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La manzanilla es una de las plantas aromáticas más diseminadas en el mundo. Su uso se da tanto a nivel tradicional, como industrial, con una amplia variedad de productos que incorporan esta planta, desde infusiones y mezclas con té, hasta comprimidos que se consiguen en tiendas naturistas.
De acuerdo con el Instituto Colombiano Agropecuario (ICA), existen más de 20.000 especies de plantas en el mundo que tienen algún compuesto químico aromático y en Colombia se producen y comercializan cerca de 156 especies de plantas medicinales y aromáticas. La manzanilla es una de éstas y, sin duda, una de las más prominentes.
¿Para qué sirve la manzanilla?
La manzanilla es una planta herbácea que llega a crecer entre 30 y 50 centímetros de altura. Su desarrollo óptimo se da en climas que oscilan entre lo templado y lo frío, según el ICA.
Es un cultivo que resiste a las heladas y se puede dar sin problema hasta los 2.200 metros sobre el nivel del mar. Si se planta en suelo abierto o en una huerta casera, es buena compañera de las lechugas gracias a la secreción de una hormona de crecimiento que beneficia a sus vecinos, de acuerdo con el ICA. Esta característica también aumenta el contenido de aceite esencial en plantas de yerbabuena, dice la entidad.
En su uso de medicina tradicional intervienen, primordialmente, las flores. Estas son el ingrediente primordial para infusiones que pueden realizarse de la siguiente forma, de acuerdo con el Instituto Nacional de los Pueblos Indígenas de México (INPI): en litro y medio de agua dejar reposar entre ocho y nueve gramos de la planta. Después de esto, colar y beber un vaso antes de las comidas.
La manzanilla se usa tradicionalmente para tratar, principalmente, problemas digestivos (como laxante) y nerviosos, según reconocen el ICA y el INPI. La planta también es empleada como antiinflamatoria.
La manzanilla también está relacionada con el manejo de emociones fuertes y el estrés. Algunas mezclas herbales disponibles en el mercado que se venden con la idea de relajar a los consumidores suelen incluir la manzanilla por esta razón.
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De acuerdo con el INPI, no hay una toxicidad reconocida, pero se advierte que, en niños, esta planta debe ser usada de forma moderada.
Como con todas las plantas medicinales, hay que aclarar que, aunque algunas especies tienen propiedades que pueden aliviar algunos males menores en humanos, el uso de éstas no reemplaza ni evita seguir tratamientos médicos o consultar con profesionales de la salud.
Cuidados de la manzanilla
En términos de cuidado, esta es una planta que no requiere mayor intervención humana para lograr su óptimo crecimiento. Se adapta bien a interiores o al exterior, en tanto reciba toda la luz posible. Los rayos directos del sol no la incomodan, teniendo cuidado, eso sí, si estamos hablando de un lugar con temperaturas permanentes que se acerquen a los 30 grados centígrados.
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Para el riego, gracias a su adaptación a radiación directa del sol, es una planta que prefiere la sequía al exceso de humedad. Ojo, esto no quiere decir que haya que regarla cada varias semanas, como si se tratara de un cactus. No. Lo que significa es que basta con humedecer la tierra un par de veces por semana, cuando mucho. Si la planta habita en lugares con temperaturas que oscilan entre templadas y frías, puede que el riego semanal sea lo suyo.
Por estas razones también es clave que la matera en la que se disponga la manzanilla tenga buen drenaje que le ayuden a salir del exceso de humedad. En términos de dimensiones del recipiente, no se requiere que sea muy grande, aunque sí se recomienda que tenga al menos 20 centímetros de profundidad para permitir un crecimiento óptimo de las raíces.
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