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¿Qué es la etiolación en una planta? Un experto le explica cómo puede evitarla

La etiolación es un crecimiento anómalo por falta de luz que puede prevenirse y, en algunos casos, corregirse con un manejo adecuado.

La  Huerta
13 de marzo de 2025 - 12:00 a. m.
cuando el material vegetal presenta etiolación severa, manifestada por tallos completamente postrados incapaces de mantener posición vertical, la recomendación técnica es descartar estas plantas
cuando el material vegetal presenta etiolación severa, manifestada por tallos completamente postrados incapaces de mantener posición vertical, la recomendación técnica es descartar estas plantas
Foto: Photographer Husniyye Mammadova
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Si ha notado que una de sus plantas crece con un tallo excesivamente alargado y débil, es posible que esté experimentando un fenómeno llamado etiolación. Esto ocurre cuando la planta no recibe suficiente luz y, en su intento por alcanzarla, estira sus estructuras más de lo habitual. Aunque se trata de una respuesta natural de adaptación, en la mayoría de los casos puede afectar su desarrollo.

A continuación, le explicamos por qué sucede, cómo prevenirlo y qué hacer si su planta ya presenta estos síntomas.

¿Qué es la etiolación?

“La etiolación ocurre cuando una planta crece en condiciones de poca luz o en completa oscuridad, desarrollando tallos largos y delgados. Esto sucede por el efecto de unas sustancias llamadas auxinas, que son hormonas encargadas de regular su crecimiento. Las auxinas se producen principalmente en la punta de los tallos y se desplazan hacia abajo, controlando cómo y dónde se alarga. En condiciones normales, la luz ayuda a equilibrar su acción, pero cuando falta iluminación, se acumulan más de lo habitual y provocan un crecimiento excesivo en busca de iluminación”, dijo Sebastián Niño, coordinador territorial de agricultura urbana del Jardín Botánico de Bogotá.

Menciona que este fenómeno puede tener un origen natural o ser inducido artificialmente. En la agricultura, se provoca mediante el uso de reguladores de crecimiento como fitohormonas comerciales o con aplicaciones excesivas de nitrógeno, lo que estimula un crecimiento anómalo, aunque esto último no es tan común. En la naturaleza, en cambio, es una estrategia adaptativa que permite a las plántulas alargar sus tallos en busca de mejores condiciones de luz cuando crecen en entornos con poca iluminación.

La etiolación es especialmente problemática en cultivos comerciales, ya que afecta la calidad y estabilidad de las plantas. Sin embargo, también puede ocurrir de manera natural cuando las plántulas emergen desde el suelo.

“También puede ocurrir por competencia entre plantas en sistemas de siembra densa, como en almácigos o semilleros, donde la lucha por la luz desencadena una elongación colectiva. Esto es común en cultivos como el café, cuyas plántulas crecen rápidamente en altura debido a la competencia lumínica”, explicó.

Características de la etiolación:

  • Elongación excesiva del tallo, lo que debilita la estructura de la planta.
  • Hojas más separadas y menos desarrolladas, con menor capacidad fotosintética.
  • Reducción en la producción de clorofila, lo que provoca un color amarillo pálido.
  • Tejidos frágiles y menor resistencia mecánica, aumentando el riesgo de daño estructural.

Si bien en algunos casos la etiolación puede ser una respuesta adaptativa, en la mayoría de los cultivos agrícolas representa un problema que afecta el desarrollo saludable de las plantas.

¿Hay plantas más propensas a etiolarse?

“La etiolación puede afectar a una gran proporción de plantas, sin embargo, algunas son más susceptibles que otras. No está determinada por la familia botánica, sino por factores ambientales. En el caso de las hortalizas y plantas de huerta, este fenómeno es particularmente problemático, ya que son más vulnerables durante las primeras etapas de desarrollo, como la germinación y el establecimiento. Es en estas fases cuando la etiolación ocurre con mayor frecuencia e intensidad, afectando cultivos como lechugas, pepinos, tomates, algunas crucíferas, principalmente herbáceas, entre otras. Para evitar sus efectos negativos, estas especies requieren un manejo adecuado de la iluminación, pues un crecimiento débil en sus etapas iniciales puede comprometer su producción futura”, explicó Niño.

Algunas especies forestales y otros tipos de plantas responden de manera diferente a la etiolación. En estos casos, el fenómeno no resulta tan perjudicial como en las hortalizas, debido a adaptaciones evolutivas que les permiten aprovechar mejor la luz disponible o desarrollar mecanismos compensatorios para contrarrestar el crecimiento excesivo de sus tallos, como las suculentas.

Un ejemplo de estas plantas que tienen más probabilidades de sobrevivir son aquellas conocidas comúnmente como “plantas de interior”. Según Niño, aunque este término no es estrictamente botánico, se refiere a aquellas que pueden mantener su metabolismo estable con poca luz, evitando los efectos negativos que sufrirían otras especies en las mismas condiciones debido a que se han cultivado durante años para que puedan prosperar en estas situaciones de poca luz, o de luz indirecta.

¿Cómo prevenir que una planta sufra de etiolación?

Según Niño, la prevención y el manejo de la etiolación varían según la especie cultivada. Sin embargo, existen estrategias que pueden ayudar a corregir este problema en distintos niveles de afectación:

  • Trasplante profundo: Si la planta presenta signos de etiolación, pero aún se mantiene erguida, puede recuperarse al sembrarla a mayor profundidad de lo habitual. Enterrar parte del tallo hasta la base de las hojas no solo mejora la estabilidad, sino que también estimula el desarrollo de raíces, fortaleciendo el sistema radicular y mejorando la absorción de agua y nutrientes.
  • Optimización nutricional: Una fertilización balanceada ayuda a fortalecer los tejidos de la planta y a mejorar su resistencia estructural.
  • Mayor exposición a la luz: Para corregir la etiolación, es fundamental aumentar la disponibilidad de luz natural. En espacios interiores o con poca iluminación, se pueden utilizar lámparas de espectro amplio diseñadas para cultivos, las cuales simulan la radiación solar y favorecen un crecimiento más saludable.

“Es importante enfatizar que cuando una planta ha experimentado etiolación durante su proceso de germinación, su viabilidad posterior y capacidad de establecimiento tras el trasplante quedan seriamente comprometidas. Los profesionales agrícolas recomiendan enfáticamente evitar el uso de plántulas etioladas para establecer cultivos, ya que estas plantas requerirán periodos significativamente más prolongados para alcanzar etapas productivas, si es que logran superar las deficiencias iniciales. Y es que en muchos casos, estas plantas simplemente no prosperan, resultando en pérdidas tanto de material vegetal como de recursos productivos”, dijo el experto.

Por otro lado, el experto recalca que en casos de etiolación moderada, una vez la planta ya haya pasado su fase de plántula y esta aún conserva cierta capacidad de mantenerse erguida, existe potencial de recuperación. En estas situaciones, es fundamental reubicar las plantas en zonas con mayor disponibilidad lumínica, independientemente de su fase de desarrollo (germinación o crecimiento vegetativo)

Esto se debe a que cuando una planta etiolada recibe suficiente luz y aún conserva cierta vitalidad, entra en una fase de desetiolación, el cual es un proceso de adaptación en el que su estructura se fortalece para la fotosíntesis.

Durante este proceso:

  • El crecimiento del tallo se desacelera, permitiendo un desarrollo más compacto y resistente.
  • Las hojas se expanden y adquieren un color verde intenso, gracias a la formación de cloroplastos.
  • Se activan pigmentos como las antocianinas, que protegen a la planta de la radiación excesiva.

Sin embargo, no todas las plantas afectadas pueden recuperarse. En casos de etiolación severa, donde el debilitamiento del tallo es extremo o la planta ha agotado sus reservas energéticas, la capacidad de recuperación es limitada, e incluso con la exposición a la luz, algunas pueden no sobrevivir.

Otros mecanismos para prevenir y manejar la etiolación son:

  • Tutorado: En algunos casos, se pueden usar tutores para proporcionar soporte físico a plantas con tallos debilitados. Sin embargo, esta práctica tiene limitaciones en cultivos hortícolas, ya que no corrige el problema fisiológico, sino que solo previene daños mecánicos como quiebres.
  • Adecuada exposición a la luz: Cada cultivo tiene requerimientos lumínicos específicos. En términos generales: Las hortalizas de hoja requieren al menos 4 horas diarias de luz solar directa, mientras que los cultivos de frutos y raíces necesitan una exposición aún mayor para lograr un buen desarrollo. Se debe tener en cuenta que a mayor cantidad de luz recibida, mayor sería la productividad del cultivo.
  • Ubicación estratégica del huerto: Antes de establecer un huerto, es clave analizar la trayectoria solar del lugar. Factores como la orientación del espacio y la presencia de obstáculos pueden afectar la incidencia de luz, por lo que elegir bien la ubicación de cada planta es fundamental para evitar la etiolación y mejorar el rendimiento.

La aplicación de estas estrategias ayuda a reducir los efectos negativos de la etiolación y a favorecer un crecimiento equilibrado en los cultivos.

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