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Entre biodiversidad y cultura: la evolución del jardín de República Dominicana

Para Nelson Bautista, director del Jardín Botánico de Santiago, en República Dominicana, Colombia es potencia en jardines botánicos al rededor del mundo. Conozca por qué y la historia de esa entidad.

Diego Suárez
25 de noviembre de 2024 - 09:00 p. m.
El Jardín Botánico de Santiago, en República Dominicana, es un espacio dedicado a la conservación de especies nativas, educación ambiental y recreación, con un enfoque en la biodiversidad tropical. Ubicado al pie de la cordillera Septentrional, combina investigación científica y actividades culturales.
El Jardín Botánico de Santiago, en República Dominicana, es un espacio dedicado a la conservación de especies nativas, educación ambiental y recreación, con un enfoque en la biodiversidad tropical. Ubicado al pie de la cordillera Septentrional, combina investigación científica y actividades culturales.
Foto: Jardín Botánico de Santiago
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Ubicado al norte de Santiago de los Caballeros, en República Dominicana, el Jardín Botánico de Santiago se ha establecido como un espacio emblemático para la conservación, la educación ambiental y el disfrute de la naturaleza en esta vibrante región caribeña. Inaugurado para aprovechar la riqueza natural del entorno y fomentar el cuidado del medio ambiente, este jardín ofrece una experiencia única en medio de la biodiversidad tropical que caracteriza a la isla.

Con un enfoque en la preservación de especies nativas y endémicas, el jardín combina investigación científica y actividades educativas para inspirar a las comunidades locales y visitantes a valorar su entorno natural. Localizado al pie de la majestuosa cordillera Septentrional, el Jardín Botánico de Santiago disfruta de un microclima privilegiado que permite la exhibición y el estudio de una amplia variedad de plantas tropicales, incluidas algunas en peligro de extinción.

Este espacio recibe un promedio de 700 a 1,200 visitantes mensuales, según la temporada, quienes encuentran en sus senderos y actividades guiadas una oportunidad para aprender sobre la biodiversidad de la región. Además, se organizan talleres y eventos culturales, convirtiendo al jardín en un punto de encuentro entre la naturaleza y la comunidad. La entrada asequible y la accesibilidad del lugar refuerzan su misión de acercar la riqueza natural a personas de todas las edades.

El Jardín Botánico de Santiago no solo es un refugio para la flora local, sino también un centro para el fortalecimiento de la identidad ambiental y cultural de Santiago y sus alrededores. Con programas que integran la educación ambiental y la recreación pasiva, este jardín se posiciona como un puente entre la ciencia, la cultura y la sostenibilidad, destacando la importancia de proteger los ecosistemas que forman parte del patrimonio natural de la República Dominicana.

Para conocer más sobre el Jardín Botánico de Santiago, El Espectador habló con su director, Nelson Bautista.

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¿Cuándo nació el Jardín Botánico de Santiago?

Aunque la idea del jardín botánico tiene más de 15 años, el proyecto tomó forma oficialmente en 2018, cuando fue inaugurado formalmente. A diferencia de otros jardines botánicos que a veces nacen de terrenos naturalmente arborizados o poco intervenidos, nuestro caso fue distinto. El terreno donde trabajamos había sido modificado previamente por actividades humanas. Por eso, nuestro enfoque incluyó no solo el diseño de un espacio botánico, sino también la recuperación ambiental del área. Actualmente, hemos avanzado aproximadamente un 60% en el desarrollo de nuestro plan maestro, que contempla varias etapas para consolidar este espacio como un referente botánico en la región.

En estos 15 años de trayectoria, ¿han recibido algún tipo de apoyo por parte del gobierno o entidades públicas?

Sí, hemos contado con cierto respaldo estatal en diferentes momentos. Al principio, el proyecto fue impulsado por una asociación sin fines de lucro y con el apoyo de la Universidad Autónoma de Santo Domingo, que donó las primeras 240 tareas de terreno para el desarrollo del jardín. Posteriormente, logramos que el Estado declarara este espacio de utilidad pública y lo convirtiera en un área protegida bajo la Ley 202-04. Esto permitió asegurar su conservación y nos abrió la puerta para recibir más apoyo.

Hoy en día, el Jardín Botánico opera bajo un modelo de gobernanza que combina actores públicos y privados. Contamos con la participación del Ministerio de Medio Ambiente, la Alcaldía de Santiago, la Gobernación Provincial, universidades locales y organizaciones de la sociedad civil. Es una especie de alianza público-privada que nos ha permitido avanzar, aunque siempre hemos deseado un apoyo gubernamental más constante y robusto.

Sin embargo, siempre queda el deseo de que el apoyo hubiese sido más contundente desde el inicio. En los últimos años, el gobierno actual ha realizado esfuerzos significativos para completar algunas infraestructuras clave que faltan en el plan maestro. Aunque aún tenemos mucho por hacer, especialmente en términos de senderos y otras instalaciones, valoramos el acompañamiento que hemos recibido.

¿Qué desafíos han enfrentado para mantener el proyecto vigente y en desarrollo después de tantos años?

El principal desafío siempre ha sido económico. Existe una percepción errónea, no solo en República Dominicana sino en gran parte del mundo, de que los jardines botánicos pueden ser autosostenibles, como si fueran parques de diversiones. La realidad es que los jardines botánicos cumplen roles muy diversos y complejos. Desde la investigación científica y la conservación de especies en peligro de extinción hasta la educación ambiental, estos espacios requieren un respaldo financiero constante.

Convencer a los tomadores de decisiones de esta realidad ha sido un reto. En muchos casos, no se entiende la importancia de los jardines botánicos como centros educativos y de conservación. Además, hemos enfrentado dificultades para atraer al sector privado, aunque seguimos trabajando para mejorar ese aspecto.

¿Han logrado establecer alianzas con otros jardines botánicos en República Dominicana o en el extranjero?

En República Dominicana solo existen dos jardines botánicos formales: el Jardín Botánico Nacional, ubicado en Santo Domingo, y el nuestro, en Santiago. Hemos establecido una relación muy estrecha con el jardín nacional, que actúa como nuestro referente técnico y forma parte de nuestro Consejo de Administración.

Esta colaboración nos ha permitido ahorrar recursos y maximizar esfuerzos en áreas como la investigación, las actividades educativas y los trabajos de campo. Aunque ellos operan bajo un modelo completamente estatal y nosotros bajo un esquema mixto, ambos compartimos el objetivo común de promover la conservación ambiental en nuestro país.

¿Cuáles son las estrategias principales que han implementado para garantizar la sostenibilidad financiera del Jardín Botánico de Santiago?

Nuestra principal estrategia ha sido diversificar las fuentes de ingreso. Aunque recibimos cierto apoyo del gobierno y de entidades públicas, entendemos que no podemos depender exclusivamente de esos fondos. Por eso, hemos desarrollado programas educativos, como talleres y visitas guiadas, que no solo generan ingresos, sino que también ayudan a cumplir nuestro propósito de educación ambiental.

Además, estamos trabajando en alianzas con el sector privado para patrocinar áreas específicas del jardín o eventos temáticos. Por ejemplo, hemos comenzado a atraer empresas interesadas en la sostenibilidad, que ven el jardín como un espacio ideal para conectar con la comunidad. Por último, promovemos el apadrinamiento de áreas verdes por parte de instituciones o familias, quienes contribuyen económicamente al cuidado de sectores específicos del jardín.

¿Cómo es la gestión operativa diaria del jardín, considerando la variedad de tareas que implica un espacio de esta magnitud?

El manejo operativo se basa en una estructura organizativa bien definida y en la colaboración con diferentes actores. Contamos con un equipo pequeño pero comprometido, compuesto por especialistas en botánica, jardinería, y educación ambiental. Este equipo está apoyado por voluntarios, especialmente estudiantes de universidades locales, quienes nos ayudan en actividades como reforestación, mantenimiento de senderos y programas educativos.

Un elemento clave ha sido priorizar las tareas según nuestras capacidades actuales. Por ejemplo, si bien nos gustaría abrir más áreas al público, preferimos garantizar primero que las áreas ya operativas estén en perfecto estado. Además, utilizamos herramientas digitales para planificar actividades, rastrear el progreso de los proyectos, y coordinar a todos los involucrados. Esto nos ha permitido avanzar de manera ordenada, incluso con recursos limitados.

Desde su perspectiva, ¿qué hace que Colombia tenga tantos jardines botánicos y cómo ve esa situación comparada con República Dominicana?

Colombia es un país privilegiado por su biodiversidad. Su riqueza natural es impresionante, y eso se refleja en el número de jardines botánicos que tienen. Desde mi perspectiva, más que preguntarme por qué Colombia tiene tantos, me pregunto por qué nosotros no tenemos más.

En República Dominicana estamos impulsando la creación de cinco nuevos jardines botánicos, uno por cada región geográfica, para aprovechar mejor nuestras zonas de vida. Colombia nos sirve como un ejemplo a seguir en este sentido, no solo por la cantidad, sino también por la especialización de muchos de sus jardines en áreas como palmas, orquídeas o plantas forestales.

¿Han tenido algún tipo de contacto con jardines botánicos en Colombia para intercambiar experiencias o aprender de sus modelos de gestión?

Sí, aunque estamos en las etapas iniciales. Justamente, uno de nuestros miembros del consejo, Martín Montes, tiene una visita programada al Jardín Botánico de Bogotá la próxima semana. El objetivo es aprender de sus modelos de gobernanza y sostenibilidad, que son desafíos comunes para todos los jardines botánicos del mundo.

Además, algunos miembros de nuestro equipo han visitado Colombia informalmente y han quedado impresionados con lo que han visto. Esperamos que este primer acercamiento formal sea el inicio de una colaboración más estrecha.

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Por Diego Suárez

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