Estrés en las plantas: cómo identificar sus señales y cómo evitarlo
El estrés en las plantas es un síntoma de que las cosas no van bien. Sepa cómo identificarlo y qué hacer al respecto.
Sí, una planta también puede estresarse. No implica o se expresa de la misma forma que los humanos u otros animales por razones obvias. Pero, de fondo, en el mundo vegetal el estrés es una manifestación de que las cosas no van bien.
¿Cómo? En términos generales, el estrés en las plantas es un estado en el cual deja de comportarse de forma normal y de realizar cierta funciones básicas como debe ser.
Piénselo de esta forma: el estrés es un síntoma de que algo no está sucediendo como debería ser; no va a matar a la planta, de la misma forma que éste puede no matar a un humano, sino un infarto vinculado al estrés, por ejemplo.
El estrés, entonces, puede ser un vehículo para reconocer que su planta no va del todo bien y que hay que tomar acciones para corregir la situación.
¿Cuáles son las señales de estrés?
A riesgo de sonar muy general, esta condición se manifiesta mediante el comportamiento anormal de una planta.
Las señales más comunes incluyen un decaimiento de las hojas y tallos, por ejemplo.
En el caso de las primeras, puede notar que ya no se extienden de forma normal, sino un poco hacia abajo, como si estuvieran cansadas o bajo un peso superior a su fuerza.
También es común el marchitamiento de las hojas, la aparición de coloraciones amarillentas o marrones. Se puede observar, así mismo, hojas que comienzan a perder elasticidad y a tornarse más secas hasta el punto de quedar tiesas, como si estuvieran hechas de algún tipo de resina.
¿Cómo evitar el estrés en las plantas?
Como ya se dijo, el estrés es un síntoma de que algo no está yendo bien con su planta. Por eso hay que atacar la causa y para llegar hasta allí hay que conocer las necesidades y comportamientos de cada planta.
Por muy obvio que suene, saber cómo se debe comportar determinada variedad de planta es fundamental para, uno, saber si está sufriendo de estrés y si, por ejemplo, está sufriendo por falta de agua.
Pero el punto acá es que la caída de hojas en una planta puede ser también parte de un proceso natural de renovación, como en cualquier ser vivo. La ausencia de flores puede ser porque ha pasado el tiempo de florecer para determinada especie.
Lea también: ¿Cómo respiran las plantas?
En otras palabras, no todas las señales de estrés deben estresarlo, en tanto usted sepa cómo se debe comportar normalmente su planta. Y pues para eso hay que conocerla y saber para dónde va la cosa.
Dicho esto, las causas más comunes del estrés en las plantas se pueden agrupar en tres grandes categorías: excesos, faltas o visitantes indeseados.
Los factores que se pueden incluir en las primeras dos categorías son riego, luz, abono o temperatura.
Las razones que más comúnmente estresan a las plantas son fallas en su manejo de agua, luz o la falta de nutrientes extra (minerales y nutrientes, que aportan fertilizantes).
Por eso, lo decimos una vez más, hay que conocer las necesidades de cada planta para saber qué está sucediendo con ella. Por ejemplo, si su calathea (también llamada planta de la oración)tiene las hojas marchitas o se ve deprimida en general, puede ser buena idea retirarla de la ventana que la expone a mucha luz (incluso radiación directa), pues esta especie prefiere los lugares sombreados y la humedad del ambiente.
Así mismo, si su pino limón no está creciendo como quisiera, es buena idea sacarlo a la terraza o al balcón, en donde pueda recibir toda la luz posible, incluyendo sol directo, pues este árbol prospera ampliamente con la mayor cantidad de luz posible (en climas que oscilen entre templado y frío, tendiendo más hacia lo último, vale la pena aclarar).
Lea también: ¿Como cuidar la planta del amor de hombre? Consejos para la tradescantia
La tercera categoría de la que hablamos anteriormente se reserva para plagas y maleza. Aquí es clave inspeccionar visualmente sus plantas de forma continua y rutinaria. Varias plagas son pequeñas y han desarrollado una preferencia por sitios remotos en las plantas para ocultarse de depredadores (y de usted, de paso).
Algunas de las más lesivas y populares incluyen los llamados pulgones, la temida cochinilla algodonosa o la llamada araña roja. ¿Cómo identificarlas? Además de las señales de estrés en la planta, varias de estas tienen marcas propias: sustancias que aparecen encima de las hojas, coloraciones que no son propias en las plantas o pequeñas bolas que se van haciendo en los tallos, por ejemplo.
Así mismo, es importante retirar la maleza de sus plantas (también entendiendo que no toda maleza es mala per se, como lo contamos en esta breve guía para desmalezar).
De forma general, la maleza suele ser competencia en nutrientes y riego para sus plantas, por lo que puede resultar en un déficit de ambas cosas y, por esta vía, un causante de estrés.
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Sí, una planta también puede estresarse. No implica o se expresa de la misma forma que los humanos u otros animales por razones obvias. Pero, de fondo, en el mundo vegetal el estrés es una manifestación de que las cosas no van bien.
¿Cómo? En términos generales, el estrés en las plantas es un estado en el cual deja de comportarse de forma normal y de realizar cierta funciones básicas como debe ser.
Piénselo de esta forma: el estrés es un síntoma de que algo no está sucediendo como debería ser; no va a matar a la planta, de la misma forma que éste puede no matar a un humano, sino un infarto vinculado al estrés, por ejemplo.
El estrés, entonces, puede ser un vehículo para reconocer que su planta no va del todo bien y que hay que tomar acciones para corregir la situación.
¿Cuáles son las señales de estrés?
A riesgo de sonar muy general, esta condición se manifiesta mediante el comportamiento anormal de una planta.
Las señales más comunes incluyen un decaimiento de las hojas y tallos, por ejemplo.
En el caso de las primeras, puede notar que ya no se extienden de forma normal, sino un poco hacia abajo, como si estuvieran cansadas o bajo un peso superior a su fuerza.
También es común el marchitamiento de las hojas, la aparición de coloraciones amarillentas o marrones. Se puede observar, así mismo, hojas que comienzan a perder elasticidad y a tornarse más secas hasta el punto de quedar tiesas, como si estuvieran hechas de algún tipo de resina.
¿Cómo evitar el estrés en las plantas?
Como ya se dijo, el estrés es un síntoma de que algo no está yendo bien con su planta. Por eso hay que atacar la causa y para llegar hasta allí hay que conocer las necesidades y comportamientos de cada planta.
Por muy obvio que suene, saber cómo se debe comportar determinada variedad de planta es fundamental para, uno, saber si está sufriendo de estrés y si, por ejemplo, está sufriendo por falta de agua.
Pero el punto acá es que la caída de hojas en una planta puede ser también parte de un proceso natural de renovación, como en cualquier ser vivo. La ausencia de flores puede ser porque ha pasado el tiempo de florecer para determinada especie.
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En otras palabras, no todas las señales de estrés deben estresarlo, en tanto usted sepa cómo se debe comportar normalmente su planta. Y pues para eso hay que conocerla y saber para dónde va la cosa.
Dicho esto, las causas más comunes del estrés en las plantas se pueden agrupar en tres grandes categorías: excesos, faltas o visitantes indeseados.
Los factores que se pueden incluir en las primeras dos categorías son riego, luz, abono o temperatura.
Las razones que más comúnmente estresan a las plantas son fallas en su manejo de agua, luz o la falta de nutrientes extra (minerales y nutrientes, que aportan fertilizantes).
Por eso, lo decimos una vez más, hay que conocer las necesidades de cada planta para saber qué está sucediendo con ella. Por ejemplo, si su calathea (también llamada planta de la oración)tiene las hojas marchitas o se ve deprimida en general, puede ser buena idea retirarla de la ventana que la expone a mucha luz (incluso radiación directa), pues esta especie prefiere los lugares sombreados y la humedad del ambiente.
Así mismo, si su pino limón no está creciendo como quisiera, es buena idea sacarlo a la terraza o al balcón, en donde pueda recibir toda la luz posible, incluyendo sol directo, pues este árbol prospera ampliamente con la mayor cantidad de luz posible (en climas que oscilen entre templado y frío, tendiendo más hacia lo último, vale la pena aclarar).
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La tercera categoría de la que hablamos anteriormente se reserva para plagas y maleza. Aquí es clave inspeccionar visualmente sus plantas de forma continua y rutinaria. Varias plagas son pequeñas y han desarrollado una preferencia por sitios remotos en las plantas para ocultarse de depredadores (y de usted, de paso).
Algunas de las más lesivas y populares incluyen los llamados pulgones, la temida cochinilla algodonosa o la llamada araña roja. ¿Cómo identificarlas? Además de las señales de estrés en la planta, varias de estas tienen marcas propias: sustancias que aparecen encima de las hojas, coloraciones que no son propias en las plantas o pequeñas bolas que se van haciendo en los tallos, por ejemplo.
Así mismo, es importante retirar la maleza de sus plantas (también entendiendo que no toda maleza es mala per se, como lo contamos en esta breve guía para desmalezar).
De forma general, la maleza suele ser competencia en nutrientes y riego para sus plantas, por lo que puede resultar en un déficit de ambas cosas y, por esta vía, un causante de estrés.
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