¿Para qué sirve el ají en las plantas?
El uso del ají en las plantas es eficaz para controlar plagas y ciertos hongos, pero es importante manejarlo con precaución debido a su naturaleza irritante.
El ají, famoso por su diversidad de colores y su característico sabor picante, es un ingrediente esencial en la cocina global, en donde protagoniza innumerables platos. Sin embargo, su valor va más allá de lo culinario: este fruto tiene un importante potencial como método natural de control de plagas, una práctica tradicional entre pequeños agricultores y jardineros.
Este remedio es ampliamente utilizado no solo por su capacidad para proteger los cultivos, sino también por su respeto al equilibrio ecológico, ya que no resulta invasivo para las plantas, lo que resulta en un impacto mínimo en comparación con otros metodos de control. Además, ayuda a preservar la calidad del fruto y protege a polinizadores e insectos beneficiosos. Según Sebastián Niño, coordinador territorial de agricultura urbana del Jardín Botánico de Bogotá, para comprender su efecto primero es necesario entender que las plantas poseen distintos compuestos que les otorgan propiedades únicas. El ají, por ejemplo, contiene capsaicina, la cual activa los receptores de dolor en la boca, provocando una sensación de calor. Esto desencadena respuestas fisiológicas como aumento del pulso y sudoración, y libera endorfinas, lo que protege a las plantas de mamíferos.
Por su parte, Álvaro Perdomo, profesional de fitosanidad del Tropicario del Jardín Botánico de Bogotá, añade que el ají, además de ser un eficaz repelente, tiene un alcance aún mayor, llegando a controlar algunos hongos, como el mildiu. Y en algunos casos, el efecto es tan intenso que puede incluso resultar letal para ciertas especies de insectos, ofreciendo así una solución natural y efectiva para el manejo de plagas en los cultivos
¿Cómo el ají como remedio casero para las plantas?
1. Preparación
Para una preparación adecuada, lo primero que debe considerar es la forma en la que utilizará el ají. “Generalmente, se recomienda una proporción de 100 a 200 gramos de ají fresco machacado por litro de agua. Para optimizar sus propiedades, es aconsejable dejar macerar la mezcla durante dos o tres días, añadiendo una pequeña cantidad de levadura y azúcar o panela. Este proceso de fermentación suave potencia las propiedades del ají y mejora la conservación del preparado, resultando en una aplicación más efectiva”, explica Niño.
Por otro lado, si se utiliza ají en polvo, es fundamental tener en cuenta que las plantas frescas contienen entre un 70% y 90% de agua. Debido a esto, es necesario ajustar la cantidad de ají a aproximadamente 60 o 70 gramos por litro de agua, para mantener una concentración similar a la del ají fresco. Este ajuste asegura que el preparado conserve su efectividad como repelente.
Debe tener cuidado en no sobrepasar estos porcentajes, pues según Perdomo, una solución demasiado concentrada puede dañar la planta que se intenta proteger. Por ello, es esencial realizar pruebas preliminares en pequeñas áreas para determinar la dosis efectiva que controle la plaga sin perjudicar el cultivo.
Otras técnicas de extracción que funciona para el aji y otras plantas, según Niño, son:
- Maceración en alcohol: Consiste en remojar el ají en alcohol durante varios días, lo que permite extraer eficazmente los compuestos activos, como la capsaicina. Esta técnica es ideal para obtener un extracto concentrado y de larga duración.
- Fermentación: Mediante la mezcla del ají con agua, levadura y azúcar o panela, se promueve una fermentación suave que potencia las propiedades repelentes y mejora la conservación del preparado. Esta técnica también favorece la descomposición de las paredes celulares del ají, liberando más compuestos activos.
- Decocción: En esta técnica, el ají se hierve en agua durante un tiempo prolongado para extraer sus componentes activos. Aunque es menos concentrada que otras técnicas, la decocción es rápida y fácil de preparar, y se utiliza comúnmente en tratamientos caseros.
2. Aplicación
En cuanto a la aplicación, Perdomo menciona que esta se debe realizar directamente sobre los organismos objetivos, sean estos insectos, ácaros o patógenos fúngicos, pues este método de control biológico se basa en el contacto directo entre el extracto y la plaga. La aspersión foliar es la técnica más común, en la que se rocía la solución sobre las hojas, tallos y frutos de las plantas afectadas, asegurando una cobertura uniforme.
El experto aclara que la frecuencia con la que se debe aplicar el extracto de ají depende del ciclo de vida de la plaga que se quiere eliminar, pues cada plaga tiene un ciclo biológico diferente, que incluye varias etapas: huevo, larva, pupa y adulto. Para que el tratamiento sea más efectivo, es importante conocer el tiempo que tardan los huevos de la plaga en eclosionar (es decir, en convertirse en larvas), por ello es crucial investigar y comprender el tiempo de eclosión de los huevos del organismo a controlar.
Por ejemplo, si sabe que una plaga pone sus huevos cada 10 días y estos eclosionan al cabo de una semana, debe planificar las aplicaciones del extracto de ají justo antes de que los huevos eclosionen o durante los primeros días de vida de las larvas, cuando son más vulnerables. Esto interrumpe su ciclo vital, evitando que lleguen a convertirse en adultos que puedan seguir reproduciéndose.
“Se recomienda evitar aplicaciones a pleno sol para prevenir daños por efecto lupa. Las mejores horas son temprano en la mañana o al anochecer, siendo esta última preferible para plagas con hábitos nocturnos”, explica Niño.
Añade que la técnica de aplicación también es importante, pues para plagas como la mosca blanca, se aconseja una aplicación nebulizada con gotas finas, asegurando una cobertura completa, incluyendo el envés de las hojas Sin embargo, es fundamental entender que estos extractos son más efectivos como medida preventiva que curativa. Son ideales para mantener bajas las poblaciones de plagas o como seguimiento después de un tratamiento más intensivo, pero en casos de infestaciones graves, los extractos botánicos como el de ají pueden tener una eficacia limitada.
Por otro lado, la frecuencia de aplicación del extracto de ají es flexible, pero es crucial realizar pruebas de fitotoxicidad antes de su uso generalizado. Niño explica que este proceso implica:
- Prueba inicial: Aplicar el extracto a una o dos hojas de la planta objetivo.
- Periodo de observación: Esperar uno o dos días para evaluar los efectos.
- Evaluación: Verifique si hay signos de quemaduras o daños en las hojas tratadas.
- Decisión de uso: Si no se observan efectos negativos, se puede proceder con la aplicación en toda la planta o huerto. Sin embargo, si observa daños en las hojas durante la prueba, se debe reconsiderar la concentración del extracto o buscar alternativas menos agresivas para la planta.
3. Combinación
“El extracto de ají puede combinarse con otros elementos para aumentar su efectividad. Un complemento efectivo es el jabón potásico, pues este cumple una doble función: actúa como repelente e insecticida, afectando los neurotransmisores de los insectos y obstruyendo sus espiráculos (órganos respiratorios) y daña las membras celulares de los insectos especialmente en su exoesqueleto de quitina (piel de los insectos). De hecho, si se combina con el ají, este último puede potenciar significativamente su eficacia en el control de insectos”, dice Niño.
Otras combinaciones son:
- Ajo: Esta combinación aprovecha las propiedades repelentes del ají (capsaicina) y del ajo (alicina), creando un potente insecticida natural. El ají irrita y ahuyenta insectos de cuerpo blando, mientras que el ajo actúa como repelente y fungicida, ofreciendo una protección integral contra pulgones, orugas, ácaros y hongos.
- Tabaco: Al combinar ají con tabaco, se obtiene un insecticida más agresivo. El ají irrita a los insectos, mientras que la nicotina del tabaco actúa sobre su sistema nervioso, paralizándolos o matándolos. Esta mezcla es efectiva contra plagas difíciles como pulgones, ácaros y cochinillas, pero debe aplicarse con precaución para evitar dañar algunas plantas sensibles.
- Ají y Ceniza: La ceniza de madera es un buen complemento del ají para combatir plagas de suelo como babosas y caracoles. Mientras el ají actúa como irritante, la ceniza crea una barrera física que repele y deshidrata a estos organismos. Además, aporta nutrientes al suelo, ayudando a mejorar su calidad.
“Para optimizar la eficacia de los extractos botánicos en el control de plagas, se pueden implementar varias estrategias. Una técnica útil es incorporar cristal de sábila licuado al preparado, lo cual mejora su adherencia a las hojas, aumentando así su efectividad como un adherente natural”, recomienda Niño.
4. Protección
Según Perdomo es fundamental tomar precauciones al manipular y aplicar el extracto de ají, ya que su naturaleza irritante puede afectar la piel y los ojos; por ello, se recomienda usar equipo de protección adecuado. De hecho Niño, explica que esto se debe a que la capsaicina, puede causar irritación significativa en las mucosas. Por ello, es crucial tomar las siguientes precauciones durante su preparación y aplicación:
- Protección ocular: Use gafas de seguridad para evitar el contacto con los ojos, ya que la capsaicina puede causar lagrimeo intenso e irritación.
- Cuidado con las vías respiratorias: Evite inhalar directamente el extracto o sus vapores. La capsaicina puede irritar la nariz y la garganta.
- Lavado de manos: Lave cuidadosamente sus manos después de manipular el extracto, incluso si ha usado guantes.
- Aplicación cuidadosa: Al rociar el extracto en las plantas, asegúrese de que el viento no lo dirija hacia su rostro o cuerpo.
“Es importante notar que la capsaicina es uno de los componentes utilizados en gases lacrimógenos, lo que subraya su potencial irritante. Sin embargo, en las concentraciones típicas usadas para el control de plagas en huertas, no se requieren medidas extremas como el uso de máscaras de gas”, puntualiza el experto.
Recomendaciones adicionales:
- Rotación de productos: Se aconseja no depender exclusivamente del extracto de ají. La rotación con otros productos naturales ayuda a prevenir la resistencia de las plagas y mantiene un equilibrio en el ecosistema del huerto.
- Adaptación: Cada jardín o huerto puede requerir ajustes en la concentración o frecuencia de aplicación, dependiendo de las especies de plantas y las condiciones ambientales específicas. Se puede ensayar la frecuencia, pero debe estar pendiente si nota algún signo de enfermedad en la planta.
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El ají, famoso por su diversidad de colores y su característico sabor picante, es un ingrediente esencial en la cocina global, en donde protagoniza innumerables platos. Sin embargo, su valor va más allá de lo culinario: este fruto tiene un importante potencial como método natural de control de plagas, una práctica tradicional entre pequeños agricultores y jardineros.
Este remedio es ampliamente utilizado no solo por su capacidad para proteger los cultivos, sino también por su respeto al equilibrio ecológico, ya que no resulta invasivo para las plantas, lo que resulta en un impacto mínimo en comparación con otros metodos de control. Además, ayuda a preservar la calidad del fruto y protege a polinizadores e insectos beneficiosos. Según Sebastián Niño, coordinador territorial de agricultura urbana del Jardín Botánico de Bogotá, para comprender su efecto primero es necesario entender que las plantas poseen distintos compuestos que les otorgan propiedades únicas. El ají, por ejemplo, contiene capsaicina, la cual activa los receptores de dolor en la boca, provocando una sensación de calor. Esto desencadena respuestas fisiológicas como aumento del pulso y sudoración, y libera endorfinas, lo que protege a las plantas de mamíferos.
Por su parte, Álvaro Perdomo, profesional de fitosanidad del Tropicario del Jardín Botánico de Bogotá, añade que el ají, además de ser un eficaz repelente, tiene un alcance aún mayor, llegando a controlar algunos hongos, como el mildiu. Y en algunos casos, el efecto es tan intenso que puede incluso resultar letal para ciertas especies de insectos, ofreciendo así una solución natural y efectiva para el manejo de plagas en los cultivos
¿Cómo el ají como remedio casero para las plantas?
1. Preparación
Para una preparación adecuada, lo primero que debe considerar es la forma en la que utilizará el ají. “Generalmente, se recomienda una proporción de 100 a 200 gramos de ají fresco machacado por litro de agua. Para optimizar sus propiedades, es aconsejable dejar macerar la mezcla durante dos o tres días, añadiendo una pequeña cantidad de levadura y azúcar o panela. Este proceso de fermentación suave potencia las propiedades del ají y mejora la conservación del preparado, resultando en una aplicación más efectiva”, explica Niño.
Por otro lado, si se utiliza ají en polvo, es fundamental tener en cuenta que las plantas frescas contienen entre un 70% y 90% de agua. Debido a esto, es necesario ajustar la cantidad de ají a aproximadamente 60 o 70 gramos por litro de agua, para mantener una concentración similar a la del ají fresco. Este ajuste asegura que el preparado conserve su efectividad como repelente.
Debe tener cuidado en no sobrepasar estos porcentajes, pues según Perdomo, una solución demasiado concentrada puede dañar la planta que se intenta proteger. Por ello, es esencial realizar pruebas preliminares en pequeñas áreas para determinar la dosis efectiva que controle la plaga sin perjudicar el cultivo.
Otras técnicas de extracción que funciona para el aji y otras plantas, según Niño, son:
- Maceración en alcohol: Consiste en remojar el ají en alcohol durante varios días, lo que permite extraer eficazmente los compuestos activos, como la capsaicina. Esta técnica es ideal para obtener un extracto concentrado y de larga duración.
- Fermentación: Mediante la mezcla del ají con agua, levadura y azúcar o panela, se promueve una fermentación suave que potencia las propiedades repelentes y mejora la conservación del preparado. Esta técnica también favorece la descomposición de las paredes celulares del ají, liberando más compuestos activos.
- Decocción: En esta técnica, el ají se hierve en agua durante un tiempo prolongado para extraer sus componentes activos. Aunque es menos concentrada que otras técnicas, la decocción es rápida y fácil de preparar, y se utiliza comúnmente en tratamientos caseros.
2. Aplicación
En cuanto a la aplicación, Perdomo menciona que esta se debe realizar directamente sobre los organismos objetivos, sean estos insectos, ácaros o patógenos fúngicos, pues este método de control biológico se basa en el contacto directo entre el extracto y la plaga. La aspersión foliar es la técnica más común, en la que se rocía la solución sobre las hojas, tallos y frutos de las plantas afectadas, asegurando una cobertura uniforme.
El experto aclara que la frecuencia con la que se debe aplicar el extracto de ají depende del ciclo de vida de la plaga que se quiere eliminar, pues cada plaga tiene un ciclo biológico diferente, que incluye varias etapas: huevo, larva, pupa y adulto. Para que el tratamiento sea más efectivo, es importante conocer el tiempo que tardan los huevos de la plaga en eclosionar (es decir, en convertirse en larvas), por ello es crucial investigar y comprender el tiempo de eclosión de los huevos del organismo a controlar.
Por ejemplo, si sabe que una plaga pone sus huevos cada 10 días y estos eclosionan al cabo de una semana, debe planificar las aplicaciones del extracto de ají justo antes de que los huevos eclosionen o durante los primeros días de vida de las larvas, cuando son más vulnerables. Esto interrumpe su ciclo vital, evitando que lleguen a convertirse en adultos que puedan seguir reproduciéndose.
“Se recomienda evitar aplicaciones a pleno sol para prevenir daños por efecto lupa. Las mejores horas son temprano en la mañana o al anochecer, siendo esta última preferible para plagas con hábitos nocturnos”, explica Niño.
Añade que la técnica de aplicación también es importante, pues para plagas como la mosca blanca, se aconseja una aplicación nebulizada con gotas finas, asegurando una cobertura completa, incluyendo el envés de las hojas Sin embargo, es fundamental entender que estos extractos son más efectivos como medida preventiva que curativa. Son ideales para mantener bajas las poblaciones de plagas o como seguimiento después de un tratamiento más intensivo, pero en casos de infestaciones graves, los extractos botánicos como el de ají pueden tener una eficacia limitada.
Por otro lado, la frecuencia de aplicación del extracto de ají es flexible, pero es crucial realizar pruebas de fitotoxicidad antes de su uso generalizado. Niño explica que este proceso implica:
- Prueba inicial: Aplicar el extracto a una o dos hojas de la planta objetivo.
- Periodo de observación: Esperar uno o dos días para evaluar los efectos.
- Evaluación: Verifique si hay signos de quemaduras o daños en las hojas tratadas.
- Decisión de uso: Si no se observan efectos negativos, se puede proceder con la aplicación en toda la planta o huerto. Sin embargo, si observa daños en las hojas durante la prueba, se debe reconsiderar la concentración del extracto o buscar alternativas menos agresivas para la planta.
3. Combinación
“El extracto de ají puede combinarse con otros elementos para aumentar su efectividad. Un complemento efectivo es el jabón potásico, pues este cumple una doble función: actúa como repelente e insecticida, afectando los neurotransmisores de los insectos y obstruyendo sus espiráculos (órganos respiratorios) y daña las membras celulares de los insectos especialmente en su exoesqueleto de quitina (piel de los insectos). De hecho, si se combina con el ají, este último puede potenciar significativamente su eficacia en el control de insectos”, dice Niño.
Otras combinaciones son:
- Ajo: Esta combinación aprovecha las propiedades repelentes del ají (capsaicina) y del ajo (alicina), creando un potente insecticida natural. El ají irrita y ahuyenta insectos de cuerpo blando, mientras que el ajo actúa como repelente y fungicida, ofreciendo una protección integral contra pulgones, orugas, ácaros y hongos.
- Tabaco: Al combinar ají con tabaco, se obtiene un insecticida más agresivo. El ají irrita a los insectos, mientras que la nicotina del tabaco actúa sobre su sistema nervioso, paralizándolos o matándolos. Esta mezcla es efectiva contra plagas difíciles como pulgones, ácaros y cochinillas, pero debe aplicarse con precaución para evitar dañar algunas plantas sensibles.
- Ají y Ceniza: La ceniza de madera es un buen complemento del ají para combatir plagas de suelo como babosas y caracoles. Mientras el ají actúa como irritante, la ceniza crea una barrera física que repele y deshidrata a estos organismos. Además, aporta nutrientes al suelo, ayudando a mejorar su calidad.
“Para optimizar la eficacia de los extractos botánicos en el control de plagas, se pueden implementar varias estrategias. Una técnica útil es incorporar cristal de sábila licuado al preparado, lo cual mejora su adherencia a las hojas, aumentando así su efectividad como un adherente natural”, recomienda Niño.
4. Protección
Según Perdomo es fundamental tomar precauciones al manipular y aplicar el extracto de ají, ya que su naturaleza irritante puede afectar la piel y los ojos; por ello, se recomienda usar equipo de protección adecuado. De hecho Niño, explica que esto se debe a que la capsaicina, puede causar irritación significativa en las mucosas. Por ello, es crucial tomar las siguientes precauciones durante su preparación y aplicación:
- Protección ocular: Use gafas de seguridad para evitar el contacto con los ojos, ya que la capsaicina puede causar lagrimeo intenso e irritación.
- Cuidado con las vías respiratorias: Evite inhalar directamente el extracto o sus vapores. La capsaicina puede irritar la nariz y la garganta.
- Lavado de manos: Lave cuidadosamente sus manos después de manipular el extracto, incluso si ha usado guantes.
- Aplicación cuidadosa: Al rociar el extracto en las plantas, asegúrese de que el viento no lo dirija hacia su rostro o cuerpo.
“Es importante notar que la capsaicina es uno de los componentes utilizados en gases lacrimógenos, lo que subraya su potencial irritante. Sin embargo, en las concentraciones típicas usadas para el control de plagas en huertas, no se requieren medidas extremas como el uso de máscaras de gas”, puntualiza el experto.
Recomendaciones adicionales:
- Rotación de productos: Se aconseja no depender exclusivamente del extracto de ají. La rotación con otros productos naturales ayuda a prevenir la resistencia de las plagas y mantiene un equilibrio en el ecosistema del huerto.
- Adaptación: Cada jardín o huerto puede requerir ajustes en la concentración o frecuencia de aplicación, dependiendo de las especies de plantas y las condiciones ambientales específicas. Se puede ensayar la frecuencia, pero debe estar pendiente si nota algún signo de enfermedad en la planta.
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