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La Secretaría de Desarrollo Agropecuario de Duitama ha lanzado un programa de agricultura familiar y comunitaria al promover huertas urbanas como una alternativa de sostenibilidad y autosuficiencia alimentaria. Este programa destaca por su enfoque integral, abordando huertas caseras, comunitarias, escolares y urbanas, y ofreciendo capacitaciones a diversos grupos, desde estudiantes hasta comunidades vulnerables. Su objetivo es claro, desean no solo asegurar la producción de alimentos frescos, sino también fomentar una cultura ambiental sólida y reforzar la cohesión social.
“La seguridad alimentaria constituye una responsabilidad fundamental de las administraciones públicas. Como Secretaría de Desarrollo Agropecuario, nos hemos alineado con la política nacional en esta materia, buscando garantizar que la mayor cantidad posible de habitantes del municipio pueda acceder a alimentos de calidad y, en el mejor de los casos, producir sus propios alimentos”, dice Soranny Carvajal Rubiano, Secretaría de Desarrollo Agropecuario al Espectador.
Menciona que uno de los objetivos del programa es implementar diversas iniciativas que alcancen y beneficien al mayor número de comunidades posible. Sin embargo, por el momento, la prioridad actual se centra en atender a las comunidades rurales, la política de la administración municipal está diseñada para incluir a todas las poblaciones vulnerables, abarcando tanto zonas rurales como urbanas y enfocándose en grupos específicos, como:
- Madres cabeza de familia
- Familias con personas en situación de discapacidad
- Adultos mayores
- Jóvenes
La metodología de trabajo del programa se fundamenta en visitas directas a las familias, realizando labores de extensión agropecuaria. Según la Secretaría, se ha identificado que muchas personas de la tercera edad mantienen sus huertas y han desarrollado prácticas agrícolas empíricas con buenos resultados; sin embargo, requieren apoyo técnico para optimizar su producción. En respuesta, se ha implementado un programa de respaldo que ofrece la entrega de plántulas de hortalizas, asesoría técnica continua y seguimiento detallado de cada etapa del proceso productivo.
“Este acercamiento ha tenido un doble impacto positivo: por un lado, fortalece la seguridad alimentaria, y por otro, dignifica el trabajo de los campesinos al reconocer y valorar sus conocimientos y experiencia. Esto se debe a que el programa no solo aborda las necesidades alimentarias, sino que también construye un vínculo de respeto y reconocimiento con nuestras comunidades agrícolas”, afirma la experta.
Sin embargo, sí menciona que hay un gran desafío, y es del relevo generacional que está viviendo actualmente el campo colombiano. Y es que en gran parte del país, y particularmente en algunas veredas, se observa cómo el agro se está quedando sin jóvenes. Esto responde a una realidad compleja: la falta de alternativas atractivas en el sector rural y la ausencia de una educación que motive el trabajo agrícola desde la niñez.
“Para enfrentar este reto, hemos implementado un programa integral tanto en escuelas rurales como urbanas. En las escuelas rurales, hemos activado lotes que estaban subutilizados, implementando proyectos agrícolas educativos que involucran el uso de maquinaria como tractores en terrenos grandes. Este trabajo se realiza con la participación activa de profesores, estudiantes y padres de familia, creando un ambiente de aprendizaje colaborativo”, asegura Carvajal.
En las escuelas urbanas, donde el espacio es limitado, han implementado huertas colgantes y verticales, utilizando materiales reciclados, como botellas de plástico, para cultivar aromáticas y hortalizas.
Otra estrategia para enfrentar este desafío es la vinculación con los mercados campesinos, una iniciativa promovida por el Gobierno Nacional como parte de su política de apoyo a la agricultura familiar. Este componente facilita espacios de comercialización directa, eliminando intermediarios y permitiendo que niños y jóvenes participen en la venta de sus cosechas. Así, se busca demostrarles que el trabajo agrícola puede ser una actividad económicamente viable y con una remuneración real, incentivando su interés en el desarrollo rural.
“Como ingeniera agrónoma, he observado la falta de motivación hacia las profesiones del sector agropecuario. Este programa busca cambiar esta percepción despertando vocaciones agrícolas desde temprana edad. Mostramos que el campo es un sector de innovación y tecnología, presentando la agricultura como una opción profesional viable y bien remunerada. No se trata solo de quedarse trabajando directamente la tierra, sino también de fomentar el interés por carreras relacionadas con el sector agropecuario”, asegura la secretaria.
El programa trasciende la simple entrega de plántulas. Según Carvajal, tienen un amplio programa que cubre las siguientes áreas:
- Formación integral en agricultura: El programa enseña a las familias el proceso completo de producción de alimentos, a través de capacitaciones y enseñándoles algunas adaptaciones para espacios reducidos en áreas urbanas.
- Impacto comunitario y sostenibilidad: Cada huerta escolar, planta apadrinada y producto vendido en mercados campesinos fortalece el futuro del sector agrícola, demostrando que pequeñas acciones tienen grandes beneficios en la comunidad. Los estudiantes se convierten en promotores de autosuficiencia alimentaria, llevando el conocimiento a sus familias y fomentando una cultura de seguridad alimentaria y aprecio por la agricultura como opción de vida.
- Alcance rural y adaptación local: El programa cuenta con un equipo de profesionales desplegado en todas las veredas del municipio, el cual tiene el objetivo de responder a las necesidades y oportunidades de desarrollo de cada comunidad, fomentando un vínculo directo y adaptado con los participantes.
- Crecimiento en red y alianzas comunitarias: A través del efecto multiplicador, el programa se expande de manera orgánica y cuenta con el apoyo de las juntas de acción comunal, que actúan como enlaces entre la secretaría y las familias, ampliando la red de beneficiarios.
“Otro caso exitoso que hemos tenido es el de una huerta terapéutica en un centro de Salud. Aquí lo que buscamos es atender a una población diversa que incluye adultos mayores y personas con patologías crónicas o condiciones de salud mental, en donde a través de la huerta encuentran tranquilidad y propósito a través del cuidado de las plantas. Por otro lado, también hemos extendido nuestro alcance a la Casa de la Cultura, donde trabajamos con un programa especial para personas con discapacidad, incluyendo niños y adultos con diferentes necesidades de aprendizaje”, comentó.
El programa ha alcanzado un reconocimiento amplio que ahora reciben solicitudes de apoyo por parte de diversas instituciones educativas y empresas. No obstante, cuenta que el sector agropecuario ha enfrentado un descuido histórico que ha generado desafíos significativos en su gestión, uno de esos retos principales ha sido recuperar la confianza y credibilidad de la comunidad, es por esto que se necesita, además del financiamiento del programa. Esto se debe a que la secretaria se encarga de brindar un acompañamiento integral, explicando detalladamente los procesos, resolviendo dudas y manteniendo una presencia constante en las comunidades, algo que requiere recursos.
“El crecimiento del programa ha superado nuestras expectativas iniciales. Hemos logrado incorporar el proyecto de huertas urbanas en el Plan de Desarrollo, gracias al respaldo del alcalde. Esto nos ha permitido implementar soluciones técnicamente sólidas y transformar el rol tradicional de la Secretaría de Agricultura, que ha evolucionado de cumplir funciones administrativas a asumir una misión con un enfoque técnico y social”, afirma.
Otros desafíos son:
- Compromiso del equipo: La conformación de un equipo de trabajo ético y comprometido ha sido un desafío crucial en el programa, dado que la escasez de profesionales que puedan trabajar con comunidades. No obstante, se ha logrado reunir un equipo excepciona lo que ha permitido la expansión del programa, incluyendo la elaboración de bioinsumos y el aprovechamiento de residuos domésticos para la producción de abonos orgánicos.
- Desafíos administrativos: La transición gubernamental, la formulación del nuevo Plan de Desarrollo y el proceso de empalme han presentado retos adicionales en este año. Mantener la operatividad del programa mientras se gestionaban estas responsabilidades administrativas resultó complejo, especialmente porque las comunidades requieren atención constante, independientemente de los procesos internos.
- Solidaridad interna del equipo: A comienzos del año, la falta de recursos afectó la adquisición de materiales, como plántulas para las huertas. Para no fallar a la comunidad, se tomó la iniciativa de que el equipo de la Secretaría financiara el proyecto como parte de una donación propia.
“Creo que ha sido duro, pero ver como la mayoría ha logrado comercializar sus productos, aunque sea en pequeña escala, es gratificante. Hemos visto cómo los vecinos se enteran de la producción local y se convierten en compradores frecuentes, resolviendo así uno de los cuellos de botella tradicionales del sector agropecuario: la comercialización. Aunque ofrecemos espacios en los mercados campesinos, muchos productores nos informan que ya tienen asegurada su venta en el barrio, algo que nos pone felices”, aseguró Carvajal.
Para evaluar estos resultados, se llevan a cabo visitas semanales organizadas, de tal manera que, a lo largo del mes, se logre cubrir todos los proyectos en marcha. De este modo, los beneficiarios reconocen a la Secretaría como parte de su equipo, fortaleciendo la relación de colaboración. La gestión y el trabajo efectivo dependen de esta interdependencia; este es un esfuerzo que se basa en el trabajo en equipo.
Finaliza diciendo que es crucial que la población urbana comprenda una realidad innegable: el campo trabaja 24/7. Los campesinos trabajan incansablemente de sol a sol, todos los días del año, para sostener a sus familias y alimentar a todo un país. A pesar de esta dedicación inquebrantable, frecuentemente su trabajo no recibe la valoración que merece, por ello hace una invitación a que las personas compren productos orgánicos cuando sea posible, reconociendo el esfuerzo adicional que implica esta forma de producción.
“La única manera de evitar el envejecimiento y abandono del campo es dignificándolo: mediante el respeto, el reconocimiento y la justa remuneración. Solo así podremos garantizar que los niños y jóvenes rurales quieran permanecer en el campo, trabajando en el sector que sostiene la economía del país. Queremos hacer una invitación a quienes puedan apoyarnos en esta causa o necesiten ayuda de la Secretaría, pueden contactarnos a través del correo electrónico: secdesarrollo@duitama-boyaca.gov.co”, concluye.
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