Si usted es un admirador de las flores y aprecia la belleza natural, el arte del Ikebana puede brindarle una fascinante experiencia, pues este estilo de arreglo floral, originado en Japón, trasciende la mera decoración para convertirse en una celebración de la naturaleza. Esto se debe a que, en esencia, el Ikebana busca capturar la elegancia efímera de las flores cortadas, sus formas, texturas y colores, para crear composiciones en recipientes que transmitan un profundo simbolismo.
Aunque a primera vista podría parecer como un conjunto de normas para crear arreglos florales con una estética distinta a la occidental, el ikebana es un arte que está concebido para expresar la conexión profunda entre el ser humano y la naturaleza por medio obras que están dispuestas en un tipo de recipiente especial y entre los elementos usados está aparte de las flores, una amplia gama de elementos naturales, como ramas, semillas, frutos y hojas.
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Este carácter simbólico se debe a sus orígenes, que se remontan al siglo VI, cuando se realizaban ofrendas budistas decoradas con flores. Fue a finales del siglo XV, con la creación de las primeras escuelas, entre ellas la escuela Ikenobo -la más antigua y reconocida-, que este arte comenzó a ganar popularidad. Se establecieron entonces las bases que conocemos hoy en día, destacando la “tríada universal,” que simboliza el cielo, la tierra y el ser humano, definidos como:
- Shin: Este nivel superior representa el cielo. Se caracteriza por líneas ascendentes y dinámicas que evocan espiritualidad y elevación, aquí las flores siempre deben estar viendo hacia arriba.
- Soe: Este nivel intermedio simboliza al ser humano. Las líneas ligeramente inclinadas de este nivel sugieren la conexión y el equilibrio entre el cielo y la tierra.
- Tai: Este nivel inferior representa la tierra. Se caracteriza por líneas horizontales que transmiten estabilidad, arraigo y conexión con los elementos terrenales.
Estilos
La esencia del ikebana radica en exaltar la belleza natural de las plantas, lo que implica comprender cómo se presentan los elementos vegetales en su estado original, sin alteraciones. Por eso, más allá de eliminar, cortar y acomodar las flores en ángulos específicos, debe utilizar todos los materiales con un propósito para crear composiciones que evoquen líneas visibles, superficies, colores y volúmenes armoniosos. El objetivo nunca es alcanzar un resultado elaborado por sí mismo, sino que cada composición genere una experiencia estética y emocional en el observador, independientemente de su tamaño o los elementos que la conforman.
Puede seguir diferentes variaciones del ikebana, los más populares son:
- Rikka: Esta forma de arte floral elaborada fue creada por monjes budistas de la escuela Ikenobo en el siglo XVII. Se realiza en floreros de bronce altos y de gran tamaño y representan un microcosmos del universo, con una rama principal asimétrica que simbolizaba el cielo, y múltiples ramas emergiendo de un centro simbólico que representa la tierra y el ser humano.
- Chabana: Es un estilo austero y espontáneo que tuvo su origen en la ceremonia del té (chanoyu) del siglo XVI. Consiste simplemente en colocar una o dos flores o ramas en un pequeño recipiente. Su objetivo es resaltar la sencillez y la poética sugerencia de la belleza natural de las cosas.
- Nageire: Derivado del chabana, el estilo nageire también coloca las flores o ramas en floreros altos, pero emplea técnicas más sutiles para lograr una sensación de espontaneidad y naturalidad.
- Seika o Shoka: Es la base del Ikebana, pues este estilo le apuesta a tener una composición triangular asimétrica, con tres ramas que representan el cielo, la tierra y el ser humano.
- Moribana: Creado por Ohara Unshin a finales del siglo XIX, es uno de los estilos más comunes y su nombre significa “flores apiladas”. Aquí se utiliza una base plana y baja, llamada suiban, que forma un espejo de agua.
- Zen’eibana: Durante el periodo de posguerra, surgieron trabajos vanguardistas que incorporaron ideas surrealistas y de escultura abstracta.
¿Cómo hacerlo?
Dependiendo del estilo escogido, los materiales y la forma de componer el arreglo puede variar, sin embargo, se debe mantener una característica principal que es el minimalismo, ya que este arte emplea un número mínimo de flores dispuestas a modo de triángulo escaleno (que todos sus lados son diferentes).
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Por ello, tenga en cuenta lo siguiente al hacer su arreglo
- Tipo de flores: El ikebana respeta los ciclos naturales de las plantas, adaptándose a las especies de cada temporada. Por ello, debe priorizar el equilibrio natural, utilizando plantas nativas con significado simbólico y estacional.
- Procure usar flores frescas y que le duren: Para mantener la frescura de las plantas en los arreglos de ikebana, se utilizan varias técnicas. El método más común consiste en cortar la base de los tallos bajo el agua (mizugiri) y utilizarlos de inmediato. Para restaurar la vitalidad de las flores y hojas marchitas, se cortan bajo el agua y se dejan sumergidas durante al menos 30 minutos.
- Fijadores: Cuando se usa una kenzan, las ramas gruesas se cortan en diagonal y se abren en el extremo para insertarlas fácilmente. Las flores y materiales de tallo blando se cortan horizontalmente y se colocan verticalmente, luego se inclinan al ángulo deseado. Para materiales más delgados, se puede atar un soporte adicional a la base.
- Recipiente: Tradicionalmente se han utilizado recipientes de bronce, cerámica, bambú e incluso calabazas secas. Hoy en día, los recipientes de acero inoxidable, cristal y sintéticos también son comunes.
Para el tipo de colocación de flores y tallos en los arreglos de ikebana en floreros altos hay técnicas diferentes:
- Oridome (método de colocación por dobladura): En este método, los tallos se apoyan en el borde del florero, con la parte doblada colocada contra la superficie interior para mayor estabilidad, permitiendo que la base del tallo se extienda hasta el fondo del recipiente. Esto facilita una posición elegante y natural de los tallos.
- Kiridome (método de autoapoyo): Este método la base del tallo se corta en ángulo y se coloca directamente contra la superficie interior del florero, permitiendo que el tallo se mantenga erguido y apoyado en sí mismo sin necesidad de soportes adicionales.
- Yoko-waridome (método de pieza transversal): Primero, se corta la base de la rama por la mitad de forma horizontal. Luego, se coloca una pieza o soporte en forma de “T” dentro de esa apertura. Esta pieza se ajusta firmemente contra la parte interior del recipiente, ayudando a mantener la rama en su lugar.
- Tate-waridome (método de apoyo vertical): En este método, la base del tallo se abre verticalmente para insertar un soporte en su interior, permitiendo que la base apoyada toque la superficie interior o el fondo del recipiente, manteniendo la flor o rama en su lugar.
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