¿Para qué sirve la leche en las plantas?

Uno de los puntos fuertes de la leche es su efectividad contra el oídio, una enfermedad fúngica común y muy dañina para las plantas.

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La leche es un alimento básico presente en la mayoría de los hogares, y aun así, más allá de ser un complemento culinario, este líquido versátil en los últimos años ha despertado el interés de jardineros y amantes de las plantas, que en la búsqueda constante de métodos naturales para mejorar el crecimiento y la salud de sus vegetales, la han considerado como una posible solución.

Esta creencia popular se basa en la idea de que el calcio, abundante en la leche, podría beneficiar a las plantas de manera similar a cómo fortalece nuestros huesos. Pero, ¿realmente puede tener un impacto positivo en nuestras plantas? Para solucionar esta duda, en La Huerta, le hemos elaborado una guía para aclarar si funciona o si se trata simplemente de un mito.

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Podría ser un aliado, pero con un uso moderado

“La leche se revela como un recurso sorprendentemente versátil en el cuidado de las plantas. Su compleja composición nutricional la convierte en un agente multifuncional: actúa como fertilizante natural, bactericida eficaz e incluso como insecticida ecológico”, dice Miguel Antonio Zúñiga, biólogo especializado en invertebrados y ecología y quien hace parte del equipo de Vivero Jardines de Julia en Bogotá.

Comenta que el alto contenido de calcio biodisponible en la leche no solo nutre directamente a las plantas, sino que también potencia la asimilación de otros nutrientes críticos. Por ejemplo, facilita la absorción del nitrógeno, elemento vital para el crecimiento vegetal, además los componentes de la leche fortalecen los sistemas de defensa de las plantas, promoviendo un desarrollo más robusto y resistente a enfermedades.

Esto es importante, pues el nitrógeno es crucial para la producción de clorofila, ya que promueve hojas más verdes y saludables, mientras que el fósforo estimula el crecimiento de raíces fuertes. Por otro lado, el calcio juega un papel vital en la formación de paredes celulares robustas, previniendo trastornos como la podredumbre apical en tomates y pimientos.

Sin embargo, según Jenny Miranda, cofundadora de La Suculenteria “Esta aplicación se utiliza más en cultivos grandes, durante la preparación del suelo y en siembras extensas. No es tan común en plantas de interior, macetas o jardines pequeños, pues este líquido puede estimular el crecimiento de las plantas debido a su contenido de calcio, algo que necesitan en los cultivos de mayor escala. Sin embargo, donde realmente he encontrado su utilidad es como fungicida natural, ya que el ácido láctico presente en la leche ayuda a combatir estos hongos de manera eficaz”.

Además, Miranda destaca otros usos:

• Como pesticida: Su uso es principalmente preventivo, antes de la aparición de plagas. Los azúcares presentes en la leche permiten la elaboración de insecticidas que repelen ciertas plagas, aunque su eficacia disminuye cuando la infestación ya está presente.
• Como fungicida: Esta es su aplicación más efectiva, siendo útil para combatir hongos. Miranda subraya la distinción entre fungicidas e insecticidas, señalando que la solución láctea es particularmente eficaz contra infecciones fúngicas.

Pero ojo, Zuñiga dice que, para un uso óptimo en jardinería, se recomienda diluir la leche antes de su aplicación, ya que si se aplica de manera pura puede resultar contraproducente, puesto que puede sobre enriquecer el sustrato y, paradójicamente, promover la proliferación de otro tipo de hongos una vez que comienza a descomponerse. Esto se debe a que, si bien es cierto que la leche posee propiedades antibacterianas naturales, derivadas de su función como alimento que fortalece el sistema inmunológico de los mamíferos en sus etapas tempranas de vida, sus cualidades no son permanentes.

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¿Como usarlo?

Los expertos de ambos viveros coinciden en recomendar una dilución específica para el uso de leche en jardinería. Proponen dos opciones: 10 ml de leche por litro de agua, o bien, una parte de leche por cuatro partes de agua.

De hecho, hacen especial hincapié en la importancia de preparar únicamente la cantidad necesaria para cada aplicación y recomiendan que cualquier excedente debe ser descartado. Asimismo, aconsejan aplicar este tratamiento con una frecuencia quincenal, o incluso esperar un poco más para evaluar signos de decaimiento de la planta.

Por su parte, Miranda agrega que:

• Complemento, no sustituto: La leche diluida no reemplaza otros abonos o fertilizantes. Debe usarse como complemento al humus, abono orgánico u otros fertilizantes habituales.
• Momento óptimo de aplicación: Es crucial aplicar la solución en el momento adecuado del día. Miranda aconseja hacerlo temprano por la mañana o al atardecer, evitando las horas de sol intenso.
• Monitoreo constante: Es esencial revisar regularmente las plantas tras la aplicación. El uso excesivo puede provocar efectos adversos como: quemaduras en las plantas, atracción de insectos o agentes patógenos y generación de malos olores

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