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En un logro clave para la conservación en Latinoamérica, el Jardín Botánico de Medellín fue reconocido como el único finalista del continente en los premios del Fondo Europeo de Conservación (EOCA) por su proyecto “Caminando entre las nubes”. Esta iniciativa, desarrollada en colaboración con la Corporación VerdeAgua y la Red CICAPE, tiene como objetivo fortalecer la conservación de tres especies de epífitas en peligro de extinción en el suroeste antioqueño, mediante una serie de estrategias de propagación de plantas.
La European Outdoor Conservation Association (EOCA), representa un esfuerzo colectivo de la industria europea de actividades al aire libre para preservar los paisajes naturales que son fundamentales tanto para el disfrute recreativo como para la sustentabilidad ambiental. Esta organización ofrece subvenciones de hasta 30.000 euros para proyectos de conservación de dos años de duración en cualquier parte del mundo, exceptuando América del Norte.
El proyecto “Caminando entre las nubes” se llevará a cabo en cuatro reservas de la Red CICAPE, una iniciativa de la Corporación VerdeAgua que protege más de 5.200 hectáreas de selva tropical en los Andes Noroccidentales de Colombia, específicamente en las subregiones de Citará, Cartama y Penderisco, en el suroeste antioqueño. Su objetivo es rescatar y propagar especies de epífitas amenazadas, como bromelias, orquídeas y líquenes, que se ven afectadas por la expansión agrícola y ganadera. Estas especies serán reintroducidas en las áreas protegidas de la Red CICAPE, fortaleciendo así el corredor biológico de la región.
“Este proyecto es la culminación de años de trabajo del Jardín Botánico de Medellín en la conservación de flora nativa amenazada, uno de los tres pilares fundamentales de la institución, junto con la educación y la investigación. Desde su reserva de 160 hectáreas en Jardín, Antioquia, el Jardín ha identificado la urgente necesidad de proteger estos ecosistemas únicos. Gracias a alianzas estratégicas con la Corporación VerdeAgua y su Red CICAPE, el proyecto no solo busca recuperar especies amenazadas, sino también fortalecer las reservas naturales a lo largo de un corredor biológico crucial para la fauna local”, enfatiza la directora de la institución Claudia García.
Este enfoque ha permitido al Jardín Botánico de Medellín participar en la convocatoria del Fondo Europeo de Conservación (EOCA), con el objetivo de obtener recursos que amplíen el alcance de sus esfuerzos en la preservación de estos valiosos ecosistemas. El proyecto, que se centra en la conservación de plantas como bromelias, orquídeas y líquenes que crecen sobre otras plantas sin parasitarlas, de manera similar a como un loro se posa sobre una rama, tiene como propósito principal rescatar y propagar estas especies amenazadas. Además, busca fortalecer las reservas naturales a lo largo de un corredor biológico esencial para la fauna local.
“Nos enfocamos en la recuperación y propagación de especies epífitas endémicas del suroeste antioqueño, debido a que estas plantas son fundamentales en nuestros bosques. Su presencia y estado de salud son indicadores naturales de la vitalidad del ecosistema: un bosque rico en epífitas saludables es testimonio de un ambiente equilibrado y próspero. Estas plantas no solo embellecen los bosques, sino que también funcionan como biomonitores naturales, respondiendo sensiblemente a los cambios ambientales y niveles de contaminación”, subraya la directora.
Agrega que, además, la importancia de estas especies endémicas radica en su conexión con el ecosistema local, pues son parte integral de complejas redes biológicas, proporcionando recursos para la fauna y conectando diferentes niveles del bosque. Su adaptación natural al territorio les confiere mayores probabilidades de supervivencia y propagación exitosa.
“Tenemos que ver que estamos en un contexto donde la flora nativa colombiana enfrenta crecientes amenazas, por lo que cada esfuerzo por propagar, proteger y reintroducir estas especies en sus hábitats originales representa una contribución vital para la conservación de nuestra biodiversidad”, aseguró.
Esta es la propuesta de conservación
El proyecto desarrollará nuevas rutas de senderismo que permitirán a los visitantes observar de cerca las especies únicas y sus ecosistemas. Además de ampliar las opciones de senderos en reservas menos exploradas, el proyecto fortalecerá la conectividad entre las áreas de conservación a lo largo del Corredor del Oso Andino, promoviendo al mismo tiempo prácticas de turismo sostenible y de bajo impacto ambiental.
“La educación es la piedra angular de la apropiación ambiental: cuando las personas sienten algo como propio, lo protegen. Esta conexión se manifiesta en múltiples niveles, es por esto que la conectividad es el eje central de nuestra visión. Cuando caminamos por un sendero natural, observando y experimentando el entorno, establecemos un vínculo directo con la naturaleza. Esta conexión personal despierta un compromiso genuino hacia la conservación y el respeto por el medio ambiente. Sin embargo, la conectividad va más allá de la experiencia humana: las reservas interconectadas crean corredores biológicos vitales que permiten el libre tránsito de la fauna. Esta red natural facilita el movimiento de polinizadores y dispersores de semillas, enriqueciendo la biodiversidad del territorio”, explicó García.
Menciona que la región de Antioquia, hogar del emblemático oso de anteojos, el fortalecimiento de reservas naturales, tanto públicas como privadas, es crucial. Estos espacios protegidos no solo salvaguardan la biodiversidad sino que también proporcionan herramientas naturales para enfrentar el cambio climático y otras alteraciones ambientales, además la región es conocida por su potencial en actividades como:
- Observación de fauna silvestre y aves
- Educación ambiental experiencial
- Actividades al aire libre de bajo impacto
- Sensibilización sobre la importancia de la conservación
“Esta importancia de estas plantas hace que la participación en este concurso se una oportunidad extraordinaria para nuestro proyecto, que se fundamenta en dos pilares esenciales. Primero, su sólida base científica demuestra claramente los beneficios que podemos aportar a la biodiversidad. Segundo, destaca la importancia de la participación colectiva en iniciativas de conservación. No es relevante qué institución lideré el proyecto; lo verdaderamente significativo es nuestra capacidad como jardín botánico para reunir a personas con diversos niveles de conocimiento sobre biodiversidad. El simple acto de participar y conectarse con el proyecto ya genera un aprendizaje sobre una iniciativa crucial para la biodiversidad de nuestro país”, aseguró.
Los recursos obtenidos se destinarán a objetivos concretos y medibles. Según la directora, implementarán un programa de rescate de semillas, con la meta de reintroducir 450 especímenes a lo largo de la ruta de senderismo que conecta cuatro reservas naturales dentro de la red. Además, apoyarán el reconocimiento legal y fortalecimiento de cinco reservas naturales adicionales, lo que no solo beneficia a la institución, sino que contribuirá significativamente al sistema nacional de áreas protegidas.
“Nos encontramos en una zona privilegiada, reconocida por el Instituto Humboldt como un área clave para la conservación de la biodiversidad. Actualmente, nuestra reserva cubre 160 hectáreas, y con la integración de las áreas previstas, alcanzaremos un total de 1400 hectáreas protegidas. Además por otro lado, este proyecto tendrá algo muy bonito y es que hemos observado al oso de anteojos y otras especies de fauna regresar a la reserva actual, lo que significa que tenemos un impacto positivo en la zona. Los proyectos de restauración no pueden concebir la fauna sin la flora: al llevar a cabo proyectos de renaturalización y reintroducción de especies, estamos reconstruyendo ecosistemas completos, permitiendo que el ciclo virtuoso de la vida se recupere de manera natural”, explicó.
Otra de las grandes ventajas del proyecto es que las reservas naturales en las que se llevará a cabo ya cuentan con aspectos fundamentales para continuar con la propagación de las especies. Según la experiencia del Jardín Botánico en el proyecto, el terreno muestra una notable capacidad de recuperación y regeneración natural cuando se le permite hacerlo, lo que es esencial para el éxito de este trabajo de conservación. Sin embargo, la directora aclara que trabajar con organismos vivos implica ciertos riesgos, ya que algunas especies se adaptan fácilmente, mientras que otras no. Por esta razón, el monitoreo constante y las diversas estrategias implementadas son cruciales para asegurar una introducción exitosa de las especies.
“La gestión de la red de reservas naturales requiere un equipo multidisciplinario que incluye expertos del Jardín Botánico, fundamentales para garantizar la correcta ejecución técnica de procesos como la propagación y el establecimiento de especies, por lo que la participación comunitaria es esencial, es por esto que la prioridad inicial es siempre asegurar que la comunidad esté informada sobre el proyecto, comprenda su acceso a estos espacios y reconozca su responsabilidad en la conservación de los mismos”, puntualizó.
¿Cómo funciona la convocatoria de EOCA y cómo puede votar por el Jardín Botánico?
Para participar en esta convocatoria, los proyectos deben cumplir tres requisitos fundamentales: proteger especies o hábitats amenazados, establecer una conexión clara con los entusiastas de actividades al aire libre (como excursionistas, ciclistas o escaladores), y realizar trabajo práctico de conservación en campo. Estas iniciativas deben demostrar no solo su valor ecológico, sino también su capacidad para mejorar la experiencia de los visitantes mientras protegen el entorno natural.
El proceso de selección se desarrolla en dos etapas principales. Primero, los proyectos son evaluados por un panel de directores generales, asesores científicos y la junta directiva de EOCA, quienes preseleccionan las propuestas basándose en criterios específicos de financiación. Todas las solicitudes deben presentarse en inglés para facilitar la evaluación por el panel internacional.
Los proyectos finalistas compiten luego en una fase de votación pública y/o de miembros de EOCA, que se realiza en abril para las solicitudes de noviembre y en octubre para las de junio. Esta etapa no solo determina los ganadores, sino que también ofrece una valiosa plataforma para que las organizaciones aumenten su visibilidad y conciencien sobre su trabajo a nivel internacional.
El proceso de votación requiere los siguientes pasos:
- Ingresar a la página oficial de EOCA: https://www.eocaconservation.org/
- Registrarse en la plataforma
- Activar la cuenta con el código recibido por correo electrónico
- Acceder nuevamente y localizar el proyecto en la categoría “Forest” (Bosques), siendo este el único proyecto colombiano participante
Para asegurar la sostenibilidad a largo plazo, los proyectos deben demostrar resultados medibles, involucrar activamente a las comunidades locales y establecer estrategias educativas efectivas. Además, deben contribuir a la mitigación del cambio climático y garantizar que los beneficios del proyecto perduren más allá del período de financiación, creando un impacto duradero en la conservación del entorno natural.
“Nos enorgullece ser la única iniciativa de Latinoamérica participante en este proceso de selección, donde numerosos proyectos compitieron. Sin embargo, es por esto que es importante destacar que este no es simplemente un proyecto del Jardín Botánico - es un proyecto colectivo que representa a nuestras regiones. Nos está brindando la oportunidad de mostrar ante la comunidad europea una iniciativa de conservación proveniente del segundo país más biodiverso del mundo. Por eso, cada voto representa mucho más que un apoyo al Jardín Botánico. Es un voto por Colombia, por nuestro oso de anteojos, y por nuestra capacidad de vivir en armonía con la naturaleza”, finalizó la directora.
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