Flor de Inírida: cuidados y características de la flor eterna de la Amazonía
La flor de Inírida, representada en el logo de la COP16, es un tesoro de la Amazonía colombiana y es vital para la biodiversidad y la cultura local. Aquí le contamos todo lo que debe saber.
Leidy Barbosa
Puede que no conozca la flor eterna que crece en Guainía, aquella que, con su esplendor carmesí y su fragancia delicada, se erige como un tesoro viviente de la Amazonía colombiana. Sin embargo, se trata de una especie que este año se verá frecuentemente, pues fue elegida como imagen del logo oficial de la Conferencia de las Naciones Unidas sobre Diversidad Biológica, COP16, el evento más importante del mundo en materia de biodiversidad.
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Ha sido culturalmente una planta fundamental para la cosmogonía de las comunidades indígenas que han habitado la región del sur del país, siendo protagonista de algunas de sus leyendas más significativas. Además, para algunas comunidades, la flor de Inírida representa una oportunidad de comercialización sostenible y responsable, proporcionando un medio de subsistencia en armonía con la naturaleza.
Llamada comúnmente flor de Inírida, abarca dos especies herbáceas pertenecientes a la familia de las Rapateaceae: la Guacamaya superba, conocida como la flor de Inírida de invierno, y la Schoenocephalium teretifolium, denominada la flor de Inírida de verano. Estas impresionantes flores desafían las condiciones climáticas extremas de su entorno, prosperando en los pajonales y suelos con bajos nutrientes, sin importar si enfrentan intensas sequías o inundaciones. Sin embargo, cada una florece en temporadas distintas:
- La Flor de Verano, es conocida por su resistencia al fuego y las altas temperaturas. Sus cabezuelas son esféricas y más pequeñas, y florece principalmente durante la época de sequía que va desde diciembre, enero, febrero, marzo hasta abril.
- La Flor de Invierno, crece durante la época de lluvias e inundaciones. Su inflorescencia es piramidal, grande y florece principalmente durante la temporada de lluvias, que va de junio a octubre.
La Huerta habló con dos botánicos expertos para entender la importancia de esta fascinante planta, sus características y cuidados principales.
Características de la flor eterna
“La flor de Inírida pertenece a una familia muy particular que se encuentra distribuida principalmente en la región selvática de Venezuela, la cual es la rapatácea”, explica Nicolás Castaño, botánico de la Universidad Nacional y líder del grupo de flora del Programa de Ecosistemas e investigador del Herbario Amazónico del SINCHI.
Explica que estas plantas, mayormente hierbas, están asociadas al Escudo Guayanés y que se encuentran en formaciones de arena blanca, aunque también en áreas rocosas como en los elevamientos del Vaupés y Guainía. “La flor de Inírida es muy valorada y ha sido representada en varios lugares importantes. Un ejemplo es el logo del Instituto Amazónico de Investigaciones, que muestra a una especie hermana llamada Schoenocephalium martianum, endémica de la meseta del Araracuara”, agrega Castaño.
Su anatomía floral, según el biólogo Mateo Fernández Lucero, se caracteriza por tener unas pequeñas cabezuelas, que son unión de varias flores, -en promedio son 60 o 70 - y por tener un tallo relativamente largo que puede alcanzar incluso hasta cerca de un metro y medio, lo que las hace visibles desde cierta distancia. A pesar de ello, las flores en sí no son muy vistosas, pues lo que resulta atractivo, según el biólogo, son sus brácteas (pequeñas cáscaras que forman sus características puntas)- las cuales le otorgan aquel color rojo, dándole una apariencia única y que puede durar años luego de haberse secado, haciéndola conocida como la “flor eterna”.
Castaño cuenta que hace aproximadamente 30 años la flor experimentó una sobreexplotación que resultó en la prohibición de su cultivo y recolección. Sin embargo, más tarde, una comunidad indígena obtuvo una licencia para recolectarla y usarla de manera sostenible y responsable, permitiendo su distribución legal.
Se trata de Liwi, una asociación sin ánimo de lucro dedicada al desarrollo sostenible del Guainía que, inspirados por la Flor de Inírida, iniciaron un proyecto de investigación sobre su cosecha, viendo una oportunidad para impactar positivamente el medio ambiente y la comunidad local. En el proceso, se reunió tanto a la comunidad como a un biólogo especializado, para entender la ecología de la flor y juntos, desarrollaron un proyecto de investigación para sembrar y propagarla, combinando los saberes científicos con el conocimiento tradicional y territorial.
Este proceso, que comenzó en 2009, primero realizó un estudio del suelo para identificar un terreno en Puerto Inírida que albergara uno de los últimos vestigios de la Flor de Inírida de verano e invierno fuera de los resguardos indígenas. Luego, comenzaron un proceso de prueba y error de siembra y propagación de la flor, monitoreando constantemente su crecimiento, mientras que, Martha Toledo, quien es la fundadora de Liwi trabajaba en los permisos ambientales con la CDA (Corporación para el Desarrollo Sostenible del Norte y Oriente Amazónico) para iniciar el proyecto de conservación y propagación de la Flor de Inírida. El permiso lo lograron en 2015.
Fernández, quien fue el que lideró este proyecto y que actualmente se desempeña como director científico de Liwi, destacó la importancia del trabajo que se realiza: “Estas sabanas inundables de arenas blancas constituyen un ecosistema único que se encuentra en una zona relativamente pequeña en el sureste del departamento del Guainía. Sin embargo, está siendo impactado por el crecimiento del área municipal, por lo que el objetivo principal es llevar a cabo una conservación restaurativa del ecosistema endémico de sabanas inundables de arenas blancas, que es de vital importancia para la biodiversidad local y regional. Aquí convergen más de 130 especies diferentes de plantas, incluyendo plantas carnívoras, helechos, musgos y coloridas flores silvestres que no crecen en ninguna otra parte del mundo”.
Este ecosistema se caracteriza por ser extremadamente agreste, con condiciones de suelo muy arenoso y altos niveles de aluminio, lo que resulta en un pH muy ácido y una baja fertilidad. Estas condiciones, según el director, junto con las altas temperaturas durante el verano y las inundaciones frecuentes durante la temporada de lluvias, hacen que sea un entorno muy desafiante para el crecimiento de cualquier planta “normal”. Sin embargo, a lo largo de muchos años, varias especies han logrado adaptarse a este ecosistema, haciendo que la flora sea rica y diversa.
Importancia de esta flor
“Actualmente, la flor de Inírida se utiliza como una especie “paraguas” para proteger todo el ecosistema de sabanas inundables de arenas blancas, bajo un modelo de producción de sus inflorescencias. Estas inflorescencias se aprovechan y se comercializan como flores ornamentales, similar a otras flores como rosas, claveles o girasoles. La diferencia radica en que la flor de Inírida es una especie nativa que se produce en su propio ecosistema y bajo este modelo de producción, se garantiza que no se afecten las especies que cohabitan en el ecosistema”, aclara Fernández.
Y aunque actualmente no se puede tener en los hogares para cultivar en un jardín, pues tiene condiciones demasiado específicas para su crecimiento (como el suelo, la luz y el sustrato), se puede pedir la flor como ornamental, apoyando así el proyecto para preservar la integridad del suelo y conservar el ecosistema que es único en el mundo.
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Cuidados
Si tiene una flor de Inírida en su casa, Liwi en su página hace algunas recomendaciones para que le dure más tiempo:
Hidratación:
- Corte los tallos en diagonal: Siempre que los tallos estén fuera del agua más de 5 segundos, córtelos en diagonal justo antes de volver a sumergirlos. Esto reabre los canales de absorción de agua.
- Agregue azúcar al agua: Disuelva 3 cucharadas de azúcar por cada litro de agua para prolongar la intensidad del color.
- Controle el agua: Cambie el agua si se pudre o fermenta (huelela). Recorta los tallos en diagonal antes de volver a colocar las flores en agua fresca.
Ambiente:
- Mantenga las flores en un lugar fresco: Aleja las flores de la luz solar directa y las fuentes de calor para preservar su color.
Secado y conservación a largo plazo:
- Observe el cambio de color: Con el tiempo, las flores perderán intensidad y se tornarán rosadas. Por lo que, cuando estén secas o hayan perdido gran parte de su color, sáquelas del agua y colóquelas en un jarrón seco para que se deshidraten por completo.
- Flores eternas: Una vez secas, las flores conservarán su estructura durante años. Puede pintarlas, lacarlas o dejarlas con su color natural.
Para finalizar, Fernández hace un llamado a que los colombianos se interesen por aprender más sobre estos temas y que reconozcan a Colombia como lo que es, una meca de biodiversidad. “Somos un país muy afortunado de tener tanta biodiversidad, sin embargo, se conoce muy poco de esta. Por ello, la invitación es que los niños y los jóvenes nos animemos a estudiar esta biodiversidad, a que sigamos ahondando en el conocimiento del país y de tantas especies, porque es una tarea muy grande que nos queda por delante. Ni siquiera tenemos la lista completa de las especies que habitan nuestro país. Sobre cada especie, como puedes ver, se podría dedicar toda una vida de estudio. Entonces, si consideramos que puede haber fácilmente 30.000 especies de plantas, imagínate cuántas personas vamos a necesitar para saber cuál es la riqueza que poseemos y que es de todos”, señala.
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Puede que no conozca la flor eterna que crece en Guainía, aquella que, con su esplendor carmesí y su fragancia delicada, se erige como un tesoro viviente de la Amazonía colombiana. Sin embargo, se trata de una especie que este año se verá frecuentemente, pues fue elegida como imagen del logo oficial de la Conferencia de las Naciones Unidas sobre Diversidad Biológica, COP16, el evento más importante del mundo en materia de biodiversidad.
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Ha sido culturalmente una planta fundamental para la cosmogonía de las comunidades indígenas que han habitado la región del sur del país, siendo protagonista de algunas de sus leyendas más significativas. Además, para algunas comunidades, la flor de Inírida representa una oportunidad de comercialización sostenible y responsable, proporcionando un medio de subsistencia en armonía con la naturaleza.
Llamada comúnmente flor de Inírida, abarca dos especies herbáceas pertenecientes a la familia de las Rapateaceae: la Guacamaya superba, conocida como la flor de Inírida de invierno, y la Schoenocephalium teretifolium, denominada la flor de Inírida de verano. Estas impresionantes flores desafían las condiciones climáticas extremas de su entorno, prosperando en los pajonales y suelos con bajos nutrientes, sin importar si enfrentan intensas sequías o inundaciones. Sin embargo, cada una florece en temporadas distintas:
- La Flor de Verano, es conocida por su resistencia al fuego y las altas temperaturas. Sus cabezuelas son esféricas y más pequeñas, y florece principalmente durante la época de sequía que va desde diciembre, enero, febrero, marzo hasta abril.
- La Flor de Invierno, crece durante la época de lluvias e inundaciones. Su inflorescencia es piramidal, grande y florece principalmente durante la temporada de lluvias, que va de junio a octubre.
La Huerta habló con dos botánicos expertos para entender la importancia de esta fascinante planta, sus características y cuidados principales.
Características de la flor eterna
“La flor de Inírida pertenece a una familia muy particular que se encuentra distribuida principalmente en la región selvática de Venezuela, la cual es la rapatácea”, explica Nicolás Castaño, botánico de la Universidad Nacional y líder del grupo de flora del Programa de Ecosistemas e investigador del Herbario Amazónico del SINCHI.
Explica que estas plantas, mayormente hierbas, están asociadas al Escudo Guayanés y que se encuentran en formaciones de arena blanca, aunque también en áreas rocosas como en los elevamientos del Vaupés y Guainía. “La flor de Inírida es muy valorada y ha sido representada en varios lugares importantes. Un ejemplo es el logo del Instituto Amazónico de Investigaciones, que muestra a una especie hermana llamada Schoenocephalium martianum, endémica de la meseta del Araracuara”, agrega Castaño.
Su anatomía floral, según el biólogo Mateo Fernández Lucero, se caracteriza por tener unas pequeñas cabezuelas, que son unión de varias flores, -en promedio son 60 o 70 - y por tener un tallo relativamente largo que puede alcanzar incluso hasta cerca de un metro y medio, lo que las hace visibles desde cierta distancia. A pesar de ello, las flores en sí no son muy vistosas, pues lo que resulta atractivo, según el biólogo, son sus brácteas (pequeñas cáscaras que forman sus características puntas)- las cuales le otorgan aquel color rojo, dándole una apariencia única y que puede durar años luego de haberse secado, haciéndola conocida como la “flor eterna”.
Castaño cuenta que hace aproximadamente 30 años la flor experimentó una sobreexplotación que resultó en la prohibición de su cultivo y recolección. Sin embargo, más tarde, una comunidad indígena obtuvo una licencia para recolectarla y usarla de manera sostenible y responsable, permitiendo su distribución legal.
Se trata de Liwi, una asociación sin ánimo de lucro dedicada al desarrollo sostenible del Guainía que, inspirados por la Flor de Inírida, iniciaron un proyecto de investigación sobre su cosecha, viendo una oportunidad para impactar positivamente el medio ambiente y la comunidad local. En el proceso, se reunió tanto a la comunidad como a un biólogo especializado, para entender la ecología de la flor y juntos, desarrollaron un proyecto de investigación para sembrar y propagarla, combinando los saberes científicos con el conocimiento tradicional y territorial.
Este proceso, que comenzó en 2009, primero realizó un estudio del suelo para identificar un terreno en Puerto Inírida que albergara uno de los últimos vestigios de la Flor de Inírida de verano e invierno fuera de los resguardos indígenas. Luego, comenzaron un proceso de prueba y error de siembra y propagación de la flor, monitoreando constantemente su crecimiento, mientras que, Martha Toledo, quien es la fundadora de Liwi trabajaba en los permisos ambientales con la CDA (Corporación para el Desarrollo Sostenible del Norte y Oriente Amazónico) para iniciar el proyecto de conservación y propagación de la Flor de Inírida. El permiso lo lograron en 2015.
Fernández, quien fue el que lideró este proyecto y que actualmente se desempeña como director científico de Liwi, destacó la importancia del trabajo que se realiza: “Estas sabanas inundables de arenas blancas constituyen un ecosistema único que se encuentra en una zona relativamente pequeña en el sureste del departamento del Guainía. Sin embargo, está siendo impactado por el crecimiento del área municipal, por lo que el objetivo principal es llevar a cabo una conservación restaurativa del ecosistema endémico de sabanas inundables de arenas blancas, que es de vital importancia para la biodiversidad local y regional. Aquí convergen más de 130 especies diferentes de plantas, incluyendo plantas carnívoras, helechos, musgos y coloridas flores silvestres que no crecen en ninguna otra parte del mundo”.
Este ecosistema se caracteriza por ser extremadamente agreste, con condiciones de suelo muy arenoso y altos niveles de aluminio, lo que resulta en un pH muy ácido y una baja fertilidad. Estas condiciones, según el director, junto con las altas temperaturas durante el verano y las inundaciones frecuentes durante la temporada de lluvias, hacen que sea un entorno muy desafiante para el crecimiento de cualquier planta “normal”. Sin embargo, a lo largo de muchos años, varias especies han logrado adaptarse a este ecosistema, haciendo que la flora sea rica y diversa.
Importancia de esta flor
“Actualmente, la flor de Inírida se utiliza como una especie “paraguas” para proteger todo el ecosistema de sabanas inundables de arenas blancas, bajo un modelo de producción de sus inflorescencias. Estas inflorescencias se aprovechan y se comercializan como flores ornamentales, similar a otras flores como rosas, claveles o girasoles. La diferencia radica en que la flor de Inírida es una especie nativa que se produce en su propio ecosistema y bajo este modelo de producción, se garantiza que no se afecten las especies que cohabitan en el ecosistema”, aclara Fernández.
Y aunque actualmente no se puede tener en los hogares para cultivar en un jardín, pues tiene condiciones demasiado específicas para su crecimiento (como el suelo, la luz y el sustrato), se puede pedir la flor como ornamental, apoyando así el proyecto para preservar la integridad del suelo y conservar el ecosistema que es único en el mundo.
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Cuidados
Si tiene una flor de Inírida en su casa, Liwi en su página hace algunas recomendaciones para que le dure más tiempo:
Hidratación:
- Corte los tallos en diagonal: Siempre que los tallos estén fuera del agua más de 5 segundos, córtelos en diagonal justo antes de volver a sumergirlos. Esto reabre los canales de absorción de agua.
- Agregue azúcar al agua: Disuelva 3 cucharadas de azúcar por cada litro de agua para prolongar la intensidad del color.
- Controle el agua: Cambie el agua si se pudre o fermenta (huelela). Recorta los tallos en diagonal antes de volver a colocar las flores en agua fresca.
Ambiente:
- Mantenga las flores en un lugar fresco: Aleja las flores de la luz solar directa y las fuentes de calor para preservar su color.
Secado y conservación a largo plazo:
- Observe el cambio de color: Con el tiempo, las flores perderán intensidad y se tornarán rosadas. Por lo que, cuando estén secas o hayan perdido gran parte de su color, sáquelas del agua y colóquelas en un jarrón seco para que se deshidraten por completo.
- Flores eternas: Una vez secas, las flores conservarán su estructura durante años. Puede pintarlas, lacarlas o dejarlas con su color natural.
Para finalizar, Fernández hace un llamado a que los colombianos se interesen por aprender más sobre estos temas y que reconozcan a Colombia como lo que es, una meca de biodiversidad. “Somos un país muy afortunado de tener tanta biodiversidad, sin embargo, se conoce muy poco de esta. Por ello, la invitación es que los niños y los jóvenes nos animemos a estudiar esta biodiversidad, a que sigamos ahondando en el conocimiento del país y de tantas especies, porque es una tarea muy grande que nos queda por delante. Ni siquiera tenemos la lista completa de las especies que habitan nuestro país. Sobre cada especie, como puedes ver, se podría dedicar toda una vida de estudio. Entonces, si consideramos que puede haber fácilmente 30.000 especies de plantas, imagínate cuántas personas vamos a necesitar para saber cuál es la riqueza que poseemos y que es de todos”, señala.
🌳 ☘️ 🌿 Encuentre en La Huerta toda la información sobre plantas, jardinería, cultivos y siembra. 🍂🌺 🌼