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Jardín luminoso: cinco plantas de exterior que prosperan en la luz del sol

¿Busca añadir un toque de verde a su jardín que resista las intensas jornadas de sol? Descubra cuáles son estas botánicas, los secretos detrás de su robustez y los cuidados específicos que necesitan para crecer saludables.

La  Huerta
10 de septiembre de 2024 - 12:11 a. m.
La luz es esencial para la fotosíntesis, el proceso mediante el cual las plantas convierten la luz solar en energía para crecer y desarrollarse. La intensidad y duración de la luz afectan directamente el ritmo de crecimiento, la floración y la salud general de las plantas.
La luz es esencial para la fotosíntesis, el proceso mediante el cual las plantas convierten la luz solar en energía para crecer y desarrollarse. La intensidad y duración de la luz afectan directamente el ritmo de crecimiento, la floración y la salud general de las plantas.
Foto: Pixabay
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En climas soleados, elegir plantas adecuadas puede ser un desafío. La exposición constante al sol puede agotar muchas especies, pero algunas están diseñadas para resistir y prosperar bajo estas condiciones extremas. Explorar opciones que se adapten bien a estas circunstancias puede transformar un jardín en un espacio verde y vibrante, incluso durante los días más soleados.

De acuerdo con Gabriel Villamil, jardinero del Jardín Botánico de Cali, “conocer las plantas más resistentes al sol es esencial en un contexto de cambio climático y escasez de agua, más ahora que solo hace sol para esta época del año. Estas plantas, adaptadas a condiciones extremas de radiación solar y calor, son fundamentales para diseñar jardines sostenibles y reducir la necesidad de riego. Además, contribuyen a la conservación de recursos hídricos y al mantenimiento de ecosistemas saludables, al atraer polinizadores y enriquecer la biodiversidad local”.

Villamil señala que las plantas resistentes al sol presentan “adaptaciones fisiológicas como pigmentos protectores y estructuras foliares especiales que les permiten maximizar la fotosíntesis y minimizar el daño por radiación. Estas adaptaciones aseguran su supervivencia y funcionalidad en ambientes soleados, haciendo que sean opciones valiosas para la jardinería y la conservación del paisaje”.

De acuerdo con una selección hecha en el ‘Study on the Tolerance of Plants to High Temperatures and Intense Sunlight’ (Estudio sobre la tolerancia de las plantas a las altas temperaturas y la luz solar intensa) publicado en 2019 en el Journal of Environmental Horticulture, hay cinco plantas de exterior que resultan más resistentes al sol que otras especies.

La investigación eligió diferentes especies de plantas conocidas por su resistencia al sol y otras que no están tan bien documentadas en este aspecto, se cultivaron en condiciones controladas en invernaderos o en parcelas experimentales al aire libre, controlando el tipo de suelo, riego y otros factores para asegurarse de que las diferencias observadas se deben a la exposición al sol y al calor, no a otros factores. Las plantas se expusieron a diferentes niveles de intensidad de luz solar, utilizando cámaras de crecimiento con control de temperatura para simular condiciones de calor extremo, se midió la tasa de supervivencia de las plantas bajo las condiciones experimentales y se utilizaron métodos estadísticos para comparar el rendimiento de las diferentes especies bajo las condiciones experimentales.

Estas fueron las plantas seleccionadas:

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Lavanda (Lavandula spp.)

Tiene hojas estrechas y alargadas, generalmente de color verde grisáceo, están cubiertas por una fina capa de vello que ayuda a reducir la pérdida de agua y protege contra la radiación solar intensa. Produce espigas de flores pequeñas que varían en color desde el púrpura hasta el azul y el blanco, dependiendo de la especie. Las flores son fragantes y se agrupan en racimos en la parte superior de los tallos.

Las plantas de lavanda pueden variar en tamaño desde compactas y arbustivas, alcanzando entre 30 y 60 cm de altura, hasta variedades más altas que pueden superar el metro. La lavanda tiene un sistema radicular profundo y extendido que le permite acceder a agua y nutrientes de capas más profundas del suelo, lo que es crucial para su resistencia a la sequía.

Las hojas de lavanda están cubiertas por una capa de tricomas (vellosidades) que reflejan la luz solar y reducen la evaporación. Esta adaptación ayuda a proteger la planta del exceso de radiación solar y a conservar la humedad. Su sistema radicular extensivo le permite buscar agua en el suelo a mayor profundidad, lo que es especialmente útil en condiciones de sequedad y calor prolongado. Por último, la lavanda tiende a formar un arbusto denso y compacto que ayuda a proteger el interior de la planta de la exposición directa al sol, reduciendo así el estrés térmico.

  • Ubicación: La lavanda prefiere ubicaciones soleadas con al menos 6-8 horas de sol directo al día, esto ayuda a mantener la planta saludable y promueve la producción de flores.
  • Suelo: Requiere un suelo bien drenado, idealmente arenoso o pedregoso, la lavanda no tolera suelos húmedos o encharcados, por lo que es fundamental asegurar un buen drenaje.
  • Riego: Necesita riego moderado, se debe permitir que el suelo se seque entre riegos. Durante el verano, es importante no sobrealimentar la planta, ya que el exceso de agua puede provocar enfermedades radiculares.
  • Poda: La poda regular ayuda a mantener la forma compacta de la planta y a promover un crecimiento denso. Se recomienda podar después de la floración, cortando las espigas de flores marchitas y recortando ligeramente los tallos para evitar que la planta se vuelva leñosa.
  • Fertilización: La lavanda no requiere mucha fertilización. Un fertilizante balanceado aplicado una vez al año, al inicio de la primavera, suele ser suficiente.
  • Protección Invernal: En climas fríos, puede ser necesario proteger la lavanda durante el invierno. Esto se puede lograr con una capa de mulch o colocando la planta en una ubicación resguardada.

Sedum (Sedum spp.)

Las hojas de Sedum son suculentas, es decir, tienen una estructura que almacena agua, y pueden ser redondeadas, ovaladas o en forma de roseta, dependiendo de la especie. Los colores de las hojas varían entre verde, azul, gris y tonos rojizos, y a menudo presentan una textura cerosa que ayuda a retener la humedad. Produce inflorescencias en forma de racimos que pueden ser de diversos colores, blanco, amarillo, rosa y rojo.

Las flores suelen aparecer en verano y son pequeñas pero numerosas, creando una cobertura densa. El tamaño de las plantas puede variar significativamente, algunas especies crecen en forma de alfombra baja y compacta, mientras que otras pueden alcanzar alturas de hasta 60 cm o más. Tiene un sistema radicular superficial, pero extensivo que le permite capturar eficientemente la humedad del suelo y adaptarse a diferentes tipos de sustrato, desde arenoso hasta rocoso.

“Las hojas suculentas de Sedum tienen una cutícula gruesa y cerosa que reduce la pérdida de agua y protege contra la radiación solar intensa, esta estructura también ayuda a reflejar el exceso de luz solar. Las hojas carnosas actúan como reservorios de agua, lo que permite a la planta sobrevivir períodos prolongados de sequía y altas temperaturas sin necesidad de riego frecuente. Aunque el sistema radicular es superficial, es altamente eficiente en la captura de agua y nutrientes en suelos secos y menos fértiles, lo que facilita la supervivencia en condiciones extremas”, según el estudio.

  • Ubicación: prefiere lugares soleados con exposición directa al sol durante al menos 6 horas al día. En climas cálidos, puede tolerar el sol pleno, mientras que en regiones más frescas puede beneficiarse de algo de sombra parcial durante las horas más calurosas del día.
  • Suelo: necesita un suelo bien drenado, idealmente con una composición arenosa o pedregosa. Sedum no tolera suelos encharcados o demasiado húmedos, por lo que es crucial asegurarse de que el sustrato permita un buen drenaje.
  • Riego: requiere riegos moderados. En general, se debe permitir que el suelo se seque completamente entre riegos. Durante el invierno, el riego debe ser reducido para evitar el riesgo de pudrición de las raíces.
  • Fertilización: la planta no necesita una fertilización frecuente. Un fertilizante balanceado aplicado una vez al inicio de la primavera puede ser suficiente para mantener un crecimiento saludable.
  • Poda: la poda no es estrictamente necesaria, pero puede ser útil para mantener la forma compacta de la planta y eliminar las partes muertas o marchitas.
  • Protección Invernal: en climas fríos, algunas especies de Sedum pueden beneficiarse de una capa de mulch para proteger las raíces del hielo. Sin embargo, muchas variedades son bastante resistentes al frío.

Aloe Vera (Aloe barbadensis miller)

Tiene hojas largas, carnosas y lanceoladas que crecen en forma de roseta desde la base de la planta, están de color verde grisáceo y tienen bordes dentados, la superficie de las hojas es ligeramente cerosa, lo que ayuda a reducir la pérdida de agua. En el interior de las hojas se encuentra un gel translúcido conocido por sus propiedades hidratantes y curativas, este gel se utiliza comúnmente en productos para la piel y en tratamientos naturales para quemaduras y heridas.

La planta generalmente crece en forma de roseta baja, alcanzando una altura de entre 30 y 60 cm. Las hojas pueden extenderse hasta 60 cm de longitud, creando una estructura compacta y densa. El sistema radicular de Aloe Vera es relativamente poco profundo pero extenso, lo que le permite captar agua y nutrientes de la superficie del suelo de manera eficiente.

Las hojas de Aloe Vera están cubiertas por una capa cerosa que reduce la evaporación del agua y protege la planta de la radiación solar intensa. Esta cutícula cerosa ayuda a mantener la hidratación interna incluso bajo condiciones de sol fuerte. Como planta suculenta, el Aloe Vera almacena agua en sus hojas gruesas. Esta capacidad de almacenamiento le permite sobrevivir largos períodos sin riego, una adaptación crucial para resistir en ambientes soleados y secos. Aunque el sistema radicular no es profundo, es efectivo para captar agua y nutrientes en el suelo superficial, lo que le permite adaptarse a diferentes tipos de suelo y condiciones de sol.

  • Ubicación: prefiere ubicaciones soleadas y necesita al menos 6 horas de luz solar directa al día para prosperar. Puede tolerar algo de sombra parcial, pero la exposición plena al sol favorece su crecimiento y la producción de gel.
  • Suelo: Necesita un suelo bien drenado, idealmente una mezcla para cactus o suculentas que permita un rápido drenaje del agua. Evita suelos pesados y arcillosos que puedan retener humedad, ya que esto puede provocar pudrición de las raíces.
  • Riego: requiere riegos moderados. Deja que el suelo se seque completamente entre riegos. En invierno, reduce la frecuencia de riego, ya que la planta entra en un período de descanso y consume menos agua.
  • Fertilización: La planta no necesita fertilización frecuente. Aplicar un fertilizante equilibrado diluido una vez al inicio de la primavera es suficiente para apoyar su crecimiento.
  • Poda: La poda no es necesaria a menos que desees controlar el tamaño de la planta o eliminar hojas muertas o dañadas. Puedes cortar las hojas muertas o dañadas cerca de la base para mantener la planta saludable y ordenada.
  • Protección Invernal: En climas fríos, el Áloe Vera debe protegerse del hielo y las heladas. Puede ser necesario llevar la planta al interior durante el invierno o colocarla en un lugar protegido si está en el exterior.

Salvia (Salvia spp.)

Es una planta ornamental conocida por su belleza y resistencia, especialmente en condiciones de sol intenso y calor. Las hojas de la salvia son generalmente ovaladas o lanceoladas, con bordes dentados, pueden tener una textura rugosa o aterciopelada, dependiendo de la especie, el color de las hojas varía desde verde claro hasta verde oscuro, a menudo con matices plateados o grisáceos. La salvia es famosa por sus flores vistosas que pueden ser de diversos colores, incluyendo rojo, azul, púrpura, rosa y blanco.

Las flores suelen agruparse en espigas terminales o racimos, estas flores no solo aportan belleza sino que también atraen polinizadores como abejas y mariposas. Las plantas de salvia pueden variar en tamaño desde compactas y arbustivas, que alcanzan entre 30 y 60 cm de altura, hasta variedades más grandes que pueden superar el metro de altura, la forma de crecimiento puede ser erguida o extendida, dependiendo de la especie. La salvia tiene un sistema radicular fibroso que es bastante extenso, lo que ayuda a la planta a absorber agua y nutrientes de un área relativamente amplia del suelo.

Las hojas de salvia tienen una estructura adaptada para reducir la pérdida de agua y manejar la exposición solar intensa, muchas especies de salvia tienen una capa cerosa o vellosidades en las hojas que ayudan a reflejar la luz solar y proteger contra el daño por radiación. Aunque no son suculentas, muchas especies de salvia tienen adaptaciones que les permiten soportar períodos de sequía, esto se debe a su capacidad para almacenar agua en sus tejidos y a un sistema radicular que accede a agua en el suelo incluso durante condiciones secas. La estructura arbustiva y densa de muchas especies de salvia ayuda a proporcionar sombra a las partes internas de la planta, reduciendo el estrés térmico y protegiendo las hojas más jóvenes y vulnerables.

De acuerdo con Villamil, los cuidados que requiere son:

  • Ubicación: La salvia prefiere ubicaciones soleadas, con al menos 6 horas de luz solar directa al día. Apreciará el sol pleno y, en climas cálidos, puede tolerar exposición solar intensa.
  • Suelo: Requiere un suelo bien drenado, idealmente una mezcla que incluya compost o materia orgánica para mejorar la estructura del suelo. El suelo debe ser ligeramente ácido a neutro; sin embargo, la mayoría de las especies de salvia se adaptan a una variedad de tipos de suelo siempre que el drenaje sea adecuado.
  • Riego: La salvia es moderadamente tolerante a la sequía, pero el riego regular durante los períodos secos promoverá un crecimiento más robusto y una floración más abundante. Deja que el suelo se seque ligeramente entre riegos. Evita el exceso de riego, ya que puede llevar a la pudrición de las raíces.
  • Fertilización: Fertiliza la planta una o dos veces al año con un fertilizante equilibrado o uno específico para plantas con flores, preferiblemente en primavera y verano, para apoyar el crecimiento y la floración. No es necesario fertilizar en exceso.
  • Poda: La poda regular ayuda a mantener la forma compacta y a promover un crecimiento denso. Es recomendable cortar las flores marchitas para fomentar una floración prolongada y también para evitar que la planta se vuelva leñosa.
  • Protección Invernal: En climas fríos, puede ser necesario proteger la salvia durante el invierno. Esto puede implicar cubrir la planta con una capa de mulch o trasladarla a un lugar protegido si está en una maceta.

Verbena (Verbena spp.)

Es una planta popular en jardinería debido a su resistencia y la belleza de sus flores. Las hojas son generalmente ovadas o lanceoladas, con bordes dentados, pueden ser de color verde oscuro o verde claro, dependiendo de la especie, algunas variedades tienen una textura rugosa o áspera al tacto. Las flores son pequeñas pero muy numerosas, agrupadas en racimos o inflorescencias en forma de panículas, los colores de las flores varían ampliamente e incluyen tonos de rojo, rosa, púrpura, azul y blanco, la floración es prolongada, a menudo desde la primavera hasta el otoño.

La verbena puede variar en tamaño desde plantas compactas que crecen hasta unos 30 cm de altura, hasta variedades más extendidas que pueden alcanzar hasta 60 cm, también hay variedades que crecen en forma de tapiz o cobertura del suelo, extendiéndose horizontalmente. Tiene un sistema radicular fibroso y extendido que ayuda a la planta a absorber agua y nutrientes de una amplia área del suelo, esto contribuye a su robustez y capacidad para prosperar en condiciones variadas.

Las hojas suelen tener una estructura que les permite manejar la exposición solar intensa, muchas especies tienen una capa cerosa o pelusa que reduce la pérdida de agua y protege contra el daño solar. Aunque la verbena prefiere suelos ligeramente húmedos, muchas variedades tienen cierta tolerancia a la sequía, su sistema radicular extenso le permite acceder a agua en el suelo, incluso en condiciones secas. La forma compacta y el crecimiento denso de la verbena ayudan a proteger el interior de la planta de la exposición directa al sol, lo que minimiza el estrés térmico y mantiene la salud de las partes internas.

  • Ubicación: prefiere lugares soleados con al menos 6 horas de luz solar directa al día. Es una planta que se desarrolla bien en el sol pleno y tolera el calor intenso.
  • Suelo: necesita un suelo bien drenado para prosperar. Prefiere suelos ligeros y arenosos o mezclas para macetas que faciliten un buen drenaje. Evita suelos pesados o arcillosos que puedan retener demasiada humedad.
  • Riego: requiere riegos moderados. Es importante permitir que la capa superior del suelo se seque entre riegos. Aunque puede tolerar períodos secos, un riego regular durante el crecimiento activo promoverá una floración más abundante.
  • Fertilización: fertilice la planta cada 4-6 semanas con un fertilizante balanceado o uno específico para plantas con flores durante la temporada de crecimiento (primavera y verano). La fertilización excesiva puede resultar en un crecimiento vegetativo excesivo a expensas de la floración.
  • Poda: la poda regular puede ayudar a mantener una forma compacta y promover una floración continua. Recorta las flores marchitas para alentar a la planta a producir nuevas flores y para evitar que la planta se vuelva desordenada.
  • Protección Invernal: en climas fríos, la verbena generalmente se trata como una planta anual, ya que muchas variedades no sobreviven a las heladas. En zonas más cálidas, puede ser perenne si se le proporciona protección adecuada en invierno o se cubre con mulch.

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