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A pocos días de la Conferencia de las Naciones Unidas sobre Biodiversidad (COP16), un evento que reunirá a líderes globales, científicos y activistas para diseñar estrategias de preservación de la biodiversidad, la Zona Verde se prepara para recibir a proyectos innovadores que buscan impulsar la conservación del planeta. Este espacio interactivo ofrecerá recorridos y actividades orientadas a fomentar la protección ambiental, mientras organizaciones de todo el mundo exhiben sus productos y contribuciones a la naturaleza.
Entre los participantes destacados se encuentra la Asociación de Cultivadores de Macadamia de Colombia (Asomacadamia), que jugará un papel clave en la zona “Paz con la naturaleza”. Su presencia en el stand Paz-06 resaltará la relevancia de la macadamia como cultivo sostenible, demostrando cómo la agricultura puede alinearse con los objetivos de conservación, desarrollo regional y mitigación del cambio climático.
La Zona Verde, ubicada en el Bulevar del Río de Cali, es un espacio fuera del área principal de la Conferencia diseñado para promover la participación activa de la sociedad civil, ONG’s, el sector privado y otros actores comprometidos con la preservación del medio ambiente. Con capacidad para acoger a más de 13,000 visitantes diarios, se perfila como la más grande en la historia de las COP sobre biodiversidad.
Dividida en siete distritos temáticos, como el “Pacífico Biocultural” y “Sectores Productivos y Financiamiento”, la Zona Verde ofrecerá una visión integral de los desafíos y soluciones relacionados con la sostenibilidad. Aquí, los visitantes podrán sumergirse en actividades interactivas y explorar iniciativas que fomentan la conservación, el desarrollo sostenible y la acción climática.
“Cuando vimos que había convocatoria para participar en la COP16, la asociación presentó un proyecto alineado con los principios de la conferencia, destacando cómo el cultivo de macadamia contribuye a la reforestación, la restauración de suelos, la recuperación de fauna local, la captura de CO2 y la generación de empleo rural. Este enfoque integral demostró la alineación del proyecto con los Objetivos de Desarrollo Sostenible de la ONU y las metas de la COP16″, resalto Henry Ossa, presidente de la asociación de Cultivadores de Macadamia de Colombia, la cual una organización que agrupa a catorce fincas distribuidas en los departamentos de Caldas, Quindío y Valle.
¿Qué propone la asociación?
Asomacadamia tiene como objetivo principal establecer conexiones estratégicas y posicionar la macadamia en el mercado global, destacando su relevancia más allá del ámbito comercial. Por lo que su stand presentará la “Cátedra de la Macadamia”, un espacio educativo que resaltará los beneficios nutricionales y los diversos usos de este fruto. Además, a través de diversas actividades buscan no solo impulsar el reconocimiento internacional de la macadamia, sino también ejemplificar cómo la agricultura sostenible puede ser un motor para el desarrollo integral.
La macadamia es un cultivo de gran importancia global, reconocida internacionalmente como la nuez más fina del mundo. Su relevancia se debe a su alto contenido nutricional de ácidos grasos esenciales y su versatilidad tanto en la gastronomía como en la industria cosmética. Aunque originaria de Australia, esta semilla ha demostrado una notable adaptabilidad a diversas regiones del mundo, incluyendo Colombia. En el país, la historia de la macadamia comenzó hace aproximadamente 25 años, cuando la Federación Nacional de Cafeteros, a través de su Gerencia de Diversificación, introdujo este cultivo como una alternativa sostenible para los caficultores, visualizándola como una opción viable para los períodos de baja cosecha cafetera.
“Esta planta emerge como una solución prometedora frente al desafío de la deforestación, que fue algo que argumentamos en nuestro proyecto para ser aceptados en presentarnos en la COP, pues actualmente afecta a 76,000 hectáreas anuales en el país. Las plantaciones de macadamia no solo contribuyen a la reforestación, sino que también juegan un papel crucial en la captura de carbono. Una hectárea de macadamia puede albergar entre 200 y 400 árboles, dependiendo de la variedad, y se estima que cada hectárea secuestra aproximadamente 13-14 toneladas de CO2 por año. Con 1,300 hectáreas sembradas en Colombia, se calcula una captura anual de más de 15,000 toneladas de CO2, lo que representa un impacto significativo en la mitigación del cambio climático”, afirma el experto.
Agrega que una de las ventajas del cultivo se debe a que demuestra una notable adaptabilidad, prosperando en altitudes entre los 900 y 1,500 metros sobre el nivel del mar. Esta característica la hace ideal para su cultivo en zonas actualmente dedicadas a pastos, contribuyendo así a la recuperación de suelos y la creación de ecosistemas que favorecen la biodiversidad.
“Algo que hemos notado es el establecimiento de plantaciones de macadamia fomenta el desarrollo de hábitats para diversas especies de insectos, aves y mamíferos, enriqueciendo la fauna y flora locales. Además, no requiere ser plantada como monocultivo, permitiendo su combinación con otros cultivos como café, plátano, banano y cítricos. Esta práctica de cultivo mixto no solo diversifica los ingresos de los agricultores, sino que también promueve una mayor resiliencia ecológica y económica en las zonas rurales. Esto beneficia no solo a las fincas, sino también a las poblaciones cercanas como Palestina en Caldas, Sevilla en el Valle, y varias localidades en el Quindío, contribuyendo a crear mejores hábitats y climas en estas zonas pobladas” afirma.
Sin embargo, aunque la implementación estratégica del cultivo de macadamia en regiones como Caldas, Quindío y Valle tiene el potencial de convertirse en un modelo sostenible de desarrollo agrícola, enfrenta importantes desafíos. Uno de los obstáculos más notables es la falta de inversión y estudios especializados sobre la planta, lo que limita su expansión.
“La industria de la macadamia en Colombia se ve afectada por las restricciones impuestas por el Instituto Colombiano Agropecuario (ICA) en el intercambio de material genético con otros países. Estas restricciones dificultan el acceso a nuevas variedades y tecnologías, lo que frena el crecimiento, la innovación y la diversificación del sector, limitando su capacidad para competir en el mercado global”, señala el presidente.
Además, agrega que presentan otros tres desafíos principales:
- Impuestos: Ossa menciona que el IVA se le aplica a todas las etapas de producción de la macadamia, lo que ha incrementado notablemente el costo final del producto. Esto ha afectado no solo a la rentabilidad de los productores, sino que también compromete la competitividad de la macadamia colombiana en los mercados nacionales e internacionales.
- Bajo consumo y reconocimiento de la macadamia a nivel mundial: Con solo el 2% del consumo global de nueces, la macadamia enfrenta un reto de visibilidad y aceptación. Para contrarrestar esta situación, se hace necesario implementar campañas intensivas de publicidad y mercadeo que aumenten el conocimiento del producto y estimulen su consumo tanto en el mercado interno como en el extranjero.
- Comercialización especializada: La comercialización de la macadamia en Colombia se realiza principalmente a través de canales especializados, con una presencia limitada en los supermercados convencionales. Para superar estos desafíos y ampliar su alcance, la asociación ha adoptado una estrategia proactiva de participación en eventos internacionales, como la COP16, con el objetivo de promover la macadamia colombiana y asegurar compradores para la producción nacional.
“A futuro esperamos que esto mejor, pero que también nos veamos como una asociación más grande, que incluya incluso el turismo, pues existe el potencial para implementar proyectos en este sector, ya que de la nuez puede salir varios productos que los mismos turistas pueden venir a degustar los productos. Esto haría que no solo participaran en nuestra iniciativa de conservación en el ecosistema, con nuestro cultivo, sino que ayudaría a las comunidades locales, ampliando así el impacto positivo de la planta”, dice Ossa.
Así se armó la Zona Verde COP16
La convocatoria, que cerró el viernes 5 de julio, estaba diseñada para fomentar la participación de la sociedad civil, organizaciones no gubernamentales, sector privado y todos los interesados en la conservación de la biodiversidad.
El proceso de selección para participar en la Zona Verde ha sido riguroso y competitivo. Las organizaciones interesadas pasaron por varias etapas de evaluación, incluyendo la presentación de formularios, entrevistas adicionales y la asignación de asesores, en donde debían demostrar su contribución a temas clave como la paz y el ambiente, incluyendo proyectos de conservación, acciones para la restauración de ecosistemas, contribuciones para la naturaleza, gobernanza y acuerdos de paz con la naturaleza.
Tras superar el proceso de selección y cumplir con los requisitos administrativos, se obtenia el derecho a tener un stand en la Zona Verde, aquí fueron seleccionados más de 220 expositores nacionales e internacionales y más de 85 economías populares y mercados campesinos, donde se les permitirá presentar sus proyectos y contribuir activamente a las discusiones sobre biodiversidad y sostenibilidad en un escenario internacional, reflejando el espíritu inclusivo y participativo de esta “COP de la gente”.
El espacio estará dividido por los siguientes distritos:
- Pacífico Biocultural: Dedicado a la rica biodiversidad del Pacífico colombiano y sus comunidades afrodescendientes.
- Guardianes de la Biodiversidad: Un espacio donde la fauna y la flora son protagonistas con experiencias como el Parlamento de los Animales.
- Paz con la Naturaleza: Reflexiones sobre el pacto de paz entre la humanidad y el entorno natural.
- Educación y Participación: Fomenta la interacción y el aprendizaje con actividades interactivas para todas las edades.
- Biodiversidad y Cambio Climático: Análisis y acciones para mitigar los efectos del cambio climático con el Cementerio de Fauna y Flora.
- Conservación y Restauración: Soluciones para la preservación de ecosistemas críticos.
- Sectores Productivos y Financiamiento: Nuevos modelos de negocio y financiamiento sostenible.
“La COP16 es la COP de la gente, por eso hemos dispuesto la Zona Verde para que toda la ciudadanía y los movimientos que trabajan día a día por la protección del ambiente sean los protagonistas. En ese sentido, decidimos ampliar el plazo de inscripción para quienes quieran participar y mostrarle al mundo cómo trabajan y aportan a la protección y conservación de la biodiversidad, ya sea como expositores o dentro de nuestra agenda académica. Queremos que la Zona Verde sea el espacio para encontrarnos y construir, conjuntamente, la Paz con la Naturaleza”, señaló Susana Muhamad, ministra de Ambiente y Desarrollo Sostenible.
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