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Es posible que a la pregunta que guía este artículo haya respondido: polvo, mugre, tierra seca.
Así mismo, es altamente probable que si tiene un jardín interior o exterior se haya enfrentado alguna vez a la aparición del misterioso polvo blanco que comienza a poblar las hojas de algunas de sus plantas y que, prontamente, las va cubriendo y marchitando. ¿Qué hacer?
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Lo primero es que, claro, no se trata de polvo o mugre: la aparición de este polvo blanco denota la llegada de un hongo conocido como oídio.
El hongo viaja en el aire y precisa de ciertas condiciones para poder tomar un nuevo huésped. El polvo blanco son colonias de esporas que toman lugar en las hojas y se expanden hacia los frutos de la planta (si los tiene).
El oídio es un hongo que puede afectar a una amplia variedad de plantas: desde vegetales hasta plantas ornamentales y puede caer en especies que estén plantas en macetas y al interior de una vivienda, como en suelo firme en exteriores.
El hongo, sin embargo, tiene una desventaja: el polvillo, que se parece a la ceniza, delata inmediatamente su presencia y así se puede empezar el tratamiento para exterminarlo y, además, prevenir que se propague a otras integrantes de su jardín.
Pero, claro, esto sucede si está pendiente del estado de sus plantas. Más allá de cumplir con las obligaciones de riego, es fundamental verificar el estado de las hojas, los tallos, las flores y los frutos. Piénselo de esta forma (es una exageración, pero sirve para probar un punto): no vale sólo con poner desayuno en las mañana para sus hijos, también hay que verlos e interactuar con ellos de forma constante para saber si están bien de verdad.
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¿Qué hacer para eliminar el oídio?
Este hongo prospera en condiciones de humedad, además de temperaturas cálidas y poca presencia de aire. Esto, traducido a jardines interiores, implica que las plantas que son regadas en exceso (con acumulación de agua en las hojas, en particular) comienzan a ser más susceptibles a su llegada.
Los tratamientos preventivos son sencillos: se requiere regular el riego, no causar encharcamientos y así disminuir la humedad constante en la planta (además de fortalecerla mediante el riego adecuado, claro).
Así mismo, es importante que las plantas se encuentren en áreas con buena ventilación. Ojo, no se trata de abrir la ventana en un piso 15 y exponerlas a una turbina de viento, pero sí garantizar una adecuada circulación de aire para regular temperatura, aportar oxígeno y controlar los excesos de humedad.
El polvillo que se esparce sobre las hojas daña la adecuada producción de fotosíntesis, por lo que es clave comenzar por limpiar las hojas y frutos.
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De ahí en adelante se recomienda el uso de plaguicidas. Hay una amplia variedad de productos químicos y fórmulas naturales, pero es clave consultar con un especialista, pues no todas las combinaciones de componentes (incluyendo en los productos naturales o hechos en casa) sirven para todas las plantas: aquí, una talla no les sirve a todos.
Con el oídio hay que tener paciencia, pues el hongo puede dar una dura batalla. Se recomienda aislar a las plantas enfermas y comenzar el tratamiento lo antes posible, además de mejorar sus condiciones de estadía: o sea, reducir la humedad, incrementar la circulación de aire (lo que a su vez modula la temperatura).
La combinación de limpieza, plaguicidas y mejores condiciones ambientales no suele fallar, aunque puede tomar un tiempo. Paciencia y trabajo constante, dos claves para derrotar a este hongo.
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