla de San Andrés hacia Providencia cuando ocurrió el huracán, fenómeno que no afecto nuestra estructura, aunque si ocasiono que se nos cayeran unos arboles, lo cual, nos sirvió para saber cuales no podíamos tener cerca a las plantas. Además, hemos sembrado arboles con la comunidad, incluso en temporadas de crisis como el año de la pandemia. Hemos hecho muchas cositas que una las ve pequeñas, pero han tenido repercusión.
¿Actualmente, cuántas personas entran diariamente?
Tenemos una entrada bajita, entre 30 y 20 personas diarias, y esto se debe a que la competencia es muy complicada porque el turista viene al mar, no viene al Jardín Botánico, pero con todo y eso se nos acercan algunas personas. Tenemos una afluencia interesante. La entrada cuesta $20.000 para los extranjeros, $14.000 para los nacionales y $6.000 para los residentes, y lo abrimos de lunes a sábado.
¿Con qué se encontró cuando llegó a la dirección del Jardín Botánico de San Andrés?
El jardín estaba muy bien organizado, fue un proyecto que la Universidad Nacional lideró, con recursos totalmente propios, fue muy bien planeado, se planeó desde el año 2000 hasta que en el 2008 se logró inaugurar con los senderos y todo. Al contrario, ahora ya comienza el mantenimiento y remodelación porque las cosas comienzan a deteriorarse. Le hemos metido realidad aumentada a los senderos para que la gente no tenga que ir con un guía si no con su celular, muchas plantas tienen paneles con su propia información. Algunas personas optan por ir solas, otras prefieren que les cuenten cómo es la historia de algunas plantas, eso es lo que hace al jardín rico, que acá la gente viene a disfrutar del silencio y la calma. Tenemos más o menos unas 120 especies de árboles diferentes, 15 especies de réptiles diferentes, 15 aves, pero se ven a diferente hora por sus hábitos alimenticios.
¿Es una entidad pública o privada?
Somos una entidad pública que se sostiene gracias al presupuesto de la Universidad Nacional de Colombia.
¿Qué apoyo del Gobierno Nacional o de la Alcaldía Distrital han recibido?
Nosotros hacemos parte del presupuesto nacional al ser una entidad pública. A la alcaldía no le pedimos que nos den plata simplemente porque sí, pero podrían tener en cuenta que a los jardines como el de Bogotá y Medellín los contratan para lo que saben hacer. A nosotros nos gustaría poder comprar material, poder pagarle a las personas. Algo que tenía el de Medellín, por ejemplo, es que la alcaldía le paga la entrada gratis a todas las personas. Nuestros gastos no son pocos, el jardín tiene ocho hectáreas y cositas como esas ayudarían, para que más gente venga porque solo dos de cada diez niños conocen el jardín en San Andrés, entonces hay cosas que se podrían hacer.
¿Han ofrecido los servicios a la Alcaldía de San Andrés, qué respuesta han recibido?
A nosotros no nos contratan porque siempre han habido intereses políticos de por medio. Nos podrían contactar por medio de la Universidad Nacional, por ejemplo, pero no. Y es por esos intereses.
¿Qué proyectos viene adelantando el Jardín Botánico de San Andrés?
Estamos participando en un proyecto de gestión del riesgo que lidera la Universidad Nacional, que incluye la restauración de manglares y pastos marinos. Estamos investigando las mejores condiciones para establecer la reproducción de manglar. También hacemos talleres con niños, para enseñarles de huertas caseras, de juegos y diferentes cosas. Tenemos otros proyectos como evaluación de servicios ecosistémicos, ahora mismo estamos trabajando con especies nativas, las reproducimos, mantenemos aquí en nuestro bosque y talleres en la medida que podemos con la comunidad para mostrarle toda nuestra flora y fauna a los turistas.
Desde su llegada a la dirección del jardín, ¿Qué es lo más difícil que han tenido que enfrentar?
La pandemia y el huracán, porque tuvimos que cerrar un tiempo en el que estaba cerrada la isla. Aunque nos sirvió para hacer inventarios y cosas que no habíamos hecho, hasta que pudiéramos abrir nuevamente.
¿Cuál es la importancia cultural del Jardín Botánico de San Andrés?
La preservación de las especies, mucha gente de aquí no lo conoce, hay toda una historia detrás de especies como la Flor de Jamaica, el pan de fruta, el algodón, el cocó, el hecho de venir hace que se reconozca la historia.
¿Qué es lo más especial del Jardín Botánico de San Andrés?
Tenemos un relicto de bosque seco que muy pocos territorios en el país tienen, tenemos muchos árboles e historias por contar, un mirador de cinco pisos y protegemos casi cinco hectáreas de bosque seco en nuestra biodiversidad.
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