Como una apuesta para crear espacios sociales enfocados en atención a víctimas del conflicto armado, la alcaldía de Medellín impulsó un proyecto, dentro del ‘Plan de Desarrollo Medellín Te Quiere’, para trabajar de la mano en proyectos de siembra que funcionan en las periferias de la ciudad. En total son 23 procesos de creación, y siembra de huertas identificados en Popular, Campo Valdés, Manrique, Aranjuez, Doce de Octubre, Robledo, Villa Hermosa, La Candelaria, San Javier y los corregimientos San Cristóbal, Altavista, San Antonio de Prado y Santa Elena.
La creación de las huertas se hizo en espacios que la Secretaria de Ambiente de Medellín identificó, acorde a requisitos establecidos en cuanto a suelo y medida. Las huertas serán trabajadas por 200 personas víctimas del conflicto armado, que acorde a lo que expuso Valencia, han pertenecido a programas se la Secretaria de Paz y Derechos Humanos. “Estas personas hoy dejan ese pasado que fue de violencia y lo hacen a través de la huerta, la cual crea un encuentro familiar y social, abre oportunidades y genera ingresos y alimentación para los hogares. Estas 23 huertas son espacios de convivencia y, por eso, queremos fortalecer y multiplicar este proceso, porque es de semillas de paz y de esperanza”, dijo a El Espectador, el secretario de Paz y Derechos Humanos, Carlos Arcila,
Arcila sostiene que este proyecto nació en cumplimiento del ‘Plan de Desarrollo Medellín Te Quiere’ “estas personas tendrán atención psicosocial, desarrollo económico y talleres que les permitan conocer sus derechos y contar con herramientas para la garantía de no repetición. Un grupo de 200 personas se beneficiarán con esta iniciativa. No podemos precisar la cifra económica destinada a esta iniciativa porque es privada”.
Según expuso, son cuatro los objetivos de este proyecto: primero la rehabilitación urbana, transformando 23 espacios abandonados o subutilizados en huertas productivas. Segundo, reintegración social y económica, brindando oportunidades económicas a las 200 víctimas del conflicto a través del trabajo en las huertas. Tercero, seguridad alimentaria, produciendo alimentos frescos y saludables para consumo de las comunidades locales diariamente; y por último educación y capacitación a los participantes en técnicas de agricultura urbana, gestión de proyectos y emprendimiento.
Para el proyecto de las 23 huertas urbanas de víctimas del conflicto armado se seleccionaron a 200 participantes, a través de la Secretaría de Paz y Derechos Humanos. “Esa entidad abrió la convocatoria y las personas que cumplieran con los requisitos de ser víctimas del conflicto armado, tuvieran gusto por la agricultura y demostraran interés en el trabajo eran bienvenidos. Después realizamos la ubicación de las huertas, todas en el territorio de Medellín, a través de la Secretaría de Ambiente de la ciudad. Y ahora comienza una preparación del suelo, con el trabajo de esas personas seleccionadas y bajo la orientación de la Secretaría de Ambiente de Medellín, instalaremos sistemas de riego donde sea necesario y compraremos las herramientas de jardinería necesarias para esto. Creo que nuestro alcalde nos ha destinado el presupuesto económico absolutamente suficiente para el proyecto”, explicó Ardila.
El proceso de capacitación se hará bajo instructores designados por la Secretaria de Ambiente. “Diseñamos una programación en la que a partir de la próxima semana (del 25 al 29 de junio) los instructores irán a donde se encuentran las huertas, con previa notificación a la comunidad que trabaja en la huerta y comenzará la explicación sobre por qué es importante cultivar alimentos y plantas. Cómo elegir el lugar adecuado para la huerta (considerando la luz solar, drenaje, etc.), técnicas para preparar el suelo, incluyendo el compostaje, la aireación y la adición de nutrientes, métodos para sembrar semillas correctamente en el suelo preparado, prácticas de riego adecuadas según las necesidades de las plantas, métodos orgánicos para mantener la huerta libre de malezas. uso de fertilizantes naturales y técnicas de fertilización adecuadas, reconocimiento de síntomas y signos de plagas y enfermedades y alternativas orgánicas para manejar plagas y enfermedades sin el uso de productos químicos nocivos”, aseguró Ardila.
Beneficios esperados
“Con el fortalecimiento de este proyecto tenemos unas expectativas y la principal es que se vuelva económicamente viable para todos los participantes, pues tendrán la posibilidad de comercializar, de vender lo que cosechen. Lo que se puede cosechar, como mencioné anteriormente, está en evaluación por parte de la secretaría (de Ambiente). Hablar de una cifra exacta es complejo, pero sí que puedan depender económicamente de este proyecto de huertas. Asimismo, el otro beneficio esperado es el social con la mejora del bienestar psicológico y social de los participantes al ofrecerles un propósito y una comunidad de apoyo. Otro es el ambiental, con la promoción de prácticas sostenibles, tales como la recolección de basuras siempre que se tenga la oportunidad, la cuasi nulidad en la utilización de plásticos de un solo uso, todas estas respetuosas con el medio ambiente en el entorno urbano. Y por último, un beneficio que esperamos alcanzar es el comunitario con un fortalecimiento de la cohesión comunitaria a través de proyectos colaborativos y de utilidad pública”, expuso Arcila.
Según Arcila, el proyecto se ha enfrentado a retos como el acceso a recursos, pues para que la alcaldía avalara el proyecto y su financiación hubo todo un desafío de estructuración y demostración de posible viabilidad futura. “Y ahora nos enfrentaremos a lograr la capacitación adecuada, para que los trabajadores adquieran habilidades necesarias para el trabajo en la huerta de forma efectiva. Y por último, el más grande que tenemos es la sostenibilidad económica a largo plazo, garantizando que las huertas puedan seguir operando y siendo una fuente de ingresos, como ya he mencionado, a sus trabajadores”.
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