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Jardín Botánico de la Amazonía: donde la academia y la naturaleza convergen

Para Marco Correa, director del Jardín Botánico de la Universidad de la Amazonía, esta entidad ha cumplido con los objetivos para los cuales fue creada, a pesar de los obstáculos que han tenido que atravesar. Conozca cuáles son, los proyectos que han desarrollado y la historia del jardín.

Diego Suárez
04 de diciembre de 2024 - 05:00 p. m.
El Jardín Botánico de la Amazonía, ubicado en Florencia, Caquetá, es un espacio dedicado a la conservación, investigación y educación ambiental sobre la flora amazónica. Combina colecciones vivas y secas, promoviendo el conocimiento científico y la conexión con la biodiversidad única de la región.
El Jardín Botánico de la Amazonía, ubicado en Florencia, Caquetá, es un espacio dedicado a la conservación, investigación y educación ambiental sobre la flora amazónica. Combina colecciones vivas y secas, promoviendo el conocimiento científico y la conexión con la biodiversidad única de la región.
Foto: Jardín Botánico de la Universidad de la Amazonía
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El Jardín Botánico de la Universidad de la Amazonía, ubicado en el campus principal de esta institución en Florencia, Caquetá, es un espacio para la conservación y promoción de la biodiversidad amazónica. Fundado con el objetivo de preservar especies nativas y generar conocimiento científico, el jardín se ha convertido en un referente en investigación, educación ambiental y recreación. Su enfoque interdisciplinario lo posiciona como un puente entre la academia, las comunidades locales y los pueblos originarios, destacando su papel en la protección de especies únicas y el patrimonio cultural asociado.

Este espacio natural ofrece a los visitantes una experiencia única para conocer la riqueza de la flora amazónica y reflexionar sobre la importancia de su conservación. Además de su contribución científica, el Jardín Botánico es un lugar accesible y acogedor que fomenta el aprendizaje y la conexión con la naturaleza. Aquí, tanto estudiantes como turistas pueden participar en actividades educativas, visitas guiadas y programas de sensibilización sobre el medio ambiente.

El Jardín Botánico está ubicado en un entorno privilegiado, en la región amazónica de Colombia, y se encuentra abierto a todo público, brindando la oportunidad de disfrutar y proteger uno de los ecosistemas más importantes del mundo.

Para conocer más sobre el Jardín Botánico de la Universidad de la Amazonía, El Espectador habló con su director, Marco Correa.

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¿Cómo nació el Jardín Botánico de la Amazonía?

El Jardín Botánico surgió entre 2001 y 2002, cuando llegué al departamento del Caquetá tras trabajar en el Jardín Botánico de Medellín (Joaquín Antonio Uribe). Noté que Florencia no contaba con un espacio dedicado a la flora de la región, algo crucial para conservar y estudiar la biodiversidad. Cuando me vinculé a la Universidad de la Amazonia en 2002-2003, propuse la creación de un jardín botánico que incluyera colecciones vivas y secas. La propuesta fue aprobada por la Vicerrectoría de Investigaciones, liderada en ese entonces por el Profesor César Augusto Extra González.

Iniciamos labores en 2004-2005 en el campus Porvenir de la universidad, comenzando con un inventario de la flora local. Este esfuerzo generó resultados como una ponencia en el Congreso Colombiano de Botánica (2004) y un artículo en la revista Momentos de Ciencia (2005). También desarrollamos la primera colección del Herbario Enrique Forero (HUAZ). El inventario dio lugar a un libro, Las Plantas del Campus Universitario de la Universidad de la Amazonia, que documenta 80-85 especies. Este libro está disponible en formato físico.

Además de la necesidad inicial, ¿cuáles fueron los objetivos específicos al crear el Jardín Botánico?

Los jardines botánicos tienen tres funciones principales. Primero, la investigación, en donde nuestro objetivo es generar conocimiento sobre la flora local, especialmente en una región como el Caquetá, donde esta línea no era fuerte. La segunda es la conservación, donde nuestra meta es proteger tanto la flora como los ecosistemas amazónicos y del piedemonte. Y el tercero es la educación ambiental, buscamos concienciar a las comunidades sobre la riqueza, utilidad y fragilidad de la flora para promover estrategias de conservación. Nuestra meta era posicionar a la Universidad de la Amazonia como líder en investigación y conservación de la flora amazónica.

¿Y han cumplido con esos objetivos?

En gran medida, sí. Hemos avanzado en la formación de talento humano, pues la universidad no solo atiende estudiantes del Caquetá, sino también de Putumayo, Amazonas, Guaviare y sur del Huila. En investigación, realizamos inventarios de flora en todos los municipios del Caquetá y algunos del Guaviare, Meta, Putumayo y Amazonas. Publicamos más de 40 artículos científicos en revistas nacionales e internacionales. En conservación, implementamos proyectos como el Sistema Departamental de Áreas Protegidas del Caquetá, en colaboración con Parques Nacionales Naturales y otras entidades. Y en educación, cada semana recibimos a 3-4 instituciones educativas. Los estudiantes aprenden sobre la flora y su importancia mediante recorridos guiados.

En términos de colecciones, destacamos, las colecciones vivas con 28 senderos y zonas especiales, como el Sendero Anaconda, los Árboles Abuelos, y colecciones de orquídeas, plantas medicinales y especies en peligro de extinción como las zamiáceas. Y colecciones secas, con material recopilado en salidas de campo y procesos de rescate.

Desde el Jardín Botánico, hemos trabajado en colaboración con comunidades de pueblos originarios, como el pueblo Muy Muy Buena, también conocido como With a Company. Nos hemos enfocado en los procesos de conservación del conocimiento tradicional, especialmente en el caso del pueblo Coreguaje (o Korebaju), asentado en el municipio de Milán.

Asimismo, estamos desarrollando proyectos con otras comunidades indígenas, como los pueblos del departamento del Putumayo y el pueblo Inga, estableciendo procesos de acercamiento y acompañamiento que buscan preservar las tradiciones y culturas de estos grupos.

Nuestro trabajo se centra en rescatar y difundir el conocimiento sobre la flora de sus territorios, utilizando estrategias que fomenten la conservación tanto de los ecosistemas como de las culturas ancestrales. Esto refleja la importancia de la articulación entre la academia, la ciencia y los pueblos originarios. Sin embargo, reconocemos que este diálogo no siempre es sencillo, debido a la mentalidad colonial que a veces predomina, llevando a malentendidos sobre quién posee realmente el conocimiento.

En este proceso, hemos aprendido que los verdaderos dueños del conocimiento son las comunidades indígenas, que han habitado estos territorios durante miles de años. Nosotros, como académicos, debemos asumir un papel de facilitadores para que este saber ancestral, legado de abuelos y abuelas, sea transmitido a las generaciones interesadas en conservar los recursos naturales, las culturas y el territorio en su conjunto.

¿Qué obstáculos han enfrentado para el desarrollo de esos proyectos?

Inicialmente contábamos con 8 hectáreas en el campus Centro, pero muchas áreas se destinaron a infraestructura. Perdimos aproximadamente 2 hectáreas de zonas verdes tras la construcción de un muro. Aunque hemos recibido apoyo, el financiamiento sigue siendo un reto para mantener y expandir el jardín. Aún falta sensibilizar más a la población sobre la importancia de conservar la flora.

A pesar de los desafíos, seguimos comprometidos con la conservación, la investigación y la educación ambiental. El Jardín Botánico de la Amazonia es un espacio vital para preservar la biodiversidad y generar conocimiento en una de las regiones más importantes del planeta.

Bueno, en términos del Jardín Botánico, los recursos específicos destinados dependen de la gestión que realizamos. La universidad, desde la parte administrativa, ha generado apoyos a través de proyectos en los que hemos participado como equipo de investigación del Jardín Botánico y del Herbario. Estos proyectos están relacionados con el Sistema General de Regalías y han permitido la adquisición de equipos y la adecuación de espacios.

Adicionalmente, la administración universitaria, encabezada por el profesor Fabio Buriticá Bermeo, ha gestionado recursos provenientes del Plan de Fomento a la Calidad, parte de los cuales se han dirigido al Herbario y al Jardín Botánico. También hemos participado en convocatorias de la universidad y de la Vicerrectoría de Investigaciones, así como en proyectos del Sistema General de Regalías, con componentes enfocados en bioprospección, conservación e inventarios de flora. Es fundamental que cualquier proyecto contemple recursos específicos para el manejo de colecciones, ya que esto nos permite fortalecer las unidades de apoyo y continuar con nuestra labor.

¿Cuál ha sido el logro más significativo en la historia del Jardín Botánico?

Creo que el logro más importante es mantenernos vigentes. Aunque nuestra historia es corta comparada con otros jardines botánicos y herbarios del país, llevamos aproximadamente 17 años de trabajo continuo. Al 2025, estaremos celebrando 20 años de existencia en la sede centro de la universidad. Este reconocimiento a nivel nacional e internacional también es un gran logro.

Formamos parte de la Red Nacional de Jardines Botánicos de Colombia, la Asociación Colombiana de Herbarios, y registramos nuestras colecciones en el Instituto Alexander von Humboldt y el Global Biodiversity Information Facility. Desde el 2004 hemos participado activamente en congresos colombianos de botánica, presentando más de 120 ponencias en diferentes modalidades, incluyendo eventos internacionales como el organizado por el Instituto Sinchi sobre ciudades amazónicas.

Otro gran logro ha sido la publicación de especies nuevas para la ciencia, realizadas en colaboración con investigadores nacionales e internacionales. Hasta ahora, hemos identificado y publicado alrededor de 15 especies nuevas y numerosos reportes inéditos para Colombia y el departamento del Caquetá. Esto amplía significativamente la frontera del conocimiento y posiciona al Jardín Botánico como un referente en la región.

¿Qué importancia cultural tiene el Jardín Botánico para el territorio?

El impacto cultural es significativo. Hemos capacitado a más de 150 estudiantes de biología e ingeniería agroecológica en temas de flora, muchos de los cuales han continuado su formación académica a nivel de maestrías y doctorados, mientras que otros trabajan directamente en la región, contribuyendo a la conservación y al desarrollo sostenible.

Además, lideramos la creación del Sistema Departamental de Áreas Protegidas del Caquetá, que integra parques nacionales, reservas naturales privadas y municipales, y otras estrategias de conservación. Este sistema protege alrededor de 4 millones de hectáreas, lo que es fundamental para frenar la deforestación en el departamento. Nuestro enfoque ha sido unir esfuerzos entre propietarios de fincas, comunidades y otras instituciones para garantizar la sostenibilidad de los recursos naturales.

¿Cuáles son las especies más importantes que cultivan en el Jardín Botánico?

Nuestro enfoque está en la flora amazónica, por lo que tenemos especies emblemáticas de la región. Algunas de las más representativas incluyen árboles nativos como el cedro, el cumala y el copoazú, así como plantas acuáticas que se estudian para publicaciones científicas. También trabajamos con especies medicinales, ornamentales y aquellas con alto potencial de conservación y bioprospección.

¿Qué hace único al Jardín Botánico de la Universidad de la Amazonia?

Lo más especial es nuestra ubicación geoestratégica en la transición andino-amazónica. Este espacio combina investigación, conservación y educación en una zona clave para la biodiversidad. El Jardín Botánico funciona como un bosque urbano en Florencia, permitiendo que visitantes y estudiantes interactúen con especies que no encontrarían fácilmente en otros lugares.

Contamos con un equipo de trabajo comprometido y apoyado por la administración universitaria, que continuamente amplía el conocimiento sobre flora amazónica. También realizamos investigaciones en reservas de la sociedad civil, marcando especies y capacitando a los propietarios en temas de conservación y turismo de naturaleza. Esto incluye la elaboración de guías y catálogos, tanto para estas reservas como para nuestro propio Jardín Botánico. Nuestro objetivo es incidir en la gestión de zonas verdes urbanas y rurales del Caquetá, promoviendo prácticas sostenibles y un manejo adecuado de los recursos naturales.

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Por Diego Suárez

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Maribel(27840)04 de diciembre de 2024 - 11:44 p. m.
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