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El programa de cuidado hídrico en Medellín que impulsa la renaturalización urbana

El proyecto Guardaquebradas de Medellín impulsa la recuperación de afluentes urbanos mediante reforestación, educación ambiental e inclusión social, promoviendo sostenibilidad y resiliencia en la ciudad.

Leidy Barbosa
30 de enero de 2025 - 09:00 p. m.
Dentro de este equipo, 23 integrantes representan comunidades indígenas como los Katíos, los Chami y los Zenúes; cinco guardianes provienen de programas de la Secretaría de Inclusión Social, Familia y Derechos Humanos, como el de resocialización; dos forman parte de Parceros, liderado por la Administración Distrital; y seis son mayores de 54 años que han encontrado una oportunidad para continuar su vida laboral.
Dentro de este equipo, 23 integrantes representan comunidades indígenas como los Katíos, los Chami y los Zenúes; cinco guardianes provienen de programas de la Secretaría de Inclusión Social, Familia y Derechos Humanos, como el de resocialización; dos forman parte de Parceros, liderado por la Administración Distrital; y seis son mayores de 54 años que han encontrado una oportunidad para continuar su vida laboral.
Foto: Secretaria de Ambiente de Medellín,
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La Alcaldía de Medellín ha puesto en marcha el proyecto Guardaquebradas, una iniciativa destinada a la protección y recuperación de los afluentes urbanos mediante un enfoque integral que articula aspectos ecológicos, sociales y culturales. A través del paisajismo y la restauración, el proyecto incorpora vegetación nativa, impulsa la reforestación y fomenta la creación de espacios verdes funcionales, fortaleciendo la sostenibilidad y resiliencia de la ciudad.

El Proyecto es una iniciativa para la gestión integral de los recursos hídricos de la ciudad, cuya red hidrográfica está compuesta por 4.217 afluentes que suman 1.888 kilómetros de extensión, incluyendo 51 quebradas principales, fundamentales para el sistema hídrico urbano.

Para su implementación, se ha establecido una alianza estratégica con la Universidad de Antioquia, lo que ha permitido la conformación de un equipo especializado de 114 profesionales: 21 técnicos que aportan su conocimiento científico y 93 guardianes de quebradas encargados de la conservación, el diseño paisajístico y monitoreo en campo.

“El impacto del programa ya es tangible: se han realizado más de 1.050 intervenciones en 49 de las quebradas principales, con un logro significativo en la disposición adecuada de 1.239 metros cúbicos de residuos. Estas acciones han contado con la participación activa de 11.376 ciudadanos, demostrando el compromiso de la comunidad con la recuperación ambiental de su entorno”, dijo Ana Ligia Mora, Secretaria de Medio Ambiente de Medellín al Espectador.

El proyecto impulsado por la Alcaldía de Medellín, va más allá de la simple limpieza y mantenimiento de los afluentes urbanos. El proyecto integra elementos fundamentales como la educación ambiental, la apropiación ciudadana, la renaturalización de los espacios y el monitoreo constante de la calidad del agua, garantizando una gestión sostenible del patrimonio ambiental de la ciudad.

“Esta iniciativa se destaca por su modelo de gobernanza participativa, que involucra activamente a diversos sectores de la sociedad, incluyendo juntas de acción comunal, organizaciones ambientales, comerciantes, instituciones educativas y entidades gubernamentales”, aseguró la secretaria.

¿Qué involucra el proyecto?

El Proyecto de Guardaquebradas representa no solo una iniciativa ambiental, sino también un programa de inclusión social y desarrollo económico sostenible. Según la secretaria, el distrito reconoce la importancia fundamental de las quebradas urbanas y ha diseñado una estrategia integral que combina la protección ambiental con la generación de empleos verdes, creando oportunidades laborales significativas para diversos sectores de la población.

Este modelo se estructura a través de diferentes figuras de guardianía ambiental: los guardacuencas, que operan en las zonas altas donde nacen las fuentes hídricas y las áreas de amortiguamiento, y los guardaquebradas, que trabajan en las zonas urbanas donde hay mayor influencia residencial y comercial. Esta estrategia se complementa con un programa de pago por servicios ambientales en las zonas altas y un grupo especializado dentro de la Secretaría de Medio Ambiente dedicado a la educación y promoción de buenas prácticas ambientales.

Este no es el primer proyecto de empleo verde y renaturalización que se impulsa en la ciudad. Hace apenas tres meses, la Secretaría de Medio Ambiente de Medellín intervino 70 puntos críticos en barrios y zonas urbanas afectados por el manejo inadecuado de desechos, implementando una estrategia basada en la instalación de jardineras y ecohuertas para mejorar el entorno urbano.

Este proceso de transformación ambiental se llevó a cabo en las 16 comunas y cinco corregimientos de la ciudad, con la proyección de intervenir los 106 puntos restantes a partir de 2025. La implementación de jardines funcionales y el trabajo directo con las comunidades locales, incluyendo residentes y comerciantes, tenía como objetivo cambiar la percepción y el uso de estos espacios.

Todos estos proyectos están enmarcados en el plan de reforestación que busca mitigar los efectos del cambio climático en Medellín, especialmente tras las condiciones extremas del primer semestre de 2024. Con la siembra de más de 50 mil plantas y 600 árboles en 520.000 metros cuadrados, el proyecto forma parte del Plan de Desarrollo Distrital 2024-2027 Medellín Te Quiere, el cual establce que al menos el 30% de las obras distritales incluyan componentes de renaturalización. Esta iniciativa transforma el urbanismo de la ciudad al exigir que cada nuevo proyecto contemple propuestas paisajísticas que aporten al valor ecológico.

Guardaquebras se centra en la protección y recuperación de los cuerpos de agua y sus alrededores, generando un impacto social al ofrecer oportunidades laborales a diversos grupos poblacionales. Según Mora, el programa integra a jóvenes estudiantes de niveles técnicos, tecnológicos y profesionales, proporcionándoles experiencia práctica clave para su formación. Asimismo, brinda oportunidades a personas en proceso de resocialización, antiguos habitantes de calle y jóvenes en situación de vulnerabilidad, reduciendo así el riesgo de que sean captados por actividades ilícitas. Además, la participación de representantes de comunidades indígenas asentadas en la ciudad enriquece el proyecto con una valiosa perspectiva intercultural junto al acompañamiento de seis personas mayores de 54 años que han encontrado una oportunidad para continuar su vida laboral.

Desde la perspectiva ambiental, el programa se enfoca en la restauración y preservación integral de los cauces hídricos. Las acciones incluyen la recuperación de zonas de retiro, el monitoreo de vertimientos ilegales, y la implementación de medidas de adaptación y mitigación al cambio climático. Este trabajo contribuye significativamente a la prevención de inundaciones durante períodos de altas precipitaciones y fortalece la conectividad ecológica de la ciudad, asegurando una gestión más eficiente del riesgo ambiental.

“El programa también genera un impacto económico positivo al crear una red de colaboración con viveros locales y proveedores de servicios ambientales. Esta dinámica impulsa la economía local mientras contribuye a la restauración ambiental, desde los nacimientos de las quebradas hasta su desembocadura en el río Medellín. La siembra de material vegetal y el mantenimiento continuo de las fuentes hídricas son componentes esenciales de esta estrategia de conservación”, aseguró la secretaria.

Agrega que en Medellín, han desarrollado una estrategia integral que incorpora diversos programas complementarios para fortalecer la visión como distrito verde. Las ecohuertas y los ecopark son iniciativas que se han implementado estratégicamente en las zonas de retiro de las quebradas, donde han instalado camas de cultivo. Esta aproximación no solo embellece estos espacios, sino que facilita la conexión de la comunidad con su entorno natural, promoviendo una apropiación efectiva del territorio.

“Como parte de nuestra innovación en la gestión ambiental, hemos implementado pacas biodigestoras en puntos estratégicos. Esta tecnología cumple una doble función: previene que los residuos contaminen las quebradas y permite el aprovechamiento eficiente de los residuos orgánicos, contribuyendo así a nuestra meta de sostenibilidad. Medellín se distingue por su abundante vegetación, característica que, si bien representa un privilegio, también nos exige un compromiso constante con su preservación”, puntualizó.

Este compromiso menciona, se refleja en una colaboración entre el sector público, privado y comunitario para el cuidado y expansión de las zonas verdes. Los avances son notables: durante el año anterior, lograron recuperar numerosos puntos críticos de la ciudad a través de intensivas jornadas de embellecimiento, aseo y ornato, superando significativamente los indicadores de períodos anteriores.

El proyecto, asimismo, cuenta con diversas alianzas estratégicas, entre ellas una colaboración con la Universidad de Antioquia, a través de la cual se ha desarrollado un sólido componente de investigación enfocado en la selección de especies vegetales. Este proceso no solo evalúa la capacidad de las plantas para estabilizar y recuperar los suelos, sino que también considera factores sociales propios del entorno urbano, como su resistencia y su capacidad de adaptación, asegurando así su supervivencia y máximo potencial ambiental.

La selección de especies sigue criterios ecológicos rigurosos, priorizando aquellas que atraen polinizadores y proporcionan alimento para la fauna local. Este trabajo se lleva a cabo en estrecha articulación con el Jardín Botánico de Medellín, aprovechando su experiencia en investigación.

“Una parte fundamental de nuestra estrategia se centra en la recuperación de la memoria histórica de las quebradas. A través de talleres participativos, exploramos la historia de cada curso de agua: su evolución, el origen de su nombre actual y las comunidades que han habitado sus márgenes a lo largo del tiempo. Este proceso busca despertar un sentimiento de orgullo y pertenencia en los habitantes, convirtiéndolos en aliados activos en la preservación y cuidado de estos espacios naturales”, mencionó la experta.

Complementando esta iniciativa están implementando un sistema de señalética que integra tecnología y educación. Cada señal incluirá un código QR que permitirá acceder a la memoria histórica de la quebrada, donde podrá saber las especies de fauna y flora que rodean el lugar y su impacto en la naturaleza, junto con información técnica relevante como su longitud, área de cuenca y población beneficiada por su acueducto. Además, siguiendo la visión de la administración actual de hacer la ciudad más accesible internacionalmente, toda la señalización será bilingüe (español e inglés).

El proyecto le apuesta a la comunidad

“Entendemos que la sostenibilidad del programa depende fundamentalmente del compromiso y la apropiación por parte de las comunidades aledañas. Por esta razón, nuestro enfoque es integral: va más allá de las intervenciones operativas como la limpieza y la siembra, para incluir la participación ciudadana y la educación ambiental como elementos clave. Solo así podremos garantizar que nuestras acciones no solo se mantengan, sino que se fortalezcan con el paso del tiempo, beneficiando a las generaciones presentes y futuras”, aseguró Mora.

Gracias a este enfoque, el año pasado la ciudad logró una reducción significativa en eventos de inundaciones, con solo uno o dos incidentes en comparación con períodos anteriores. Además, se están desarrollando nuevas iniciativas para fortalecer este sistema, incluyendo mecanismos de control y reconocimiento: la Secretaría de Cultura premia a ciudadanos con conductas ejemplares, mientras que la policía ambiental impone comparendos cuando es necesario. Este enfoque integral no solo educa y sensibiliza, sino que también fomenta una cultura de responsabilidad ambiental en toda la ciudadanía.

Sin embargo, la secretaria también hace un llamado a la acción, recomendando las siguientes acciones para todos:

  • Disponer los residuos correctamente: Un simple empaque mal gestionado puede generar grandes problemas ambientales, como desbordamientos de basura en las quebradas.
  • Fomentar hábitos sostenibles: Pequeñas acciones diarias, como reducir el uso de plásticos y reciclar, generan un gran impacto.
  • Educar y sensibilizar: Compartir información y motivar a otros a adoptar prácticas ambientales responsables.
  • Asumir la responsabilidad ambiental: Cada decisión cuenta para construir una ciudad más limpia, segura y sostenible.

“La gestión ambiental urbana enfrenta retos y oportunidades universales, sin importar la ciudad en la que nos encontremos. La clave está en comprender que las soluciones más efectivas suelen estar en acciones básicas y cotidianas, como la gestión adecuada de residuos. En Medellín, esta realidad ha demostrado que cada pequeña acción tiene un impacto colectivo significativo. Por ello, la invitación es clara: asumir la responsabilidad ambiental como un acto de solidaridad y compromiso con la sostenibilidad, garantizando un entorno más sano, limpio y seguro para las generaciones presentes y futuras”, finalizó.

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Leidy Barbosa

Por Leidy Barbosa

Periodista de la Universidad Externado de Colombia, con énfasis en la producción audiovisual y en animación digital. Apasionada por temas medioambientales y sociales.@leidyramirezbLbarbosa@elespectador.com

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