Raíces históricas y riqueza natural: un viaje en el Jardín Botánico de Santa Marta

Ubicado en Santa Marta, el Jardín Botánico Quinta de San Pedro Alejandrino es un refugio natural que combina historia, biodiversidad y conservación. Fundado en el predio histórico donde Simón Bolívar pasó sus últimos días, este jardín botánico pertenece a las 22 hectáreas del Museo Quinta de San Pedro Alejandrino, albergando 15 de ellas con una colección de flora tropical. Además de su valor ecológico, el lugar ofrece un espacio educativo y recreativo, promoviendo la investigación científica y la sensibilización ambiental. Con senderos y áreas de exhibición, la Quinta de San Pedro Alejandrino invita a visitantes de todas las edades a descubrir la riqueza natural de la región caribeña mientras se sumergen en un entorno de paz y tranquilidad.

En diálogo con El Espectador, José Castillo, actual coordinador de la entidad y quien desde hace 20 años trabaja con el Jardín, habló de la historia del lugar, sus logros, problemáticas, objetivos y el elemento que los diferencia del resto de jardines.

¿Cuál fue su papel en la fundación del Jardín Botánico Quinta de San Pedro Alejandrino?

Era estudiante de la Universidad de Magdalena en el 2005, cuando comenzaron los trabajos de organización, caracterización e identificación de las especies que se encuentran en el caribe colombiano, de cara a la construcción del Jardín Botánico Quinta de San Pedro Alejandrino, como iniciativa de la universidad y del museo. Yo lideré el grupo de trabajo que comenzó ese tipo de trabajos sobre las especies que hoy pertenecen al jardín.

¿Cómo nació el Jardín Botánico Quinta de San Pedro Alejandrino?

La intención fue de Rafael Romero Castañeda, un reconocido botánico de la región del caribe, en los años 60. Sin embargo, no se pudo cristalizar en esa época. En el 2005, comenzamos los trabajos de organización y caracterización de las especies, mediante la unión de la Fundación Museo Bolivariano y la Universidad de Magdalena. Las dos son entidades públicas. La Quinta de San Pedro Alejandrino es el lugar que acoge al libertador, Simón Bolívar, en sus últimos días. Él llegó acá gracias a la familia Mier que lo acogió en Santa Marta. Cuando Bolívar llegó todos los predios estaban llenos de caña de azúcar y ron de la caña, que se comercializaba por todo el caribe. Con el tiempo, este espacio se convirtió en un museo, que es el Museo Bolivariano Quinta de San Pedro Alejandrino, y para el año de 1891 lo acogió el departamento de Magdalena. Atendiendo a ese contexto histórico, por lo general el visitante no llega a conocer el jardín, si no el lugar donde murió Bolívar.

¿En qué han focalizado el trabajo que realizan desde el jardín?

La Quinta de San Pedro Alejandrino está inmersa en un espacio boscoso que muchos conocemos, con ecosistemas muy secos del caribe colombiano. Fuimos trabajando en esa línea, de conservar y recuperar estos ecosistemas secos.

¿Cuál es la problemática más grande que han enfrentado?

Esa pregunta me permite vincular a muchos jardines. Son pocas las instituciones que tienen el compromiso ambiental en Colombia. Por lo cual, la gente que trabaja en los 20 jardines botánicos que existen en Colombia no tienen apoyo. Ojalá desde el Gobierno Nacional hubiera una política que nos ayude a conservar estos espacios. Intentamos acudir constantemente al apoyo internacional, con convocatorias que abren para felicitar el tipo de trabajo que nosotros desarrollamos. Y eso que nosotros tenemos mucho por ofrecer, porque visitar nuestro jardín es vivir una experiencia con un componente histórico, artístico en el museo y verde en el jardín. Además, al año recibimos más de 5.000 estudiantes de instituciones públicas y privadas, y podría ser más utilizado como una práctica de campo o aula viva, si tuviéramos más apoyo.

Es decir, ¿no han recibido ningún apoyo estatal?

En este momento contamos con el apoyo distrital de la Alcaldía de Santa Marta. Ellos nos pagan los servicios públicos, especialmente la luz, a cambio de que nosotros recibamos precisamente esos estudiantes y sirva como aula viva. El Ministerio de Cultura nos incluye dentro de la programación cultural, y con ello hacemos visitas guiadas y educación ambiental. El apoyo de la alcaldía ha sido importante para nosotros.

¿Cuál es el logro más grande del Jardín Botánico Quinta de San Pedro Alejandrino?

Que ahora sí exista una Secretaría de Ambiente y que haga parte de la Alcaldía Distrital de la ciudad. Ellos también lideran actividades de conservación en este tipo de ecosistemas.

¿Cuáles son los objetivos actuales del jardín?

Hay que entender que los ecosistemas secos tienen una posibilidad de sostenimiento de tan solo 6 o 7%. Eso nos conlleva a tener más compromiso con nuestra labor de conservación y mantener este tipo de espacios.

¿Mediante qué proyectos cumplirán ese compromiso?

Mediante programas de conservación de plantas nativas, en los que establecemos colecciones de plantas locales y en peligro de extinción para su estudio y preservación. Esto incluye la propagación y reintroducción de especies en sus hábitats naturales. Realizamos estudios científicos sobre la biodiversidad, ecología y adaptación de plantas, así como monitorear cambios en los ecosistemas locales. También tenemos programas educativos y talleres para el público, escuelas y universidades, enfocados en la importancia de la conservación y el cuidado del medio ambiente. Establecemos alianzas con la Universidad de Magdalena y Secretaria de Ambiente para compartir conocimientos, recursos y experiencias en la protección de ecosistemas. Y difundimos los resultados de investigaciones y proyectos a través de publicaciones científicas, conferencias y medios de comunicación para incrementar la conciencia y el apoyo hacia la conservación.

¿Qué es lo más especial que tiene el Jardín Botánico Quinta de San Pedro Alejandrino?

Cada jardín tiene un tema de interés. Nosotros ofrecemos una experiencia educativa con una travesía biodiversa, de 500 metros, en los que la persona que entra se vaya con un aprendizaje diferente, que genere amor por especies importantes, muy presentes en el caribe. Permitimos que conozcan cuáles son sus utilidades, el uso, como eso representa un valor importante, lo que hay detrás de cada planta y bosque. Somos muy educativos.

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Ubicado en Santa Marta, el Jardín Botánico Quinta de San Pedro Alejandrino es un refugio natural que combina historia, biodiversidad y conservación. Fundado en el predio histórico donde Simón Bolívar pasó sus últimos días, este jardín botánico pertenece a las 22 hectáreas del Museo Quinta de San Pedro Alejandrino, albergando 15 de ellas con una colección de flora tropical. Además de su valor ecológico, el lugar ofrece un espacio educativo y recreativo, promoviendo la investigación científica y la sensibilización ambiental. Con senderos y áreas de exhibición, la Quinta de San Pedro Alejandrino invita a visitantes de todas las edades a descubrir la riqueza natural de la región caribeña mientras se sumergen en un entorno de paz y tranquilidad.

En diálogo con El Espectador, José Castillo, actual coordinador de la entidad y quien desde hace 20 años trabaja con el Jardín, habló de la historia del lugar, sus logros, problemáticas, objetivos y el elemento que los diferencia del resto de jardines.

¿Cuál fue su papel en la fundación del Jardín Botánico Quinta de San Pedro Alejandrino?

Era estudiante de la Universidad de Magdalena en el 2005, cuando comenzaron los trabajos de organización, caracterización e identificación de las especies que se encuentran en el caribe colombiano, de cara a la construcción del Jardín Botánico Quinta de San Pedro Alejandrino, como iniciativa de la universidad y del museo. Yo lideré el grupo de trabajo que comenzó ese tipo de trabajos sobre las especies que hoy pertenecen al jardín.

¿Cómo nació el Jardín Botánico Quinta de San Pedro Alejandrino?

La intención fue de Rafael Romero Castañeda, un reconocido botánico de la región del caribe, en los años 60. Sin embargo, no se pudo cristalizar en esa época. En el 2005, comenzamos los trabajos de organización y caracterización de las especies, mediante la unión de la Fundación Museo Bolivariano y la Universidad de Magdalena. Las dos son entidades públicas. La Quinta de San Pedro Alejandrino es el lugar que acoge al libertador, Simón Bolívar, en sus últimos días. Él llegó acá gracias a la familia Mier que lo acogió en Santa Marta. Cuando Bolívar llegó todos los predios estaban llenos de caña de azúcar y ron de la caña, que se comercializaba por todo el caribe. Con el tiempo, este espacio se convirtió en un museo, que es el Museo Bolivariano Quinta de San Pedro Alejandrino, y para el año de 1891 lo acogió el departamento de Magdalena. Atendiendo a ese contexto histórico, por lo general el visitante no llega a conocer el jardín, si no el lugar donde murió Bolívar.

¿En qué han focalizado el trabajo que realizan desde el jardín?

La Quinta de San Pedro Alejandrino está inmersa en un espacio boscoso que muchos conocemos, con ecosistemas muy secos del caribe colombiano. Fuimos trabajando en esa línea, de conservar y recuperar estos ecosistemas secos.

¿Cuál es la problemática más grande que han enfrentado?

Esa pregunta me permite vincular a muchos jardines. Son pocas las instituciones que tienen el compromiso ambiental en Colombia. Por lo cual, la gente que trabaja en los 20 jardines botánicos que existen en Colombia no tienen apoyo. Ojalá desde el Gobierno Nacional hubiera una política que nos ayude a conservar estos espacios. Intentamos acudir constantemente al apoyo internacional, con convocatorias que abren para felicitar el tipo de trabajo que nosotros desarrollamos. Y eso que nosotros tenemos mucho por ofrecer, porque visitar nuestro jardín es vivir una experiencia con un componente histórico, artístico en el museo y verde en el jardín. Además, al año recibimos más de 5.000 estudiantes de instituciones públicas y privadas, y podría ser más utilizado como una práctica de campo o aula viva, si tuviéramos más apoyo.

Es decir, ¿no han recibido ningún apoyo estatal?

En este momento contamos con el apoyo distrital de la Alcaldía de Santa Marta. Ellos nos pagan los servicios públicos, especialmente la luz, a cambio de que nosotros recibamos precisamente esos estudiantes y sirva como aula viva. El Ministerio de Cultura nos incluye dentro de la programación cultural, y con ello hacemos visitas guiadas y educación ambiental. El apoyo de la alcaldía ha sido importante para nosotros.

¿Cuál es el logro más grande del Jardín Botánico Quinta de San Pedro Alejandrino?

Que ahora sí exista una Secretaría de Ambiente y que haga parte de la Alcaldía Distrital de la ciudad. Ellos también lideran actividades de conservación en este tipo de ecosistemas.

¿Cuáles son los objetivos actuales del jardín?

Hay que entender que los ecosistemas secos tienen una posibilidad de sostenimiento de tan solo 6 o 7%. Eso nos conlleva a tener más compromiso con nuestra labor de conservación y mantener este tipo de espacios.

¿Mediante qué proyectos cumplirán ese compromiso?

Mediante programas de conservación de plantas nativas, en los que establecemos colecciones de plantas locales y en peligro de extinción para su estudio y preservación. Esto incluye la propagación y reintroducción de especies en sus hábitats naturales. Realizamos estudios científicos sobre la biodiversidad, ecología y adaptación de plantas, así como monitorear cambios en los ecosistemas locales. También tenemos programas educativos y talleres para el público, escuelas y universidades, enfocados en la importancia de la conservación y el cuidado del medio ambiente. Establecemos alianzas con la Universidad de Magdalena y Secretaria de Ambiente para compartir conocimientos, recursos y experiencias en la protección de ecosistemas. Y difundimos los resultados de investigaciones y proyectos a través de publicaciones científicas, conferencias y medios de comunicación para incrementar la conciencia y el apoyo hacia la conservación.

¿Qué es lo más especial que tiene el Jardín Botánico Quinta de San Pedro Alejandrino?

Cada jardín tiene un tema de interés. Nosotros ofrecemos una experiencia educativa con una travesía biodiversa, de 500 metros, en los que la persona que entra se vaya con un aprendizaje diferente, que genere amor por especies importantes, muy presentes en el caribe. Permitimos que conozcan cuáles son sus utilidades, el uso, como eso representa un valor importante, lo que hay detrás de cada planta y bosque. Somos muy educativos.

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