La millonaria, la del dinero, la de la fortuna: una planta sencilla, pero mágica
La planta del dinero es asociada con la buena fortuna en muchas culturas. Sus cuidados son sencillos y, en un ambiente propicio, puede ser una compañera permanente durante años.
El universo de las plantas mágicas es tan amplio, como fascinante, aunque una porción nada despreciable de sus poderes (casi sobrenaturales, en algunos casos) están afincados en la literatura fantástica o de ciencia ficción.
En el mundo tangible y verificable (por no llamarlo real), las plantas no dejan de tener una magia inherente y poderosa, aunque mucho más científica.
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Y, sin embargo, hay una gruesa línea gris habitada por cientos de plantas cuyos significados y valores culturales les otorgan propiedades (casi que poderes) que exceden los campos de la botánica y la química, aunque se quedan cortos para entrar a la fantasía.
Es en estos terrenos que encontramos la planta del dinero, también conocida como la millonaria: una planta perenne de verde intenso, hojas redondas y fácil cuidado que es considerada en muchas culturas como un símbolo de buena fortuna, tanto en su significado más metálico y capitalista, como en otros más etéreos y amplios.
Como tantas otras especies vegetales, hay explicaciones y asociaciones en el Feng Shui, así como en otros andamiajes de creencias, entre la planta del dinero y la atracción de buenas energías (otra definición, algo menos rotunda de fortuna, si se quiere).
Cuidados de la planta del dinero
Más allá de sus asociaciones con el dinero o la buena suerte, la planta del dinero (la millonaria) es popular entre los jardines de interior por sus facilidades de cuidado y su belleza simple, pero certera, que se ofrece con facilidad y puede durar toda una vida.
Esta planta es originaria de África y algunas porciones de Asia, por lo que suele adaptarse mejor a climas cálidos, especialmente en exteriores.
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Sin embargo, puede vivir sin mayores problemas en lugares más templados o fríos, pero con la condición de encontrarse en interiores.
La planta del dinero es perfecta para materas, aunque no tiene ningún problema o restricción si se le planta en terreno abierto.
Esta es una especie que agradece la luz continua, pero no soporta mucho la directa. No morirá, pero su crecimiento y duración se verán impactados. Pasa lo mismo con los lugares sombreados.
Así que, su ubicación preferida es cerca a ventanas o balcones, pero sin recibir el rayo directo del sol.
En términos de riego, requiere de agua un par de veces por semana, apenas para mantener humedad de la capa superior de la tierra. No es amiga de los excesos de agua y por su origen (de climas cálidos) lidia mejor con la ausencia de agua (lo que no quiere decir que hay que someterla a periodos sin riego).
Aunque es una plata que suele ser bastante resistente a las plagas, problemas de riego o luz pueden debilitarla y volverla más susceptible a ciertos hongos, por ejemplo.
Sin embargo, como sucede con tantas otras especies, sus principales enemigos son plagas como la cochinilla algodonera o la llamada araña roja, entre otras. Es clave monitorear el color de las hojas, que debe ser siempre verde intenso, así como la aparición de sustancias viscosas o extrañas en la superficie de éstas (que pueden indicar la presencia de la cochinilla).
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El universo de las plantas mágicas es tan amplio, como fascinante, aunque una porción nada despreciable de sus poderes (casi sobrenaturales, en algunos casos) están afincados en la literatura fantástica o de ciencia ficción.
En el mundo tangible y verificable (por no llamarlo real), las plantas no dejan de tener una magia inherente y poderosa, aunque mucho más científica.
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Y, sin embargo, hay una gruesa línea gris habitada por cientos de plantas cuyos significados y valores culturales les otorgan propiedades (casi que poderes) que exceden los campos de la botánica y la química, aunque se quedan cortos para entrar a la fantasía.
Es en estos terrenos que encontramos la planta del dinero, también conocida como la millonaria: una planta perenne de verde intenso, hojas redondas y fácil cuidado que es considerada en muchas culturas como un símbolo de buena fortuna, tanto en su significado más metálico y capitalista, como en otros más etéreos y amplios.
Como tantas otras especies vegetales, hay explicaciones y asociaciones en el Feng Shui, así como en otros andamiajes de creencias, entre la planta del dinero y la atracción de buenas energías (otra definición, algo menos rotunda de fortuna, si se quiere).
Cuidados de la planta del dinero
Más allá de sus asociaciones con el dinero o la buena suerte, la planta del dinero (la millonaria) es popular entre los jardines de interior por sus facilidades de cuidado y su belleza simple, pero certera, que se ofrece con facilidad y puede durar toda una vida.
Esta planta es originaria de África y algunas porciones de Asia, por lo que suele adaptarse mejor a climas cálidos, especialmente en exteriores.
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Sin embargo, puede vivir sin mayores problemas en lugares más templados o fríos, pero con la condición de encontrarse en interiores.
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Esta es una especie que agradece la luz continua, pero no soporta mucho la directa. No morirá, pero su crecimiento y duración se verán impactados. Pasa lo mismo con los lugares sombreados.
Así que, su ubicación preferida es cerca a ventanas o balcones, pero sin recibir el rayo directo del sol.
En términos de riego, requiere de agua un par de veces por semana, apenas para mantener humedad de la capa superior de la tierra. No es amiga de los excesos de agua y por su origen (de climas cálidos) lidia mejor con la ausencia de agua (lo que no quiere decir que hay que someterla a periodos sin riego).
Aunque es una plata que suele ser bastante resistente a las plagas, problemas de riego o luz pueden debilitarla y volverla más susceptible a ciertos hongos, por ejemplo.
Sin embargo, como sucede con tantas otras especies, sus principales enemigos son plagas como la cochinilla algodonera o la llamada araña roja, entre otras. Es clave monitorear el color de las hojas, que debe ser siempre verde intenso, así como la aparición de sustancias viscosas o extrañas en la superficie de éstas (que pueden indicar la presencia de la cochinilla).
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