Palmera de salón, un clásico de las plantas de interior que no pierde encanto
Una de las plantas de interiores más reconocidas y usadas en el mundo por su belleza, que resulta casi salvaje, además de sus convenientes dimensiones y cuidados.
La palmera de salón (Chamaedorea elegans) es una especie originaria de regiones tropicales de México y Guatemala, especialmente. Sin embargo, desde que fue introducida en mercados como Inglaterra se convirtió en un ícono de la jardinería (en particular de las plantas de interiores) por su elegante presencia, así como por aportar un poco de trópico en lugares algo más estériles y tristes.
También conocida como palmera de interior, esta planta se ha convertido en una de las más usadas en casas y oficinas en todo el mundo desde que comenzó a ser adoptada en casas burguesas a partir del siglo XIX.
Además de salvaje belleza, la planta de salón presenta una altura máxima de 2 metros, lo que la convierte en ideal para darle vida a una serie de lugares en casas y oficinas.
Características y cuidados de la palmera de salón
Esta planta hace parte de la familia de las arecas y presenta tallos delgados, que podrían asemejarse a los de la caña de azúcar.
Aparte de sus dimensiones y porte, la palmera de salón también es bastante apreciada debido a que no requiere cuidados intensivos ni complejos.
Esta planta puede crecer en exteriores, en tanto se trate de un lugar cálido y soleado. Si estamos hablando de sitios con climas más templados o incluso fríos (con promedios por debajo de los 15 grados centígrados), la palmera debe tenerse como planta de interiores.
En términos de luz, el cuidado general en este caso es no exponerla a los rayos directos del sol (menos aún si se trata de un clima caliente), pues este tipo de radiación puede quemar prontamente sus hojas.
Aunque es una planta amiga de la luz, también puede ir ubicada en lugares de semisombra, pero en este último caso hay que tener en cuenta que una exposición menos frecuente e intensa al sol ralentizará el crecimiento de la palmera de salón (que ya de por sí es algo lento).
Las raíces de esta planta son muy susceptibles a los excesos de humedad y, claro, a los encharcamientos. Para evitar esto, las acciones comunes son asegurarse de que la matera tenga buen drenaje y que el sustrato no sea compacto para que así permita la circulación del agua de la mejor forma posible.
En lugares calientes, la palmera de salón debe recibir un riego que, como mínimo, debe llegar dos veces por semana; puede incluso llegar hasta las tres veces. En interiores, esta frecuencia va a depender mucho de las condiciones ambientales en donde se encuentre (temperatura, pero también exposición a la luz solar).
Al ser una planta tropical agradece que sus hojas sean humedecidas con un atomizador.
En general, esta palmera suele gozar de buena salud, pero es proclive a que se le prenda la llamada cochinilla algodonosa. Si no se trata a tiempo, esta plaga puede ser una amenaza para esta planta y para otras que se encuentren cercanas. Una verdadera plaga que, sin embargo, puede aprender a combatir con esta guía.
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La palmera de salón (Chamaedorea elegans) es una especie originaria de regiones tropicales de México y Guatemala, especialmente. Sin embargo, desde que fue introducida en mercados como Inglaterra se convirtió en un ícono de la jardinería (en particular de las plantas de interiores) por su elegante presencia, así como por aportar un poco de trópico en lugares algo más estériles y tristes.
También conocida como palmera de interior, esta planta se ha convertido en una de las más usadas en casas y oficinas en todo el mundo desde que comenzó a ser adoptada en casas burguesas a partir del siglo XIX.
Además de salvaje belleza, la planta de salón presenta una altura máxima de 2 metros, lo que la convierte en ideal para darle vida a una serie de lugares en casas y oficinas.
Características y cuidados de la palmera de salón
Esta planta hace parte de la familia de las arecas y presenta tallos delgados, que podrían asemejarse a los de la caña de azúcar.
Aparte de sus dimensiones y porte, la palmera de salón también es bastante apreciada debido a que no requiere cuidados intensivos ni complejos.
Esta planta puede crecer en exteriores, en tanto se trate de un lugar cálido y soleado. Si estamos hablando de sitios con climas más templados o incluso fríos (con promedios por debajo de los 15 grados centígrados), la palmera debe tenerse como planta de interiores.
En términos de luz, el cuidado general en este caso es no exponerla a los rayos directos del sol (menos aún si se trata de un clima caliente), pues este tipo de radiación puede quemar prontamente sus hojas.
Aunque es una planta amiga de la luz, también puede ir ubicada en lugares de semisombra, pero en este último caso hay que tener en cuenta que una exposición menos frecuente e intensa al sol ralentizará el crecimiento de la palmera de salón (que ya de por sí es algo lento).
Las raíces de esta planta son muy susceptibles a los excesos de humedad y, claro, a los encharcamientos. Para evitar esto, las acciones comunes son asegurarse de que la matera tenga buen drenaje y que el sustrato no sea compacto para que así permita la circulación del agua de la mejor forma posible.
En lugares calientes, la palmera de salón debe recibir un riego que, como mínimo, debe llegar dos veces por semana; puede incluso llegar hasta las tres veces. En interiores, esta frecuencia va a depender mucho de las condiciones ambientales en donde se encuentre (temperatura, pero también exposición a la luz solar).
Al ser una planta tropical agradece que sus hojas sean humedecidas con un atomizador.
En general, esta palmera suele gozar de buena salud, pero es proclive a que se le prenda la llamada cochinilla algodonosa. Si no se trata a tiempo, esta plaga puede ser una amenaza para esta planta y para otras que se encuentren cercanas. Una verdadera plaga que, sin embargo, puede aprender a combatir con esta guía.
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