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Las huertas urbanas están emergiendo como un pilar fundamental en la promoción de la economía circular, ofreciendo una solución sostenible para la gestión de residuos y la producción de alimentos. Al reutilizar residuos orgánicos como compost y alinear la producción de alimentos con los ciclos naturales, las huertas contribuyen a la reducción del desperdicio y a la disminución de la huella de carbono. Este enfoque no solo impulsa la autosuficiencia alimentaria y mejora la calidad nutricional de las comunidades, sino que también fortalece la economía local al crear empleo y fomentar el emprendimiento verde.
Se trata de un modelo que busca minimizar el desperdicio y hacer un uso más eficiente de los recursos. A diferencia del modelo lineal tradicional, que sigue un ciclo de producción, consumo y descarte, la economía circular propone un ciclo cerrado en el que los productos, materiales y recursos se mantienen en uso durante el mayor tiempo posible. El objetivo es crear un sistema regenerativo que imite los ciclos naturales, reduciendo la dependencia de recursos no renovables, disminuyendo la generación de residuos y mitigando los impactos ambientales.
¿Cómo intervienen las huertas urbanas en el proceso de la economía circular?
De acuerdo con Martha Osorio, ingeniera ambiental y consultora de agricultura urbana del Ministerio de Ambiente y Desarrollo Sostenible en Colombia, las huertas contribuyen significativamente a la economía circular mediante diversas prácticas sostenibles y regenerativas. “Dentro del Plan Nacional de Gobierno estamos trabajando en la Estrategia Nacional de Economía Circular. Es una apuesta que tenemos y sobre la que se puede profundizar más adelante, cuando estructuremos completamente en qué va consistir y esté instalada en los municipios”, dijo Osorio.
De acuerdo con la experta, “las huertas pueden participar de diversas formas en la economía circular. Yo diría que la más común y más visible es en la producción de alimentos, entendiendo que es un beneficio principal de las huertas. Estas son las que manejamos en la construcción de la Estrategia Nacional de Economía Circular”. Son las siguientes:
Reutilización de Residuos Orgánicos: Los restos de alimentos y otros residuos orgánicos se pueden compostar y utilizar como abono natural, cerrando el ciclo de nutrientes y reduciendo la necesidad de fertilizantes químicos.
Producción Local de Alimentos: Al cultivar alimentos localmente, se disminuyen las emisiones de carbono asociadas con el transporte y la distribución de productos alimenticios, promoviendo un ciclo más corto y eficiente.
Reciclaje de Agua: Las huertas pueden emplear sistemas de recolección y reutilización de agua de lluvia, así como técnicas de riego eficientes como la irrigación por goteo, para minimizar el desperdicio de agua.
Promoción de la Biodiversidad: Al incorporar una variedad de plantas y técnicas de cultivo ecológicas, las huertas fomentan la biodiversidad, lo cual es esencial para la resiliencia de los ecosistemas y la sostenibilidad agrícola.
Reducción de desperdicios: Las huertas permiten un control más directo sobre la producción y el consumo de alimentos, lo que puede reducir significativamente el desperdicio alimentario al cosechar sólo lo necesario y gestionar mejor los excedentes.
Educación y conciencia ambiental: Las huertas actúan como espacios educativos donde las personas pueden aprender sobre prácticas sostenibles, la importancia de los ciclos naturales y cómo aplicar principios de economía circular en su vida cotidiana.
Fortalecimiento de la economía local: Al fomentar la producción y el consumo local, las huertas crean empleos, apoyan a pequeños productores y generan oportunidades de negocio dentro de la comunidad, impulsando así una economía más robusta y resiliente.
Beneficios de la economía circular
Osorio señala que al reutilizar, reciclar y prolongar la vida útil de los productos, se disminuye significativamente la cantidad de residuos que terminan en vertederos o en el medio ambiente. “Se fomenta un uso más eficiente y sostenible de los recursos, reduciendo la dependencia de materias primas vírgenes y preservando los recursos naturales para futuras generaciones. Al optimizar los procesos de producción y promover el uso de energías renovables, la economía circular contribuye a la disminución de emisiones de gases de efecto invernadero, y genera nuevas oportunidades de empleo en sectores como el reciclaje, la reparación, la remanufactura y el diseño sostenible”.
El estudio Methodology of a Circular Economy in a Specific Territory elaborado por el grupo de investigación del Instituto de Ciencia y Tecnología Ambiental de la Universidad Autónoma de Barcelona (ICTA-UAB), y publicado en la revista Sustainability en marzo de 2023, demuestra los beneficios de la economía circular con participación de las huertas. El estudio se centra en la implementación de una economía circular y de producción cero residuos en Phoenix, ciudad de Arizona en Norteamérica. Destaca varios aspectos clave, como la aplicación de tecnologías de la Industria 4.0, la involucración de los residentes en la gestión de residuos y el desarrollo de subprogramas específicos para el reciclaje de productos poliméricos.
En cuanto a las huertas el estudio expone que “las huertas urbanas y periurbanas son ejemplos concretos de prácticas agrícolas que pueden integrarse en un enfoque de economía circular. Estas huertas pueden contribuir a la producción local de alimentos, reducir la dependencia de los sistemas alimentarios lineales y fomentar la reutilización de recursos orgánicos, como compostaje de residuos orgánicos para fertilizar los cultivos”.
En su conclusión, el Methodology of a Circular Economy in a Specific Territory expone que “los resultados demostraron que la economía circular resultó en una disminución significativa de los residuos generados en el territorio estudiado. Esto se logró a través de la reutilización, reciclaje y reparación de productos. La adopción de tecnologías avanzadas y la participación ciudadana condujeron a una mejor utilización de los recursos disponibles, reduciendo la necesidad de materias primas vírgenes y minimizando el impacto ambiental. La transición hacia una economía circular también tuvo beneficios económicos, creando nuevas oportunidades de negocio y empleo en sectores relacionados con el reciclaje, la reparación y la remanufacturada. La economía circular es esencial para lograr los Objetivos de Desarrollo Sostenible de la ONU, particularmente en lo que respecta a patrones de consumo y producción sostenibles”.
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