Las iniciativas con la que Asocolflores quiere destacar en la COP 16
La floricultura colombiana, comprometida con la sostenibilidad y conservación de la biodiversidad, busca destacar en la COP16 como un modelo ejemplar de producción agrícola responsable, alineado con los objetivos del Marco Global de Biodiversidad.
Leidy Barbosa
En octubre de 2024, Cali se posicionará como el epicentro mundial de la conservación ambiental al acoger la COP16, la Conferencia de las Naciones Unidas sobre Biodiversidad. Este evento reunirá a líderes globales, científicos y activistas comprometidos con la formulación de estrategias para preservar la biodiversidad del planeta. En este marco, la floricultura colombiana busca destacar como un modelo ejemplar de sostenibilidad y responsabilidad ambiental, mostrando su capacidad para combinar la producción agrícola con la conservación de los recursos naturales.
Con una exportación récord de 310.000 toneladas de flores frescas cortadas en 2023 y la generación de 200.000 empleos formales anuales, según datos de Asocolflores, este sector se ha convertido en un pilar fundamental de la economía nacional. Sin embargo, su verdadero valor radica en su modelo de producción sostenible, que busca equilibrar el crecimiento económico con la preservación ambiental, es por ello que Asocolflores se prepara para presentar sus logros en relación con las metas establecidas en el Marco Global de Biodiversidad (GBF) de la COP15, en esta nueva conferencia.
El Espectador habló con Augusto Solano, presidente de Asocolflores, sobre la participación del gremio en la COP16 y los retos y metas que tiene el sector en materia de protección de la biodiversidad del país.
¿Cómo ha impactado la versión 8.0 del sello Florverde en la sostenibilidad del sector floricultor y su alineación con el Marco Global de Biodiversidad?
Florverde Sustainable Flowers, es un sello de certificación pionero en la industria floricultora. Iniciado como un programa de buenas prácticas sociales y ambientales, ha evolucionado hasta convertirse en un estándar internacionalmente reconocido, avalado por auditores independientes. La reciente introducción de la versión 8.0 marca un hito en su desarrollo, consolidando su posición en la Floriculture Sustainability Initiative que es una iniciativa internacional de floricultures para encontrar acciones más sostenibles en la agricultura. Además, este sello se aliena estrechamente con los Objetivos de Desarrollo Sostenible, algo que vamos a presentar en la COP 16.
Esto se debe a que el sello abarca un amplio espectro de aspectos críticos para la sostenibilidad, incluyendo la gestión del agua, el uso responsable de agroquímicos, prácticas de reciclaje y conservación de la biodiversidad. El impacto de Florverde trasciende las fronteras colombianas, extendiéndose a Ecuador y Centroamérica, donde cada vez más productores buscan esta certificación. Actualmente, más de 125 empresas están certificadas, abarcando más de 5.000 hectáreas de cultivos.
Algo que vamos a destacar en la COP 16 es que este sello, tiene un requisito fundamental y es la dedicación de una parte de las áreas productivas a la protección de la fauna y flora local, contribuyendo significativamente a la conservación de los ecosistemas.
Por otro lado, en el contexto del Marco Global de Biodiversidad (GBF), Florverde juega un papel crucial en el cumplimiento de metas clave. Particularmente relevante es su contribución a la Meta 10, que busca la gestión sostenible de todas las áreas dedicadas a la agricultura. Además, el sello apoya activamente la Meta 11 del GBF, enfocado en las contribuciones a la naturaleza, a través de evaluaciones de riesgo, programas de manejo ambiental, lucha contra la deforestación y protección de especies amenazadas en los cultivos.
Asocolflores se prepara para compartir estos logros en diversos foros, demostrando cómo la industria floricultora colombiana no solo cumple con los estándares internacionales de sostenibilidad, sino que también lidera el camino hacia prácticas agrícolas más responsables y ecológicamente conscientes a nivel global.
¿Qué resultados se han observado en los últimos años con los proyectos ‘Bancos de Propagación’ y ‘Estudio de las Aves’, y cómo han contribuido a la restauración de áreas degradadas?
La industria floricultora colombiana ha demostrado un compromiso excepcional con la biodiversidad, yendo más allá de la simple coexistencia con la naturaleza para convertirse en un agente activo de conservación y restauración ecológica. Este compromiso se evidencia claramente en dos proyectos emblemáticos que tenemos: el “Estudio de las Aves” y los “Bancos de Propagación”, que apoyan directamente a la Meta 2 (restauración) del Marco Global de Biodiversidad.
El “Estudio de las Aves” tiene sus raíces en una iniciativa que comenzó hace 14 años, cuando se observó la desaparición de humedales cerca de los cultivos de flores. En colaboración con la Asociación Bogotá de Ornitología (ABO), se realizó un estudio exhaustivo de las especies de aves en la Sabana de Bogotá y el Oriente Antioqueño. Este estudio inicial reveló que especies como la Tingua Moteada, endémica de la región, estaban en peligro crítico de extinción.
En respuesta, la industria tuvo la iniciativa de la construcción de reservorios de agua lluvia diseñados no solo para la eficiencia hídrica, sino también como hábitats adecuados para las aves. Se prestó especial atención a la calidad del agua y a la plantación de vegetación nativa alrededor de estos espejos de agua. En la actualidad, se realizó un nuevo estudio, “Las Aves de las Flores 2″, cuyos resultados preliminares son talentosos: la Tingua Moteada ya no se encuentra en situación crítica, y se han identificado 200 especies de aves habitando en los cultivos de flores, incluyendo especies migratorias de otras regiones del país.
Paralelamente, el proyecto “Bancos de Propagación” ejemplifica el compromiso de la industria con la restauración ecológica más allá de los límites de sus cultivos. Actualmente, existen 12 bancos de propagación en Cundinamarca, donde las empresas afiliadas proporcionan recursos físicos y técnicos para la multiplicación de especies nativas de árboles y arbustos. Aquí lo que buscamos es que no solo contribuyamos a la restauración de áreas degradadas, sino que también se promuevan prácticas sostenibles en el paisaje agrícola, con un enfoque especial en la reforestación de cuencas hidrográficas para proteger las fuentes de agua.
¿Qué otros proyectos tienen?
Otros proyectos en los que estamos trabajando es el adoptar medidas contra el uso de plásticos desechables y adhiriéndonos a las normas del Pacto Verde Europeo, que evalúan tanto la huella de carbono como la ambiental. En colaboración con actores europeos y la Universidad de Wageningen en Holanda, estamos desarrollando metodologías para medir la huella ambiental por producto. Además, buscamos que con la iniciativa Floriculture Sustainability Initiative también en colaboración con Holanda, promovamos la venta de flores certificadas, garantizando así la calidad y sostenibilidad para los consumidores.
Por otro lado, el aspecto humano es fundamental en nuestra industria, ya que esta está caracterizada por su abundante mano de obra. Empleamos un promedio de 15 personas por hectárea, contrastando con otros cultivos más extensos que requieren menos de una persona por hectárea. De hecho, generamos 200.000 empleos formales, directos e indirectos, con un 60% de los empleos directos ocupados por mujeres, más de la mitad de ellas cabezas de familia.
Nuestro compromiso con el bienestar de los trabajadores se refleja en programas de empoderamiento femenino, educación financiera y apoyo al progreso familiar. Hemos visto cómo nuestros empleados han logrado educar a sus hijos, adquirir vivienda y mejorar su calidad de vida.
¿Cómo están integrando nuevas tecnologías para mejorar la sostenibilidad en el sector floricultor y qué avances han logrado en este aspecto?
El sector floricultor reconoce la necesidad de mejorar su productividad de manera sostenible. Nuestro enfoque se centra en implementar tecnologías amigables con el ambiente. Un ejemplo clave es la medición de la huella de carbono, que venimos realizando desde hace tiempo.
En el área de refrigeración, esencial para las flores, estamos transitando hacia gases que no afectan el medio ambiente. Además, hemos optimizado procesos como la recirculación de agua y el monitoreo de plagas, lo que nos permite utilizar agroquímicos de manera más precisa y solo cuando es realmente necesario, en lugar de aplicarlos preventivamente.
¿Cuáles son los principales desafíos que enfrenta la floricultura colombiana para alcanzar las metas del marco global en la biodiversidad?
En particular, nos preocupa cómo el cambio climático afectará a los pisos térmicos y la manera en que las distintas especies y cultivos tendrán que adaptarse o incluso desplazarse, además, la posible necesidad de reubicar cultivos porque esas zonas ya no son aptas para el cultivo.
Paralelamente, el sector enfrenta crecientes exigencias económicas ligadas a la sostenibilidad. Esto se debe a que la adopción de prácticas ecoamigables requiere inversiones significativas, lo que plantea un delicado equilibrio entre el compromiso ambiental y la viabilidad económica de las empresas. Por ello, desde nuestro gremio tenemos claro que la transición hacia modelos más sostenibles debe ser gradual y estratégica para garantizar la supervivencia y competitividad en el mercado global.
Y es que la industria agrícola debe responder a las demandas cambiantes de los consumidores, especialmente en los países desarrollados, donde cada vez se exigen prácticas más sostenibles. Sin embargo, es crucial que estas demandas consideren las realidades y condiciones específicas de los países productores, especialmente en el hemisferio sur.
¿Qué avances ha logrado el sector floricultor en la reducción de la contaminación en los cultivos y qué retos enfrenta en este aspecto?
Aquí también nos afecta el cambio climático, particularmente en el manejo de plagas y enfermedades, debido a que los extremos climáticos, como el exceso de lluvia o sequía, exacerban estos problemas, obligándonos a adaptar nuestras estrategias de control. Nuestra respuesta se centra en un enfoque integrado. Si bien los agroquímicos siguen siendo necesarios, estamos incrementando el uso de biocontroladores. Estos incluyen insectos benéficos que combaten las plagas de manera natural, reduciendo nuestra dependencia de productos químicos.
Es por esto que hacemos un llamado al gobierno para facilitar la importación de biocontroladores no disponibles en el país y fomentar su producción local. Esta necesidad trasciende la floricultura, siendo crucial para todo el sector agrícola exportador. Esto se debe a que las normativas internacionales, como el Pacto Verde Europeo y las regulaciones de la agencia ambiental estadounidense, están restringiendo cada vez más el uso de ciertos agroquímicos. Para mantener nuestra competitividad en mercados exigentes como Europa, Estados Unidos, Japón y Corea, que exigen productos en condiciones óptimas, es imperativo desarrollar alternativas efectivas y sostenibles.
Otros países han avanzado significativamente en el uso de biocontroladores, cumpliendo con estas exigencias internacionales. Colombia debe ponerse a la par para proteger y expandir sus exportaciones agrícolas, alineándose con los objetivos de crecimiento del gobierno.
¿Qué mensaje espera llevar la floricultura colombiana a la COP 16 en términos de sostenibilidad y conservación de la biodiversidad?
El mensaje fundamental que queremos transmitir es que la sostenibilidad debe ser mucho más que un simple programa empresarial, debe convertirse en una cultura integral. Esta cultura de sostenibilidad debe permear todos los niveles y aspectos de las organizaciones. Es crucial entender que ser sostenible no solo es una responsabilidad ética, sino también una estrategia empresarial inteligente. La sostenibilidad y el éxito económico no son mutuamente excluyentes; por el contrario, van de la mano en el mundo empresarial moderno.
Queremos enfatizar que la sostenibilidad es una tarea colectiva. Requiere el compromiso y la acción de todos los sectores de la sociedad: empresas, gobiernos y ciudadanos. Solo a través de este esfuerzo conjunto podremos preservar nuestro planeta y garantizar un futuro sostenible a largo plazo.
Nosotros tendremos varias oportunidades importantes para mostrar nuestro trabajo y logros en próximos eventos. Participaremos en diversos paneles y reuniones del CECODES (Consejo Empresarial Colombiano para el Desarrollo Sostenible), que es el capítulo colombiano del World Business Council for Sustainable Development. Esto nos brindará una plataforma para interactuar con delegados de diferentes países y exhibir nuestras prácticas sostenibles.
Además, tendré la oportunidad de participar en un panel durante las reuniones del Consejo Gremial Nacional. Estos eventos serán cruciales para destacar la importancia de nuestro sector y sus contribuciones al desarrollo sostenible.
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En octubre de 2024, Cali se posicionará como el epicentro mundial de la conservación ambiental al acoger la COP16, la Conferencia de las Naciones Unidas sobre Biodiversidad. Este evento reunirá a líderes globales, científicos y activistas comprometidos con la formulación de estrategias para preservar la biodiversidad del planeta. En este marco, la floricultura colombiana busca destacar como un modelo ejemplar de sostenibilidad y responsabilidad ambiental, mostrando su capacidad para combinar la producción agrícola con la conservación de los recursos naturales.
Con una exportación récord de 310.000 toneladas de flores frescas cortadas en 2023 y la generación de 200.000 empleos formales anuales, según datos de Asocolflores, este sector se ha convertido en un pilar fundamental de la economía nacional. Sin embargo, su verdadero valor radica en su modelo de producción sostenible, que busca equilibrar el crecimiento económico con la preservación ambiental, es por ello que Asocolflores se prepara para presentar sus logros en relación con las metas establecidas en el Marco Global de Biodiversidad (GBF) de la COP15, en esta nueva conferencia.
El Espectador habló con Augusto Solano, presidente de Asocolflores, sobre la participación del gremio en la COP16 y los retos y metas que tiene el sector en materia de protección de la biodiversidad del país.
¿Cómo ha impactado la versión 8.0 del sello Florverde en la sostenibilidad del sector floricultor y su alineación con el Marco Global de Biodiversidad?
Florverde Sustainable Flowers, es un sello de certificación pionero en la industria floricultora. Iniciado como un programa de buenas prácticas sociales y ambientales, ha evolucionado hasta convertirse en un estándar internacionalmente reconocido, avalado por auditores independientes. La reciente introducción de la versión 8.0 marca un hito en su desarrollo, consolidando su posición en la Floriculture Sustainability Initiative que es una iniciativa internacional de floricultures para encontrar acciones más sostenibles en la agricultura. Además, este sello se aliena estrechamente con los Objetivos de Desarrollo Sostenible, algo que vamos a presentar en la COP 16.
Esto se debe a que el sello abarca un amplio espectro de aspectos críticos para la sostenibilidad, incluyendo la gestión del agua, el uso responsable de agroquímicos, prácticas de reciclaje y conservación de la biodiversidad. El impacto de Florverde trasciende las fronteras colombianas, extendiéndose a Ecuador y Centroamérica, donde cada vez más productores buscan esta certificación. Actualmente, más de 125 empresas están certificadas, abarcando más de 5.000 hectáreas de cultivos.
Algo que vamos a destacar en la COP 16 es que este sello, tiene un requisito fundamental y es la dedicación de una parte de las áreas productivas a la protección de la fauna y flora local, contribuyendo significativamente a la conservación de los ecosistemas.
Por otro lado, en el contexto del Marco Global de Biodiversidad (GBF), Florverde juega un papel crucial en el cumplimiento de metas clave. Particularmente relevante es su contribución a la Meta 10, que busca la gestión sostenible de todas las áreas dedicadas a la agricultura. Además, el sello apoya activamente la Meta 11 del GBF, enfocado en las contribuciones a la naturaleza, a través de evaluaciones de riesgo, programas de manejo ambiental, lucha contra la deforestación y protección de especies amenazadas en los cultivos.
Asocolflores se prepara para compartir estos logros en diversos foros, demostrando cómo la industria floricultora colombiana no solo cumple con los estándares internacionales de sostenibilidad, sino que también lidera el camino hacia prácticas agrícolas más responsables y ecológicamente conscientes a nivel global.
¿Qué resultados se han observado en los últimos años con los proyectos ‘Bancos de Propagación’ y ‘Estudio de las Aves’, y cómo han contribuido a la restauración de áreas degradadas?
La industria floricultora colombiana ha demostrado un compromiso excepcional con la biodiversidad, yendo más allá de la simple coexistencia con la naturaleza para convertirse en un agente activo de conservación y restauración ecológica. Este compromiso se evidencia claramente en dos proyectos emblemáticos que tenemos: el “Estudio de las Aves” y los “Bancos de Propagación”, que apoyan directamente a la Meta 2 (restauración) del Marco Global de Biodiversidad.
El “Estudio de las Aves” tiene sus raíces en una iniciativa que comenzó hace 14 años, cuando se observó la desaparición de humedales cerca de los cultivos de flores. En colaboración con la Asociación Bogotá de Ornitología (ABO), se realizó un estudio exhaustivo de las especies de aves en la Sabana de Bogotá y el Oriente Antioqueño. Este estudio inicial reveló que especies como la Tingua Moteada, endémica de la región, estaban en peligro crítico de extinción.
En respuesta, la industria tuvo la iniciativa de la construcción de reservorios de agua lluvia diseñados no solo para la eficiencia hídrica, sino también como hábitats adecuados para las aves. Se prestó especial atención a la calidad del agua y a la plantación de vegetación nativa alrededor de estos espejos de agua. En la actualidad, se realizó un nuevo estudio, “Las Aves de las Flores 2″, cuyos resultados preliminares son talentosos: la Tingua Moteada ya no se encuentra en situación crítica, y se han identificado 200 especies de aves habitando en los cultivos de flores, incluyendo especies migratorias de otras regiones del país.
Paralelamente, el proyecto “Bancos de Propagación” ejemplifica el compromiso de la industria con la restauración ecológica más allá de los límites de sus cultivos. Actualmente, existen 12 bancos de propagación en Cundinamarca, donde las empresas afiliadas proporcionan recursos físicos y técnicos para la multiplicación de especies nativas de árboles y arbustos. Aquí lo que buscamos es que no solo contribuyamos a la restauración de áreas degradadas, sino que también se promuevan prácticas sostenibles en el paisaje agrícola, con un enfoque especial en la reforestación de cuencas hidrográficas para proteger las fuentes de agua.
¿Qué otros proyectos tienen?
Otros proyectos en los que estamos trabajando es el adoptar medidas contra el uso de plásticos desechables y adhiriéndonos a las normas del Pacto Verde Europeo, que evalúan tanto la huella de carbono como la ambiental. En colaboración con actores europeos y la Universidad de Wageningen en Holanda, estamos desarrollando metodologías para medir la huella ambiental por producto. Además, buscamos que con la iniciativa Floriculture Sustainability Initiative también en colaboración con Holanda, promovamos la venta de flores certificadas, garantizando así la calidad y sostenibilidad para los consumidores.
Por otro lado, el aspecto humano es fundamental en nuestra industria, ya que esta está caracterizada por su abundante mano de obra. Empleamos un promedio de 15 personas por hectárea, contrastando con otros cultivos más extensos que requieren menos de una persona por hectárea. De hecho, generamos 200.000 empleos formales, directos e indirectos, con un 60% de los empleos directos ocupados por mujeres, más de la mitad de ellas cabezas de familia.
Nuestro compromiso con el bienestar de los trabajadores se refleja en programas de empoderamiento femenino, educación financiera y apoyo al progreso familiar. Hemos visto cómo nuestros empleados han logrado educar a sus hijos, adquirir vivienda y mejorar su calidad de vida.
¿Cómo están integrando nuevas tecnologías para mejorar la sostenibilidad en el sector floricultor y qué avances han logrado en este aspecto?
El sector floricultor reconoce la necesidad de mejorar su productividad de manera sostenible. Nuestro enfoque se centra en implementar tecnologías amigables con el ambiente. Un ejemplo clave es la medición de la huella de carbono, que venimos realizando desde hace tiempo.
En el área de refrigeración, esencial para las flores, estamos transitando hacia gases que no afectan el medio ambiente. Además, hemos optimizado procesos como la recirculación de agua y el monitoreo de plagas, lo que nos permite utilizar agroquímicos de manera más precisa y solo cuando es realmente necesario, en lugar de aplicarlos preventivamente.
¿Cuáles son los principales desafíos que enfrenta la floricultura colombiana para alcanzar las metas del marco global en la biodiversidad?
En particular, nos preocupa cómo el cambio climático afectará a los pisos térmicos y la manera en que las distintas especies y cultivos tendrán que adaptarse o incluso desplazarse, además, la posible necesidad de reubicar cultivos porque esas zonas ya no son aptas para el cultivo.
Paralelamente, el sector enfrenta crecientes exigencias económicas ligadas a la sostenibilidad. Esto se debe a que la adopción de prácticas ecoamigables requiere inversiones significativas, lo que plantea un delicado equilibrio entre el compromiso ambiental y la viabilidad económica de las empresas. Por ello, desde nuestro gremio tenemos claro que la transición hacia modelos más sostenibles debe ser gradual y estratégica para garantizar la supervivencia y competitividad en el mercado global.
Y es que la industria agrícola debe responder a las demandas cambiantes de los consumidores, especialmente en los países desarrollados, donde cada vez se exigen prácticas más sostenibles. Sin embargo, es crucial que estas demandas consideren las realidades y condiciones específicas de los países productores, especialmente en el hemisferio sur.
¿Qué avances ha logrado el sector floricultor en la reducción de la contaminación en los cultivos y qué retos enfrenta en este aspecto?
Aquí también nos afecta el cambio climático, particularmente en el manejo de plagas y enfermedades, debido a que los extremos climáticos, como el exceso de lluvia o sequía, exacerban estos problemas, obligándonos a adaptar nuestras estrategias de control. Nuestra respuesta se centra en un enfoque integrado. Si bien los agroquímicos siguen siendo necesarios, estamos incrementando el uso de biocontroladores. Estos incluyen insectos benéficos que combaten las plagas de manera natural, reduciendo nuestra dependencia de productos químicos.
Es por esto que hacemos un llamado al gobierno para facilitar la importación de biocontroladores no disponibles en el país y fomentar su producción local. Esta necesidad trasciende la floricultura, siendo crucial para todo el sector agrícola exportador. Esto se debe a que las normativas internacionales, como el Pacto Verde Europeo y las regulaciones de la agencia ambiental estadounidense, están restringiendo cada vez más el uso de ciertos agroquímicos. Para mantener nuestra competitividad en mercados exigentes como Europa, Estados Unidos, Japón y Corea, que exigen productos en condiciones óptimas, es imperativo desarrollar alternativas efectivas y sostenibles.
Otros países han avanzado significativamente en el uso de biocontroladores, cumpliendo con estas exigencias internacionales. Colombia debe ponerse a la par para proteger y expandir sus exportaciones agrícolas, alineándose con los objetivos de crecimiento del gobierno.
¿Qué mensaje espera llevar la floricultura colombiana a la COP 16 en términos de sostenibilidad y conservación de la biodiversidad?
El mensaje fundamental que queremos transmitir es que la sostenibilidad debe ser mucho más que un simple programa empresarial, debe convertirse en una cultura integral. Esta cultura de sostenibilidad debe permear todos los niveles y aspectos de las organizaciones. Es crucial entender que ser sostenible no solo es una responsabilidad ética, sino también una estrategia empresarial inteligente. La sostenibilidad y el éxito económico no son mutuamente excluyentes; por el contrario, van de la mano en el mundo empresarial moderno.
Queremos enfatizar que la sostenibilidad es una tarea colectiva. Requiere el compromiso y la acción de todos los sectores de la sociedad: empresas, gobiernos y ciudadanos. Solo a través de este esfuerzo conjunto podremos preservar nuestro planeta y garantizar un futuro sostenible a largo plazo.
Nosotros tendremos varias oportunidades importantes para mostrar nuestro trabajo y logros en próximos eventos. Participaremos en diversos paneles y reuniones del CECODES (Consejo Empresarial Colombiano para el Desarrollo Sostenible), que es el capítulo colombiano del World Business Council for Sustainable Development. Esto nos brindará una plataforma para interactuar con delegados de diferentes países y exhibir nuestras prácticas sostenibles.
Además, tendré la oportunidad de participar en un panel durante las reuniones del Consejo Gremial Nacional. Estos eventos serán cruciales para destacar la importancia de nuestro sector y sus contribuciones al desarrollo sostenible.
🌳 ☘️ 🌿 Encuentre en La Huerta toda la información sobre plantas, jardinería, cultivos y siembra. 🍂🌺 🌼