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Una huerta en casa puede sonar como una labor entre titánica y agotadora. Y, claro, puede serlo. Pero también es posible que sea una tarea plena en gozo y que, no necesariamente, implique horas y horas de sudor y dolor de espalda.
Para empezar, como con muchas cosas en la vida, vale la pena hacerlo con un proyecto pequeño y cultivos que sean de fácil control y crecimiento.
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Cada planta es un universo, con requerimientos propios, por lo que no se trata de hacer una lista interminable de cuidados, condiciones climáticas, requerimientos de agua, posibilidades de sustratos, fertilizantes... Lo ideal es manejar una variables comunes (además de un poco de sentido común) a todas las plantas.
Cultivos como la lechuga, el romero, orégano, perejil y espinaca son algunos de los más sencillos y se encuentren siempre entre las listas de lo más recomendable para un agricultor urbano primerizo.
¿Por qué? Porque son plantas resistentes, con necesidades de riesgo más bien estándares y que no requieren sustratos y tratamientos de tierra complejos.
Pero, de fondo, uno de los consejos más sensatos para empezar es plantar algo que de verdad quiera, que llene de felicidad en la medida en la que la planta se desarrolle y dé fruto eventualmente.
Además de ser una labor con fines ambientales, si se quiere, una huerta en casa debe traer alegría y goce para quien la realiza. Este es, quizá, el principal alimento de todo este asunto.
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Tomate
Uno de los vegetales más comunes en las huertas caseras es, su majestad, el tomate.
El tomate es un cultivo resistente, que no precisa de muchos cuidados, pero que requiere de luz constante, bien sea que se encuentre en interiores o exteriores.
Su temperatura óptima está alrededor de los 20 grados centígrados y puede resistir hasta pasados los 40. En otras palabras, no es un cultivo que sea muy amigo del frío, así que ojo si se trata de un huerto en casa en una terraza en un lugar frío, como Bogotá, por ejemplo.
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El riego debe ser constante, pero con cuidado de no encharcar la planta. Dependiendo de la temperatura ambiente, se recomienda regar, mínimo, un par de veces a la semana.
Pimentón
Este es otro cultivo muy común en las huertas caseras, pues se da fácil, además de ser de amplio consumo para todo tipo de preparaciones.
Al igual que el tomate, el pimentón es un vegetal que necesita de la mayor cantidad de luz posible, sin importar que sea directa.
En términos de riego, se beneficia de riegos constantes. Así que, también dependiendo de temperatura del lugar de cultivo, lo ideal es aplicar agua al menos dos veces por semana.
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Lechuga
Este es otro vegetal que se adapta fácilmente a casi todo tipo de climas y suelos. También es un preferido de los huertos en casa por su alto consumo, pero también porque crece rápidamente, pues tarda un promedio de tres meses entre la plantación y la cosecha.
Es un cultivo que recibe toda la luz que se le pueda ofrecer, pero hay que cuidarlo de las temperaturas extremas (en la parte más alta hablamos de 30 grados centígrados y en la baja, de 10 grados centígrados).
En cuanto a riego es crítico sobre todo en la porción antes de la cosecha. Se recomienda regar una vez cada tres días, pero con mucho cuidado no encharcar el sustrato, pues el exceso de humedad puede retrasar, o arruinar, el proceso de crecimiento.
Zanahoria
Otro vegetal muy popular por derecho propio.
Tiene una particularidad para una huerta casera y es que requiere de un recipiente con buena profundidad (a la vez que una cantidad generosa de sustrato). A la vez, requiere una cantidad óptima de nutrientes, por lo que se recomienda que la tierra esté previamente abonada (de preferencia con materia orgánica, que aporte altos valores de fosfato y potasio).
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Requiere un nivel de humedad constante, en especial en la etapa de crecimiento. Pero hay que tener un cuidado extra respecto a los encharcamientos, pues al ser un cultivo de raíz, los excesos de humedad en el suelo son particularmente complicados.
En cuanto a la luz, este es un cultivo que agradecerá cada rayo de sol que reciba, en tanto no se trate de temperaturas extremas (cercanas a los 30 grados centígrados), pues en ese caso es mejor ubicarlas en una semisombra.
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