No hay una explicación realmente clara de por qué esta planta se llama de esta forma, pues el vinagre no procede de esta especie y, en general, de ninguna (al ser un producto que resulta de la fermentación de bebidas como el vino, entre otras).
Pero lo cierto es que la Peperomia serpens es más reconocida como la planta de vinagre (o simplemente vinagre) que por cualquier otra denominación. Misterios del mundo vegetal, si se quiere.
Ahora bien, esta variedad hace parte de una familia (Peperomia) en la que se cuentan unas 1.000 especies, que se ofrecen colgantes, rastreras y trepadoras. Una familia versátil, sin duda.
Características y cuidados de la planta de vinagre
En el caso de la planta de vinagre se trata de una especie muy apreciada en jardinería, pues requiere cuidados que no son nada exigentes y su mayor particularidad es el manejo del agua, como ya veremos. Pero nada grave.
La planta de vinagre funciona tanto para casas u oficinas, pues sus hojas pequeñas, pero abundantes, traen una cierta medida de desorden y caos que resulta más que bienvenido para darle vida y color a todo tipo de espacios.
Esta es una planta originaria de zonas tropicales, por lo que precisa de una cierta temperatura para sobrevivir y prosperar, así como un manejo específico del agua.
Lo ideal es que la Peperomia serpens no sea expuesta a temperaturas por debajo de los 13 grados centígrados. Y, de hecho, es preferible que pueda estar siempre por encima de los 15 grados, como mínimo.
Aunque puede sobrevivir en temperaturas altas (con promedios constantes entre 25 y 30 grados centígrados), no tolera los rayos directos del sol, pero sí requiere una buena cantidad de luz para mantenerse sana. En otras palabras, si se encuentra en interiores, cerca a una ventana (en tanto no reciba radiación directa) o en un lugar de semisombra adentro o afuera de casa.
En términos de riego, esta planta requiere una humedad constante debido a su origen tropical. Esto no quiere decir que haya que regarla todos los días y de forma copiosa porque, al igual que muchas otras especies, los encharcamientos perjudican la salud de sus raíces.
Lo ideal es regarla cada dos o tres días, dependiendo de la temperatura ambiente. Y lo mejor es comprobar el estado de humedad del sustrato, no sólo en sus capas superficiales, sino en las profundas. Para esto se puede enterrar un palito de madera (de comida china funciona muy bien, por ejemplo) y así ver qué tan húmeda está la tierra.
El otro truco común con este tipo de plantas es atomizar algo de agua sobre sus hojas para ayudarlas a conservar humedad o incluso poner un plato con agua debajo de la base de la matera, pero siempre y cuando no esté en contacto directo con esta. Como aislamiento se pueden utilizar algunas piedras.
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