En el fascinante mundo de la botánica, existen flores que van más allá de lo común, cautivando la imaginación de los jardineros y amantes de las plantas por sus características únicas y sorprendentes. Y es que más allá de las populares variedades de jardín, se oculta un universo de especies extraordinarias, cada una con su propia historia y misterio.
Es por esto que en la Huerta le presentamos algunas de estas rarezas para que se maraville con la asombrosa biodiversidad del planeta.
Flor del Beso
Comencemos con una especie nativa del país: Psychotria elata, conocida comúnmente como “Flor del Beso” o “Labios de Mujer”. Esta planta tropical, perteneciente a la familia Rubiaceae, tiene su origen en el Putumayo, aunque también se encuentra en los bosques tropicales de América Central y del Sur, incluyendo Panamá, Ecuador y Costa Rica. Como arbusto, puede crecer desde el nivel del mar hasta los dos mil metros de altitud, prefiriendo los ambientes sombreados bajo el dosel de los árboles y cerca de manantiales y arroyos.
Se le conoce como Flor del Beso debido a sus distintivas brácteas rojas, que tienen la apariencia de labios a punto de besarse. Estas brácteas, que son en realidad hojas modificadas, cumplen una doble función crucial: protegen las delicadas flores blancas y anaranjadas que crecen en su interior, y actúan como un irresistible señuelo para los polinizadores. De hecho, esta forma de labios se debe a que la planta ha evolucionado específicamente para atraer a colibríes y mariposas, sus principales agentes polinizadores.
Sin embargo, esa forma es efímera, manifestándose solo durante una fase específica del ciclo de floración, ya que una vez que las flores interiores se abren completamente, las brácteas se separan, perdiendo su semejanza de beso.
La planta requiere un ambiente húmedo con lluvias frecuentes y un suelo rico en materia orgánica, sin embargo, su cultivo es escaso, puesto que actualmente, esta especie está amenazada debido a la deforestación de su hábitat natural.
Flor de cactus de noche
La Selenicereus grandiflorus, comúnmente conocida como “Reina de la Noche”, es una especie de cactus originaria de las Antillas, México y América Central. Su nombre científico, otorgado por Linneo en 1753, hace referencia a sus grandes flores (grandiflorus) y a su floración nocturna (Selenicereus, derivado de Selene, la diosa griega de la Luna).
Como su nombre indica, la Reina de la Noche florece en la oscuridad. Sin embargo, lo que la hace diferente a otros cactus nocturnos, es que mientras ellos pueden florecer durante varias semanas, esta planta solo abre sus flores una noche al año, generalmente a finales de primavera o principios de verano. Las flores, que pueden alcanzar hasta 30 centímetros de diámetro, se abren lentamente en un proceso que dura entre una y dos horas, y desprenden una fragancia intensa que recuerda a la vainilla y al azahar. Sin embargo, su esplendor es efímero: las flores se marchitan y mueren en unas pocas horas, antes de que amanezca.
Flor esqueleto
En los bosques de Asia oriental y las montañas Apalaches en los Estados Unidos, la Diphylleia grayi, conocida como la “flor esqueleto”, destaca por una característica única: sus pétalos se vuelven completamente transparentes al contacto con el agua. Esto se debe a la estructura esponjosa de sus células, pues, cuando los pétalos están secos, las células contienen agua que dispersa la luz, dándoles un aspecto blanco. Sin embargo, al mojarse, las células se expanden y la luz pasa a través del agua, haciendo que los pétalos se vuelvan transparentes y revelen la estructura venosa interna. Este efecto crea un aspecto similar a un esqueleto y es especialmente visible durante la lluvia.
Aunque no es comúnmente cultivada, esta flor destaca también por sus frutos, pues sus bayas, de un vibrante color azul, no solo añaden un contraste visual atractivo contra el verde de las hojas y el blanco o la transparencia de las flores, sino que también son comestibles y tienen un sabor dulce, lo que la ha hecho especialmente atractiva para muchos amantes de la naturaleza.
Flor cadáver titán
La Amorphophallus titanum, también conocida como la “flor cadáver,” es una planta herbácea y tuberosa originaria de las selvas tropicales de Sumatra, Indonesia. Famosa por ser una de las flores más grandes del mundo, puede alcanzar más de 3 metros de altura y pesar hasta 100 kilos.
A pesar de su imponente tamaño y su longevidad de hasta 40 años, esta planta, la cual su nombre científico, se traduce como “falo amorfo de un titán,” es conocida por su breve periodo de floración, el cual solo dura 48 horas. Durante este corto intervalo, la planta emite un fuerte y desagradable olor a carne en descomposición, una estrategia evolutiva diseñada para atraer a sus polinizadores naturales, como moscas y escarabajos carroñeros.
De hecho, esta flor se ha convertido en una atracción destacada en jardines botánicos alrededor del mundo, ya que su breve periodo de floración atrae a miles de visitantes ansiosos por presenciar este raro fenómeno.
Flor falsa sirena
Floerkea proserpinacoides, comúnmente conocida como falsa sirena o floerkea, es la única especie del género monotípico Floerkea, perteneciente a la familia Limnanthaceae. Esta pequeña flor silvestre es nativa de América del Norte y se encuentra principalmente en áreas húmedas y sombrías, como bosques y márgenes de arroyos.
La historia reciente de esta planta en Vermont es particularmente interesante y es por lo que se destaca como una de las más extrañas, pues después de no haber sido avistada desde 1916, fue redescubierta en mayo de 2024, más de un siglo después, historia que contamos en este artículo. Este largo período de ausencia en los registros se atribuye a diversos factores, incluyendo la destrucción de hábitats durante la Primera Guerra Mundial, la pérdida de registros debido al desvío de recursos y atención hacia el conflicto bélico, y los cambios significativos en la gestión y uso de la tierra tras la guerra.
Se caracteriza por ser una hierba anual que tiene tallos cortos y puede crecer de diferentes maneras: extendida sobre el suelo, enredada en grupos o un poco erguida. Sus hojas son brillantes y lisas, con varios segmentos puntiagudos que miden hasta 2 centímetros, además tiene sépalos verdes puntiagudos y tres pequeños pétalos blancos que parecen cucharas.
Orquídea fantasma
La orquídea fantasma, que se encuentra principalmente en Cuba y en los bosques pantanosos del sur de Florida, es una especie epífita notable por su singularidad. Sin hojas, esta utiliza sus tallos verdes para aferrarse a los árboles, buscando soporte, además que sus raíces, que asemejan cordones verdes, no solo absorben la humedad, sino que también realizan la fotosíntesis.
Florece entre junio y agosto, revelando una delicada flor blanca que mide entre 3 y 4 centímetros de ancho y de 7 a 9 centímetros de largo. Su característica más distintiva son las dos largas proyecciones en su lávelo, que evocan la imagen de las patas traseras de una rana en pleno salto. Este ingenioso camuflaje, en el que las raíces se funden visualmente con el árbol huésped, da la ilusión de que la flor flota en el aire, lo que le ha valido su evocador nombre.
Caña de caramelo
La flor Candy Cane, conocida científicamente como Oxalis versicolor, debe su nombre a su sorprendente parecido con los bastones de caramelo navideños, gracias a sus distintivas rayas blancas y rojas.
Esta planta herbácea, originaria de Sudáfrica, crece a partir de pequeños bulbos y se desarrolla en un subarbusto con hojas trifoliadas que permanecen verdes y atractivas, incluso cuando no está en flor. Sin embargo, lo que realmente la distingue es su asombrosa capacidad de responder a la luz y la temperatura. Esto se debe a que bajo el sol, sus flores se abren, revelando un delicado color blanco con un centro amarillo. En contraste, cuando las temperaturas bajan o durante la noche, las flores se cierran, exhibiendo sus características rayas blancas y rojas.
Calceolaria uniflora
La Calceolaria uniflora, también conocida como “zapatillas de Darwin” o “Lady’s Slipper”, es una planta perenne originaria del extremo sur de Sudamérica, específicamente de la Tierra del Fuego, la provincia de Santa Cruz en Argentina y las regiones de Magallanes y Aysén en Chile.
Es una planta pequeña, adaptada a ambientes extremos como alta montaña y arenales esteparios, donde crece hasta alcanzar entre 10 y 20 cm de altura. Sus hojas, dispuestas en roseta, miden entre 3 y 5 cm de largo.
Lo más llamativo de esta especie son sus flores singulares, que presentan una combinación de colores amarillo, blanco y rojo, y cuya forma recuerda a pequeñas zapatillas, lo que da origen a su nombre. La planta florece cuando suben las temperaturas, generalmente a finales de primavera o principios de verano, y es especialmente abundante en el Parque Nacional Torres del Paine. Curiosamente, las aves locales se alimentan de la parte blanca inferior de la flor, contribuyendo así a su polinización.
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