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Al rábano se le atribuyen casi tantas propiedades mágicas como a la lámpara de Aladino.
Más allá de sus proezas nutricionales, que las tiene, vale la pena aclarar, esta es una planta que se acomoda bien a prácticamente cualquier tipo de huerta en casa. Claro, se necesitan ciertas condiciones ambientales para proteger e impulsar el desarrollo de esta planta, pero lo cierto es que se trata de una especie que se da sin mayores problemas ni complicaciones.
Por lo general, se recomienda plantar el rábano cerca de otras hortalizas, como la zanahoria o las coles, debido a que ejerce una cierta función de protección frente a algunos insectos y plagas (atributo que ejerce de una forma más generalizada sobre la vecindad que habite en la huerta).
Características y cuidados del rábano
Se estima que esta planta es originaria de zonas ubicadas en el Mediterráneo oriental, aunque actualmente es ampliamente cultivada en todo el mundo y tiene un papel importante en preparaciones de cocinas que abarcan países como China o India, entre otros varios territorios del sudeste asiático, principalmente.
Su cultivo se da de forma óptima en temperaturas que van desde los 20 a los 25 grados centígrados. Aunque puede crecer en un rango un poco más amplio, su desarrollo se verá afectado entre más suba el mercurio en el termómetro.
Así mismo, no es una planta que soporte bien temperaturas que constantemente se acerquen a los 15 grados centígrados o que, incluso, bajen de este umbral.
El rábano puede crecer tanto en suelo abierto, como en matera, pues no tiene mayores requerimientos en cuanto a profundidad del sustrato o área de siembra.
De forma general, se requiere de unos 20 centímetros de profundidad para que haya un óptimo desarrollo de raíces y frutos. Así mismo, es clave que se trate de un sustrato más bien suelto, que permita un buen drenaje y distribución de la humedad. Es vital que no se manejen suelos con salinidad alguna, pues esta planta es muy (¡muy!) sensible a este factor.
La planta de rábano se puede dar cómodamente a pleno sol, pero si se trata de un lugar que tiende a encontrarse en la parte superior de la escala de temperatura ideal para esta planta, es mejor ubicarla en un sitio de semisombra.
En cuanto al riego, el rábano precisa de una humedad constante, lo que no significa que necesite o agradezca los encharcamientos. El riego por goteo es aconsejable, pues ayuda a ofrecer un riego casi que constante, pero moderado.
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