Vamos a empezar esta nota con algunos datos que pueden ser alarmantes. El pasado lunes 29 de enero Bogotá superó su récord en temperatura alcanzando los 25,85 grados centígrados, sumándose a una lista de 26 municipios que, según el Ideam, han alcanzado cifras históricas en lo corrido de enero. Está Jerusalén, (Cundinamarca), en donde se han registrado temperaturas de 40,6 °C; Capitanejo (Santander), con cifras que llegan a los 40,4°C; Neiva (Huila), con días de 39,2°C; Sahagún (Córdoba), con temperaturas de 38,8°C; y Urumita, en La Guajira, con números que alcanzan los 38,6°C.
No es que busquemos preocuparlos de más con el recuento, pero las altas temperaturas que se registran en el país por cuenta del fenómeno de El Niño no solo mantienen alerta a las autoridades que monitorean afectaciones generales que tienen un impacto macro con efectos a mediano y largo plazo, sino que también golpean hábitos y rutinas con efectos inmediatos sobre aspectos básicos como, por ejemplo, el cuidado de las plantas.
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La mayor incidencia de rayos solares se traduce en deshidratación del sustrato, y aunque si bien es cierto que la principal afectación la tienen aquellas plantas que están directamente expuestas a la constante radiación solar, las plantas de interiores o aquellas de exteriores que no tienen esta exposición tan directa pueden igualmente verse afectadas por las altas temperaturas del ambiente.
Si estamos hablando de plantas que se encuentran en exteriores (terrazas, balcones, jardines abiertos, huertas) el principal consejo es tratar de optimizar el riego ¿Cómo? creando una cobertura sobre la tierra para mejorar la retención del agua y evitar que los intensos rayos de sol penetren directamente. Puede echar mano de trozos de corteza de pino, pequeñas piedras o incluso pasto seco.
La elección de la hora del riesgo es fundamental especialmente en días de calores sofocantes. ¿Por qué?: básicamente porque el aumento de temperatura durante el día puede incidir en la absorción y aprovechamiento del agua, lo que a su vez puede impactar en la salud a corto y mediano plazo de planta.
De entrada, el mejor momento para regar sus plantas puede ser el principio de la mañana, temprano. De esta forma, la fotosíntesis que se hace durante el día aprovecha el riego reciente y puede tener efectos benéficos para la especie.
Además de esto, se evita una evaporación prematura por cuenta de la subida en la temperatura durante el día. Este fenómeno se da especialmente en las primeras capas de tierra que, a su vez, protegen la humedad de las regiones más profundas en el sustrato, en donde se encuentran las raíces.
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En épocas de calor es probable que necesite aumentar la frecuencia o la cantidad de riego de sus plantas, pero siempre tenga en cuenta que no todas las especies absorben las mismas cantidades ni tienen las mismas necesidades hídricas.
Si ve que su planta comienza a decaerse aún cuando usted mantiene la misma frecuencia de riego que regularmente le funciona, pruebe insertando en el sustrato un palo de madera para comprobar si el fondo de la tierra se encuentra húmedo o si por el contrario su planta está absorbiendo más agua por cuenta del calor y necesita un ajuste en el sistema de riego.
El abono es otro componente clave en el cuidado de las plantas sobre todo en momentos en los que queremos optimizar la retención de agua pues su función es mejorar la estructura del suelo y su temperatura.
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El tamaño y material de la matera también serán factores a tener en cuenta para controlar la temperatura. Entre más grande sea el recipiente y tenga mayor volumen de tierra, podrá retener agua durante más tiempo y mantener mejor la temperatura del sustrato.
De igual forma, hay materiales de materas que transpiran más y ayudan a mantener más fresca la temperatura de la planta y otras, como las materas de plástico, que concentran más el calor.
Si la situación de sol es extrema, se aconseja el uso de mallas de sombreo que funcionan como toldos para proteger las plantas de los rayos de sol. Se colocan por encima, dejando un espacio prudente de separación y permiten que las plantas reciban la radiación necesaria para su normal desarrollo.
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