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Iniciar una huerta en casa es una práctica que cada vez gana más adeptos, no solo por sus beneficios ambientales y económicos, sino también por el impacto positivo en la salud y el bienestar de quienes se embarcan en esta aventura. Elegir el espacio adecuado es el primer paso crucial para garantizar el éxito de su huerta, ya que de esta decisión dependerá la calidad y cantidad de nuestras cosechas.
Gabriel Romero, agricultor y consultor de Permacultura, y la ingeniera agrónoma Carolina Pineda, nos dieron una guía detallada sobre las principales consideraciones a tener en cuenta en el momento de seleccionar el lugar perfecto para su huerta. Exploraron aspectos fundamentales como la luz solar, la calidad del suelo, el acceso al agua y la protección contra plagas y condiciones climáticas adversas.
Luz solar
“Es esencial para la fotosíntesis, el proceso mediante el cual las plantas convierten la luz en energía química para crecer. Sin una cantidad adecuada de luz solar, las plantas no pueden producir suficiente energía para desarrollarse, lo que resulta en un crecimiento deficiente y bajas cosechas”, expuso Romero.
Asegura que se deben considerar ciertos factores al evaluar la luz solar en su terreno: “Las áreas que miran hacia el sur en el hemisferio norte (o hacia el norte en el hemisferio sur) reciben la mayor cantidad de luz solar durante el día. Es ideal ubicar su huerta en una zona que reciba luz directa desde la mañana hasta la tarde. Observe las sombras proyectadas por árboles, edificios, cercas y otras estructuras a lo largo del día. Las condiciones climáticas pueden influir en la cantidad de luz solar que recibe tu huerta. En regiones con muchos días nublados, puede ser necesario adaptar la selección de cultivos a plantas que toleren menos luz”.
Por su parte, Pineda expuso algunas técnicas para maximizar la luz solar: “Las camas elevadas pueden mejorar la exposición al sol, especialmente en terrenos irregulares. También mejoran el drenaje y el control de la calidad del suelo. Poda de árboles o eliminación de arbustos que proyecten sombras sobre la huerta, y use materiales reflectantes como paneles blancos o espejos estratégicamente ubicados para redirigir la luz solar hacia áreas más sombreadas”.
De acuerdo con los expertos, es importante tener en cuenta que no todas las plantas o cultivos a sembrar en la huerta necesitan la misma cantidad de luz solar. En ese sentido, cabe señalar que existen tres tipos:
- Las plantas de pleno sol que son las que necesitan entre 6-8 horas de luz solar, como en el caso de los tomates, los pimientos, los pepinos, los calabacines y el maíz.
- Las plantas de sombra parcial, pueden tolerar menos luz solar directa, entre 3 y 6 horas al día. Algunos ejemplos son las lechugas, las espinacas, el brócoli, las zanahorias y las remolachas.
- Las plantas de sombra, que requieren muy poca luz solar directa, tales como las hierbas de perejil y menta, helechos y plantas ornamentales de sombra.
La importancia de la luz solar en la selección del terreno ha sido bien documentada. Un estudio realizado en 2022 por la Universidad de California, encontró que los tomates que recibieron al menos 8 horas de luz solar directa al día produjeron un 20% más de frutos comparado con aquellos que recibieron solo 4 horas. “El espectro de luz también es importante. La luz azul estimula el crecimiento vegetativo, mientras que la luz roja promueve la producción de frutos. Esto puede ser manipulado utilizando luces de crecimiento especializadas o materiales reflectantes en el cultivo”, expuso el estudio.
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Textura del suelo
“Se refiere a la proporción de arena, limo y arcilla que contiene. Un suelo ideal para una huerta es el suelo franco, que tiene una mezcla equilibrada de estos tres componentes. Este tipo de suelo proporciona un buen equilibrio entre retención de humedad y drenaje, lo que es crucial para el crecimiento saludable de las plantas”, explica Pineda.
Suelo Arenoso: Drena bien pero no retiene mucha humedad ni nutrientes. Es ideal para plantas que no toleran el exceso de agua.
Suelo Arcilloso: Retiene bien el agua y los nutrientes pero puede drenar mal, causando problemas de encharcamiento.
Suelo Limoso: Tiene partículas muy finas y retiene bien el agua y los nutrientes, pero puede ser propenso a compactarse.
Según Romero, un buen drenaje es esencial para evitar el encharcamiento, que puede provocar la pudrición de las raíces y otras enfermedades. Para evaluar el drenaje, se puede hacer una prueba cavando un hoyo de aproximadamente 30 cm de profundidad y llenándolo de agua. Si el agua se drena en menos de 30 minutos, el drenaje es bueno. Si tarda más de 4 horas, el drenaje es pobre y puede ser necesario mejorar la estructura del suelo añadiendo materia orgánica.
“La materia orgánica mejora la estructura del suelo, aumenta su capacidad de retención de agua y nutrientes, y fomenta una vida microbiana saludable. El compost, el estiércol bien descompuesto y la turba son excelentes fuentes de materia orgánica”, señala Romero al agregar que el compost aporta nutrientes y mejora la estructura del suelo, y el estiércoles es rico en nutrientes, “pero debe estar bien compostado para evitar quemar las plantas y la turba mejora la retención en suelos arenosos”.
Otro aspecto para la selección de la textura del terreno es el ph que mide su acidez o alcalinidad y afecta la disponibilidad de nutrientes para las plantas. La mayoría de las hortalizas prefieren un pH ligeramente ácido a neutro, entre 6.0 y 7.0. Puede medir el pH del suelo con kits disponibles en tiendas de jardinería o enviando una muestra a un laboratorio. Si el suelo es ácido añada cal para evaluar el pH, si es alcalino, agregue sulfato de aluminio o materia orgánica ácida para reducir el pH.
“Los nutrientes esenciales para el crecimiento de las plantas incluyen nitrógeno (N), fósforo (P), y potasio (K), conocidos como macronutrientes, así como calcio, magnesio, y azufre. También se necesitan micronutrientes como hierro, manganeso, zinc, cobre, molibdeno, y boro en menores cantidades. Un análisis de suelo puede ayudarte a determinar la fertilidad de tu terreno y las necesidades de fertilización”, agregando que “un suelo saludable está lleno de vida microbiana, incluyendo bacterias, hongos nematodos y lombrices. Estos organismos descomponen la materia orgánica, liberan nutrientes, y mejoran la estructura del suelo. La adición de compost y la reducción del uso de pesticidas y herbicidas químicos pueden fomentar una vida microbiana rica”, agrega Pineda.
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Protección del agua
“La protección y gestión adecuada del agua es esencial para garantizar el éxito de una huerta” dice Romero, explicando que la importancia del drenaje es “crucial para evitar el encharcamiento, que puede causar enfermedades en las raíces y reducir la disponibilidad de oxígeno para las plantas. Un suelo con drenaje deficiente puede beneficiarse de la construcción de camas elevadas y la incorporación de materiales como arena gruesa o grava para mejorar la permeabilidad”.
Pineda coincide al agregar que “para evaluar el drenaje, se realiza una prueba cavando un hoyo de aproximadamente 30 cm de profundidad y llenándolo con agua. Si el agua se drena en menos de 30 minutos, el drenaje es adecuado. Si tarda más de 4 horas, es necesario mejorar el drenaje”
En cuanto a la conservación del agua “puede aplicar una capa de mantillo (paja, hojas secas, compost, etc.) sobre la superficie del suelo ayuda a conservar la humedad, reducir la evaporación, y suprimir el crecimiento de malezas. El mantillo también mejora la estructura del suelo al descomponerse”, según Romero. Por su parte, Pineda añade que “utilizar sistemas de riego eficientes, como el riego por goteo o la microaspersión, minimiza el desperdicio de agua y asegura que la humedad llegue directamente a las raíces. Programar el riego en las primeras horas de la mañana o al final de la tarde reduce la evaporación”. El agua debe estar libre de contaminantes químicos y patógenos. En áreas con problemas de salinidad, es importante utilizar agua con bajo contenido de sales para evitar la acumulación de sal en el suelo, lo que puede afectar negativamente el crecimiento de las plantas.
La prevención de la erosión es otro aspecto importante en la protección del agua que “debe estar libre de contaminantes químicos y patógenos. En áreas con problemas de salinidad, es importante utilizar agua con bajo contenido de sales para evitar la acumulación de sal en el suelo, lo que puede afectar negativamente el crecimiento de las plantas. Así mismo, en terrenos inclinados, la construcción de terrazas y el cultivo en contornos (siguiendo las curvas de nivel) pueden reducir significativamente la erosión y mejorar la infiltración del agua”, según Romero. De ahí que el experto recomiende dividir su huerta en zonas según las necesidades de agua de los diferentes cultivos. “Esto permite una gestión más precisa del riego y asegura que las plantas reciban la cantidad adecuada de agua sin desperdicio”.
Prevención de plagas
Seleccionar el suelo óptimo para su huerta previene la aparición de plagas en su cultivo. Pineda recomienda “alternar diferentes tipos de cultivos en el mismo lugar cada temporada para interrumpir los ciclos de vida de las plagas específicas, y utilizar compost bien maduro y otros enmiendas orgánicas para mejorar la salud del suelo y fortalecer las plantas contra las plagas. Además, es importante inspeccionar sus plantas regularmente, especialmente la parte inferior de las hojas, donde muchas plagas tienden a esconderse. Para eso puede utilizar trampas pegajosas y otras herramientas de monitoreo para detectar la presencia de plagas tempranamente”.
Prevención al clima adverso
De acuerdo con Romero, los eventos climáticos extremos, como heladas, sequías, vientos fuertes y lluvias intensas, pueden afectar significativamente el rendimiento de los cultivos. Estas son las recomendaciones para seleccionar un terreno que prevenga un clima adverso para su huerta:
Protección contra heladas: Utilice telas o plásticos especiales para cubrir las plantas durante las noches frías. Estas coberturas protegen contra las heladas y mantienen el calor del suelo y aplicar una capa de mantillo alrededor de las plantas ayuda a retener el calor del suelo y proteger las raíces contra las bajas temperaturas. Además, plantar en áreas donde el terreno esté ligeramente elevado puede ayudar a evitar las heladas, ya que el aire frío tiende a acumularse en las zonas bajas. Utilizar setos, cercas o estructuras que bloqueen el viento frío puede crear un microclima más cálido en tu huerta.
Protección contra la sequía: Hacer un sistema de riego por goteo, que suministre agua directamente a las raíces de las plantas, reduciendo la evaporación y el desperdicio de agua. Utilizar temporizadores y sensores de humedad del suelo para ajustar el riego según las necesidades específicas de tus plantas y las condiciones climáticas.
Conservación de la humedad: Aplicar mantillo orgánico (como paja, hojas secas o compost) sobre el suelo ayuda a conservar la humedad y reducir la evaporación y plantar cultivos de cobertura como el trébol o la veza durante las temporadas de descanso puede mejorar la estructura del suelo y su capacidad de retención de agua.
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