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Planta de maní: una sabrosa y crujiente historia de la que puede hacer parte

De acuerdo con algunos estimativos, el comercio global de maní superaría este año los US$100.000 millones, con un crecimiento de casi 3 % frente a las cifras registradas el año pasado.

La  Huerta
22 de junio de 2024 - 05:00 p. m.
El maní debe cultivarse en lugares cuya temperatura oscile, preferiblemente, entre los 20 y 27 grados.
El maní debe cultivarse en lugares cuya temperatura oscile, preferiblemente, entre los 20 y 27 grados.
Foto: Getty Images - Sahil Ghosh

El maní es uno de los cultivos oleaginosos más importantes del mundo. Claro, después de verdaderos titanes agrícolas, como la soya, el girasol o el algodón. De acuerdo con algunos estimativos, el comercio global de maní superaría este año los US$100.000 millones, con un crecimiento de casi 3 % frente a las cifras registradas el año pasado.

Pero, para este punto, el cultivo de maní es fundamental para varias partes de la cadena en la industria alimenticia y también es materia prima (primordialmente su aceite) para varias ramas de la cosmética, por ejemplo.

Características y cuidados del maní

Aunque se puede cultivar en casa (principalmente en suelo abierto), el maní (Arachis hypogaea) es un cultivo de rendimiento industrial o, cuando menos, para agricultura familiar.

La planta sin duda tiene lo suyo en términos de belleza, pero su aprovechamiento nutricional y alimenticio se da cuando hay volúmenes mayores de esta planta sembrada.

El maní debe cultivarse en lugares cuya temperatura oscile, preferiblemente, entre los 20 y 27 grados. Esta planta sufre en su desarrollo (y por ende en la producción de sus frutos) si se le lleva a extremos climáticos: en altas temperaturas (por encima de los 30 grados centígrados) pierde mucha agua y es propensa a deshidratarse, llegando a morirse incluso. Y en ambientes que bajan de 14 o 13 grados centígrados su crecimiento queda prácticamente detenido.

Este cultivo se puede dar en lugares que se encuentren entre los 350 metros sobre el nivel del mar, llegando hasta los 1.400 (siempre y cuando se cumplan las condiciones de temperatura ya mencionadas).

Así mismo, la planta requiere de suelos que permitan el desarrollo de las raíces, con profundidades no menores a 20 centímetros, y un PH moderadamente ácido. No hay problema si el maní se planta a pleno sol, pues es una especie que agradece la luz directa y la humedad relativa del ambiente (debe ser al menos de 70 %) gracias a su origen tropical.

El maní es altamente apreciado en la industria alimenticia por, claro, su sabor, pero también por sus altos valores nutricionales, que incluyen un 26 % de proteína, 48 % de aceite y 3 % de fibra, según cifras de la FAO. También tiene un alto contenido de calcio, por lo que es considerado por algunos como un complemento alimenticio de bajo costo, que puede ayudar a combatir la desnutrición en algunas partes del mundo.

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